PARASHA 09 VAYESHEV. Y Habitó/Y se
estableció/Y se Asentó
Para la semana que termina el 26 de Kislev de 5784/9 Dic 2023
Bereshit / Génesis 37:1-40:23
VaYeshev Significa: y Habito. “y se
estableció”, “y se asentó”.
Aliyás de la Torá:
1. 37:1-11
2. 37:12-22
3. 37:23-36
4. 38:1-30
5. 39:1-6
6. 39:7-23
7. 40:1-23
Haftará: Amós 2:6 – 3:8
Brit Hadasha: Hechos 7:9-16
1ª.
Aliya Meir 13:1-4
2ª.
ASliya Meir 13:5-20’
3ª.
Aliya Meir 13:21-31
4ª.
Aliya Merir 13:32-14:1-11
5ª,
Aliya Meir 14;12-31
Temas de la Parasha
La parasha habla sobre los siguientes temas:
Primera aliá (37:1-37:11): Yaacov se
estableció en la tierra de Canaán. Su hijo favorito Yosef, le reporta
información crítica sobre sus hermanos, Yaacov le fabrica a Yosef una túnica de
colores. Yosef irrita a sus hermanos al contarles sus sueños proféticos, Yosef
sueña que todas las gavillas de trigo se inclinan a su gavilla, y que el sol y
la luna le hacen reverencias, estos sueños significan que su familia le
reconocerá como Rey.
Segunda aliá (37:12-37:22)
Los hermanos de Yosef apacientan las ovejas de su padre en
Siquem. Yaacov manda a Yosef a ver como están sus hermanos y cómo están las
ovejas, Yosef los encuentra, un hombre lo halla errante por el campo y le
informa que sus hermanos se fueron a Dotán. Cuando lo ven llegar sus hermanos
conspiran contra él para matarlo. Rubén los persuade y les aconseja que mejor
lo hechen a un pozo en vez de matarle.
Tercera aliá (37:23-37:36)
Yehuda convence a los hermanos de sacarlo del pozo y de venderlo a una caravana
de Ismaelitas que estaba pasando por el lugar en ese momento. Cuando Rubén
vuelve y encuentra el pozo vacío, se rasga las vestiduras. Los hermanos remojan
la túnica de Yosef en la sangre de un cabrito y se la enseñan a su padre
Yaacov, quien cree que su hijo ha sido devorado por animales salvajes. Yaacov
queda totalmente desconsolado. Mientras tanto, los ismaelitas venden a Yosef
como esclavo a Potifar, el jefe de carniceros del Faraón.
Cuarta aliá
(38:1-38:38:30) Aconteció que Yehuda se aparto de sus hermanos
y vio allí a la hija de un adulamita la cual se llamaba Súa, y ella le
concibió, y dio a luz a un hijo llamado Er. Después Yehuda toma mujer para su
primogénito la cual se llamaba Tamar, y Er fue malo ante los ojos del Eterno y
le quitó la vida. Yehuda le pide a Onán hermano de Er, que se despose con Tamar
y también el muere en circunstancias parecidas a las de su hermano. Tamar es
mandada a casa de su padre hasta que crezca Sela hijo de Yehuda. Cuando la
esposa de Yehuda muere, Tamar decide tener hijos a través de él. Tamar da a luz
gemelos.
Quinta aliá (39:1-39:6)
Aunque Yosef fue vendido como esclavo y llevado a casa de Faraón, el Eterno
estaba con Yosef, y fue varón prospero, Yosef halló gracia ante los ojos del
egipcio; y el hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que
tenía. Y era Yosef de hermoso semblante y bella presencia.
Sexta aliá (39:7-39:23)
La mujer de Potifar se siente atraída por la belleza física de Yosef, y al no
ser correspondida acusa falsamente a Yosef de intento de seducción y Potifar lo
echa a la cárcel. Pero el Eterno estaba con Yosef y le extendió su misericordia
y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel, y el jefe de la cárcel le
entrega a Yosef el cuidado de los presos y de todo lo que se hacia allí.
Séptima aliá (40:1-40:19)
En la prisión, Yosef predice con éxito los sueños de dos de los sirvientes de
Faraón que estaban arrestados en la prisión. Al copero le predice que va a
volver a palacio, y al panadero le predice que le van a colgar, Yosef le pide
al copero que se acuerde de él y haga mención de él ante Faraón, y le pide que
lo saque de esa casa.
37:1 Y habitó Ya'akov en la tierra de las
peregrinaciones de su padre, en la tierra de Kenaán.
Primera
aliyá, 37:1-11
37:1 “Y Yaakov
habitó en la tierra donde había peregrinado su padre, en la tierra de Kenáan.” (
) – No es lo mismo habitar que peregrinar. La actitud de un peregrino es que no
tiene una morada fija, siempre está de camino a otro lugar. Ahora Yaakov tiene
el deseo de asentarse y dejar de ser peregrino. Esto es un error. Cuando un
justo quiere dejar de luchar y disfrutar de esta vida, está intentando sacar de
antemano lo que recibirá en el mundo venidero. Pero HaShem no le permitió hacer
esto y le sucedió el problema con Yosef.
Es necesario tener lucha en esta vida para poder estar sano
espiritualmente. Cuando no hay conflictos y todo va bien hay una tendencia de
querer aflojarse y dormir espiritualmente. Los problemas y las luchas nos
mantienen en alerta y nos obligan a buscar al Eterno en todo momento. El Hijo
de Dios aprendió la obediencia a través de los sufrimientos, como está escrito
en Hebreos 5:8:
“aunque era Hijo,
aprendió obediencia por lo que padeció”
Así que el que quiere huir de los sufrimientos y de los problemas nunca aprenderá
la obediencia.
Es más, los mismos sufrimientos que pasamos en el olam hazé,
este siglo, producen una gloria que permanecerá en el olam habá, el
siglo venidero, como está escrito en 2 Corintios 4:17:
“Pues esta aflicción
leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda
comparación”
En Romanos 8:16-18 está escrito:
“El Espíritu mismo
da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios, y si hijos,
también herederos; herederos de Dios y coherederos con el Mesías, si en verdad
padecemos con él a fin de que también seamos glorificados con él. Pues
considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser
comparados con la gloria que nos ha de ser revelada.”
Para ser herederos en el siglo venidero hay que padecer con el Mesías.
Cuanto más suframos ahora más gloria tendremos entonces, como está escrito en 1
Pedro 1:7:
“para que la prueba
de vuestra fe, más preciosa que el oro que perece, aunque probado por fuego,
sea hallada que resulta en alabanza, gloria y honor en la revelación de Yeshúa
el Mesías”
En 1 Pedro 4:13 está escrito:
“antes bien, en la
medida en que compartís los padecimientos del Mesías, regocijaos, para que
también en la revelación de su gloria os regocijéis con gran alegría.”
En Hebreos 11:35b está escrito:
“otros fueron
torturados, no aceptando su liberación, a fin de obtener una mejor
resurrección.”
En 1 Corintios 15:41 está escrito en relación con la resurrección:
“Hay una gloria del sol, y otra gloria de la luna, y otra gloria de las estrellas;
pues una estrella es distinta de otra estrella en gloria.”
37:2a “Esta es la
historia de las generaciones de Yaakov: Yosef...” – La historia de una persona sigue en sus
hijos. Esta no es la historia de Yosef, sino de Yaakov. En el capítulo 38 encontramos
el relato de la vida de Yehudá. Estos dos, Yosef y Yehudá, son los dos hijos
más importantes de Israel. Alrededor de estos dos giran toda la historia de
salvación del Eterno. Yosef llegó a ser el padre de Efrayim que es el ancestro
de la tribu principal de la casa de Israel constituida por las diez tribus del
norte que eventualmente se separarían de las dos tribus en el sur. Yehudá es el
ancestro del pueblo judío y del Mesías. La primogenitura pasó a los hijos de
Yosef, como está escrito en 1 Crónicas 5:1-2:
“Y los hijos de
Reuvén, el primogénito de Israel (porque él era el primogénito, mas como
profanó la cama de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los
hijos de Yosef, hijo de Israel; de modo que no está inscrito en la genealogía conforme
a los derechos de primogenitura; aunque Yehudá prevaleció sobre sus hermanos, y
de él es el príncipe, los derechos de primogenitura pertenecían a
Yosef)”
Esta es la razón por la que aparecen entrelazados los relatos de Yosef y
Yehudá en esta sección de las Escrituras.
El Eterno está
cumpliendo su propósito en el mundo a través de Yaakov. El pueblo de Israel y
el Mesías son el medio del Eterno para bendecir el resto de la humanidad. Todos
estos relatos son narraciones preparatorias para la introducción del Mashíaj en
Israel y el mundo. Si se desconecta al Mesías de los relatos de la Torá se crea
un seudo-Mesías, un ser híbrido sin realidad histórica. El Mesías está
íntimamente conectado con la historia de Israel. Por esto podemos encontrar en
los relatos acerca de Yosef y de Yehudá sombras proféticas que señalan hacia el
Mesías Yeshúa. Estos textos dan paso a la proclamación de Yeshúa como el
Mesías ben Yosef, hijo de Yosef, y el Mesías ben David,
hijo de David.
37:2b “Yosef,
cuando tenía diecisiete años, apacentaba el rebaño con sus hermanos; el joven
estaba con los hijos de Bilháh y con los hijos de Zilpá, mujeres de su padre. Y
Yosef trajo a su padre malos informes sobre ellos.” ( ) – Como hemos dicho antes, el
nombre Yosef significa “quitará” y “añadirá” y es una referencia al Mesías que
vino para morir para quitar el pecado de Israel y el mundo y sus consecuencias
y resucitar para añadir a los gentiles dentro del pueblo escogido.
“apacentaba el
rebaño” – Como Yosef era un pastor también lo era Yeshúa, pero en otro nivel,
según Juan 10:11 donde dice:
“Yo soy el buen
pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas.”
“Y Yosef trajo a su
padre malos informes sobre ellos.” – Los cuatro hijos de
las concubinas no se portaban bien y Yosef habló mal de ellos ante su padre. En
lugar de reprenderles a ellos y aclarar posibles malos entendidos habló con su
padre, lo cual constituye el pecado de lashón hará, lengua de
maldad. Los rabinos enseñan que por esta mala lengua luego tenía que estar en
la cárcel durante 10 años.[1]
37:3 “Y
amaba Israel a Yosef más que a todos sus hijos, porque era para él el hijo de
su vejez; y le hizo una túnica de muchos colores.” – Hay varias razones por
las que Israel amaba a Yosef: era el hijo de su vejez, era el hijo de su esposa
preferida, tenía mucho en común con él mismo y, según un Midrash[2], Yaakov sabía por medio de una profecía que Yosef
iba a ser una gran persona. Yaakov y Yosef se parecían en muchos aspectos:
Ambos
tenían una madre estéril y nacieron por una intervención divina.
Ambos
fueron odiados por sus hermanos.
Ambos
experimentaron como sus hermanos querían matarlos.
Ambos
se hicieron ricos.
Ambos
se casaron fuera de la Tierra.
Ambos
fueron acompañados por ángeles.
Los
suegros de ambos fueron bendecidos por causa de ellos.
Ambos
viajaron a Egipto.
Ambos
pidieron que sus huesos fueran trasladados a la Tierra prometida.
Ambos
murieron en Egipto.
37:4 “Y
vieron sus hermanos que su padre lo amaba más que a todos sus hermanos; por eso
lo odiaban y no podían hablarle amistosamente.” – La lucha entre
hermanos depende, hasta cierto grado, de la tensión que hay entre los padres.
Los hijos son el reflejo de sus padres. La “poca” envidia que hubo entre las
madres se multiplicaba en los hijos y se transformó en envidia de muerte. La
razón por la que esta envidia llegó a tal extremo fue el favoritismo que
mostraba Yaakov hacia uno de sus hijos. No es lo mismo reconocer las buenas
cualidades de un hijo que tener favoritismo. Como padre, es necesario destacar
las cualidades buenas de todos los hijos y no hacer
comparaciones entre ellos. Las comparaciones crean muchas luchas innecesarias.
Cada hijo es diferente y tiene diferentes dones y cualidades, unos más que
otros. Pero esto no significa que uno sea mejor que el otro. El que tiene más
dones tiene más responsabilidad y hay que exigirle más, como está escrito en
Lucas 12:48b:
“A todo el que se
le haya dado mucho, mucho se demandará de él; y al que mucho le han confiado,
más le exigirán.”
Para ser buenos
padres hay que tratar a nuestros hijos de la misma manera como el Padre
celestial trata a Sus hijos, como está escrito en Efesios 6:4:
“Y vosotros, padres,
no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e
instrucción del Señor.”
Y en Hebreos
12:7-11, donde está escrito:
“Es para vuestra
corrección que sufrís; Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien
su padre no discipline? Pero si estáis sin disciplina, de la cual todos han
sido hechos participantes, entonces sois hijos ilegítimos y no hijos
verdaderos. Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los
respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros
espíritus, y viviremos? Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les
parecía, pero El nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de su
santidad. Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de
tristeza; sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, les da
después fruto apacible de justicia.”
Es importante
destacar las virtudes de nuestros hijos en todas las diferentes áreas en que
HaShem los haya dotado.
A pesar de la
situación crítica en la familia de Israel e incluso, por medio de estas
tensiones familiares, HaShem, en su infinita sabiduría, lleva a cabo su plan de
salvación para Israel y el mundo. El puede usar nuestra carnalidad para cumplir
su propósito, ¡Bendito seda su Nombre!
Los hijos de Leá
nacieron con un complejo de inferioridad y de rechazo, heredado de su madre.
Como Leá se sentía menospreciada por Yaakov, porque él prefería a Rajel antes
que a ella, su sentimiento pasó a los hijos.
Una persona con
ese complejo siente que otros son amados y yo no, otros son apreciados pero yo
no, otros son aceptados pero yo no. El complejo de inferioridad lleva la
persona al auto desprecio. No importa cuánto se esfuerce, nunca se sentirá
contenta consigo misma. Este complejo es formado por actitudes y palabras de
los padres incluso desde antes de nacer. Un niño que ha sido engendrado por
padres que no deseaban tener hijos está acomplejado desde antes de nacer. Un
niño que oye palabras como: “tú no vales”, “qué malo eres”, “eres un pesado”,
“no quiero verte”, “ya no te quiero”, etc., es acomplejado por sus padres. Las
palabras de los padres tienen muchísima influencia en la formación del carácter
del niño, especialmente durante el primer tiempo de su vida.
Los seis primero
años de la vida de un niño son decisivos para el resto de su vida. Por eso es
importante que los padres no dejen a sus hijos al cuidado de otros durante sus
primeros años. La ausencia de los padres y, especialmente en el primer tiempo,
la de la madre, crea un vacío emocional dentro del niño que no puede ser
llenado con nada del mundo al menos que el Eterno haga una intervención
sobrenatural para sanar su alma dañada.
Los padres
proyectan en sus hijos la imagen del Eterno. Los niños reciben una imagen del
Eterno según hayan sido sus padres con ellos. Si un padre nunca está en casa
para dedicar tiempo con sus hijos los hijos van a creer que el Eterno está
ausente y no está interesado en sus vidas. Si un padre trata con dureza a sus
hijos y los castiga por sus errores los hijos van a pensar que el Eterno los
castiga por cualquier error que cometan. Hay padres que pegan a sus hijos
cuando cometen errores no cuando son rebeldes. Esto crea un trauma en el niño
que difícilmente es quitado. Ese niño tendrá problemas en su relación con el
Eterno. Pensará que él le castiga por cualquier cosa. No ha aprendido que hay
una relación entre rebeldía y castigo, entre desobediencia y maldición. Piensa
que todo lo malo que le sucede es porque el Eterno le está castigándolo según
Sus propios caprichos.
Si los padres no
tienen normas claras y constantes los hijos aprenden que el Eterno es
caprichoso y fluctuante y que cambia sus mandamientos de un tiempo a otro, de
una era a otra. Si los padres prometen cosas a sus hijos y luego no las cumplen
los hijos van a dudar de las promesas eternas del Padre celestial, que no puede
mentir. Si los padres dicen mentiras entre ellos o a sus hijos los hijos van a
pensar que la Biblia no es verdad y que el Eterno puede engañar a los hombres.
Si los padres no valoran y premian el esfuerzo de los niños eventualmente
perderán su interés en progresar en la vida y pensarán que no son aptos para
servir al Eterno. Si un padre hace comparaciones y muestra favoritismo entre
los hijos van a pensar que algunos hijos del Eterno son favorecidos más que
otros y esto crea envidias, luchas y endiosamientos idolátricas de los líderes
entre el pueblo del Eterno.
Cuando un niño
recibe amor, atención, instrucción y corrección y es estimulado sin ser comparado
con sus hermanos o con otros compañeros, sino valorado, en primer lugar por lo
que es y, en SEGUNDO lugar por lo que produce, aprenderá a apreciarse a si
mismo y así podrá apreciar a los demás sin sentir envidia cuando otros
progresen más que él. El remedio de la envidia es el amor, como está escrito en
1 Corintios 13:4b:
“El amor no tiene
envidia”
Cuando una persona
no ama es porque no se siente amada, como está escrito en 1 Juan 4:19:
“Nosotros amamos,
porque El nos amó primero.”
El que da amor a
otros es porque ha recibido amor. No puedes dar algo que no has recibido. Así
que el remedio contra la envidia es recibir el amor del Eterno personalmente.
Para ser libre del
complejo de rechazo y de inferioridad hace falta recibir amor. Algunos han sido
tan dañados en sus emociones que no son capaces de creer en el amor que están
recibiendo, como está escrito en 1 Juan 4:16:
“Y nosotros hemos
llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros. Dios es
amor, y el que permanece en amor permanece en Dios y Dios permanece en él.” ()
Según este texto
hay dos maneras de relacionarse con el amor del Eterno, primero conocerlo, que
no es algo intelectual sino experimental. Segundo, creer en el amor que el
Eterno tiene para nosotros. Hay momentos cuando no siento el amor del Eterno y
en esos momentos mis emociones me están mintiendo. En esa situación tendré que
salir de la cárcel emocional y creer en el amor que el Eterno ha mostrado al
dejar que su Hijo muera por mi personalmente, como está escrito en Gálatas
2:20b:
“la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el
cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”
Pero si una persona está muy dañada en sus emociones ha creado un muro de
protección alrededor de su interior que no le permite salir ni permite entrar a
nadie. Ni siquiera el amor del Eterno puede alcanzar ese corazón herido. Esa
persona no puede ni sentir ni creer en el amor del Eterno por mucho que se le
diga que le ame. Como sus emociones dicen que nadie le quiere no cree en
alguien que le dice que le ama. Prefiere creer más en sus propias emociones que
en la verdad y esto es muy grave cuando se trata de la Palabra del Eterno. En
las Escrituras HaShem ha mostrado su amor por todo el mundo, como está escrito
en Juan 3:16:
“Porque de tal
manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que
cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
La mayor
manifestación del amor del Eterno es la muerte y resurrección de Su Hijo a
favor de todas las personas en particular, como está escrito en 1 Juan 4:9:
“En esto se
manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo
unigénito al mundo para que vivamos por medio de El.”
Una persona
acomplejada tiene mucha dificultad para recibir este amor. Hay sólo una cosa
que puede entrar dentro de su alma y romper esa muralla que ha edificado
alrededor de sus emociones mentirosas, la Palabra del Eterno dada por medio de
una revelación en el poder del Espíritu. Con otras palabras, sólo Yeshúa el Mesías,
que es la Palabra viva de HaShem, puede sanar esa alma, como está escrito en 1
Pedro 2:25:
“Pues vosotros
andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y
Guardián de vuestras almas.”
En esta era mesiánica en la que vivimos HaShem ha depositado en su Hijo
Yeshúa la autoridad y la capacidad para tratar con las almas de los hombres.
Yeshúa es el único que puede sanar el alma del hombre, como está escrito en
Mateo 11:27-30:
“Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre; y nadie conoce al
Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el
Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí, todos los que estáis cansados
y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón, y HALLAREIS DESCANSO PARA VUESTRAS ALMAS. Porque mi
yugo es fácil y mi carga ligera.”
También Yeshúa ha delegado a sus siervos la autoridad para tratar con este
tipo de complejos dentro de las personas, como está escrito en 2 Corintios
10:3-6:
“Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne; porque las
armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la
destrucción de fortalezas; destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra
el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la
obediencia del Mesías, y estando preparados para castigar toda desobediencia
cuando vuestra obediencia sea completa.”
Las fortalezas son
las defensas sicológicas que la persona acomplejada ha creado en su interior.
Esas defensas están basadas sobre argumentos mentirosos como: “Nadie me ama”,
“Soy malo”, Soy fea”, “Soy un pobre y siempre lo seré”, “Siempre me salen las
cosas mal”, etc. Todos estos argumentos son falsos y atentan contra la verdad
divina revelada en las Escrituras. El complejo de rechazo e inferioridad es una
cosa emocional que no siempre tiene su base en la realidad. Por medio de las
Escrituras y el poder del Espíritu del Eterno es posible quebrantar todos estos
argumentos.
La segunda cosa
que es mencionada en este texto son los razonamientos altivos que se levantan.
La reacción sicológica para intentar de superar el sentimiento de rechazo y de
inferioridad es la soberbia, la altivez. Como las emociones me dicen que no soy
nadie hago todo lo posible para mostrarme a mi mismo y a todo el mundo que sí
soy alguien. Y así voy buscando todas las virtudes mías y las destaco y las
muestro a los demás, intentando mostrarme a mi mismo y a los demás que no soy
tan malo como me dicen mis sentimientos. “Mira, YO soy bueno en esto”, “Fíjate
que YO logré esto” etc. La auto exaltación y el orgullo son síntomas de una
persona acomplejada que en el fondo de su corazón no se siente amada por nadie,
ni siquiera por el Eterno.
Otro intento de
superar el sentimiento de rechazo interior es hacerse amigos mediante regalos.
Si yo les doy esto me va a amar. Tenemos un buen ejemplo de esto en Leá que
dijo, según Génesis 29:32:
“Y concibió Leá y
dio a luz un hijo, y le puso por nombre Reuvén, pues dijo: Por cuanto el Eterno
ha visto mi aflicción, sin duda ahora mi marido me amará.”
Otro ejemplo vemos
en Génesis 30:20 donde está escrito:
“Y Lea dijo: Dios
me ha favorecido con una buena dote; ahora mi marido vivirá conmigo,
porque le he dado seis hijos. Y le puso por nombre Zvulún.”
Leá pensaba que
por medio de sus propios esfuerzos podía ganarse el amor de Yaakov. Ese no es
el camino. El camino de ser sanado del complejo de rechazo es recibir el amor
gratuito del Eterno. Su amor no depende de mí sino de él mismo. El me ama, no
porque yo sea de una u otra manera, sino porque ha decidido amarme.
Hay dos tipos de
amor del Eterno, un amor incondicional y un amor condicional. El amor
incondicional no depende del hombre, si es bueno o malo, si cumple o no, como
está escrito en Oseas 3:1:
“Y el Eterno me
dijo: Ve otra vez, ama a una mujer amada por otro y adúltera, así como el
Eterno ama a los hijos de Israel a pesar de que ellos se vuelven a otros dioses
y se deleitan con tortas de pasas.”
En Mateo 5:44-45
está dicho:
“Pero yo os digo:
amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, para que seáis hijos
de vuestro Padre que está en los cielos; porque El hace salir su sol sobre
malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.”
Y en Romanos 5:6-8
está escrito:
“Porque
mientras aún éramos débiles, a su tiempo el Mesías murió por los impíos. Porque
a duras penas habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se
atreva a morir por el bueno. Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores,
el Mesías murió por nosotros.”
Ese amor
incondicional es el que nos sana de nuestros complejos.
El amor
condicional del Eterno es desarrollado cuando hay una respuesta por parte del
hombre a Su amor incondicional, como está escrito en Deuteronomio 7:11-13:
“Guarda, por
tanto, el mandamiento y los estatutos y los decretos que yo te mando hoy, para
cumplirlos. Y sucederá que porque escuchas estos decretos y los guardas y los
cumples, el Eterno tu Dios guardará su pacto contigo y su misericordia que juró
a tus padres. Y te amará, te bendecirá y te multiplicará; también
bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu cereal, tu mosto,
tu aceite, el aumento de tu ganado y las crías de tu rebaño en la tierra que El
juró a tus padres que te daría.”
Y en Juan 14:23
está escrito:
“Yeshúa respondió,
y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y
vendremos a él, y haremos con él morada.”
Yaakov amaba a
Yosef más que a todos los demás hijos. El amaba a todos pero amaba a Yosef más
que a los demás por la relación más íntima que tenía con él, entre otras cosas,
por causa del amor recíproco que recibió de él y también por la revelación
profética que tenía sobre su futuro.
El amor
condicional está basado en el amor incondicional. Es muy importante que un
padre diga a su hijo: “No importa lo que hagas, te amaré igual”. De esa manera
el hijo se siente seguro en el amor de su padre y podrá relacionarse
correctamente con su Padre celestial. Ahora, si el hijo se porta mal tiene que
saber que el padre no ama su conducta sino a él, y desea que se aparte de su
mala conducta.
La persona
acomplejada proyecta su complejo sobre otros. Una madre con un complejo de
rechazo rechaza a sus hijos y es capaz de decir: “ya no te quiero”, “no quiero
verte más”. La solución para todo esto es el amor.
Una persona que se
siente menospreciada menosprecia a los demás y no puede aceptar que otra
persona sea exaltada más que ella. Tiene envidia y celos y luchas de poder. No
es capaz de reconocer una virtud de su hermano porque siente que es una amenaza
contra él.
Los hijos de Leá y
los hijos de las ex esclavas rechazaban a su hermanastro Yosef porque había
sido puesto por su padre como el heredero de la primogenitura. Por las excavaciones
arqueológicas que se han hecho en Egipto, se sabe que los jefes de las tribus
semitas llevaban túnicas con muchos colores como señal de su liderazgo.[3] Es obvio que el padre había marcado a Yosef
como el heredero de la primogenitura, como vimos en el texto de 1 Crónicas
5:1-2. Según Deuteronomio 21:15-17 Yaakov no tenía el derecho de quitar de
Reuvén la primogenitura y dársela a Yosef. Sin embargo, por causa del pecado de
Reuvén perdió su primogenitura, cf. Génesis 49:3-4, y fue dado a Yosef, no por
preferencia personal sino por revelación profética. Hay varios ejemplos en las
Escrituras donde vemos que el orden natural de herencia es cambiado por el
orden profético, cf. Génesis 48:17-20.
En el Talmud se
habla de dos tipos de Mesías.[4] Por un lado se habla de Mashíaj ben Yosef, que es el
Mesías sufriente como hijo de Yosef, no necesariamente en el sentido literal
como descendiente sino en el sentido alegórico como seguidor, imitador. Por el
otro lado se habla de Mashíaj ben David, el Mesías triunfante
descendiente directo de la casa de David.
En Yeshúa se
cumplen estos dos papeles. En su primera aparición vino como Mesías ben
Yosef y en su segunda vendrá como Mesías ben David.
“amaba Israel a
Yosef más que a todos sus hijos... su padre lo amaba más que a todos sus
hermanos” – En Mateo 3:17b el Padre celestial dice de Yeshúa:
“Este es mi Hijo
amado en quien me he complacido.”
37:7 “He aquí,
estábamos atando gavillas en medio del campo, y he aquí que mi gavilla se
levantó y se puso derecha, y entonces vuestras gavillas se ponían alrededor y
se inclinaban hacia mi gavilla.” – Las gavillas hablan de una cosecha que tiene
mucho que ver con la vida de Yosef y del Mesías. La cosecha es un producto de
la nueva vida que viene de la muerte de los granos.
“mi gavilla se
levantó” – Alude al levantamiento de Yosef y a la resurrección de Yeshúa de
entre los muertos.
“vuestras
gavillas se ponían alrededor y se inclinaron” – Muestra que después
del levantamiento de Yosef y la resurrección de Yeshúa habría un reinado.
También muestra que todas las tribus de Israel tendrán que reunirse alrededor
del Mesías para obedecerle con reverencia.
37:8 “le odiaron
por sus palabras” – También Yeshúa fue odiado por sus palabras. En Juan 15:22-25; 17:14 está
escrito:
“Si yo no hubiera
venido y no les hubiera hablado, no tendrían pecado, pero ahora no tienen excusa
por su pecado. El que me odia a mí, odia también a mi Padre. Si yo no hubiera
hecho entre ellos las obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero
ahora las han visto, y me han odiado a mí y también a mi Padre. Pero han
hecho esto para que se cumpla la palabra que está escrita en su ley:
"ME ODIARON SIN CAUSA."... Yo les he dado tu palabra y el mundo los
ha odiado, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.”
37:9 “el sol, la
luna y once estrellas” – El sol hace referencia a Yaakov, la luna hace referencia a la madre
y las once estrellas se refiere a los hijos de Israel, cf. Génesis 15:5; 22:17;
26:4.
Este sueño no se
ha cumplido en Yosef. En primer lugar no vivía su madre Rajel. Bilháh se había
ocupado de él y su hermano Binyamín desde la muerte de Rajel.
El padre dice que
es imposible que él y su madre se inclinen ante él. Esto tiene dos sentidos.
Por un lado Rajel ya estaba muerta y no podría inclinarse ante Yosef. Por otro
lado era absurdo que un padre se inclinara ante su hijo, lo cual no pasó en
Egipto. Así que este sueño es una muestra de que Yosef es una figura profética
del futuro Mesías.
Este mensaje
muestra que todos aquellos hijos de Israel que son estrellas se inclinarán ante
el Mesías, incluso los mismos patriarcas Avraham, Yitsjak y Yaakov. La Torá
muestra aquí que el Mesías es mayor que los padres.
Este sueño
profético es también una evidencia acerca de la resurrección de los muertos. Si
Yaakov y Bilháh y mucho menos Rajel no se inclinaron ante Yosef en Egipto,
tiene que haber una resurrección de entre los muertos para que esta profecía
tenga su cumplimiento. Entonces Rajel, la madre de Yosef, se inclinará
ante Mashíaj ben Yosef, que es Yeshúa hijo de Yosef.
La resurrección está relacionada con el sol, la luna y las estrellas, según
1 Corintios 15:41-42a, donde está escrito:
“Hay una gloria del sol, y otra gloria de la luna, y otra gloria de las
estrellas; pues una estrella es distinta de otra estrella
en gloria. Así es
también la resurrección de los muertos.”
En Revelación 12:1-2, 5-6 está escrito:
“Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la
luna debajo de sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza. estaba
encinta, y grita, estando de parto y con dolores de alumbramiento... Y
ella dio a luz un hijo varón, que ha de regir a todas las naciones con vara de
hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono. Y la mujer huyó
al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios, para ser sustentada allí,
por mil doscientos sesenta días.”
La mujer simboliza
el pueblo de Israel que dio a luz a Yeshúa que fue arrebatado hasta el trono de
Dios poco antes de la dispersión del pueblo judío por las devastaciones hechas
por los romanos en los años 70 y 135.
37:11a “Y sus
hermanos le tenían envidia” – Mateo 27:18 dice:
“Porque él
(Pilato) sabía que le habían entregado por envidia.”
Estamos en tiempos de restauración y dedicación. Estamos en tiempo de
luz y unción:
Shabat shalom y Jag Sameaj Januka / Feliz fiesta de Januka.
Fuente: E Blad
Adaptado por: HOSHEA BEN YISRAEL
No hay comentarios:
Publicar un comentario