viernes, 30 de agosto de 2024

Parashá 47 Reé

 

Parashá 47 Reé

Deuteronomio 11:26 – 16:17

Para ser compartida en el Shabat del 27 de AV de 5.784  / Agosto 31 de 2.024

Martes 3 de septiembre después de la caída del sol es 1° de Elul de 5.784

Aliyás de la Torá:

1.   11:26 – 12:10

2.   12:11 – 12:28

3.   12:29 – 13:18 (19 heb.)

4.   14:1-21

5.   14:22-29

6.   15:1-18

7.   15:19 – 16:17

Haftará: Isaías 54:11 – 55:5

Brit Hadasha Revelación 7:9 – 9:21

Aliyás del CR:

  1. Revelación 7:9-17
  2. Revelación 8:1-5
  3. Revelación 8:6-13
  4. Revelación 9:1-10
  5. Revelación 9:11-21

Reé: Significa ¡observa! Es más fuerte que shemá que habla de oír y obedecer. Tiene que ver con una percepción más profunda, una visión interior, con los ojos del corazón.

Comentarios; 1ª. 3ª. Y 4ª. aliya

Primera aliyá, 11:26 – 12:10

11:26-28 “¡Observa!, hoy pongo delante de vosotros una bendición y una maldición: la bendición, si escucháis los mandamientos de EL ETERNO vuestro Eloha que os ordeno hoy; y la maldición, si no escucháis los mandamientos de EL ETERNO vuestro Eloha, sino que os apartáis del camino que os ordeno hoy, para seguir a otros dioses que no habéis conocido.” – EL ETERNO presenta dos opciones para que el hombre pueda elegir. Es una evidencia clara de que el hombre fue creado con libre albedrío. Esta es la razón por la que esta parashá empieza con la palabra “reé”, “observa”. La observación que debemos hacer es fijarnos en las dos opciones que hay para elegir y luego tomar una decisión correcta. Si el hombre hubiera sido creado como una máquina, no tendría opción para elegir. Cada uno tiene la libertad para escoger. Nadie está obligado a obedecer o a pecar. Eres libre para escoger el pecado, pero esa libertad no te exime de la responsabilidad y las consecuencias de tu elección. Podemos elegir entre bendición y maldición que son las consecuencias de la obediencia y la desobediencia respectivamente. La bendición alcanzará al que obedece y la maldición afectará al que desobedece. La bendición y la maldición son dos fuerzas sobrenaturales que operan en el mundo invisible y se manifiestan en el mundo visible.

A base de este versículo, los sabios afirman: “Todo el que crea en la idolatría es como si hubiera negado toda la Torah.”

11:29   “Y acontecerá, que cuando EL ETERNO tu Eloha te lleve a la tierra donde entras para poseerla, pondrás la bendición sobre el monte Guerizim y la maldición sobre el monte Eival.” – Los sabios discuten si realmente se puede hablar de una montaña de maldición y otra de bendición. Según Rashí, esto se refiere a que la bendición y la maldición son enunciadas sobre estos dos montes respectivamente.

En Juan 4 hay una discusión religiosa entre el Mesías judío y una samaritana, sobre el lugar de adoración. En ese caso la palabra adoración tiene que ver con el culto de los sacrificios. Los samaritanos siguen manteniendo la idea de que Guerizim fue elegido como el monte donde el Eterno iba a poner su Nombre y siguen sacrificando animales allí.

12:2-3 “Destruiréis completamente todos los lugares donde las naciones que desposeeréis sirven a sus dioses: sobre los montes altos, sobre las colinas y debajo de todo árbol frondoso. Y demoleréis sus altares, quebraréis sus pilares, quemaréis a fuego sus árboles de culto, derribaréis las imágenes talladas de sus dioses y borraréis su nombre de aquel lugar.” – El texto que habla de destruir los lugares de culto pagano y borrar los nombres de los dioses falsos, está contrastado con el versículo siguiente que dice: “No procederéis así con EL ETERNO vuestro Eloha.”, lo cual indica, en primer lugar, que no se puede servir al Eterno de la misma manera como los idólatras ni levantar altares al Eterno en cualquier lugar, sino sólo en el lugar escogido por Él. Los rabinos también han interpretado este texto diciendo que está prohibido destruir cosas y lugares que han sido utilizados en el culto al Eterno.

No tenemos derecho a destruir la idolatría en lugares que no nos pertenecen. El mandamiento es para la tierra de Israel, que fue entregada a los hijos de Israel. Tenemos autoridad para destruir la idolatría en los territorios que nos han sido dados, no sobre otros.

12:4 “No procederéis así…” – Si se compara con el verso 3 que dice: “borraréis su nombre” nos puede llevar a la conclusión de que no podemos borrar el Nombre de EL ETERNO de ningún lugar. De aquí viene el mandamiento -que es el número 453 en la lista que seguimos- que prohíbe la destrucción de cosas que llevan el Nombre del Eterno.

12:5 “sino que buscaréis en el lugar en que EL ETERNO vuestro Eloha escoja de todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su morada, y allí vendréis” – Hay un lugar específico que el Eterno ha escogido para poner allí su Nombre. En ningún otro lugar está permitido ofrecerle sacrificios encendidos.

Después de la construcción del templo en Yerushalayim los sacrificios en los lugares altos quedaron prohibidos para siempre, a excepción del sacrificio que el profeta Eliyahu hizo en el monte Karmel, cuando había recibido un permiso especial de EL ETERNO con el fin de hacer volver el pueblo a EL ETERNO.

Como los Profetas no podían introducir innovaciones en la revelación, sino sólo desarrollar algo que ya fue dado por medio de Moshé, tenemos que preguntarnos dónde en la Torah de Moshé encontramos el lugar escogido por el Eterno para poner allí Su Nombre permanentemente. Hay dos testimonios acerca de la ciudad de Yerushalayim en el Jumash. El primero se encuentra en Génesis 14:18 donde habla del Malki-Tsedek que era rey y sacerdote en Shalem. Shalem es el mismo lugar que Tzion, es decir Yerushalayim, según el Salmo 76:2 donde está escrito:

“En Shalem está su tabernáculo, y en Tzión su morada”

El Mesías tendrá el ministerio eterno de Malki-Tsedek, de ser tanto Rey como Sacerdote en la misma ciudad, Yerushalayim, como está escrito en el Salmo 110:4:

“EL ETERNO ha jurado y no se retractará: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Malki-Tsedek.”

El segundo testimonio que tenemos en la Torah de un lugar escogido por EL ETERNO para poner allí su nombre permanentemente, se encuentra en Génesis 22 donde habla de la atadura de Yitsjak sobre el altar en uno de los montes de la tierra de Moriá.

En Génesis 22:14 está escrito:

“Y llamó Avraham aquel lugar con el nombre de El Eterno Mostrará (Yiré), como se dice hasta hoy: En el monte de EL ETERNO lo mostrará (yiraé).”

La traducción aramea de Onkelós dice en Génesis 22:14:

“Avraham adoró y oró en este lugar y dijo ante el Eterno: Aquí las generaciones futuras adorarán…”

El lugar donde Avraham sacrificó a su hijo Yitsjak fue un lugar escogido por EL ETERNO y esta verdad fue revelada a Avraham y a sus descendientes, de manera que siguen reconociendo “hasta hoy” que en ese lugar el Eterno lo mostrará. ¿Mostrará qué? Mostrará el eje de todo el plan de redención, la muerte del Cordero. ¡En ese lugar murió Yeshúa como sustituto para todos los hombres! Y así EL ETERNO mostró a todo el mundo su justicia completa al perdonar al pecador sus pecados.

El Midrash[2] habla de la conexión entre los dos nombres que fueron dados a este lugar por Avraham y Malki-Tzedek. Avraham llamó ese lugar Yiré y Malki-Tsedek lo llamó Shalem, que significa “completo”, “sano”, “terminado”. Si se juntan estas dos palabras se puede formar el nombre Yeru-shalam. En los textos hebreos más antiguos no aparece la yud al final en el nombre de la ciudad, cf. Josué 10:1, donde el nombre Yerushalam aparece por primera vez. Luego vemos como el nombre del lugar cambió a Yerushalayim, como si fuera en forma dual. ¿Será que EL ETERNO así nos muestra que hay dos ciudades llamadas Yerushalayim, una terrenal y otra celestial?, cf. Revelación 3:12; 21:2.

En el lugar donde Avraham reconoció el ministerio superior de Malki-Tzedek y vio la muerte y resurrección del Hijo, fue luego edificado el Templo de Salomón y el segundo Templo que estuvo en pie cuando Yeshúa fue enviado al mundo, y será el mismo lugar donde pronto se edificará el tercer Templo.

En el Salmo 132:1-5 está escrito:

“Cántico de ascenso gradual. Acuérdate, EL ETERNO, de David, de toda su aflicción; de cómo juró a EL ETERNO, y prometió al Poderoso de Yaakov: Ciertamente no entraré en mi casa, ni en mi lecho me acostaré; no daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento, hasta que halle un lugar para EL ETERNO, una morada para el Poderoso de Yaakov.”

David fue el instrumento que el Eterno escogió para finalmente fijar el lugar de culto escogido por EL ETERNO.

En el Salmo 132:13-14 está escrito:

Porque EL ETERNO ha escogido a Tzión; la quiso para su habitación. Este es mi lugar de reposo para siempre; aquí habitaré, porque la he deseado.”

El monte Tzion fue escogido para siempre para ser el lugar donde se fijaría el Nombre del Eterno.

En Yerushalayim hay una marca de relieve en las montañas, de la letra hebrea “shin”, la primera letra del nombre Shadai, que significa “Todosuficiente” y “Todopoderoso”. Así EL ETERNO puso también, de forma física, uno de sus Nombres en ese lugar.

12:7 “Allí también vosotros y vuestras familias comeréis en presencia de EL ETERNO vuestro Eloha, y os alegraréis en todas vuestras empresas en las cuales EL ETERNO vuestro Eloha os ha bendecido.” – El momento de sentarse en la mesa fue creado por el Eterno para poder estar delante de Él. En Yerushalayim el pueblo aprendió cómo se debe sentar y comer delante del Eterno. Por eso, la mesa en la casa de un Israelita del pacto renovado  es un lugar sagrado, considerado como un altar. Un Israelita no se sienta sobre una mesa. La mesa es un lugar de encuentro con el Eterno para toda la familia. Por lo tanto, es importante que  todos los miembros de la familia coman en los mismos horarios para poder encontrar a EL ETERNO en una comunión familiar.

12:9  “porque todavía no habéis llegado al lugar de reposo y a la heredad que EL ETERNO vuestro Eloha os da.” – Según Rashí, el lugar de reposo se refiere a Shiló y la heredad se refiere a Yerushalayim.

12:10-11a “Cuando crucéis el Yardén y habitéis en la tierra que EL ETERNO vuestro Eloha os da en heredad, y Él os dé descanso de todos vuestros enemigos alrededor de vosotros para que habitéis seguros, entonces sucederá que al lugar que EL ETERNO vuestro Eloha escoja para morada de su nombre…” – La Torah establece, de manera profética, el momento cuándo iba a ser establecido el lugar permanente para el Nombre del Eterno. Vemos en este texto que tenía que ser, no solamente después de la conquista de 14 años bajo Yehoshúa, (Josué) sino después de que el pueblo de Israel obtuviera paz de todos los enemigos alrededor. Esto no sucedió hasta el tiempo del rey David que hizo muchas guerras y subyugó a todos los pueblos enemigos de Israel, cf. 1 Crónicas  18-20.

En 2 Samuel 7:1-2 está escrito:

Sucedió que cuando el rey ya moraba en su casa, y EL ETERNO le había dado descanso de sus enemigos por todos lados, el rey dijo al profeta Natán: Mira, yo habito en una casa de cedro, pero el arca de Elohim  mora en medio de cortinas.

En 1 Crónicas 21-22 se habla de la compra del campo donde el templo iba a ser edificado, al norte de la ciudadela de David. Pero aunque el rey David tenía el gran deseo de construir el templo, no pudo hacerlo, por causa de que había derramado mucha sangre. Por eso su hijo Shelomó fue escogido para llevar a cabo esa obra magnífica, como está escrito en 1 Crónicas 22:8-10:

Pero vino a mí la palabra de EL ETERNO, diciendo: "Tú has derramado sangre en abundancia, y has emprendido grandes guerras; no edificarás una casa a mi nombre, porque has derramado mucha sangre en la tierra delante de mí. He aquí, te nacerá un hijo, que será hombre de paz; yo le daré paz de todos sus enemigos en derredor, pues Shelomó será su nombre y en sus días daré paz y reposo a Israel.

Desde entonces Yerushalayim es el lugar donde el Nombre del Eterno es fijado para siempre, y es allí donde el Hijo de David, Yeshúa el Mesías, muy pronto, se sentará sobre el trono de David para gobernar sobre las doce tribus de Israel y el resto del mundo, como está escrito en Lucas 1:32-33:

Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Elohim  le dará el trono de su padre David; y reinará sobre la casa de Yaakov para siempre, y su reino no tendrá fin.

Tercera aliyá, 12:29 – 13:18 (19 heb.)

12:30 “cuídate de de no seas atraído tras ellos, después que hayan sido destruidas delante de ti, y de no buscar sus dioses, diciendo: "¿Cómo servían estas naciones a sus dioses para que yo haga lo mismo?"” – En este texto vemos la gran importancia de ser muy radical en cuanto a la idolatría y todo lo que tiene que ver con el culto pagano, tan radical que hasta hay que estar dispuesto a entregar los familiares más íntimos a la corte de justicia para su ejecución, tan radical que hasta hay que estar dispuesto a eliminar todos los habitantes de una ciudad y quemarla como ofrenda al Eterno de manera que nunca más sea reconstruida. La idolatría es tan maligna y tan contagiosa que la Torah establece un comportamiento sumamente violento para erradicarla de en medio de Israel. Esa es la actitud que el Eterno quiere que tengamos siempre. Tenemos que hacernos la pregunta: ¿tengo algo en mi vida que está conectado con el culto de otra religión que no sea la de la Torah? ¿Hay algo en mi casa que conecta con la idolatría? ¿Estoy viendo, o permitiendo que mis hijos vean programas de televisión que tienen que ver con la brujería?, etc. etc. Si vemos algo en nuestras vidas que puede dar lugar a la idolatría, hay que ser violento con sigo mismo, como dice nuestro Rebe en Mateo 5:29a:

“si tu ojo derecho te es ocasión de caer, arráncalo y échalo de ti…”

Debemos tener una actitud muy radical contra la seducción, incluso en nuestras propias vidas. La gente hoy en día busca experiencias espirituales. Buscan milagros, señales y profecías. No les importa tanto si las fuentes de estas manifestaciones están afines con la Torah o no. Les importa más la sensación que estas experiencias producen en sus almas y en sus cuerpos, que la revelación pura de la Palabra del Eterno. Yeshúa habló de estos movimientos en los últimos tiempos. Dijo que habría grandes señales y prodigios producidos por los falsos profetas, como está escrito en Mateo 24:4-5, 11, 24:

“Respondiendo Yeshúa, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Mesías (“ungido”); y a muchos engañarán... Y se levantarán muchos falsos profetas, y a muchos engañarán... Porque se levantarán falsos Mesias y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos.

Hoy en día se habla mucho de los predicadores “ungidos”. ¡Cuidado! ¡No todo lo que reluce es oro! Tanto en la Torah dad a Moshé, como entre los Profetas de las Escrituras, como en la boca del Mesías, hay advertencias muy claras contra los profetas falsos. Es fácil ser engañado. Las apariencias pueden engañarnos. Nuestras emociones pueden hacer que creamos en los profetas falsos y que nos metamos en movimientos engañosos.

La Torah de Moshé nos dice cómo podemos saber si los profetas son verdaderos o falsos. Si dicen que la Ley dada Moshé pasó a la historia, o que haya sido abolida por medio de “Jesucristo”, son falsos profetas, por muchos milagros que hagan. La regla que tenemos para medir a los profetas, no es si tienen poder o no, sino si su poder, su mensaje y, ante todo, su estilo de vida personal, están de acuerdo con la Torah dada a Moshé, y con las enseñanzas de nuestro Rebe Yeshúa HaMashiaj. El que enseña que Yeshúa no es el Mesías de Israel es un falso profeta, porque se ha aparatado de la Torah dada a Moshé que escribe de él en todas las páginas.

La caricatura lamentable, que ha sido muy extendida por el mundo, que presenta a Jesús como el fundador de una nueva religión, no tiene mucho en común con el verdadero Yeshúa HaMashíaj. La Torah dada a Moshé, los Profetas, y las Escrituras, que incluye el Brit Hadasha, enseñan que:

       Yeshúa nunca enseñó a sus discípulos a apartarse de Moshé o las costumbres de Israel.

       Yeshúa nunca fundó una nueva religión ni dijo que sus seguidores lo hicieran.

       Yeshúa nunca mezcló sus enseñanzas o prácticas con elementos paganos.

Por lo tanto, el Cristianismo, que ha hecho todas estas cosas, no es un producto del Mesías de Israel ni de sus seguidores, sino el resultado de una gran apostasía, mencionada por los talmides del Rebe Yeshúa en el Brit Hadasha, cf. 2 Pedro 2; Judas; Hechos 20:29-30. Sí Yeshúa hubiera hecho alguna o varias de estas tres cosas, no sería el Mesías prometido a Israel, según las Escrituras inspiradas. Es tiempo de denunciar la mentira que se ha divulgado acerca de ese Justo y Santo, para que el mundo judío y cristiano vea que Él es verdaderamente el que las Escrituras dicen que es. Es tiempo de dejar de dibujar caricaturas del verdadero Mesías y mostrar su personalidad judía y su apego a la Torah y a las tradiciones judías de la época. Antes de ser entregado a la muerte, todos coincidían en que no había ningún delito en él. No encontraron testigos que pudieran decir nada en contra de él. Era imposible encontrar desobediencia a los mandamientos en este hombre porque ¡no rompió con el shabat, ni con nada de la Torah dada a Moshé ni con el Judaísmo de la época!

13:4(5) “En pos de EL ETERNO vuestro Eloha andaréis y a El temeréis; guardaréis sus mandamientos, escucharéis su voz, le serviréis y a El os uniréis.” – Esto nos da a entender que el Eterno se está moviendo todo el tiempo, y si no le seguimos nos vamos a quedar atrás. No tenemos una religión estática, monótona, sino viva, expansiva, desarrolladora y evolutiva, que, a pesar de eso no pierde la base, el punto de partida, que es la Torah Escrita y la Torah Viviente. Debemos hacernos la pregunta: ¿Qué está haciendo nuestro Padre celestial en estos momentos? Y luego juntarnos con ese proyecto y colaborar con Él para cumplir con Sus planes. Fuimos creados para cumplir los planes del Eterno y por eso no nos podemos quedar quietos en algo estático, sino tenemos que movernos hacia adelante y siempre buscar la presencia del Eterno y ser sensibles para saber dónde Él camina y seguir en pos de Él y pegarnos a Él todo el tiempo.

Cuarta aliyá, 14:1-21

14:1  “Vosotros sois hijos de EL ETERNO vuestro Eloha; no os sajaréis ni os rasuraréis la frente a causa de un muerto.” – Aquí los hijos de Israel son llamados hijos del Eterno.

En Isaías 1:2 está escrito:

“Oíd, cielos, y escucha, tierra, porque EL ETERNO habla: hijos crié y los hice crecer, mas ellos se han rebelado contra mí.”

Es obvio que los hijos físicos de Israel son considerados por el Eterno como hijos suyos, incluso los que se hayan rebelado contra Él.

En Juan 11:51-52 está escrito:

“Ahora bien, no dijo esto de su propia iniciativa, sino que siendo el sumo sacerdote ese año, profetizó que Yeshúa iba a morir por la nación (judía); y no sólo por la nación, sino también para reunir en uno a los hijos de Elohim que están esparcidos.”Pues Él dijo :

 

Mat 15:24 Respondió él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel.»

Cuando hablamos de la Casa de Yisrael, nos referimos al Israel perdido del que hace referencia el profeta Ezaquiel, que equivale a las diez tribus perdidas.

Las Escrituras enseñan, por un lado, que los hijos de Israel son llamados hijos de Elohim, pero por el otro lado, enseñan que tienen que cumplir ciertos requisitos para llegar a serlo.

En Mateo 5:9, 44-45 está escrito:

“Dichosos los de limpio corazón, pues ellos serán llamados hijos de Elohim... Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos, y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos; porque Él hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.”

Es interesante ver la tensión entre “para que seáis”, y luego “vuestro Padre”. Si Elohim ya era su Padre, ¿por qué tenían que amar a los enemigos para llegar a ser sus hijos? Vemos que hay diferentes significados de la palabra hijo, y el hecho de tener a Elohim por Padre.

En Lucas 6:35-36 está escrito 

Antes bien, amad a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad no esperando nada a cambio, y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo; porque Él es bondadoso para con los ingratos y perversos. Sed misericordiosos, así como vuestro Padre es misericordioso. 

Vemos la misma tensión aquí. Se dice "vuestro Padre" a aquellos que necesitan amar y prestar sin esperar nada a cambio para poder llegar a ser hijos de Altísimo. Por un lado ya eran hijos, pero por el otro necesitaban vivir de acuerdo a los mandamientos para llegar a serlo. Comparemos con dos textos escritos después de la resurrección del Mesías.

En Efesios 5:1 está escrito:

“Sed, pues, imitadores de Elohim como hijos amados.”

En Filipenses 2:15a está escrito:

Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Elohim sin tacha en medio de una generación torcida y perversa...”

Aquí se encuentran los mismos pensamientos, parecidos a los que fueron presentados por Yeshúa.

Hay una conversación radical entre Yeshúa y algunos de los hijos físicos de Israel en Juan 8:31a, 37, 42a, 44a, 47 donde está escrito:

“Entonces Yeshúa decía a los judíos que habían creído en él... Sé que sois descendientes de Avraham; y sin embargo procuráis matarme porque mi palabra no tiene cabida en vosotros.... Si Elohim fuera vuestro Padre, me amaríais, porque yo salí de E$lohim y vine de él... sois de vuestro padre el adversario... El que es de Eloah escucha las palabras de Eloah; por eso vosotros no escucháis, porque no sois de Eloah.”

Este texto nos enseña que no es suficiente ser hijos físicos de Avraham para ser contados como Hijos del Eterno. Estos judíos era hijos físicos de Avraham, circuncidados en la carne, pero no fueron reconocidos como hijos del Eterno por el mismo Mesías, sino todo lo contrario, como hijos del adversario, hasatán. Tenemos que tener en cuenta que la expresión “hijo de belial” significa en el judaísmo uno que es rebelde al Eterno y desobediente a los mandamientos de la Torah.

Según el pensamiento hebreo, el hecho de ser hijo tiene que ver con dos cosas; por un lado significa haber nacido físicamente y ser un heredero genético de aquel que es llamado padre. Y por el otro lado significa ser un representante y un seguidor de alguien. Tener a satán como padre no significa que satán podrá engendrar hijos. De la misma manera, cuando las Escrituras hablan de ser hijo del Eterno, no significa que EL ETERNO pueda engendrar, sino que él es tu origen y que tú eres su representante y su seguidor. Teniendo en cuenta esto, es fácil entender por qué el Mesías y Shaúl enseñan que uno tiene que cumplir los mandamientos del Eterno para llegar a ser un hijo del Padre celestial. De esa manera uno actúa como un buen seguidor y su manera de ser representa la manera de ser de tu Padre celestial, y de esa manera llegas a ser su hijo.

En las Escrituras también hay otro aspecto en cuanto a ser hijo del Eterno– la adopción como hijos.

En Romanos 9:8, 26 está escrito:

“Esto es, no son los hijos de la carne los que son hijos de Elohim, sino que los hijos de la promesa son considerados como descendientes... Y acontecerá que en el lugar donde les fue dicho: "Vosotros no sois mi pueblo", allí serán llamados hijos del Eloah viviente.”

En Romanos 9:3-4 está escrito:

“Porque desearía yo mismo ser anatema, separado del Mesías por amor a mis hermanos, mis parientes según la carne, que son israelitas, a quienes pertenece la adopción como hijos, y la gloria, los pactos, la promulgación de la Torah, el culto y las promesas.”

Según este texto, el derecho de ser hijos del Eterno pertenece a los hijos físicos de Avraham, Yitsjak e Israel, incluidos los judíos, que eran parientes en la carne del shaliaj Shaúl. Es un derecho legal que realmente les pertenece. Pero ese derecho legal tiene una condición para poder ser un hecho real ante el Cielo, la fe en la promesa, aquel Mesías del cual hablan las Escrituras. Este texto enseña que el derecho de ser hijos de Adonai es algo que pertenece a los hijos de Israel. Pero también nos enseña que, de alguna manera, muchos de los hijos de Israel pierden ese derecho por causa de su infidelidad contra EL ETERNO, c.f. Lucas 15. (el hijo prodigo)

Joh 1:9 La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.

Joh 1:10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció.

Joh 1:11 Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.

Joh 1:12 Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre;

Joh 1:13 la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Eloha.

Aquí la dignidad de hijo es por obediencia por encima de la relación genética.

En Oseas 1:10 está escrito:

“Y el número de los hijos de Israel será como la arena del mar, que no se puede medir ni contar; y sucederá que, en el lugar donde se les dice: No sois mi pueblo, se les dirá: hijos del Eloah viviente.”

Los hijos de Israel de las diez tribus perdieron el derecho de ser pueblo dl Eterno, y por lo tanto no fueron contados más como hijos. Este texto nos enseña, lo mismo que hemos visto antes,  que los israelitas pueden perder lo que les pertenece, por su infidelidad al pacto con EL ETERNO. Pero el profeta habla de una restauración de ese privilegio, y mediante la redención en el Mesías los descendientes de la casa de Israel, que se habían perdido entre las naciones, tendrán de vuelta el derecho de ser llamados hijos de Elohim.

En Juan 1:12-13 está escrito:

“Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Elohim, a los que creen en su nombre, que no fueron engendrados de sangre ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Elohim.”

Según este texto, todos los que reciben a Yeshúa y creen en su Nombre llegan a ser hijos del Eloha de Israel. De esa manera son engendrados por Elohim para ser sus hijos. Este texto está hablando tanto a los judíos como a los no judíos. Esta forma de ser hijo de Eloha no se puede obtener por medio de ser descendiente de Israel según la sangre, ni por la voluntad de la carne, ni por la voluntad de ningún hombre, porque es una obra sobrenatural hecha por el mismo Elohim. Obviamente, en este contexto están excluidos como hijos del Eterno, los que reclaman serlo únicamente por medio de ser descendientes físicos de Israel. Necesitan esta experiencia divina, activada por medio de la fe en el nombre de Yeshúa, para poder recibir la potestad de llegar a ser hechos hijos de EL ETERNO.

En Gálatas 4:5 está escrito:

“A fin de que redimiera a los que estaban bajo ley, para que recibiéramos la adopción de hijos. Y porque sois hijos, Elohim ha enviado el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones, clamando ¡Abba! ¡Padre!”

La circuncisión en la carne no es suficiente, es indispensable la circuncisión del corazón.

Vemos que los que estaban "bajo ley" necesitaban ser redimidos para poder recibir esa adopción de hijos, que realmente les pertenecía como hijos de Israel, y miembros del pacto. (“Bajo la ley” es una expresión que significa legalismo, y alude a la parte legalista del judaísmo de la época). Este mismo pensamiento podemos también encontrar en Efesios 1:4-5, 12-14a, donde está escrito:

“Nos escogió en él (Mesías) antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. En amor nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Yeshúa el Mesías, conforme al beneplácito de su voluntad... a fin de que nosotros (los israelitas), que fuimos los primeros en esperar en el Mesías, seamos para alabanza de su gloria. En él también vosotros (los gentiles), después de escuchar el mensaje de la verdad, las buenas nuevas de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados con el Espíritu de santidad de la promesa, que nos es dado (a judíos y no judíos que recibieron el mensaje de la verdad) como garantía de nuestra herencia...”

Podemos hacernos la pregunta: ¿No eran Moshé y David, que vivían antes de Yeshúa, verdaderos hijos de Elohim? En el versículo 12 tenemos la respuesta a esta pregunta, como está escrito:

“a fin de que nosotros (los israelitas y sus ancestros), que fuimos los primeros en esperar en el Mesías, seamos para alabanza de su gloria.”

Aquí habla de los que eran los primeros en esperar en el Mesías. Los que esperaban en el Mesías eran los que vivían antes de Yeshúa. Entonces, según este contexto, los que antes estaban esperando al Mesías están incluidos entre los que han sido predestinados desde antes de la fundación del mundo para recibir la adopción como hijos del Eterno, mediante Yeshúa el Mesías, en quien tienen redención mediante su sangre, el perdón de los pecados según las riquezas de la gracia del Padre, cf. versos 1-7. Entonces los que antes habían estado esperando en el Mesías y habían puesto su confianza en lo que él iba a hacer, fueron considerados como hijos del Eterno por medio de su fe en ese Cordero de Eloha que iba a venir a quitar el pecado del mundo, cf. Juan 1:29.

De la misma manera como nosotros miramos hacia atrás en una obra redentora eterna y terminada con la muerte y resurrección del Mesías, así también ellos miraron hacia el futuro esperando y creyendo en la misma obra salvadora, aunque no tenían todos los detalles tan claros como nosotros. Los que vivían antes de Yeshúa fueron salvos por medio de la fe en el poder redentor deol Eterno al igual que nosotros que vivimos después de la primera venida de Yeshúa. Es la misma fe en la misma obra redentora mediante la sangre del Mesías, testificada y afirmada por las Sagradas Escrituras desde el principio hasta el fin.

En Juan 5:39, 46 está escrito:

“Examináis las Escrituras, porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí... Porque si creyerais a Moshé, me creeríais a mí, porque de mí escribió él.”

En 1 Pedro 1:10-11 está escrito:

“Acerca de esta salvación, los profetas que profetizaron de la gracia que vendría a vosotros, diligentemente inquirieron e indagaron, procurando saber qué persona o tiempo indicaba el Espíritu del Mesías dentro de ellos, al predecir los sufrimientos del Mesías y las glorias que seguirían.“

En Romanos 8:16 está escrito:

“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Elohim.”

En Juan 14:16-17 está escrito:

“Y yo rogaré al Padre, y Él os dará otro Ayudador para que esté con vosotros para siempre; el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni le ve ni le conoce, pero vosotros sí le conocéis porque mora con vosotros y estará en vosotros.”

Según mi entendimiento, la fuente dentro del ser humano, de la cual se habla en Juan 4:14, es un resultado de la experiencia de la regeneración del espíritu del hombre, cuando el Espíritu del Padre entra a morar dentro del creyente, en su espíritu. Los ríos de agua viva, de los cuales se hablan en Juan 7:37-39, es la experiencia del sumergimiento (bautismo) en el Espíritu de santidad, que no era posible experimentar antes de que Yeshúa fuese glorificado. Vemos como los talmides del Mesías experimentaron, por primera vez, este sumergimiento espiritual en el día de Shavuot (Pentecostés), según el relato en Hechos 2.

En Gálatas 3:26 está escrito:

“Pues todos sois hijos de Elohim mediante la fe en el Mesías Yeshúa.”

En Romanos 8:14-15 está escrito:

“Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Elohim, los tales son hijos de Elohim. Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud para volver otra vez al temor, sino que habéis recibido un espíritu de adopción como hijos, por el cual clamamos ¡Abba! ¡Padre!”

¡Shabat Shalom!

Por: HOSHEO BEN YISRAEL

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