viernes, 28 de abril de 2017

Parashá 27 Tazría – Parasha 28 Metzorah

Parashá 27 Tazría – Parasha 28 Metzorah
Levítico 12:1 – 15:33

para ser  leida  en   el   shaba de iyar 3- 5777-abril 29 2017

Aliyás de la Torá (cuando se lee Tazría junto con Metsorá):
  1. 12:1 – 13:23
  2. 13:24-39
  3. 13:40-54
  4. 13:55 – 14: 02
  5. 14:21-32
  6. 14:33 – 15:15
  7. 15:16-33
Haftará: 2 Reyes 4:42 – 5:19
Brit Hadasha: Mateo 8:1-4; 11:2-6
Tazría Significa “ella da a luz”.

Introducción
Tazria Levítico 12:1 Y habló el Eterno a Moisés, diciendo: 2. Habla a los hijos de Israel y diles: La mujer, cuando hubiere concebido y dado a luz un hijo varón, quedará impura siete días; igual que los días en que está separada (del esposo) por su enfermedad mensual, quedará impura
Vayicra 12:1. Vayedaber Adonay el-Moshe lemor. 2. Daber el-beney Yisra'el lemor ishah ki tazria veyaldah zajar vetame'ah shiv'at yamim kimey nidat devotah titma Metzora Levítico 14:1 Y habló el Eterno a Moisés, diciendo: 2. Esta será la ley tocante al leproso, en el día de su purificación, cuando será llevado al sacerdote Vayicra 14:1 Vayedaber Adonay el-Moshe lemor 2 Zot tihyeh torat hametsora beyom tahorato vehuva el-hakohen
Esta semana leeremos dos perashot –porciones- juntas las cuales se aborda la problemática que enfrentarían las personas como consecuencia de usar indebidamente su lengua para dañar al prójimo, dicha problemática sería la tzaraát, la cual comúnmente se traduce como lepra, y si bien el tema se ha abordado en otros años, en esta ocasión quisiera compartir con ustedes lo ocurrido con la tzaraát pero en el Brit Jadashá –Pacto Renovado-, ya que podríamos plantearnos algunas interrogantes como: ¿existen muestras de tzaraát en el Brit Jadashá? ¿fueron tratadas como lo dictamina el TaNaJ –mal llamado Antiguo Testamento-? ¿Yehoshúa cumplió con la Torah en ese sentido? ¿es acaso una muestra de que efectivamente Yehoshúa es el Mesías?, esperando que a todos nos resulte edificante el resolver estas y otras interrogantes, veamos pues la Tzaraát en el BritJadashá.
Antes de comenzar, deben conocer que en la Torah –Lit. Instrucción, en su sentido más amplio, la Voluntad del Eterno- tiene una denominación de la persona enferma de Tzaraát, se le llamaba Metzora, término que desde luego usaré para denotar el individuo aquejado de dicho mal. Existe un tratado en el Talmúd –la compilación de la tradición oral de Israel- llamado Negaim, el cual, basándose primordialmente en Vayicrá -Levítico- 13 y 14, registra lo relacionado a este terrible mal de la tzaraát, y antes de ver los casos que se dieron de tzaraát en el Brit Jadashá, familiaricémonos con las reglamentaciones de la Tzaraát las cuales las resumiré en 9, veámoslas: 1.- Si un hombre presentaba hinchazón, llaga o erupción sobre su piel, debería presentarse ante el cohen –sacerdote-: Vayicra 13:1 Habló Hashem a Moisés y a Aarón, y les dijo: 2«Cuando el hombre tenga en la piel de su cuerpo una hinchazón o una erupción o una mancha blanca, y haya en la piel de su cuerpo como una llaga de lepra, será llevado a Aarón, el sacerdote, o a uno de sus hijos, los sacerdotes. 2.- El cohen deberá reconocer si es tzaraát y al constatarlo lo declarará impuro: Vayicra 13:3 El sacerdote mirará la llaga en la piel del cuerpo; si el vello en la llaga se ha vuelto blanco y se ve la llaga más profunda que la piel de la carne, llaga de lepra es. El sacerdote lo reconocerá y lo declarará impuro. 3.- El cohen debería estar completamente seguro para declarla: Vayicra 13:4 »Si en la piel de su cuerpo hay una mancha blanca, pero no se ve más profunda que la piel ni el vello se ha vuelto blanco, entonces el sacerdote encerrará al llagado durante siete días. 5 Al séptimo día el sacerdote lo examinará, y si la llaga conserva el mismo aspecto y no se ha extendido en la piel, entonces el sacerdote lo volverá a encerrar por otros siete días. 6 Al séptimo día el sacerdote lo reconocerá de nuevo; si ve que se ha oscurecido la llaga, y que no se ha extendido en la piel, entonces el sacerdote lo declarará limpio: era una erupción. Lavará sus vestidos y quedará limpio.
RESUMEN
Una mujer que da a luz debe hacer un proceso de purificación que incluye sumergirse en unamikve (una piscina de agua natural) y traer las ofrendas al Templo Santo. Toda madre tenía prohibido entrar en el Santuario durante 40 días; si había tenido una hija, el período era de 80 días. El Eterno. Ordenó: “El niño varón israelita debe tener la Milá (circuncisión) a los ocho días de su nacimiento. La persona que contraía la enfermedad de tzaráat (similar a la lepra) tenía prohibido entrar en el Santuario. Por consiguiente, cuando el color de la piel indicaba que podría estar aquejada de la enfermedad, era examinada por el sacerdote.
La parasha habla sobre los siguientes temas: Primer Alía (12:1 - 13:5) Nos habla acerca de la ley para la que da a luz a varón o mujer. Da indicaciones acerca de la presentación de la persona que presuntamente estuviere enferma de tzaraát. Segunda Alía (13:6 -13:17) El cohen declarará después de un tiempo de observación la enfermedad o limpieza del presunto enfermo con tzaraát. Tercera Alía (13:18 - 13:23) Demás recomendaciones para el cohen con el fin de distinguir la tzaraát.
Cuarta Alía (13:24 - 13:28) Continúan los detalles para declarar la tzaraát en una persona. Quinta Alía (13:29 - 13:39) La forma en que el cohen examina en la cabeza y en la barba las llagas.
Sexta Alía (13:40 - 13:54) Los detalles cuando una persona queda calva y como consecuencia se declarará su limpieza. La plaga en los vestidos. Séptima Alía (13:55 - 13:56) La acción del cohen en cuanto la plaga estuviere en alguna ropa.
12:2 “Habla a los hijos de Israel y diles: "Cuando una mujer conciba y dé a luz varón,

quedará impura por siete días; como en los días de su menstruación, será impura.” – No es lo mismo concebir que dar a luz. La concepción ocurre 38 semanas antes de un parto normal. El momento de la concepción influirá en el futuro del niño. Si los padres están teniendo su relación íntima en santidad y pureza, el niño es engendrado en santidad y pureza. Si alguno de los padres tienen lascivia sexual, ese espíritu es transmitido al feto en el momento de la concepción y en el futuro es muy probable que ese niño tenga problemas para dominar sus deseos sexuales. Por esto está escrito en 1 Tesalonicenses 4:3-5:
Después del parto de un hijo varón, la mujer queda en un estado de impureza ritual, en hebreo “tamé”, como en el tiempo de su menstruación. La palabra hebrea que ha sido traducida como “menstruación es “nidá”,[1] que significa “impureza”, “menstruación”, y viene de la raíz “nadad”,[2]que significa “vagar”, “errar”, “huir”, “alejarse”, “mover”. La idea es que el tiempo de la “nidá” es un tiempo cuando la mujer se aleja de su marido para sanarse de su herida interna. Según la Torá, este periodo es de siete días, cf. Levítico 15:19. Después del periodo de nidá, ella se sumerge en aguas purificadoras para poder unirse de nuevo a su marido.
En el caso del nacimiento de un varón, la madre se queda en un estado de nidá durante los primeros siete días después del parto. El día del parto es contado como el primer día, aunque sólo quedara una hora o menos hasta la caída del sol. Al final del séptimo día se sumerge en una mikvé para purificarse. Según la enseñanza farisea, luego podrá unirse con su marido. Los saduceos y los caraitas no están de acuerdo con la interpretación farisea, y enseña que ella no podrá unirse a su marido hasta después de los restantes 33 días.
Seréis circuncidados en la carne de vuestro prepucio, y esto será la señal de mi pacto con vosotros. A la edad de ocho días será circuncidado entre vosotros todo varón por vuestras generaciones; asimismo el siervo nacido en tu casa, o que sea comprado con dinero a cualquier extranjero, que no sea de tu descendencia. Ciertamente ha de ser circuncidado el siervo nacido en tu casa o el comprado con tu dinero; así estará mi pacto en vuestra carne como pacto perpetuo.
Ahora ADONAY, por medio de Moshé, está reafirmando el pacto que fue dado a los patriarcas, como está escrito en Juan 7:22-25.
12:4 “Y ella permanecerá en la sangre de su purificación por treinta y tres días; no tocará ninguna cosa consagrada ni entrará al santuario hasta que los días de su purificación sean cumplidos.” – Aunque se haya purificado por medio de la mikvé al final de los siete días, ella no quedará purificada a la caída del sol ese mismo día sino a la caída del sol del día 40, si ha dado a luz un varón. A partir del día 41 podrá entrar en el templo y tocar y comer cosas consagradas. Aquí aprendemos cuáles son las dos prohibiciones en cuanto a una persona tamé: no le es permitido tocar o comer de las cosas consagradas, como la terumá o sacrificios de paz. Tampoco podrá entrar en el santuario. No se puede comer del cordero de Pesaj en Yerushalayim en el estado de tamé. Este texto enseña que aunque haya más derramamiento de sangre durante los 33 últimos días de su purificación, no Pero si da a luz una niña, quedará impura por dos semanas, como en los días de su menstruación; y permanecerá en la sangre de su purificación por sesenta y seis días.” – Tanto el tiempo de nidá como el de tamé dura el doble después del nacimiento de una niña hará falta añadir más tiempo a los 40 días totales.
REFLEXIONEMOS
Pasa 250 veces por minuto, casi 15,000 veces cada hora. Pasa luego de años de esfuerzo y preparación, o por accidente”. Ocurre en cada nivel socio-económico en cada país y pueblo del mundo.
Pero no importa con qué frecuencia ocurra, no importa el lugar común de este evento, siempre nos quedamos absortos y exclamamos: ¡Milagro! Y ELOHIM le habló a Moshé, diciéndole: “Cuando una mujer conciba y dé a luz…” (Levítico 12:1-2)
Ese ser humano debe dar a luz y debe crear otro. Si hay algún área en que una criatura emula a su Creador–si hay un acto por el cual expresamos la chispa de divinidad en nuestro interior es el del milagro del nacimiento.
Es en este acto, el mayor de nuestros logros espirituales, que también se revelan la mayoría de las limitaciones de nuestra individualidad. Alimentarnos, dormir, pensar, producir una obra de arte o construir una casa virtualmente todo lo que hacemos, podemos hacerlo solos. Pero dar a luz es algo que sólo lo podemos hacer junto con otra persona. Para dar a luz, debemos dejar de ser una entidad nosotros mismos y volvernos una parte, un componente de una comunidad de dos.
Porque si sólo somos lo que somos, somos categóricamente “no tan Divinos”. Como seres hacia nosotros mismos, somos cosas finitas y ensimismadas, fabricantes en lugar de creadores. Para crear, debemos ponernos por encima de nuestra individualidad; para hacer real nuestro ser divino, debemos trascender los límites de nuestro ser. Es la mujer, tanto más que el hombre que “da a luz”. Es la mujer la que está más comprometida con la paternidad, y quién más agudamente siente la falta de ella cuando se la niegan. Es la mujer quien continúa mimando a su hijo mucho más tiempo después de que el hombre lo ha engendrado Y fecundado .Es la mujer, según ley de la Torá, quien exclusivamente determina la identidad espiritual de su hijo.
Porque es la mujer la que en mayor medida entrega su ser para crear vida. Ella es el elemento pasivo y receptivo en el proceso de procreación. Durante nueve meses, su cuerpo deja de ser sólo suyo, a la vez que carga y nutre otra vida. Así que es la mujer, tanto más que el hombre que “siembra y da a luz” y para quien la maternidad es un estado de ser, no sólo un “logro” o una “experiencia.” Sin embargo todos podemos volvernos una “madre”. Lo que viene naturalmente a la mitad hembra de la creación puede aprenderse y asimilarse por todos, y no sólo dando a luz, sino en cada uno de las tareas de la vida. Todos nosotros tenemos el poder para reconocer que hay algo más allá de nuestra existencia confinada a la estrecha identidad individual. Todos tenemos el poder de volvernos mucho de lo que somos y hacer más que lo que podemos, siendo receptivos a la divinidad que hay en nuestro ser y que permea nuestra existencia. por yanki Tauber
Una conmovedora historia, contada en primera persona por su protagonista. Y la figura del Rebe como padre de todo judío. Antes de la Guerra, mi papá estudiaba en la Ieshivá (seminario rabínico) en Hungría. A pesar de que no tuvo una formación Jasídica, se aseguró de que yo la tuviera. Cuando era un niño, me llevó a ver al Rebe de Lubavitch, al de Satmar y al de Bobov. Quería que experimentara todo el espectro del Judaísmo, lo moderno, lo Jasídico, y lo no jasídico. De esa forma, en donde me encontrara iba a estar cómodo. En 1973, el año de mi Bar Mitzvá, mis padres me enviaron a un campamento de verano en Israel. Cuando regresé, me enteré que mi padre iba a tener una operación. Resultó ser que tenía cáncer de colon, y desde ese momento, su salud comenzó a empeorar. Dos años más tarde, justo antes de Purim, la condición de mi papá agravó. Fue al hospital, los doctores lo examinaron, y luego me dijeron: “Mejor que vuelvas a casa, tu padre se quedará esta noche en el hospital”. Esa noche vieron que no había mucho para hacer, solamente intentar que el final sea lo menos doloroso posible.
Por supuesto que no queríamos darnos por vencidos, por lo que fuimos a varios Rabinos para bendiciones. También intentamos con medicinas alternativas. Mi padre estaba bajando mucho de peso. Nada estaba funcionando. Luego, un primo nos dijo: “Deben ir a ver al Rebe de Lubavitch”. Era invierno, la primera semana del mes de Kislev. Fuimos cinco personas, mi papá y mi mamá, mi abuela, mi hermana y yo. Mi padre estaba muy enfermo…estaba demacrado, su rostro había perdido su brillo. Entramos a la oficina del Rebe. Me paré atrás, y mi papá habló unos minutos con el Rebe. Cuando terminó, comenzamos a irnos, pero de pronto, el Rebe me dijo: “Tu quédate”. Ya estaba ansioso por todo lo que estaba ocurriendo. Tenía solo dieciséis años en ese momento, y me puse muy nervioso. El Rebe me dijo: “Kum…Ven para acá”, haciendo gestos para que me acercara. Se acercó a su estante y sacó de allí dos volúmenes del Talmud, tratado de Berajot, y me dijo en Idish: “De acuerdo a las leyes de la medicina, tu papá está extremadamente enfermo ahora, está cerca del final. ELOHA va a ayudar, pero tu papá va a estar deprimido, y tú también estarás triste. Vas a necesitar de fuerzas. Quiero enseñarte algo que te va a ayudar a seguir”. Abrió la página 10a, y comenzó a enseñarme la historia de Reyes II (20:1-6), en donde el Talmud está discutiendo. El Rey Jizkiau está enfermo, y el profeta Isaiah lo visita. El profeta le dice al rey que sus días están contados y que debía prepararse para fallecer, pero Jizkiau se niega a aceptarlo y le dice: “No, yo tengo fe en ELOHA”. A pesar que el profeta dice que es demasiado tarde, Jizkiau comienza a orar, porque “Incluso si la punta de la espada está apuntando tu cuello, nunca debes renunciar a la esperanza”. Yo estaba parado frente al escritorio del Rebe, y él se encontraba sentado. Pero en el medio de la historia, el Rebe me hizo gestos para que vaya del otro lado del escritorio, para que veamos juntos. Tradujo el diálogo lentamente en Idish, palabra por palabra, marcando el lugar, así como un padre le enseña a su hijo. “Lo que quiere mostrar el Talmud a través de esta historia, es que no debemos mezclarnos en el trabajo del ETERNO. Tenemos que hacer lo que debemos hacer, y EL hace lo que Él hace”. Lo recuerdo señalando las palabras con su dedo, luego me miraba y volvía a señalar. Me hacía repetirlo hasta que lo entendiera.
Debido a que mi padre no era muy entendido con el Talmud, el Rebe quería asegurarse de que yo lo entendiera bien para después poder explicárselo: que incluso ante la puerta de la muerte, nunca debes renunciar a la esperanza, nunca debes deprimirte, y debes aceptar la voluntad de ÉLOHA. Llevó un tiempo, como veinticinco minutos. Lo que me queda en mi cabeza más que cualquier otra cosa, es el amor del Rebe cuando me miraba. Nunca antes había visto este tipo de amor. Aquí estaba yo, un extraño para él, un joven que venía con su padre que necesitaba una bendición. El dio su Brajá, pero luego dio mucho más. El vio que este niño precisaba amor paternal, y se lo proveyó. Cuando salí de la oficina del Rebe, estaba transpirando. Cuando estábamos volviendo a casa, le conté a mi papá lo que había sucedido, y comenzó a llorar. Cuando llegamos, estudiamos esa Guemará por lo menos tres o cuatro veces. Recuerdo mi padre preguntándome varias veces: “¿Entiendes por qué el Rebe te dijo que estudiaras esto conmigo? ¿Lo entiendes?” Dos meses y medio luego de nuestra visita al Rebe, mi papá falleció. Era lunes de noche, 18 de Shvat, y lo último que me dijo fue que le había dado muchos Najes. “Gemidos, Lloros” No tenía parientes. Mi mamá era única hija, la familia de mi padre había fallecido en la guerra, y yo tenía sólo dieciséis años. No se cómo agradecerle al Rebe por esto, él me sentó y me dijo los hechos de la vida. Todos los demás me hubieran dicho: “No, va a estar bien, va a estar bien”. El Rebe me miró y me dijo cómo estar preparado para ello. Tuve momentos en que las cosas se ponían difíciles. Dejé la Ieshivá por un tiempo, y me alejé. Pero luego recordé lo que el Rebe me había enseñado.
A través de esos años, probablemente había estudiado esa parte del Talmud unas treinta veces, y me puso de nuevo en marcha. El hecho de que soy un judío religioso y he formado una hermosa familia, es por esa noche que el Rebe pasó tanto tiempo explicándome que cuando tienes un problema, y sientes que estás tocando el fondo, recuerda que nunca debes darte por vencido, porque EL ETERNO, está allí. Abre tu corazón hacia Él, y te ayudará. En el midrash encontramos el siguiente titulo, “las numerosas bondades del Todo Poderoso para los que aun no han nacido. Isha ki tazria, si una mujer concibe descendencia, en esta frase notamos su granbondad. Leer salmo 25..4-7.
ENSEÑANZA “ Yirmiyahu Ben Yisrael.”
Despues de reflexionar estas dos lecturas y entender la bondad, pero también la severidad, que mantiene el equilibrio de lo creado, como nos muestra el midrash, la palabra” Tazria” que es el nombre de nuestra parasha
Su significado no es solo concebir , es mas profundo donde nos implica a todos, en este
caminar a lo planificado por EL TODO PODEROSO sembrar, dar simiente , no es solo cualidad de la mujer, es el don de la vida, donde según el orden de su dador EL ETERNO, todos cumplimos una función y una participación, para garantizar su cumplimiento, por el cual fue creado, siguiendo su instrucción ”TORAH”, y cumpliendo los pasos asignados a cada uno “Mitzvot” mandamientos, antes de concebir hay que dar simiente, sembrar.
Al fecundar, se siembra se da simiente, al dar simiente se engendra, al crecer y evolucionar perfectamente, gracias ala intervención divina, se produce el milagro de concebir.
De igual manera en los pasos físicos y materiales sin la intervención divina no se podría entender, ni diferenciar, lo malo de lo bueno, lo puro de lo impuro, lo sagrado y lo profano, lo apartado de lo no apartado.
Cuando hablamos emitimos un enunciado, la palabra tiene poder, de lo no físico, cumpliendo la instrucción espiritual, con Emuna, fe, se realiza en lo material, comprobando y reafirmando la intervención Celestial, para los que han creído, y entendido , pero también para los que no han creído y no han entendido, dando tiempo, tanto a unos como a otros, para avanzar, para entrar en el camino de santidad hacia la perfección en EL. Leer 1 de reyes 13..1-6,Mateo 12..35-37,Mateo 1..18-24. El nacimiento de Yeshua el Mashiaj fue así: Habiendo sido dada Miriam su madre en matrimonio a Yosef, antes
de llegar la fecha para la consumación del matrimonio, y venir juntos, fue sabido que la Rúaj HaKodesh había
causado su embarazo.
19 Yosef, su marido legal, siendo un judío jasídico, no quería denunciarla exponiéndola a una muerte pública y vergonzosa
y pensando en cómo solucionar la situación, llegó a la conclusión que lo mejor era darle secretamente un
documento de divorcio.
20 Mientras pensaba cómo hacerlo apropiadamente, se durmió y mientras
dormía, he aquí un mensajero del Eterno se le apareció en visión diciéndole: Yosef ben David, no temas recibir a
Miriam como tu mujer, porque su embarazo ha sido causado por una palabra profética de la Ruaj HaKodesh.
21 Ella dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Yeshúa porque él rescatará a su pueblo de sus pecados.
22 El Eterno decidió que esto fuera hecho siguiendo el plan anticipado por Él mismo cuando dijo por medio del
profeta:
23 "He aquí que una muchacha virtuosa concebirá en su vientre y dará a luz un hijo y ella lo llamará
Imánu-El"
24 A1 despertarse Yosef del sueño, hizo lo que el Eterno le había instruido por medio de Su mensajero celestial y
trajo a Miriam a su casa como su esposa,
25 pero se abstuvo de tener relaciones íntimas con ella hasta después que dio a luz su hijo y le puso por nombre
Yahoshua.
,Leer.lucas 5..17-26.17 También un día que estaba enseñando Torah aconteció esto: los perushim y maestros de la ley que habían llegado de todas las aldeas de la Galil y de Yerushaláyim, estaban sentados a sus pies y el poder de ADONAY estaba sobre él para sanar,
18 y he aquí unos varones que llevaban a un hombre paralizado en su lecho, procuraban abrirse paso entre la
multitud y ponerlo delante de él.
19 Pero no hallando cómo hacerlo por causa del gentío, habiendo subido al techo, lo descolgaron con lecho y todo por entre las tejas, hasta que lograron ponerlo delante de Yeshúa.
20 Y viendo la emunah de ellos, dijo: "Hombre, tus pecados te son perdonados".
21 Y los escribas y fariseos comenzaron a razonar entre sí, diciendo: ¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar esos pecados sino solo Di-os?
22 Pero Yeshúa, conociendo los pensamientos de ellos, tomando la palabra les dijo: ¿Qué estáis cavilando en
vuestros corazones?
23 ¿Qué es más fácil decir: Tus pecados te son perdonados o decir: Levántate y anda?
24 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre ha recibido autoridad en la tierra para perdonar pecados (dijo al
paralítico): A ti te digo: "Levántate y toma tu lecho y vete a tu casa".
25 E inmediatamente, habiéndose levantado a la vista de ellos y tomando aquello en que estuvo acostado, salió
para su casa entonando bendiciones a ELOHA.
26 Y un profundo sentido de la Presencia Divina cayó sobre todos y glorificaban a EL ETERNO y fueron lleno de temor y decían, Hoy hemos visto cosas que si las contamos, nadie las creería.
La pureza, física, como la, espiritual al igual que el apartarnos, “ santidad “ inciden en lo que nos propongamos para nosotros y los nuestros, en el propósito predeterminado de ETERNIDAD, dado por nuestro ABA KADOS. Leer, devarim 10..16-19, leer Jeremias 4..4,9..22-25, romanos 2..26,
Gal 23..15-8, Tito1..40, Col 2..11.
Por esto en Mashiaj, el sacrificio es único y para siempre, retomando el pacto de sangre
comprometido con nuestros patriarcas , no solo en el prepucio material y carnal, sino derramando la sangre de todo su ser para mostrar que lo mas importante es el circuncidar el prepucio de nuestros corazones y de nada vale corcusida o no circuncidar, cuando su propósito y plan Eterno de restauración no ha sido entendido, puesto que con el no solo se circuncida una tribu, sino a todas las naciones ordena el circuncidar el prepucio de vuestros corazones. Por que sino se acepta, ni respeta su entrega como cordero inmolado, para EL ETRNO, todas las naciones, incluidas juda e Israel son incircuncisas de corazón, y lo demás de nada vale. Por esto siervos de la queilah Torah shalom Y AM YISRAEL, circuidad vuestros corazones, siempre en Mashiaj como Torah viva.

SHABAT SHALOM.
Preparado por: Yirmiyahu ben Yisrael.



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