Parashá 08 VaYishlaj Para
Génesis
32:3(4) – 36:43
Para
ser compartida en el Shabat del día 16 del noveno mes bíblico (kislev) del
5.782
Noviembre
20 de 2021
Aliyás de la Torá:
- 32:3(4 heb.) – 32:12(13 heb.)
- 32:13(14) – 29(30)
- 32:30(31) – 33:5
- 33:6-20
- 34:1 – 35:11(Ash.) 13(Sef.)
- 35:12(A), 14(S) – 36:19
- 36:20-43
- Maftir: 36:40-43
Haftará: Oseas 11:7 – 12:12(Ashken.) Abdías
1-21(Sefard.)
Código Real (HaTsofen HaMaljutí): Marcos 12:1 – 12:44
Aliyás del CR:
- 12:1-12
- 12:13-18
- 12:19-27
- 12:28-34
- 12:35-44
VaYishlaj
Significa “y envió”.
Primera
aliyá, 32:3 – 32:12
Yaakov
envía mensajeros a su hermano Esav para decirle que ahora vuelve con muchos
bienes para hallar gracia en sus ojos. Esav sale con 400 hombres y Yaakov se
angustia y divide su gente en dos campamentos para así salvar por lo menos uno
de ellos. Luego ora al Eloha de sus Padres Avraham y Yitsjak recordándole que
Él le había dicho que volviera a su tierra y a sus familiares. Reconoce que es
indigno de todo lo que ha recibido y pide que le libere de la mano de su
hermano Esav para cumplir la promesa de que su descendencia iba a ser como la
arena del mar.
Segunda
aliyá, 32:13-29
Yaakov
escoge un presente de aproximadamente 600 animales de todo lo que tienen para
dar a su hermano. Envía sus siervos con grupos de manadas delante de él con un
buen espacio entre cada grupo. Estos son regalos para Esav para aplacar su ira.
Yaakov se queda esa noche a dormir en el campamento pero se levanta aun de
noche, toma a toda su familia y la hace cruzar el vado de Yaboc con todo lo que
tiene. Así se queda solo al otro lado del arroyo. Un hombre lucha con él hasta
rayar el alba. Pero cuando ve que no puede vencerle le da un golpe en la
coyuntura del muslo que se disloca. Cuando quiere irse Yaakov no le suelta si
no le bendice. El hombre pregunta: “¿Cuál es tu nombre?”. Y él contesta:
“Yaakov”. Luego dice: “Ya no será tu nombre Yaakov, sino Israel, porque has
luchado con Elohim y con los hombres, y has prevalecido.” El hombre no revela
su nombre pero bendice a Yaakov.
Tercera
aliyá, 32:30 – 33:5
Yaakov
llama el lugar Peniel, el rostro de Eloha, por su experiencia que tuvo allí.
Cojea de su muslo y por eso los hijos de Israel no comen el tendón de la
cadera. Al ver a Esav, Yaakov divide su familia entre las madres. La última es
Rajel con Yosef. Luego va delante de su familia para saludar a Esav
inclinándose hasta el suelo siete veces. Esav corre a su encuentro, lo abraza y
lo besa y lloran. Después pregunta quiénes son las mujeres y los niños. Yaakov
contesta que son los hijos que Eloha en su misericordia le ha concedido.
Cuarta
aliyá, 33:6-20
Las
madres se inclinan con sus hijos ante Esav. El pregunta qué propósito tienen
todos estos grupos de animales y Yaakov responde que es para hallar gracia
entre los ojos de su señor. Esav dice que tiene bastante, pero Yaakov insiste y
él lo acepta. Esav quiere caminar junto con Yaakov, pero él prefiere caminar
más lento por causa de los niños y los animales que están criando. Entonces
Esav propone dejar parte de su gente para acompañarle, pero él sólo pide hallar
gracia ante los ojos de su señor. Así que Esav se va por su camino a Seir y
Yaakov sigue hasta Sukot donde se hace una casa y cabañas para el ganado. Luego
llega a Shejem en la tierra de Kenáan y acampa frente a la ciudad. Allí compra
la parcela de campo donde ha plantado su tienda, de los hijos de Jamor por cien
kesitas. Allí levanta su primer altar y lo llama El-Elohei-Israel, el Poderoso
es el Eloha de Israel.
Quinta
aliyá, 34:1 – 35:13
Diná sale
de su familia y se junta con las hijas de la tierra. Shejem, el hijo del
príncipe, la ve y se acuesta con ella. Luego pide a su padre Jamor que la
consiga por mujer. Entonces Jamor va a hablar con Yaakov para pedirle a su hija
para su hijo. Los hijos de Yaakov llegan del campo y al enterarse del asunto se
enfadan mucho porque tal necedad no se debe hacer en Israel. Pero Jamor habla
con ellos y pide que se unan como pueblos y que entreguen a sus hijos en
matrimonios mutuos. También Shejem habla con ellos y ofrece cualquier cosa para
poder casarse con la mujer. Pero los hijos de Yaakov contestan con engaño
diciendo que no pueden entregar una hermana a un incircunciso. Sólo si todos
los hombres se circuncidan podrán enlazarse en matrimonio para ser un solo
pueblo. Jamor y Shejem aceptan la propuesta logran convencer a todos los
hombres de la ciudad a circuncidarse. Pero al tercer día, cuando estaban con
dolor, Shimón y Leví entran en la ciudad y matan a todos los varones con sus
espadas. Sacan a Diná de la casa de Shejem y salen. Después llegan los demás
hijos de Yaakov y saquean la ciudad por haber deshonrado a su hermana, tomando
todo, animales, cosas, niños y mujeres. Yaakov los reprende por haberle hecho
odioso entre los habitantes de la tierra. Teme que sus acciones producirán una
destrucción de él y su familia. Pero ellos dicen: “¿Había de tratar él a
nuestra hermana como una ramera?”
Elohim
dice a Yaakov que suba a habitar en Betel y que haga un altar allí. Yaakov dice
a todos que se purifiquen y cambien los vestidos para luego poder subir a Betel
y hacer un altar al que le respondió cuando estaba en angustia huyendo de su
hermano y que ha estado con él en el camino por donde haya andado. Entonces le
entregan todos los ídolos y él los esconde debajo de la encina que está junto a
Shejem. En ese momento hay gran terror en las ciudades alrededor y no persiguen
a los hijos de Yaakov.
Así llega
a Luz, que es Betel, y edifica un altar llamándole El-Betel, el Poderoso de
Betel, porque allí hubo una manifestación de ángeles y del Eterno cuando huía
de su hermano. Dvorá, nodriza de Rivká, muere y es sepultada al pie de Betel,
debajo de una encina llamada Alón-bacut, encina del llanto.
Eloha se
aparece a Yaakov y le dice: “Tu nombre es Yaakov, no te llamarás más Yaakov,
sino que tu nombre será Israel.” También dice que es El Shadai y le ordena ser
fecundo y multiplicarse. Una nación y una congregación de naciones serán de él
y reyes saldrán de sus lomos. Le repite la promesa de la tierra que le será
entregada tanto a él como a su descendencia. Después de hablar con él, Eloha
sube de su lado.
Sexta
aliyá, 35:14 – 36:19
Yaakov
erige una piedra en el lugar y derrama una libación y aceite sobre ella y le
llama al lugar Betel. Salen de Betel y cuando falta poco para llegar a Efrata,
Rajel da a luz con mucha dificultad. En el momento de nacer su segundo hijo lo
llama Ben-oní, hijo de mi tristeza, y en ese momento sale su alma. Pero su
padre lo llama Binyamín. Rajel es sepultada allí en el camino de Efrata, y
Yaakov erige un monumento sobre su sepultura que se ha quedado allí hasta hoy.
Israel sale de allí y planta su tienda más allá de Migdal-Eder, la torre del
rebaño. En ese lugar Reuvén se acuesta con Bilhá.
Los hijos
de Yaakov son doce. Leá tuvo Reuvén, Shimón, Leví, Yehudá, Yisajar y Zvulún.
Rajel tuvo Yosef y Binyamín. Bilhá tuvo Dan y Naftalí. Zilpá tuvo Gad y Asher.
Yaakov va
a su padre Yitsjak en Mamré de Kiryat-arbá, que es Jevrón. Yitsjak muere a los
180 años y sus hijos Esav y Yaakov lo sepultan.
Esav, que
es Edom, ha tomado dos mujeres de las hijas de Kenáan. Ellas le han dado a luz
un hijo cada una, Elifaz y Reuel. Esav también ha tomado una mujer de las hijas
de Yishmael que le ha dado a luz tres hijos en la tierra de Kenáan. Ahora Esav
toma a su familia y a sus bienes y se va a vivir en la región montañosa de
Seir, lejos de Yaakov, porque ya no pueden vivir juntos por causa de su mucho
ganado. Elifaz tiene allí cinco hijos con su esposa y el hijo Amalek con su
concubina. Todos estos llegan a ser jefes. Uno de ellos, Kóraj, es el producto
de un incesto entre Elifaz, el hijo primogénito de Esav, y la segunda esposa de
Esav. Reuel tiene cuatro hijos que también llegan a ser jefes. Los tres hijos
de la tercera esposa de Esav, también llegan a ser jefes.
Séptima
aliyá, 36:20-43
Los hijos
de Seir eran los habitantes nativos de la tierra de Seir antes de la venida de
Esav. Seir tuvo siete hijos. Dos de ellos fueron Tsivón y Aná. Tsivón era
también el padre de Aná su hermano. Aná fue el primero en encontrar la forma de
hacer mulas. Su esposa fue la madre de Adá, esposa de Esav. Los joreos, que
habitaron la tierra de Seir tenían siete jefes. Luego gobernarían ocho reyes en
la tierra de Edom antes de que los hijos de Israel tuvieran un rey. Luego otros
once jefes descendientes de Esav tendrían dominio sobre once localidades.
Comentarios
Primera
aliyá, 32:3 – 32: 12
32:3 “Entonces Yaakov envió mensajeros delante de
sí a su hermano Esav, a la tierra de Seir, región de Edom.” – La palabra hebrea para
“mensajeros” es “malajim”[1]
que normalmente se traduce como ángeles. Rashí dice que eran ángeles de verdad.
Pero otros consideran que eran hombres de alto nivel espiritual usados por el
Eterno para ejercer la función de Malahim .
Hay
muchos casos donde la palabra “malajim” hace referencia a los hombres, no
solamente a los ángeles del Eterno, cf. Números 20:14; Josué 6:17; Jueces 6:35;
1 Samuel 6:21. La palabra hebrea se traduce al griego como “ángelos”[2]
y tiene el mismo significado que la palabra “malajim”, cf. Lucas 7:24; Jacobo
(Stg.) 2:25; Revelación 2:1 etc.
32:7 “Entonces Yaakov tuvo mucho temor y se
angustió; y dividió la gente que estaba con él, y las ovejas, las vacas y los
camellos, en dos campamentos”
– Esta es la primera vez que el pueblo de Israel es dividido en dos. La
división de Israel en dos campamentos ha seguido desde entonces. En tiempos del
rey David había una división entre la casa de Yehudá y la casa de Israel. David
reinó siete años sólo sobre la casa de Yehudá y 33 años sobre todo Israel, cf.
2 Samuel 2:4, 11; 5:5. Con la muerte del rey Shlomo el reino fue dividido en
dos naciones y la casa de Israel ha estado dividida de la casa de Yehudá hasta
hoy, cf. 1 Reyes 12:19; 2 Crónicas 10:19. Si no entendemos que Israel está
compuesto por dos campamentos, no vamos a entender el consejo del Eterno, como
ha sido revelado en las Escrituras. Los dos ejes principales de estos dos
campamentos son Yehudá por un lado y Efrayim por el otro.
32:9-12 “Y dijo Yaakov: Oh Eloha de mi padre Avraham
y Eloha de mi padre Yitsjak, oh Eterno, que me dijiste: "Vuelve a tu
tierra y a tus familiares, y yo te haré bien", indigno soy de toda
misericordia y de toda la fidelidad que has mostrado a tu siervo; pues con sólo
mi cayado crucé este Yardén, y ahora he llegado a tener dos campamentos.
Líbrame, te ruego, de la mano de mi hermano, de la mano de Esav, porque yo le
tengo miedo, no sea que venga y me hiera a mí y a las madres con los hijos. Y
tú dijiste: "De cierto te haré bien, y haré tu descendencia como la arena
del mar que no se puede contar por su gran cantidad."” – La oración de Yaakov está
basada en tres cosas fundamentales:
1.
Confianza en las promesas – “me dijiste”
2.
Humildad – “indigno soy”
3.
Sinceridad – “le tengo miedo”
Era
la hora de la verdad. Esav tenía poder y deseo para matarlo. La razón por la
que Yaakov había vuelto a la tierra prometida, fue por una orden divina. Yaakov
no podía confiar en su propia fuerza ni en sus propios méritos, sino sólo en la
misericordia y las promesas del Eterno para su vida. Tampoco escondía su temor.
Con plena sinceridad sacó a la luz lo que había en su interior, sin fingir, sin
aparentar algo que no era. Hay una enseñanza que ha salido por el mundo cristiano que dice que
solamente hay que confesar la Palabra todo el tiempo y no hablar de lo negativo
en ningún momento para poder lograr tener éxito en toda circunstancia. Es
verdaderamente muy bueno confesar la Palabra en todo momento, pero también hay
que sacar a luz la verdad de las cosas negativas que existen y ser sincero
delante del Eterno. El Eterno aprecia más nuestra sinceridad que nuestra
fe fingida, como está escrito en 1 Timoteo 1:5-6:
“Pero el propósito de nuestra instrucción es el amor nacido
de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe no fingida. Pues
algunos, desviándose de estas cosas, se han apartado hacia una vana palabrería”
Y en 2 Timoteo 1:5 está escrito:
“Porque tengo presente la fe no fingida que
hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Lois y en tu madre
Eunike, y estoy seguro que en ti también.”
No
vale la pena intentar de fingir ante el Eterno. Si tenemos temor, es mejor no
ocultarlo, sino ser sinceros delante de Él y contarle todo. En la luz está la
fuerza. En la verdad está la victoria. En los momentos críticos no podemos usar
frases religiosas para aparentar algo que no es. Seamos sinceros y oremos al Eterno que nos ayude en
nuestra debilidad, como está escrito en Romanos 8:26:
“Y de la misma manera, también el Espíritu nos
ayuda en nuestra debilidad; porque no sabemos orar como debiéramos, pero el
Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”
En
2 Corintios 12:10 está escrito:
“Por eso me complazco en las
debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por
amor al Mesías; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.”
En Mateo 6:30 está escrito:
“Y si Eloha viste así la hierba del campo, que hoy
es y mañana es echada al horno, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe?”
Aquí no dice que Eloha va a vestir a
los hombres de mucha fe, sino a los de poca fe. Es mejor
tener poca fe en un Eloha grande que mucha fe en un Eloha pequeño.
En
nuestra debilidad está la fuerza, porque allí desarrollamos una relación de
dependencia y de confianza en el Todopoderoso que está con nosotros. El Eterno
había puesto a Yaakov en esta situación de crisis. Detrás de él estaba Laván y
delante de él estaba la promesa acompañada con un peligro de muerte, su hermano
Esav. No tenía más remedio que unirse más con el que le podía ayudar y sacarle
de la prueba, como está escrito en 1 Corintios 10:13:
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea
común a los hombres; y fiel es Eloha, que no permitirá que vosotros seáis
tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación
proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla.”
“Vuelve a tu tierra y a tus familiares, y yo te haré
bien” – Este mensaje contrasta con el que recibió
nuestro padre Avraham en 12:1 donde está escrito:
“Vete
de tu tierra, de entre tus parientes y de la casa de tu padre”
Estos
son los dos mensajes que el Eterno está dando ahora en el tiempo de la vuelta
del galút de todos aquellos que son descendientes de Yaakov pero cuyos antepasados
se asimilaron entre las naciones gentiles. Para ellos ha llegado el momento de
salir de la identidad nacional donde nacieron y volver a la identidad nacional
israelita, aunque todavía no es posible ser ciudadano israelí. Ahora es el
tiempo de dejar de identificarse con la familia gentil y retornar a la familia
de Israel. Si no hacen estos dos movimientos no van a poder recibir todo el
bien que el Eterno desea darles en este tiempo profético en el cual nos ha
tocado vivir, como está escrito en Hebreos 11:24-26:
“Por
la fe Moshé, cuando era ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Paró,
escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Eloha, que gozar de los
placeres temporales del pecado, considerando
como mayores riquezas el oprobio del Mesías que los tesoros de Mitsrayim;
porque tenía la mirada puesta en la recompensa.”
En
Mateo 5:11-12 está escrito:
“Dichosos
seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra
vosotros falsamente, por causa de mí. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es
grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros.”
“Y
tú dijiste: "De cierto te haré bien, y haré tu descendencia como la arena
del mar que no se puede contar por su gran cantidad."”
– En la oración de Yaakov hay una síntesis de las palabras proféticas que
fueron pronunciadas anteriormente sobre Avraham y Yaakov, cf. 22:17; 28:13-15;
31:3. Sin embargo, vemos que no es exactamente igual. El Eterno habló cosas con
Yaakov que no fueron escritas hasta este momento. Cuando habló con Avraham dijo
que su descendencia iba a ser como la arena en la orilla del mar, pero aquí
sólo se menciona la arena del mar. La arena en la orilla no es la misma que la
que está dentro del mar. La arena en la orilla representa los hijos físicos de
Avraham y Yaakov que no son asimilados por las naciones gentiles. La arena
dentro del mar son todos aquellos descendientes de Yaakov que han perdido su
identidad entre las aguas de las naciones. Es interesante notar que cuando
ahora se trata de la vuelta de Yaakov de su diáspora, lo más destacado es la
descendencia como la arena del mar. Esto nos enseña que en el momento de la
vuelta a la tierra de los hijos de Israel, en los últimos tiempos, la
descendencia de Yaakov, que se ha mezclado entre las naciones, es mencionada de
una manera especial delante del Eterno. Yaakov está orando por sus
descendientes que iban a ser como la arena del mar. Esto implica que él estaba
orando por todos aquellos que iban a mezclarse con las naciones y que, en el
momento del regreso de los judíos a la tierra de Israel, iban a re-aparecer y
volver a su verdadera familia, la familia de Israel.
Este regreso del pueblo judío a su propia tierra es
el anuncio del encuentro de las ovejas perdidas de la casa de Yisrael hoy
asimilada DE ENTRE LAS NACIONES COMO LA ARENA DEL MAR. los judíos son el pueblo
visible del remanente de Yisrael, que han mantenido su presencia física de
generación en generación, como la arena a la orilla del mar, siendo los
primeros en fácilmente ser identificados pero, los huesos secos de que habla
Ezequiel , son las ovejas perdidas de que habla Yeshùa, que se encuentras
asimilados entre las naciones del mundo,
De la misma manera como la descendencia de Yaakov
estaba en peligro de extinción con el enfrentamiento con Esav, los hijos de
Yaakov que han estado mezclados entre las naciones y que ahora están
redescubriendo su verdadera identidad, están en un peligro muy grande con el enfrentamiento
con el sistema romano, descendiente de Esav. La oración de Yaakov por su
descendencia hará que sus hijos finalmente venzan sobre el falso sistema del
cristianismo romano y el resto del paganismo para que vuelvan a casa sanos y
salvos durante la gran tribulación, como está escrito en Revelación 7:9-10,
14b-15:
“Después
de esto miré, y vi una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las
naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del
Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos[3]. Y clamaban a gran voz, diciendo: La
salvación pertenece a nuestro Eloha que está sentado en el trono, y al
Cordero. Estos son los que vienen de la gran tribulación, y han lavado sus
vestiduras y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Por eso están
delante del trono de Eloha, y le sirven día y noche en su templo; y el que está
sentado en el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos.”
Segunda
aliyá, 32:13 – 29
32:13 “Y pasó la noche allí. Entonces de lo que
tenía consigo escogió un presente para su hermano Esav” – Yaakov hizo tres cosas para
enfrentarse con su hermano, envió un regalo, oró y se preparó para la guerra.
32:14 “doscientas cabras y veinte machos cabríos,
doscientas ovejas y veinte carneros”
– Doscientas cabras necesitan veinte machos cabríos. Lo mismo pasa con el resto
de los animales, los machos son dados conforme a la necesidad de las hembras.
El Midrash[4]
interpreta este pasaje en referencia del periodo mínimo para las relaciones
matrimoniales estipulado en la Torá. Para los ociosos, todos los días; para los
obreros, dos veces por semana; para los arrieros de asnos, una vez por semana;
para los arrieros de camellos, una vez cada treinta días, para los marineros,
una vez cada seis meses.
El esposo tiene la obligación de tener
un periodo mínimo de relaciones maritales con su esposa, según Éxodo 21:10
donde dice:
“Si toma para sí otra mujer, no disminuirá a
la primera su alimento, ni su ropa, ni sus derechos conyugales.”
32:24-25 “Yaakov se quedó solo, y un
hombre luchó con él hasta rayar el alba. Cuando vio que no había prevalecido
contra Yaakov, lo tocó en la coyuntura del muslo, y se dislocó la coyuntura del
muslo de Yaakov mientras luchaba con él.” – Yaakov había dado una promesa
cuando huía de su hermano, de que el Eterno iba a ser su Eloha, cf. 28:21. La
pregunta que nos viene es si no lo era antes. Es obvio que Yaakov no había dado
todo su corazón al Eterno. El Creador estaba interesado en llegar a él solo, a
su corazón.
Ahora las circunstancias habían llegado
a tal punto que ya no quedaba más remedio que enfrentar la situación y
rectificar lo que se había hecho mal desde el principio. Yaakov había engañado
a su hermano y ahora tenía que enfrentar las consecuencias de esta realidad y
no huir más. La huida de los problemas no los resuelve.
El Eterno siempre nos llevará de vuelta
al punto donde hemos huido de nuestra responsabilidad, para que aprendamos la
lección de ser maduros y responsables de nuestros hechos y para que podamos
rectificar los errores.
Yaakov todavía podía salir corriendo
para escapar de su hermano. Elohim envió uno de sus ángeles con el fin de
tratar con la vida de Yaakov. El ángel tenía como misión debilitarle para que
se humillara totalmente ante el Eterno. Todavía Yaakov dominaba su propia vida.
Era un hombre sumamente fuerte. Hasta ahora no había tenido la experiencia de
la entrega total al Eterno. Su fuerza era él mismo. Este varón de El Eterno,
estaba intentado de llegar a lo más íntimo de Yaakov, era una lucha
física-espiritual.
Parece ser que Yaakov confiaba en su
propia fuerza física y su propia inteligencia. ¿Por qué envió todos los animales
y todas las personas delante de él? Era una estrategia astuta que estaba
empleando. Mediante sobornos intentaba ganarse el favor de Esav, es decir,
humanamente, por medio de su propia astucia. Pero esas cosas no eran
suficientes para aplacar la ira de Esav. El problema en el enfrentamiento con
Esav era el corazón de Yaakov. El no estaba listo para
enfrentar a Esav.
No
se había rendido totalmente ante el Eterno y tenia demasiada confianza en si
mismo, era demasiado fuerte física e intelectualmente, y ese fue el problema de
Yaakov. “¿Te quedas hasta lo último para poder salir corriendo? Ahora te voy a
quitar tu último recurso, tu propia fuerza, para que ya no puedas correr más. Y
vendrá Esav a por ti y tendrás que enfrentar la situación y confiar en Adonai,
no en tu propia capacidad.”
La
lucha entre el malaj y Yaakov fue una lucha de poder, ¿quién va a dominar la
vida de Yaakov? ¿El Eterno o Yaakov? El ángel no pudo dominar a Yaakov, era
demasiado fuerte en si mismo. Recordemos que los ángeles son enviados por nuestro
ABBA cada vez para efectuar una obra Suya en la tierra. ¿Cuál fue la misión de
este malaj? Quebrantar la autosuficiencia de Yaakov y hacer que se sometiera de
una vez al Eterno, que dejara de confiar en si mismo.
Pero
cuando no pudo con Yaakov, le dio el golpe final. El lugar más fuerte del cuerpo del
hombre es el músculo del fémur. Fue el último recurso que tenía
el ángel, dañar el punto más fuerte de su cuerpo. Y esa fue la gota que hizo
rebosar el vaso. Ese golpe era suficiente para quebrantar la autosuficiencia de
Yaakov.
En
Oseas 12:2-5 está escrito:
“El
Eterno tiene también contienda con Yehudá, y castigará a Yaakov conforme a sus
caminos; conforme a sus obras le pagará. En el vientre tomó a su hermano por el
talón, y en su madurez luchó con Elohim. Sí, luchó con el ángel y prevaleció, lloró y le pidió su ayuda; en
Betel le encontró, y allí El habló con nosotros, sí, el Eterno, Eloha de los
ejércitos, el Eterno es su nombre.”
Este texto nos muestra que El Eterno no
estaba conforme con los caminos de Yaakov hasta que fue quebrantado y pidió
ayuda. La palabra hebrea que ha sido traducida como “prevaleció” es “va-yujal”
que viene de la raíz “yajol”[5] que significa “poder (verbo)”, “vencer”,
“prevalecer”, “sufrir”. Así que se podría traducir como: “Luchó con el ángel y
venció”. La victoria fue cuando se quebrantó y reconoció su necesidad de ayuda.
Finalmente hubo un encuentro muy importante en Betel, donde Yaakov pudo cumplir
sus tres promesas que había dado cuando huía de su hermano.
32:26-27
“Entonces el hombre dijo: Suéltame porque raya el alba. Pero Yaakov respondió:
No te soltaré si no me bendices. Y él le dijo: ¿Cómo te llamas? Y él respondió:
Yaakov.” – Yaakov fue quebrantado por el golpe que le dio el ángel. Había
dejado a sus siervos y a su familia y se había quedado solo, pero con su propia
fuerza, y El Eterno quería que se despojara también de ella. En ese momento
Yaakov llora, y le pide una ayuda desesperada para poder seguir adelante, y el
malaj le dijo: ¿Cómo te llamas? ¿Estás dispuesto a reconocer quien eres,
dispuesto a enfrentar la verdad de quien verdaderamente eres? ¿Cómo te llamas?
Y él responde: “Me llamo engañador”. El Eterno quería llegar a ese punto en su
vida, al punto de confesar quien verdaderamente era en sí mismo. Soy un
engañador. Imagínate todo lo que venía a la mente de Yaakov en ese momento.
¿Por qué fue llamado engañador? Porque tomó a su hermano por el talón, porque
quitó a su hermano la primogenitura con la venta de un plato de lentejas,
porque engañó a su padre y robó la bendición de su hermano. Y esa era la razón
por la cual Esav venía contra él, porque era un engañador. Ahora él tenía que
confesar quien era. Y en ese preciso punto está la victoria. En el
reconocimiento de nuestros errores está la victoria. En el quebranto está la
victoria. “Soy Yaakov”, y sigue llorando. “Tengo que reconocer quien soy. Toda
mi vida muestra que he sido un engañador y he sido engañado. Lo que sembré con
mi hermano y mi padre lo he recogido con mi suegro. Mi vida ha sido un engaño,
y ya no me quedan fuerzas para salir huyendo.”
Ese es el lugar de la verdadera
conversión y arrepentimiento de este hombre. Nuestro Rebe Yeshúa dijo: “el que
pierde su vida la hallará”.
32:28 “Y
el hombre dijo: Ya no será tu nombre Yaakov, sino Israel, porque has luchado
con Elohim y con los hombres, y has prevalecido.” – Esta es la primera vez
cuando aparece el nombre Israel[6]
en las Escrituras. Significa “luchará y reinará como Eloha” o “Eloha luchará y
reinará”. También tiene relación con la raíz “sarar”[7]
que significa “luchar”, “tener autoridad”, “tener una conducta noble”.
Ese nombre es dado a un hombre
quebrantado, solo, dañado, enfermo, dolorido y necesitado, y que reconoce su
debilidad y su dependencia del Eterno. En el momento más débil recibió el
nombre de “Victorioso”. “Has luchado con Elohim y con los hombres y has vencido.”
¿Cómo podemos vencer en la lucha con El
Eterno? Humillándonos, no resistiéndole más. El Eterno lucha contra nosotros
cuando somos fuertes en nosotros mismos. Pero cuando nos rendimos ante él,
ganamos. La lucha contra El Eterno es contraria a una lucha contra hombres.
Pues, en una lucha contra los hombres, el que vence es el ganador. Pero el que
se rinde en la lucha con El Eterno es el que gana.
“con los hombres” – Rashí dice que se
refiere a Laván y Esav. ¿Cómo Yaakov pudo vencer sobre Lavan? Con la obediencia
a la palabra del Eterno ¿cómo pudo vencer sobre Esav? Humillándose ante El
Eterno y ante su hermano.
21:29
“Entonces Yaakov le preguntó, y dijo: Dame a conocer ahora tu nombre. Pero él
respondió: ¿Para qué preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.” – ¿Dónde lo
bendijo? En el lugar del quebranto de sinceridad y verdad, ahí está la
bendición.
El
Midrash[8]
dice que el ángel reconoció que Yaakov tenía el derecho de obtener la bendición
que antes había conseguido por medio de una trampa, “be-akvá”, pero ahora la
recibió sobre la base de una lucha en honestidad. Según Rashí, la palabra
hebrea para “luchar” en Oseas 12:4, “va-yasar”, indica que la lucha se hizo
dignamente.
En Juan 1:47 está escrito:
“Yeshúa vio venir a Natanael y dice de él:
He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño.”
Esto nos
enseña que un verdadero israelita es uno en el cual no hay engaño. Yaakov tenía
que dejar de ser engañoso para ser un verdadero israelita y recibir el nombre
de Israel.
En el
libro de Revelación, en los capítulos 2 y 3 hay siete mensajes a las
comunidades judeomesiánicas de Asia menor. Mashiaj está enviando un mensaje
diferente a cada una de ellas según su necesidad particular. Pero cada uno
termina hablando de los que vencen, como una referencia a los verdaderos
israelitas, los que vencen como Yaakov.
·
“Al vencedor le daré a comer
del árbol de la vida, que está en el paraíso de Eloha.” (2:7)
·
“El vencedor no sufrirá daño
de la muerte segunda.”
(2:11)
·
“Al vencedor le daré del maná
escondido y le daré una piedrecita blanca, y grabado en la piedrecita un nombre
nuevo, el cual nadie conoce sino aquel que lo recibe.” (2:17)
·
“Y al vencedor, al que guarda
mis obras hasta el fin, LE DARE AUTORIDAD SOBRE LAS NACIONES; Y LAS REGIRÀ
CON VARA DE HIERRO, COMO LOS VASOS DEL ALFARERO SON HECHOS PEDAZOS, como yo
también he recibido autoridad de mi Padre; y le daré el lucero de la
mañana.” (2:26-28)
·
“Así el vencedor será vestido
de vestiduras blancas y no borraré su nombre del libro de la vida, y reconoceré
su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles.” (3:5)
·
“Al vencedor le haré una
columna en el templo de mi Eloha, y nunca más saldrá de allí; escribiré sobre
él el nombre de mi Eloha, y el nombre de la ciudad de mi Eloha, la nueva
Yerushalayim, que desciende del cielo de mi Eloha, y mi nombre nuevo.” (3:12)
·
“Al vencedor, le concederé
sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en
su trono.” (3:21)
Un verdadero israelita es un vencedor.
La palabra Israel tiene que ver con prevalecer en la lucha. En estos textos se
habla de obtener la vida eterna, de no sufrir la muerte segunda, de recibir un
nombre nuevo (lo que pasó con Yaakov). Se habla de obtener autoridad sobre las
naciones, de ser vestido de vestiduras blancas, de ser reconocido por Yeshúa
ante el Padre, de ser una columna en el templo, de tener tres nombres
celestiales escritos sobre sí y de poder sentarse en el trono de Mashiaj junto
con él. El que haya pasado por la experiencia del quebranto y del nuevo
nacimiento, una conversión auténtica, y sigue prevaleciendo, siendo fiel al
Eterno en las luchas diarias de la vida, hasta llegar a la madurez espiritual,
es un verdadero israelita y recibirá todo esto.
La experiencia que tuvo Yaakov también
hace referencia al quebranto que tuvo que pasar el Mesías Yeshúa. También sus
huesos fueron dislocados, como está escrito en Salmo 22:14:
“Soy derramado como agua, y todos mis huesos están
descoyuntados; mi corazón es como cera; se derrite en medio de mis entrañas.”
No hay efecto sin su causa ni causa sin
su efecto; Yaakov había
querido ser desde el vientre de su madre ser primero por encima de su hermano.
Habìa obtenido beneficios a pesar de que
había sido oportunista al comprar la primogenitura en un mometo de debilidad de
su hermano, había sido protagonista de
un engaño al tomar la identidad de su hermano para robar la bendición de Esav .
Seguramente pasaron varios años entre un
episodio y otro, pero estos hechos ya habían preparado un efecto en el futuro y
pese a su vida de hombre espiritual y en fondo de su corazón se gestaban
envidia, oportunismo y engaño de lo cual tendría que padecer mas adelante en su
vida, el había sembrado de lo que tendría que recoger. Y solo fue libre cuando
entendió que estaba llamado a dar testimonio y esto solo lo podía obtener
mediante un cambio por lo que tubo que luchar con Eloha y los hombres. Este
cambio es marcado con un nuevo nombre seguido de obediencia al Eterno.
Solo cuando somos capaces de reconocer
nuestras debilidades, habremos vencido y solo así nuestra relación con el
Creador será completa.
1Jn 1:9 Si confesamos nuestros pecados, ELOHA, que es fiel y justo, nos los perdonará
y nos limpiará de toda maldad.
1Jn 1:10 Si afirmamos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso y su
palabra no habita en nosotros.
Jn 2:9 El que afirma que está en la luz, pero odia a su hermano, todavía está en
la oscuridad.
1Jn 2:10 El que ama a su hermano permanece en la luz, y no hay nada en su vida* que
lo haga tropezar.
1Jn 2:11 Pero el que odia a su hermano está en la oscuridad y en ella vive, y no
sabe a dónde va porque la oscuridad no lo deja ver.
Hermanos amados, no luchemos mas
con ELOHA, y depongamos nuestro orgullo y demos paso a la humildad en el
verdadero amor y restablezcamos la convivencia con nuestra sociedad, nuestra
comunidad y demanera especial con nuestra familia.
¡SHABAT SHALOM!
Adaptado por: HOSHEA BEN YISRAEL
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