Parashá 01 BeReshit
Génesis 1:1 – 6:8
Para compartir en el
Shabat del 27 de Etamin de 5.777. Octubre 29 de 2.016
Primera Parasha para
el año anual de la lectura de la Torah
Aliyás de la Torá:
1. 1:1-13
2. 1:14-23
3. 1:24 – 2:3
4. 2:4 – 3:21
5. 3:22 – 4:26
6. 5:1-24
7. 5:25 – 6:8
Haftará: Isaías 42:5-21
Los Escritos
Apostólicos: Marcos 1:1-45
BeReshit
Significa “En el principio del” o “Por causa del Principal”
Comentarios: Hoy nos concentramos
en el “Principio” Proyecto Mashiaj
1:1 “En el principio creó Eloha los cielos y la tierra.” – En contraste con las creencias
Paganas, la Torá empieza a destacar el hecho de que el universo
tiene un principio y que hay Uno que está por encima del universo, y que ha
dado inicio a todas las cosas. Este conocimiento evita toda adoración a las
cosas creadas en lugar del Creador, que es la misma esencia de la idolatría,
como está escrito en Romanos
1:20-25:
“Porque desde la creación del mundo, sus atributos
invisibles, su eterno poder y
divinidad, se han
visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de
manera que no tienen
excusa. Pues aunque conocían a Eloha, no le honraron como a
Eloha ni le dieron
gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio
corazón fue
entenebrecido. Profesando ser sabios, se volvieron necios, y cambiaron la
gloria del Eloha
incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves,
de cuadrúpedos y de
reptiles. Por consiguiente, Eloha los entregó a la impureza en la
lujuria de sus
corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos;
porque cambiaron la
verdad de Eloha por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura
en lugar del Creador,
quien es bendito por los siglos. Amén.”
El hecho de que Alguien haya dado inicio y existencia a todas las
cosas, nos enseña que Él es el dueño de todo lo que existe y que tiene el
derecho de gobernar sobre todo lo que es suyo. Este hecho le convierte en el
gran Legislador del universo. Si hay Uno que ha dado inicio a todo lo que
existe, tanto en los cielos como en la tierra, entonces todo lo que existe
tiene que cumplir los propósitos suyos. Este Ser superior dio inicio al tiempo,
al espacio, a la materia, la vegetación y a los seres vivos porque
tenía una razón muy específica para hacerlo. Por lo tanto Él tiene la plena
potestad para hacer lo que le plazca con las cosas que ha creado, para que
absolutamente todo sea llevado a cumplir los propósitos suyos. Esto le
convierte en el gran Conductor de la creación. Este principio está detrás de
los reclamos que Él está haciendo sobre el hombre, al ordenarle a cumplir sus
mandamientos. Todas las cosas han sido sometidas a una Torá, una instrucción.
Cada cosa creada tiene una ley que cumplir. Esa ley es el
propósito del Creador para aquella cosa específica.
El hombre es un ser creado con un propósito muy específico, el de
servir a Aquel que le ha hecho y puesto en su plan universal. El propósito del
hombre es cumplir aquella Torá que el Eterno le ha designado. Si un hombre no
sirve al Creador conforme a la Torá, se rebela contra el mismo principio de existencia
de toda la creación y sale fuera del derecho de existir. Todo lo que existe
está allí porque el Eterno lo ha hecho y porque Él tiene un plan específico con
cada criatura. Ningún detalle en la creación carece de significado.
Este texto habla de un inicio, lo cual nos enseña que el tiempo es
una creación y que el Creador está fuera del tiempo. Luego habla de que los cielos
y la tierra fueron creados, lo cual nos enseña que el espacio y la materia no
son eternos, sino fueron llevados a la existencia en un momento histórico, en
el principio del tiempo. ¿Qué había antes del principio? Sólo uno, Eloha. Sin
embargo, dentro de Eloha había planes, que estaban allí desde la eternidad, en
un estado que carece de tiempo, puesto que a partir de la creación de todo,
empezó el tiempo. Todo lo que estaba dentro del Creador antes de la creación, está
fuera del tiempo, pero no como algo existente, como nosotros lo entendemos,
sino como parte de un pensamiento, un consejo, un plan y un proyecto. El
Midrash enseña que ese plan es la Torá, que la sabiduría infinita del Único
Eterno ha compuesto desde la
eternidad, en un estado fuera del tiempo.
Según el Talmud,1 siete cosas fueron creadas
antes que el mundo fue creado:
1. La Torá, cf. Proverbios 8:22.
2. El arrepentimiento, cf. Salmo 90:2-3.
3. El huerto del Edén (el paraíso), cf. Génesis 2:8.
4. Gehinom (el infierno), cf. Isaías 30:33.
5. El trono de gloria, cf. Salmo 93:2.
6. El templo, cf. Jeremías 17:12.
7. El nombre del Mesías, cf. Salmo 72:17.
El mundo fue creado con relación a estas siete cosas. La Torá es
el plan arquitectónico de toda la creación. El hecho de que se hable del arrepentimiento
como algo que precede la creación, nos enseña que aunque el Eterno no haya
decidido de antemano que el hombre pecara, ya había planeado una solución para
el pecado del hombre, como también está escrito en Revelación 13:8b:
“El Cordero, el cual fue muerto desde el principio del
mundo” (RV1909, SSE)
En 1 Pedro 1:20 está escrito:
“Porque
él estaba preparado desde antes
de la fundación del mundo, pero se ha
manifestado en estos
últimos tiempos por amor a vosotros”
La palabra hebrea que ha sido traducida como “en el principio” es
“bereshit”. Es una palabra compuesta por dos palabras, “be” que significa
“dentro de”, “en”, “con”, “por
medio de”, “por causa de” etc.; y “reshít”,2 que significa “primero (en lugar, tiempo,
orden o rango)”, “primicia”, “inicio”, “principal”, “lo mejor”
etc. Según el diccionario
Strong, esta palabra viene de la misma raíz que “rosh”3 que significa “cabeza”, “parte superior”, “comienzo”, “jefe”,
“principal”, “gobernante”, etc.
Según Rashí,4 en todos los lugares donde la palabra “reshit”
aparece en las Escrituras, se halla en el estado constructo en relación con el
sustantivo que la sigue. Este fenómeno gramatical, llamado semijút en hebreo,
es muy común en las Escrituras, y construye una relación entre dos sustantivos,
uno de los cuales está subordinado al otro, el cual lo determina. Por ejemplo
“simjat Torá”. La palabra “simjá” o “simjah” es una palabra femenina que
significa “alegría”. Cuando aparece en la forma constructa se intercambia la
letra “hey” final por una “tav”, para que tenga el significado de “alegría de”.
“Simjat
Torá” significa literalmente “la alegría de la instrucción”. La
letra “tav” final en la
palabra “Bereshit” muestra que está escrita en la forma
constructa, dando el significado de “principio de”. Ahora, la palabra que sigue
es “bará”, que literalmente significa “creó”, y por lo tanto no es un
sustantivo, sino un verbo. Sin embargo, según Rashí, este verbo debe ser
entendido como “el crear”. La traducción literal de los dos primeros versículos
sería entonces:
“En el principio del crear de Eloha los cielos y la tierra,
cuando la tierra era confusión y
vacío, con oscuridad
sobre la superficie del abismo y el aliento de Eloha planeaba sobre
la superficie de las
aguas, entonces Eloha dijo: "Haya luz", y hubo luz.” 5
Según esta interpretación, el primer versículo no explica el orden
en que fueron creadas las cosas.
En una de las reglas de interpretación del tercer nivel, en hebreo
“drash”, “búsqueda”, se compara y se relaciona una expresión o una palabra que aparece
en diferentes textos en las Escrituras. La palabra “reshít” aparece casi 20 veces
en el Jumash, y en más de 50 ocasiones en todo el Tanaj.6 Se usa en relación con el inicio de un reinado, cf. Génesis
10:10; con un hijo primogénito, cf. Génesis 49:3; Deuteronomio
21:17; con los primeros
4 Rabí Shelomó ben Yitsjak
(Francia 1064-1105 e.c). Uno de los exegetas medievales más importantes. Su comentario
sobre Jumash (el Pentateuco) es estudiado en cada Yeshivá (colegio religioso de
formación rabínica) en todo el mundo. Su obra reúne las explicaciones rabínicas
desde el Talmud, el Midrash, las tradiciones extra-talmúdicas, las traducciones
antiguas al arameo, llamadas Targumim y demás. Sus explicaciones del texto
hebreo tienen como propósito dar al lector un entendimiento de su sentido
literal, en hebreo “peshat”, que es el primer nivel de interpretación de las
Escrituras.
5 “La Torá con Rashí”, con la
traducción, elucidación y comentario de Aryeh Coffman, Editorial Jerusalem de
México © 2001.
6 Conocido en el mundo
cristiano como el Antiguo Testamento. Tanaj es una palabra acróstica, compuesta
por las tres primeras letras de los nombres de las tres partes del
canon hebreo, Torá (instrucción), Neviím
(Profetas) y Ketuvim (Escritos).
frutos de la tierra, las primicias, cf. Éxodo 23:19; 34:26 etc. En
Proverbios 8:22, la
sabiduría, que es la Torá, es llamada “el
principio (reshít) de
su camino”. En Jeremías 2:3, el
pueblo de Israel es llamado “la primicia (reshít) de sus frutos”.
En las Escrituras hay una relación muy íntima entre reshít y el
Mesías. El Mesías es el Reshít de todas las cosas, como está escrito en
Colosenses 1:15-18:
“Él es la imagen del Eloha invisible, el primogénito de
toda creación. Porque en él fueron
creadas todas las
cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya
sean tronos o
dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de él y
para él. Y él es
antes de todas las cosas, y en él todas las cosas permanecen. Él es
también la cabeza del
cuerpo que es la congregación; y él es el principio, el primogénito
de entre los muertos,
a fin de que él tenga en todo la primacía.”
El Mesías es también las primicias, el Reshít, de la resurrección,
como está escrito en 1 Corintios 15:20, 23:
“Mas ahora el Mesías ha resucitado de entre los muertos,
primicias de los que
durmieron... Pero
cada uno en su debido orden: el Mesías, las primicias; luego los que
son del Mesías en su
venida”
El Mesías es el proyecto que está detrás de todas las cosas
creadas. El Mesías está en el interior del Padre eterno desde la eternidad,
como está escrito en Juan 1:18:
“A Eloha nadie lo ha visto jamás; el unigénito Hijo, que
está en el seno del Padre, él le ha
dado a conocer.” (RV1995)
Aquí no está escrito que el Hijo estaba en el seno del Padre, sino
en tiempo presente, está en el seno del Padre. Como el Padre está fuera del tiempo,
su Hijo, que es el proyecto Mesías, está fuera del tiempo, dentro del Padre, en
la eternidad, en el presente continuo por toda la eternidad, como también está
escrito en Juan 17:5, 24b:
“Y ahora, glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria
que tenía contigo antes que el
mundo existiera... la
gloria que me has dado; porque me has amado
desde antes de la
fundación del mundo.”
El Eterno ha decidido gobernar el universo por medio del Mesías.
Por lo tanto, la
palabra “reshít” está relacionada en las Escrituras con el
principio de un reinado. Es más, el proyecto Mesías es la razón por la cual
todas las cosas fueron creadas y para quién todo haya sido hecho. El Eterno
creó todas las cosas por medio del plan Mashíaj, y para Mashíaj, que más
adelante iba a ser manifestado a través de un hombre, como está escrito en 1
Juan 1:1-2:
“Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo
que hemos visto con nuestros
ojos, lo que hemos
contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca de la
Palabra de vida, pues
la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y damos
testimonio y os
anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos
manifestó.”
En Juan 1:14a está escrito:
“Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros” (LBLA)
El prefijo hebreo “be” en la primera palabra de la Torá,
“beReshit”, significa “en”,
“por”, “en aras de”, “por causa de”, etc. Esto nos enseña que Eloha
creó los cielos y la tierra “en Reshít”, o “por causa de Reshít”. Como hemos
visto antes, Reshít es la Torá,
Israel y el Mesías. En realidad estos tres son uno. La Torá es el
plan eterno por medio del cual el mundo fue creado. Israel es el hijo
primogénito del Eterno, cf. Éxodo 4:22; Oseas 11:1. El Mesías es la Torá
manifestada como hombre, cf. Juan 1:14 y el que reúne en sí a todo Israel, cf.
Mateo 2:15, Juan 12:32. Así que, todas las cosas fueron creadas por medio de la
Torá y por causa de Israel. Y todo fue creado por medio del Mesías y por causa
del Mesías, como también está escrito en Juan 1:1-3:
“En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba
con Eloha, y la Palabra era Eloha.
Ella estaba en el
principio con Eloha. Todas las cosas fueron hechas por medio de ella, y
sin ella nada de lo
que ha sido hecho, fue hecho.” (LBLA)
Esta Palabra, esta Torá, este proyecto Mashíaj, fue luego
materializado poco a poco por medio de la creación de todas las cosas. Pero
aunque el Mesías no había sido manifestado como hombre, todas las cosas fueron
preparadas por causa de él, y por causa de que él iba a venir y ser puesto como
gobernante sobre todas las cosas creadas.
Por esto podríamos traducir el texto de esta manera:
“Por causa del Principal creó Eloha los cielos y la tierra.”
La primera letra de la Torá es bet, que significa “casa”. Por lo
tanto podríamos entender el primer versículo también de esta manera:
“Una casa de Reshít creó Eloha los cielos y la tierra.”
Esto nos enseña que los cielos y la tierra son la casa de Reshít,
que es el Mesías. Casa y ropa es esencialmente lo mismo. La creación es la ropa
del Mesías, como está escrito en el Salmo 102:25-27 y Hebreos 1:10-12:
“Desde la antigüedad tú fundaste la tierra, y los cielos
son la obra de tus manos. Ellos
perecerán, pero tú
permaneces; y todos ellos como una vestidura se desgastarán, como
vestido los mudarás,
y serán cambiados. Pero tú eres el mismo, y tus años no tendrán
fin.” (LBLA)
¿Por qué el Creador no empezó su historia consigo mismo? ¿No es él
el que precede todas las cosas y por lo tanto debería estar puesto en primer
lugar? ¿Por qué no escribió
“Eloha creó en el principio...”? No empezó a hablar de sí mismo,
sino de lo que ha hecho por medio de Reshít. Esto nos enseña dos cosas,
primero, que Eloha es muy modesto en relación con la creación. No se presenta
primero a sí mismo, sino se coloca detrás de Reshít. Por esta razón una persona
que conoce al Eterno no empieza consigo mismo cuando escribe una carta o cuando
se presenta junto con otras personas. Siempre empieza a hablar de otras cosas o
de otras personas y luego habla de sí mismo.
La segunda cosa que aprendemos de este hecho es que nadie puede
conocer al Creador directamente, sino sólo por medio de las cosas que él ha
creado, como está escrito en
Romanos 1:19-20:
“porque lo que se conoce acerca de Eloha es evidente dentro
de ellos, pues Eloha se lo hizo
evidente. Porque
desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder
y divinidad, se han
visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado,
de manera que no
tienen excusa.” (LBLA)
El Creador es invisible e inalcanzable para las cosas creadas.
Sólo es posible conocerle por medio de lo que Él revele de sí mismo. En este texto
él nos enseña que el camino para conocerle pasa a través de la creación y
Reshít. De esta manera el Hijo, el Mesías, es el principal agente por medio del
cual el Invisible se manifiesta en el mundo, como está escrito en Hebreos
1:1-3:
“Eloha, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas
ocasiones y de muchas
maneras a los padres
por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo,
a quien constituyó
heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el
universo. Él es el
resplandor de su gloria y la expresión exacta de su esencia, y sostiene
todas las cosas por
la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de
los pecados, se sentó
a la diestra de la Majestad en las alturas.” (LBLA)
En Juan 14:6, 9b está escrito:
“Yeshúa le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;
nadie viene al Padre sino por
mí... El que me ha
visto a mí, ha visto al Padre” (LBLA revisada)
El Padre se manifiesta en este mundo a través de su Hijo. Ahora,
no podemos caer en la trampa de pensar que el Eterno sea como los hombres o los
animales de manera que se pueda reproducir y tener hijos como nosotros, o mezclarse
con los hombres y tener hijos. Este pensamiento se encuentra en las religiones
paganas entre personas que no conocen la verdad de Torá. Cuando habla del Hijo,
se refiere a la función de ser el seguidor y el representante, al igual que un
hijo imita y representa a su padre en una familia.
El rey David fue el octavo hijo de Yishai, pero es llamado
primogénito, cf. Salmo 89:20, 27. Cuando el shaliaj7 Shaúl escribe en Colosenses 1 que el Mesías es el primogénito de toda
creación, no significa que él haya nacido del Padre por medio de una
reproducción, sino que él fue destinado para ocupar el lugar de gobernante
sobre todas las cosas creadas, tanto las invisibles como las visibles. El hijo
primogénito es el que llevará el nombre de su padre y el derecho de gobernar en
la familia cuando el padre ya no esté presente. De la misma manera el Mesías es
llamado Hijo, no porque el Eterno haya podido parir o se haya reproducido, sino
porque el Mesías ha obtenido la posición de gobernante sobre todas las cosas
creadas. El Hijo es el que representa al Padre en la creación. El concepto
hebreo de Hijo tiene que ver con discipulado, representatividad y delegación de
autoridad. En las Escrituras hebreas los discípulos son llamados hijos, a pesar
de no haber sido engendrados biológicamente por su maestro, cf. 1 Reyes 2:12;
20:35; 2 Reyes 2:3ss; Juan 8:39, 41; Efesios 5:1. Estos “hijos”
luego reciben la
autoridad delegada para actuar como representantes de su maestro.
Por lo tanto, cuando las Escrituras hablan de los “hijos de Eloha”
se está refiriendo a ángeles u hombres que han recibido poder del Creador para
juzgar y gobernar sobre alguna área de la creación, se trata de autoridad
delegada, cf. Job 1:6; 38:7; Salmo 82:6; Juan 10:34-38. Por esto a todos los
que reciben a Yeshúa les es concedido el poder, es decir la autoridad, de ser
hechos hijos de Eloha, como está escrito en Juan 1:12:
“Pero
a todos los que le recibieron, les dio el poder de llegar a ser hijos de Eloha,
es decir,
a los que creen en su
nombre”
Ser hecho hijo de Eloha, significa recibir una posición de
liderazgo y un puesto de
autoridad en alguna área de la creación.
“En el principio creó...” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “creó” es
“bará”.8 Esta palabra aparece unas 50 veces en las
Escrituras y siempre tiene que ver con la acción de producir o hacer algo que
no existía antes. Se trata de traer algo a la existencia. En el sentido
estricto sólo el Creador puede crear. Sólo Él puede hacer que algo llegue a
tener existencia sin haber existido antes. La expresión “crear de la nada” es una
manera de expresar este concepto. Sin embargo esta expresión no explica bien lo
que la palabra bará significa, puesto que el Eterno no ha creado las cosas de
la nada porque antes de existir como
creación sí existían como un proyecto en la mente del Creador. Por lo tanto las
cosas visibles son el resultado de las cosas invisibles, que a su vez están
dentro de la mente del Creador, como está escrito en Hebreos 11:3:
“Por la fe entendemos que el universo fue preparado por la
palabra de Eloha, de modo
que lo que se ve no
fue hecho de cosas visibles.”
Todo lo visible fue hecho de lo invisible. Las cosas visibles son
el resultado de las cosas invisibles. Todo lo que sucede en el mundo visible es
un resultado de lo que primero sucedió en el mundo invisible.
“En
el principio creó Eloha (Elohim)...” – La palabra hebrea “Elohim”,9 es la forma
plural de “Eloah”,10 que significa “Poderoso”.
Viene de “El”11 que significa “poderoso”,
“poder”, “fuerza”. Estas tres palabras, “El”, “Eloah” y “Elohim”,
son utilizadas en las
Escrituras como sinónimas para referirse al
Creador. Las tres han sido traducidas como “Eloha”12 en la mayoría de las versiones castellanas. La palabra hebrea “El”
aparece alrededor de 200 veces en las Escrituras, prácticamente siempre en
referencia al Creador. Algunas veces tiene el significado de “poder”, cf.
Génesis 31:29; Proverbios 3:27; Miqueas 2:1.
¡SHABATSHALOM!
Fuente: EstuEloha Mesiánicos Stefan Blat
Recopilado y adatado por; HOSHEA BEN YISRAEL.