Parashá
13 Semot
Para
ser compartida en elShabat de Tevet 21 del año 5.779/Dic 29 de 2.018
Éxodo
1:1 – 6:1
Aliyás
de la Torá
- 1:1-17
- 1:18 – 2:10
- 2:11-25
- 3:1-17
- 3:18 – 4:17
- 4:18-31
- 5:1 – 6:1
- Maftir: 5:22 – 6:1
Haftará:
Isaías 27:6 – 28:13; 29:22-23 (Ashkenazíes); Jeremías 1:1 – 2:3 (Sefardíes)
Brit
Hadasha: Lucas 1:1-2:20
Shemot
Significa “nombres”.
Tercera aliyá, 2:11-25
2:11 “Y aconteció que en
aquellos días, crecido ya Moshé, salió a donde sus hermanos y vio sus duros
trabajos; y vio a un mitsrí golpeando a un hebreo, a uno de sus hermanos.” – La
identidad hebrea en este joven fue más fuerte que la identidad mitsrí. La
expresión “sus hermanos” indica una identificación muy poderosa en su interior.
Él tuvo que pasar una crisis profunda de identidad. Se preguntaba ¿Quién soy?
¿Soy mitsrí o hebreo? Finalmente tomó la decisión de seguir su corazón y unirse
con los hermanos de sangre.
Esta misma
experiencia está teniendo aquellos que se han criado en el mundo gentil pero
tienen sangre Israelita o un alma Israelita. En este tiempo están sintiendo el
fuerte impulso de salir de donde se han criado y unirse con “sus hermanos”, los
Israelitas. El hecho de salir del contorno gentil y unirse al pueblo hebreo es
una de las obras de fe más grandes, según Hebreos 11:24-26, donde está escrito:
“Por la fe Moshé, cuando era ya grande, rehusó
ser llamado hijo de la hija de Paró, escogiendo antes ser maltratado con el
pueblo de Eloha, que gozar de los placeres temporales del pecado, considerando como mayores riquezas el oprobio del
Mesías que los tesoros de Mitsrayim; porque tenía la mirada puesta en la
recompensa.”
Vemos como el Mesías
estaba en la mente de Moshé cuando tomó la decisión de unirse al dolor del
pueblo escogido. El Mesías se identificó con su pueblo y tomó sus pecados sobre
sí, como está escrito en Mateo 1:21:
“Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre
Yeshúa, porque El salvará a su pueblo de sus pecados.”
En Isaías 53:4-6
está escrito:
“Ciertamente Él
llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros
le tuvimos por azotado, por herido de Eloha y afligido. Mas Él fue herido por nuestras
transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz,
cayó sobre Él, y por sus heridas hemos sido sanados. Todos nosotros nos descarriamos
como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el Eterno hizo que
cayera sobre El la iniquidad de todos nosotros.”
El oprobio del
Mesías produce riquezas en el olam habá, el mundo venidero, como está escrito
en Romanos 8:16-18:
“El Espíritu mismo
da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Eloha, y si hijos,
también herederos; herederos de Eloha y coherederos con el Mesías, si en verdad
padecemos con El a fin de que también seamos glorificados con El . Pues
considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser
comparados con la gloria que nos ha de ser revelada.”
En 2 Corintios
4:17-18 está escrito:
“Pues esta aflicción
leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación,
al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven;
porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son
eternas.”
Los sufrimientos que
padecemos por causa de Mashiaj en este mundo, producen un eterno peso de gloria
en el mundo venidero. La manera de aguantar el dolor y el sufrimiento es pensar
en lo que produce. Habrá una gran recompensa para los que sufren por causa del
Reino, como dijo nuestro Rebe Yeshúa en Lucas 6:22-23:
“Dichosos sois
cuando los hombres os aborrecen, cuando os apartan de sí, os colman de insultos
y desechan vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Alegraos en
ese día y saltad de gozo, porque he aquí, vuestra recompensa es grande en el
cielo, pues sus padres trataban de la misma manera a los profetas.”
Moshé puso su mirada
en la recompensa invisible que sería revelada en el futuro. También se fijó en
el Invisible, como está escrito en Hebreos 11:27:
“Por la fe salió de
Mitsrayim sin temer la ira del rey, porque se mantuvo firme como viendo al
Invisible.”
Los sufrimientos por
causa del reino producen recompensa en el olam habá, y todo tipo de
sufrimientos en este mundo produce un carácter agradable para el Eterno, si
reaccionamos de manera correcta ante ellos, como está escrito en Yaakov 1:2-4:
“Tened por sumo
gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la
prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para
que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada.”
En Romanos 8:28-29
está escrito:
“Y sabemos que para
los que aman a Eloha, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que
son llamados conforme a su propósito. Porque a los que de antemano conoció, también los
predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que El sea el
primogénito entre muchos hermanos.”
El propósito de los
sufrimientos que pasamos es que seamos moldeados conforme a la imagen del Hijo
de Eloha. Esa es la meta que el Padre tiene para cada uno de sus hijos.
2:14 “Y él
respondió: ¿Quién te ha puesto de príncipe o de juez sobre nosotros? ¿Estás
hablando de matarme como mataste al mitsrí? Entonces Moshé tuvo miedo, y dijo:
Ciertamente se ha divulgado el asunto.” – Moshé fue rechazado la primera vez
cuando vino a sus hermanos. De la misma manera la mayoría de los judíos
rechazaron al libertador Yeshúa cuando vino por primera vez, como está escrito
en Hechos 7:23-25:
“Pero cuando iba a
cumplir la edad de cuarenta años, sintió en su corazón el deseo de visitar a
sus hermanos, los hijos de Israel. Y al ver que uno de ellos era tratado injustamente, lo defendió y
vengó al oprimido matando al mitsrí. Pensaba que sus hermanos entendían que
Eloha les estaba dando libertad por medio de él, pero ellos no entendieron. Al
día siguiente se les presentó, cuando dos de ellos reñían, y trató de poner paz
entre ellos, diciendo: "Varones, vosotros sois hermanos, ¿por qué os herís
el uno al otro?" Pero el que estaba hiriendo a su prójimo lo empujó,
diciendo: "¿QUIÉN TE HA PUESTO POR GOBERNANTE Y JUEZ SOBRE NOSOTROS?
"¿ACASO QUIERES MATARME COMO MATASTE AYER AL MITSRÍ?" Al oír estas
palabras, MOSHÉ HUYO Y SE CONVIRTIÓ EN EXTRANJERO EN LA TIERRA DE MIDYÁN, donde
fue padre de dos hijos.”
Todavía no se habían
cumplido los 430 años de estancia en Mitsrayim. Por lo tanto no era el tiempo
para que Moshé liberara al pueblo. El llamado estaba en su vida, y el deseo de
cumplir el llamado no faltaba, pero faltaban dos cosas: el tiempo correcto y la
humildad necesaria. Al precipitarse ocurrió un desastre. En su propia ira y
celo por su pueblo hebreo cometió un asesinato. Esa no era la manera de actuar.
HaShem tenía otro plan, y Moshé tenía que aprender a colaborar con Él en lugar
de hacer las cosas por su propia cuenta y fuerza. El secreto del éxito en el
Reino es colaborar con el Eterno en Sus proyectos y no hacer las cosas a
nuestra manera, como está escrito en Juan 5:19:
“Por eso Yeshúa, respondiendo, les decía: En
verdad, en verdad os digo que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino
lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el
Hijo de igual manera.”
Aquí vemos que el
Hijo de Eloha no es todopoderoso. Él depende totalmente de su Padre. Así la
voluntad del Eterno tenía éxito en su vida, como está escrito en Isaías 53:10b:
“la voluntad de HaShem en su mano prosperará.”
De la misma manera
nosotros no podemos hacer nada sin la ayuda de Mashiaj Yeshúa como está escrito
en Juan 15:4-5:
“Permaneced en mí, y
yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no
permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la
vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho
fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.”
2:15 “Cuando Paró se enteró del asunto, trató de
matar a Moshé; pero Moshé huyó de la presencia de Paró y se fue a vivir a la
tierra de Midyán, y allí se sentó junto a un pozo.”
–
Números 12:1.
Después llegó a Midyán y se casó con una hija de Yitró que, según Rashí, era
gobernante de Midyán.
Los 40 años en la
estepa enseñarían a Moshé a ser humilde y depender del Eterno para poder ser un
verdadero libertador. La dependencia del Eterno es la clave para tener éxito en
el Reino.
Cuarta aliyá, 3:1-17
3:1 “Y Moshé
apacentaba el rebaño de Yitró su suegro, sacerdote de Midyán; y condujo el
rebaño tras el desierto, y llegó a Jorev, el monte de Eloha.” – Siempre se
produce una manifestación y un encuentro sobrenatural si logramos atravesar el desierto
espiritual guiados por el Eterno. Más allá del desierto está la revelación.
3:2 “Y se le apareció
el ángel de YHWH en una llama de fuego, en medio de una zarza; y Moshé miró, y
he aquí, la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.” – El Eterno
se manifiesta en la tierra por medio de sus malajes, ángeles. Muchas veces
estos seres maravillosos se manifiestan como llamas de fuego, como está escrito
en Hebreos 1:7:
“Y de los ángeles dice: EL QUE HACE A SUS ÁNGELES,
ESPÍRITUS, Y A SUS MINISTROS, LLAMA DE FUEGO.”
Los que sirven al Eterno tienen que estar ardiendo. Eloha no es un
Eloha de muertos sino de vivos, y la vida necesita fuego para existir. Por esto
los sacrificios delante del Eterno se dan por medio del fuego y con vino
fuerte, que arde, cf. Números 28:7. Nuestra entrega al Eterno es por medio del
fuego, como está escrito en Romanos 12:11:
“no seáis perezosos en lo que requiere diligencia;
fervientes en espíritu, sirviendo al Señor”
Aprendemos dos cosas de este arbusto que ardía en una llama de fuego
sin ser consumido. Nuestro servicio al Eterno no puede ser hecho por medio de
nuestra propia inspiración, nuestro propio fuego. Ese fuego nos consume, como
está escrito en Ezequiel 28:18:
“Por la multitud de tus iniquidades, por la
injusticia de tu comercio, profanaste tus santuarios. Y yo he sacado fuego de
en medio de ti, que te ha consumido; y te he reducido a ceniza sobre la tierra
a los ojos de todos los que te miran.”
La inspiración del hombre es un fuego que le consume. Esto se puede
ver ejemplificado en la música rock que consume a los roqueros. Pero cuando
viene la inspiración del Eterno, no nos consumimos. Es importante que nuestro
servicio al Eterno sea con la aportación de su fuego, no con el nuestro, que es
un fuego extraño que nos mata, como está escrito en Números 26:61:
“ Pero Nadav y Aviú murieron cuando ofrecieron fuego
extraño delante del Eterno”
Lo otro que aprendemos de este fenómeno maravilloso es que el pueblo
de Israel estaba pasando por una opresión muy grande en Mitsrayim y a lo largo
de toda la historia humana, y a pesar de ello no ha sido consumido.
3:5 “Entonces Él dijo:
No te acerques aquí; quítate el calzado de los pies, porque el lugar donde
estás parado es tierra santa.” – Cualquier pastor de ganado menor que va por la
estepa en el Oriente Medio cubre su cabeza para protegerse del sol y los
vientos. Cuando el Eterno se manifestó a Moshé no le pidió descubrir su cabeza,
sino quitar sus botas. No eran sandalias, porque necesitaba algo más fuerte
para proteger sus pies en ese terreno.
3:6 “Y añadió: Yo soy el
Eloha de tu padre, el Eloha de Avraham, el Eloha de Yitsjak y el Eloha de
Yaakov. Entonces Moshé cubrió su rostro, porque tenía temor de mirar a Eloha.” – Las
Escrituras enseñan que delante del Eterno no es costumbre descubrir la cabeza,
sino más bien cubrirse, para reverenciarle y protegerse de la tremenda luz que
hay en la gloria de su presencia. En el tabernáculo estaba prohibido servir al
Eterno sin la cabeza cubierta. El Sumo Sacerdote tenía que tener una cobertura
sobre su cabeza en todo momento delante del Eterno. Yeshúa el Mesías es el Sumo
Sacerdote que está sirviendo en estos momentos en el tabernáculo celestial
según el orden de Malki-Tsedek. Como el Sumo Sacerdote en la tierra es una
sombra del Sumo Sacerdote que está en los cielos podemos deducir que el Mesías
Yeshúa tiene su cabeza cubierta al servir en el Tabernáculo celestial, cf.
Zacarías 3:1-5; Revelación 19:12. Así que los que sirven al Eterno en el
ministerio de Malki-Tsedek deben también cubrir sus cabezas en señal de respeto
al Eterno, cf. 2 Samuel 15:30; 1 Reyes 19:13.
3:8a “Y he descendido para
librarlos de mano de los mitsríes” – Esta es la séptima vez que el Eterno
desciende a la tierra de forma muy concreta, las otras seis veces se encuentran
en Génesis 11:5; 12:7; 17:1; 18:1; 28:13 y 35:9.
3:9-10 “Y ahora, he aquí, el clamor de los
hijos de Israel ha llegado hasta mí, y además he visto la opresión con que los
mitsríes los oprimen. Ahora pues, ven y te enviaré a Paró, para que saques a mi
pueblo, los hijos de Israel, de Mitsrayim.” – El Etrno revela a Moshé
su gran compasión por el pueblo oprimido. Para ser un líder capacitado hay que
conocer las emociones del Eterno. Moshé tenía que conocer a un Eloha que tenía
compasión, que sentía lo mismo que el pueblo, que se preocupaba por su
situación y que es consciente de sus sufrimientos. Si un líder no tiene la
compasión del Eterno por su pueblo, nunca será capaza de tener éxito en el
Reino. Esto fue lo primero que Moshé tenía que aprender en este encuentro divino.
Esta revelación del Eterno compasivo está íntimamente relacionada con el nombre
YHWH. Ese es el nombre que expresa la misericordia y la compasión del
Eterno
Según el segundo nivel de
interpretación, remez, alegórico, podemos decir que Mitsrayim representa el
sistema maligno del mundo actual, Paró representa hasatán que gobierna en este
mundo de maldad, y la esclavitud representa la situación del hombre bajo el
pecado. Estos son los tres enemigos más importantes del hombre, el mundo,
hasatán y el pecado. El último es el más peligroso, conduce a la muerte. Moshé
recibe la misión de sacar al pueblo de estas tres cosas, de Mitsrayim, de la
influencia de Paró y de la esclavitud. De la misma manera el Mesías ha recibido
la misión de sacar al pueblo de Israel del sistema de este mundo, de la
influencia de hasatán y del poder del yetser hará, la inclinación al mal dentro
del hombre, que le lleva a la muerte.
3:11 “Pero Moshé dijo a Eloha:
¿Quién soy yo para ir a Paró, y sacar a los hijos de Israel de Mitsrayim?” – Moshé ya
había perdido ese orgullo y soberbia juvenil que tenía la primera vez cuando
intentó liberar a los israelitas de la esclavitud. Ahora se había ido al otro
extremo, menospreciando a sí mismo. Esta es la primera objeción que presenta
ante el llamado divino. En total rehúsa obedecer cinco veces. Al final el
Eterno se enfada con él. Humildad no es decir que uno no puede o sirve.
Humildad es someterse a la voluntad del Eterno y hacer su voluntad incluso si
esto va a producir exaltación, como está escrito en Filipenses 2:8b-9a:
“se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte
de madero. Por lo cual Eloha también le exaltó hasta lo sumo...”
Moshé no quiso
ser grande por medio de humillarse, y por eso el Eterno se enfada con él.
3:12 “Y Él dijo: Ciertamente
yo estaré contigo, y la señal para ti de que soy yo el que te ha enviado será
ésta: cuando hayas sacado al pueblo de Mitsrayim serviréis a Eloha en este
monte.”
– La pregunta fue: “¿Quién soy yo?” La respuesta es: “Yo estaré contigo.” Moshé
tenía que aprender que las cosas no se hacen a la manera propia. Ya aprendió
que cuando hace las cosas por si mismo hay resultados desastrosos. No se veía
capaz en sí mismo de sacar a los hijos de Israel de Mitsrayim. Pero no fue lo
que el Eterno quiso. No pensaba que Moshé lo iba a hacer solo. Él iba a estar
con él. Al hacer las cosas con el Eterno salen bien. Moshé tenía que aprender
total dependencia del Eterno, y no confiar en sí mismo. Este es el gran secreto
en el Reino, depender del Eterno, como está escrito en 2 Corintios 12:10:
“Por eso me complazco en las debilidades, en
insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Mashiaj;
porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.”
En 2 Corintios 1:9 está escrito:
“De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la
sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en
Eloha que resucita a los muertos.”
En 2 Corintios 3:5 está escrito:
“no que seamos suficientes en nosotros mismos para
pensar que cosa alguna procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de
Eloha”
En 1 Corintios 15:10 está escrito:
“Pero por la gracia de Eloha soy lo que soy, y su
gracia para conmigo no resultó vana; antes bien he trabajado mucho más que
todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Eloha en mí.”
3:14-15 “Y dijo Eloha a Moshé: SERÉ EL QUE
SERÉ. Y añadió: Así dirás a los hijos de Israel: "SERÉ me ha enviado a
vosotros." Dijo además Eloha a Moshé: Así dirás a los hijos de Israel:
"YHWH, el Eloha de vuestros padres, el Eloha de Avraham, el Eloha de
Yitsjak y el Eloha de Yaakov, me ha enviado a vosotros." Este es mi nombre
para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación.” – En total
encontramos siete diferentes nombres del Eterno en esta revelación
extraordinaria. Los siete son:
1. Seré el que seré – Ehiyé asher ehiyé.
2. Seré – Ehiyé, forma abreviada del primero.
3. El Eterno – YHWH (evito escribirlo entero
por no estar seguro de su correcta pronunciación).
4. El Eloha de vuestros padres.
5.
El Eloha de
Avraham.
6.
El
Eloha de Yitsjak.
7.
El
Eloha de Yaakov.
El Targúm de Yerushalayim tradujo el versículo 14 de esta manera: “Y la Palabra del Señor dijo a
Moshé: Yo soy el que dijo al mundo ¡Sé!, y fue, y en el futuro le diré ¡Sé!, y
será. Y él dijo: Así dirás a los hijos de Israel: “Yo Soy” me ha enviado a
vosotros.”
El Midrash[8] dice: “Yo no soy llamado por ningún nombre
permanente; Mi Nombre varía de acuerdo con el modo en que Mis acciones son
percibidas por el hombre,” El Eterno explicó. “Cuando Yo me siento en juicio Yo
libro guerra contra los malvados, Yo soy llamado Tsevaot; cuando suspendo el
castigo de un pecador, soy calificado Shadai; cuando Yo soy misericordioso, me
presento como YHWH (el Eterno). El nombre “Ehiyé asher ehiyé significa que al
igual que Yo estoy con ellos en este exilio; así estaré con ellos en sus futuros
exilios.”
El mismo Midrash sigue contando que Moshé preguntó si no tenían
suficientes sufrimientos ahora como para ser recordados los sufrimientos
futuros. El Eterno le contesta que este nombre sólo le fue revelado a él como
su líder, pero a los hijos de Israel sólo debes mencionar el nombre Ehiyé,
“estaré”, o “seré” para que sepan que yo estaré con ellos en esta aflicción.
La raíz de la palabra Ehiyé es “hayá”[9] (hey, yud, hey), que significa: ser, estar, existir
/ haber, tener / hacerse, llegar a ser, convertirse, volverse, ponerse /
pertenecer a, servir de.
La raíz del nombre YHWH es “havá”[10] (hey, vav, hey), que significa: ser, estar,
existir, devenir, llegar a ser, ocurrir.
La palabra YHWH[11] (Yud, Hey, Vav, Hey) está relacionada con los dos
verbos hayá y havá. YHWH es la forma causativa, (hifil), del verbo havá, lo
cual implica que él es (eternamente), él vive (y no puede morir) y hace vivir
(da existencia a todo ser vivo). Él es el que existe por si mismo, el único ser
real, el eternamente presente. Él es la fuente de toda realidad, incomparable,
sin límite, autosuficiente, eterno e inmutable.
En Isaías 41:4 está escrito:
“¿Quién lo ha hecho y lo ha realizado, llamando a las
generaciones desde el principio? Yo, YHWH, soy el primero, y con los postreros
estoy.”
Esto
nos enseña que el Eterno no está dentro del tiempo. Él es el primero y al mismo
tiempo está con los postreros. Él está en estos momentos presente en el huerto
del Edén cuando Adam toma el fruto prohibido. Él está en estos momentos
presente cuando su Hijo está derramando su sangre en el madero. Él está
presente en la segunda venida del Mesías y en el juicio eterno. Él está en el
pasado, el presente y el futuro al mismo tiempo. No necesita recordar el
pasado, él está en el pasado. Él no necesita pronosticar el futuro, él está en
el futuro. Él es el primero y con los postreros está.
Esto implica que él no
necesitaba ver el futuro y el pasado en el momento cuando el Mesías murió por
todos los hombres. Él estaba presente en todas las vidas de las personas que
habían vivido, las que vivían en ese momento y las que iban a ser creadas en el
futuro. Como él es, él puede trasladar los pecados de todos los hombres del
pasado, presente y futuro, y colocarlos en el cuerpo de su Hijo para que él
pueda morir por todos, sin excepción. Así que en estos momentos el Padre está
viendo la muerte de Yeshúa, sangrando por ti. Su muerte está eternamente
presente ante el trono celestial. Por causa de esa muerte tú y yo tenemos
acceso a su trono de misericordia. Por causa de que ÉL ES, podemos nosotros
estar con él y recibir su vida eternamente y para siempre. ¡Bendito sea su
Nombre!
En Revelación 4:8 está escrito:
“Y los cuatro seres vivientes, cada uno de ellos con
seis alas, estaban llenos de ojos alrededor y por dentro, y día y noche no
cesaban de decir: SANTO, SANTO, SANTO, es HASHEM ELOHA, TSEVAOT, el que era, el
que es y el que ha de venir.”
En 1 Timoteo 6:16 está escrito:
“el único que tiene inmortalidad y habita en luz
inaccesible; a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A Él sea la honra y
el dominio eterno. Amén.”
Sólo el Eterno tiene inmortalidad. Es el ÚNICO que tiene inmortalidad.
El único inmortal habita en una luz inaccesible. Ningún hombre ha visto ni
puede ver al único que tiene inmortalidad. Así que si Yeshúa fuera inmortal no
lo podríamos ver, ni podría morir. El único que tiene inmortalidad es el Padre
celestial. El Hijo de Eloha pudo morir y lo pudimos ver. Así que aquí no se
habla de él, sólo del Padre.
En 1 Timoteo 1:17 está escrito:
“Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, único
Eloha, a Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.”
El único Eloha es el Rey eterno inmortal e invisible. Yeshúa fue
mortal y visible. Así que el único Eloha no puede incluir a Yeshúa, sólo el
Padre.
En Juan 5:26 está escrito:
“Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así
también le dio al Hijo el tener vida en sí mismo”
Originalmente sólo el Padre tenía vida en sí mismo. Luego el Padre dio
al Hijo tener vida en sí mismo. Si el Padre no lo hubiera dado, el Hijo no lo
tendría. El Hijo recibió del Padre la inmortalidad. No la tenía en sí mismo, la
recibió.
En Romanos 2:6-7 está escrito:
“el cual PAGARA A CADA UNO CONFORME A SUS OBRAS: a
los que por la perseverancia en hacer el bien buscan gloria, honor e
inmortalidad: vida eterna.”
El alma del hombre no es inmortal. El hombre no es inmortal. Sólo hay
uno que es inmortal. El hombre busca inmortalidad. El Eterno comparte su
inmortalidad con los que están conectados con él. Él es el dador de la vida y
la existencia. No hay vida ni existencia fuera de él. Ningún ser puede existir
si el Eterno no le da existencia. Los ángeles viven porque el Eterno los está
dando vida. Los demonios viven porque el Eterno les está dando vida. Los
hombres viven porque el Eterno los está dando vida. El que se aleja del Dador
de la vida se muere, se elimina, deja de existir, desaparece. Fuera del dador
de la vida no hay existencia.
La filosofía griega ha engañado a judíos y cristianos con la doctrina
de la inmortalidad del alma. Las Escrituras dicen que sólo hay Uno que es
inmortal, el que da vida a todo, como está escrito en 1 Timoteo 6:13a:
“Te mando delante de Eloha, que da vida a todas las
cosas”
En Hechos 17:24-25, 28a está escrito:
“El Eloha que hizo el mundo y todo lo que en él hay,
puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por
manos de hombres, ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo,
puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas... porque en El
vivimos, nos movemos y existimos.”
Esa capacidad de dar vida la ha entregado a su Hijo, el último Adam,
como está escrito en 1 Corintios 15:45:
“Así también está escrito: El primer HOMBRE, Adam,
FUE HECHO ALMA VIVIENTE. El último Adam, espíritu que da vida.”
En Juan 5:25 está escrito:
“En verdad, en verdad os digo que viene la hora, y
ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Eloha, y los que oigan
vivirán.”
En Juan 10:27-28 está escrito:
“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me
siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de
mi mano.”
En 1 Juan 5:11-13 está escrito:
“Y el testimonio es éste: que Eloha nos ha dado vida
eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida, y el
que no tiene al Hijo de Eloha, no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a
vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Eloha, para que sepáis que tenéis
vida eterna.”
“YHWH, el Eloha de vuestros padres, el Eloha de
Avraham, el Eloha de Yitsjak y el Eloha de Yaakov..." Este es mi nombre
para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación.”
El nombre YHWH (el Eterno) está íntimamente relacionado con los tres
patriarcas. Su nombre implica que está dando existencia a estos tres. Los
patriarcas habían muerto en el tiempo de Moshé, no estaban vivos. Los
patriarcas no estaban vivos sino muertos en el tiempo de Yeshúa.
Los tsadukeos no creían en la resurrección. Tampoco aceptaban otras
Escrituras fuera del Jumash, el Pentateuco. Por lo tanto, cuando el Mesías
entró en discusión con ellos en cuanto a la resurrección, no usó argumentos de
los libros que ellos no aceptaban como inspirados, (donde claramente se habla
de la resurrección de los muertos, cf. Job 19:26; Isaías 26:19; Daniel 12:2, 13
etc.), sino usó el Jumash. Citó el texto que estamos estudiando, como está
escrito en Lucas 20:37-38:
“Pero que los muertos resucitan, aun Moshé lo enseñó,
en aquel pasaje sobre la zarza ardiendo, donde llama al Señor, EL ELOHA DE
AVRAHAM, Y ELOHA DE YITSJAK, Y ELOHA DE YAAKOV. El no es Eloha de muertos, sino
de vivos; porque todos viven para El.”
¿Cuál es el argumento del Mesías? Si no hay resurrección, como dicen
los tsadukeos, ¿cómo el Eterno puede confesarse a los patriarcas y decir que es
el Eloha de ellos, si están muertos? Él no es un Eloha de muertos sino de vivos.
Esto nos enseña que los patriarcas estaban muertos cuando Yeshúa habló. Si
Yeshúa los hubiera considerado como vivos, no tendría argumentos contra los
tsadukeos. Para nuestro Rebe, la resurrección era necesaria para que el Eterno
pudiera ser el Eloha de Avraham, Yitsjak e Israel. Si no hay resurrección,
ellos siguen siendo muertos, y el Eterno sería un Eloha de muertos. Así que la
doctrina que enseña que están vivos los que han dormido en la fe, está
equivocada. Los que durmieron necesitan la resurrección de sus cuerpos para
estar vivos. Avraham, Yitsjak y Yaakov tienen que resucitar para que puedan ser
considerados como vivos y Eloha ser un Eloha de vivos. Según el Mesías Yeshúa,
el hombre no puede vivir sin cuerpo. La resurrección es una condición para que
el hombre pueda vivir eternamente, como está escrito en 1 Corintios 15:53-54:
“Porque es necesario que esto corruptible se vista de
incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Pero cuando esto
corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de
inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: DEVORADA HA
SIDO LA MUERTE
en victoria.”
La muerte no podrá ser devorada hasta que venga la resurrección,
cuando los cuerpos muertos serán vivificados.
¡Shabat Shalom!
Pregunto.....? es la misma que se dio en la parashat
ResponderEliminar