viernes, 28 de diciembre de 2018

Parashá 13 Semot


Parashá 13 Semot
Para ser compartida en elShabat de Tevet 21 del año 5.779/Dic 29 de 2.018
Éxodo 1:1 – 6:1
Aliyás de la Torá
  1. 1:1-17
  2. 1:18 – 2:10
  3. 2:11-25
  4. 3:1-17
  5. 3:18 – 4:17
  6. 4:18-31
  7. 5:1 – 6:1
  8. Maftir: 5:22 – 6:1
Haftará: Isaías 27:6 – 28:13; 29:22-23 (Ashkenazíes); Jeremías 1:1 – 2:3 (Sefardíes)
Brit Hadasha: Lucas 1:1-2:20
Shemot
Significa “nombres”.
Tercera aliyá, 2:11-25
2:11  “Y aconteció que en aquellos días, crecido ya Moshé, salió a donde sus hermanos y vio sus duros trabajos; y vio a un mitsrí golpeando a un hebreo, a uno de sus hermanos.” – La identidad hebrea en este joven fue más fuerte que la identidad mitsrí. La expresión “sus hermanos” indica una identificación muy poderosa en su interior. Él tuvo que pasar una crisis profunda de identidad. Se preguntaba ¿Quién soy? ¿Soy mitsrí o hebreo? Finalmente tomó la decisión de seguir su corazón y unirse con los hermanos de sangre.
Esta misma experiencia está teniendo aquellos que se han criado en el mundo gentil pero tienen sangre Israelita o un alma Israelita. En este tiempo están sintiendo el fuerte impulso de salir de donde se han criado y unirse con “sus hermanos”, los Israelitas. El hecho de salir del contorno gentil y unirse al pueblo hebreo es una de las obras de fe más grandes, según Hebreos 11:24-26, donde está escrito:
Por la fe Moshé, cuando era ya grande, rehusó ser llamado hijo de la hija de Paró, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Eloha, que gozar de los placeres temporales del pecado, considerando como mayores riquezas el oprobio del Mesías que los tesoros de Mitsrayim; porque tenía la mirada puesta en la recompensa.”
Vemos como el Mesías estaba en la mente de Moshé cuando tomó la decisión de unirse al dolor del pueblo escogido. El Mesías se identificó con su pueblo y tomó sus pecados sobre sí, como está escrito en Mateo 1:21:
Y dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Yeshúa, porque El salvará a su pueblo de sus pecados.
En Isaías 53:4-6 está escrito:
“Ciertamente Él llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Eloha y afligido. Mas Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por sus heridas hemos sido sanados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el Eterno hizo que cayera sobre El la iniquidad de todos nosotros.
El oprobio del Mesías produce riquezas en el olam habá, el mundo venidero, como está escrito en Romanos 8:16-18:
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Eloha, y si hijos, también herederos; herederos de Eloha y coherederos con el Mesías, si en verdad padecemos con El a fin de que también seamos glorificados con El . Pues considero que los sufrimientos de este tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria que nos ha de ser revelada.”
En 2 Corintios 4:17-18 está escrito:
“Pues esta aflicción leve y pasajera nos produce un eterno peso de gloria que sobrepasa toda comparación, al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.”
Los sufrimientos que padecemos por causa de Mashiaj en este mundo, producen un eterno peso de gloria en el mundo venidero. La manera de aguantar el dolor y el sufrimiento es pensar en lo que produce. Habrá una gran recompensa para los que sufren por causa del Reino, como dijo nuestro Rebe Yeshúa en Lucas 6:22-23:
“Dichosos sois cuando los hombres os aborrecen, cuando os apartan de sí, os colman de insultos y desechan vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Alegraos en ese día y saltad de gozo, porque he aquí, vuestra recompensa es grande en el cielo, pues sus padres trataban de la misma manera a los profetas.”
Moshé puso su mirada en la recompensa invisible que sería revelada en el futuro. También se fijó en el Invisible, como está escrito en Hebreos 11:27:
“Por la fe salió de Mitsrayim sin temer la ira del rey, porque se mantuvo firme como viendo al Invisible.”
Los sufrimientos por causa del reino producen recompensa en el olam habá, y todo tipo de sufrimientos en este mundo produce un carácter agradable para el Eterno, si reaccionamos de manera correcta ante ellos, como está escrito en Yaakov 1:2-4:
“Tened por sumo gozo, hermanos míos, el que os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que seáis perfectos y completos, sin que os falte nada.
En Romanos 8:28-29 está escrito:
“Y sabemos que para los que aman a Eloha, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a su propósito. Porque a los que de antemano conoció, también los predestinó a ser hechos conforme a la imagen de su Hijo, para que El sea el primogénito entre muchos hermanos.
El propósito de los sufrimientos que pasamos es que seamos moldeados conforme a la imagen del Hijo de Eloha. Esa es la meta que el Padre tiene para cada uno de sus hijos.
2:14  “Y él respondió: ¿Quién te ha puesto de príncipe o de juez sobre nosotros? ¿Estás hablando de matarme como mataste al mitsrí? Entonces Moshé tuvo miedo, y dijo: Ciertamente se ha divulgado el asunto.” – Moshé fue rechazado la primera vez cuando vino a sus hermanos. De la misma manera la mayoría de los judíos rechazaron al libertador Yeshúa cuando vino por primera vez, como está escrito en Hechos 7:23-25:
“Pero cuando iba a cumplir la edad de cuarenta años, sintió en su corazón el deseo de visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. Y al ver que uno de ellos era tratado injustamente, lo defendió y vengó al oprimido matando al mitsrí. Pensaba que sus hermanos entendían que Eloha les estaba dando libertad por medio de él, pero ellos no entendieron. Al día siguiente se les presentó, cuando dos de ellos reñían, y trató de poner paz entre ellos, diciendo: "Varones, vosotros sois hermanos, ¿por qué os herís el uno al otro?" Pero el que estaba hiriendo a su prójimo lo empujó, diciendo: "¿QUIÉN TE HA PUESTO POR GOBERNANTE Y JUEZ SOBRE NOSOTROS? "¿ACASO QUIERES MATARME COMO MATASTE AYER AL MITSRÍ?" Al oír estas palabras, MOSHÉ HUYO Y SE CONVIRTIÓ EN EXTRANJERO EN LA TIERRA DE MIDYÁN, donde fue padre de dos hijos.
Todavía no se habían cumplido los 430 años de estancia en Mitsrayim. Por lo tanto no era el tiempo para que Moshé liberara al pueblo. El llamado estaba en su vida, y el deseo de cumplir el llamado no faltaba, pero faltaban dos cosas: el tiempo correcto y la humildad necesaria. Al precipitarse ocurrió un desastre. En su propia ira y celo por su pueblo hebreo cometió un asesinato. Esa no era la manera de actuar. HaShem tenía otro plan, y Moshé tenía que aprender a colaborar con Él en lugar de hacer las cosas por su propia cuenta y fuerza. El secreto del éxito en el Reino es colaborar con el Eterno en Sus proyectos y no hacer las cosas a nuestra manera, como está escrito en Juan 5:19:
Por eso Yeshúa, respondiendo, les decía: En verdad, en verdad os digo que el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que hace el Padre, eso también hace el Hijo de igual manera.
Aquí vemos que el Hijo de Eloha no es todopoderoso. Él depende totalmente de su Padre. Así la voluntad del Eterno tenía éxito en su vida, como está escrito en Isaías 53:10b:
“la voluntad de HaShem en su mano prosperará.
De la misma manera nosotros no podemos hacer nada sin la ayuda de Mashiaj Yeshúa como está escrito en Juan 15:4-5:
“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.”
2:15  “Cuando Paró se enteró del asunto, trató de matar a Moshé; pero Moshé huyó de la presencia de Paró y se fue a vivir a la tierra de Midyán, y allí se sentó junto a un pozo.” –
Números 12:1. Después llegó a Midyán y se casó con una hija de Yitró que, según Rashí, era gobernante de Midyán.
Los 40 años en la estepa enseñarían a Moshé a ser humilde y depender del Eterno para poder ser un verdadero libertador. La dependencia del Eterno es la clave para tener éxito en el Reino.
Cuarta aliyá, 3:1-17
3:1    “Y Moshé apacentaba el rebaño de Yitró su suegro, sacerdote de Midyán; y condujo el rebaño tras el desierto, y llegó a Jorev, el monte de Eloha.” – Siempre se produce una manifestación y un encuentro sobrenatural si logramos atravesar el desierto espiritual guiados por el Eterno. Más allá del desierto está la revelación.
3:2    “Y se le apareció el ángel de YHWH en una llama de fuego, en medio de una zarza; y Moshé miró, y he aquí, la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.” – El Eterno se manifiesta en la tierra por medio de sus malajes, ángeles. Muchas veces estos seres maravillosos se manifiestan como llamas de fuego, como está escrito en Hebreos 1:7:
Y de los ángeles dice: EL QUE HACE A SUS ÁNGELES, ESPÍRITUS, Y A SUS MINISTROS, LLAMA DE FUEGO.
Los que sirven al Eterno tienen que estar ardiendo. Eloha no es un Eloha de muertos sino de vivos, y la vida necesita fuego para existir. Por esto los sacrificios delante del Eterno se dan por medio del fuego y con vino fuerte, que arde, cf. Números 28:7. Nuestra entrega al Eterno es por medio del fuego, como está escrito en Romanos 12:11:
no seáis perezosos en lo que requiere diligencia; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor
Aprendemos dos cosas de este arbusto que ardía en una llama de fuego sin ser consumido. Nuestro servicio al Eterno no puede ser hecho por medio de nuestra propia inspiración, nuestro propio fuego. Ese fuego nos consume, como está escrito en Ezequiel 28:18:
Por la multitud de tus iniquidades, por la injusticia de tu comercio, profanaste tus santuarios. Y yo he sacado fuego de en medio de ti, que te ha consumido; y te he reducido a ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran.
La inspiración del hombre es un fuego que le consume. Esto se puede ver ejemplificado en la música rock que consume a los roqueros. Pero cuando viene la inspiración del Eterno, no nos consumimos. Es importante que nuestro servicio al Eterno sea con la aportación de su fuego, no con el nuestro, que es un fuego extraño que nos mata, como está escrito en Números 26:61:
Pero Nadav y Aviú murieron cuando ofrecieron fuego extraño delante del Eterno
Lo otro que aprendemos de este fenómeno maravilloso es que el pueblo de Israel estaba pasando por una opresión muy grande en Mitsrayim y a lo largo de toda la historia humana, y a pesar de ello no ha sido consumido.
3:5    “Entonces Él dijo: No te acerques aquí; quítate el calzado de los pies, porque el lugar donde estás parado es tierra santa.” – Cualquier pastor de ganado menor que va por la estepa en el Oriente Medio cubre su cabeza para protegerse del sol y los vientos. Cuando el Eterno se manifestó a Moshé no le pidió descubrir su cabeza, sino quitar sus botas. No eran sandalias, porque necesitaba algo más fuerte para proteger sus pies en ese terreno.
3:6    “Y añadió: Yo soy el Eloha de tu padre, el Eloha de Avraham, el Eloha de Yitsjak y el Eloha de Yaakov. Entonces Moshé cubrió su rostro, porque tenía temor de mirar a Eloha.” – Las Escrituras enseñan que delante del Eterno no es costumbre descubrir la cabeza, sino más bien cubrirse, para reverenciarle y protegerse de la tremenda luz que hay en la gloria de su presencia. En el tabernáculo estaba prohibido servir al Eterno sin la cabeza cubierta. El Sumo Sacerdote tenía que tener una cobertura sobre su cabeza en todo momento delante del Eterno. Yeshúa el Mesías es el Sumo Sacerdote que está sirviendo en estos momentos en el tabernáculo celestial según el orden de Malki-Tsedek. Como el Sumo Sacerdote en la tierra es una sombra del Sumo Sacerdote que está en los cielos podemos deducir que el Mesías Yeshúa tiene su cabeza cubierta al servir en el Tabernáculo celestial, cf. Zacarías 3:1-5; Revelación 19:12. Así que los que sirven al Eterno en el ministerio de Malki-Tsedek deben también cubrir sus cabezas en señal de respeto al Eterno, cf. 2 Samuel 15:30; 1 Reyes 19:13.
3:8a  “Y he descendido para librarlos de mano de los mitsríes” – Esta es la séptima vez que el Eterno desciende a la tierra de forma muy concreta, las otras seis veces se encuentran en Génesis 11:5; 12:7; 17:1; 18:1; 28:13 y 35:9.
3:9-10 “Y ahora, he aquí, el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí, y además he visto la opresión con que los mitsríes los oprimen. Ahora pues, ven y te enviaré a Paró, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Mitsrayim.” – El Etrno revela a Moshé su gran compasión por el pueblo oprimido. Para ser un líder capacitado hay que conocer las emociones del Eterno. Moshé tenía que conocer a un Eloha que tenía compasión, que sentía lo mismo que el pueblo, que se preocupaba por su situación y que es consciente de sus sufrimientos. Si un líder no tiene la compasión del Eterno por su pueblo, nunca será capaza de tener éxito en el Reino. Esto fue lo primero que Moshé tenía que aprender en este encuentro divino. Esta revelación del Eterno compasivo está íntimamente relacionada con el nombre YHWH. Ese es el nombre que expresa la misericordia y la compasión del Eterno 
Según el segundo nivel de interpretación, remez, alegórico, podemos decir que Mitsrayim representa el sistema maligno del mundo actual, Paró representa hasatán que gobierna en este mundo de maldad, y la esclavitud representa la situación del hombre bajo el pecado. Estos son los tres enemigos más importantes del hombre, el mundo, hasatán y el pecado. El último es el más peligroso, conduce a la muerte. Moshé recibe la misión de sacar al pueblo de estas tres cosas, de Mitsrayim, de la influencia de Paró y de la esclavitud. De la misma manera el Mesías ha recibido la misión de sacar al pueblo de Israel del sistema de este mundo, de la influencia de hasatán y del poder del yetser hará, la inclinación al mal dentro del hombre, que le lleva a la muerte.
3:11  “Pero Moshé dijo a Eloha: ¿Quién soy yo para ir a Paró, y sacar a los hijos de Israel de Mitsrayim?” – Moshé ya había perdido ese orgullo y soberbia juvenil que tenía la primera vez cuando intentó liberar a los israelitas de la esclavitud. Ahora se había ido al otro extremo, menospreciando a sí mismo. Esta es la primera objeción que presenta ante el llamado divino. En total rehúsa obedecer cinco veces. Al final el Eterno se enfada con él. Humildad no es decir que uno no puede o sirve. Humildad es someterse a la voluntad del Eterno y hacer su voluntad incluso si esto va a producir exaltación, como está escrito en Filipenses 2:8b-9a:
se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de madero. Por lo cual Eloha también le exaltó hasta lo sumo...
Moshé no quiso ser grande por medio de humillarse, y por eso el Eterno se enfada con él.
3:12  “Y Él dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y la señal para ti de que soy yo el que te ha enviado será ésta: cuando hayas sacado al pueblo de Mitsrayim serviréis a Eloha en este monte.” – La pregunta fue: “¿Quién soy yo?” La respuesta es: “Yo estaré contigo.” Moshé tenía que aprender que las cosas no se hacen a la manera propia. Ya aprendió que cuando hace las cosas por si mismo hay resultados desastrosos. No se veía capaz en sí mismo de sacar a los hijos de Israel de Mitsrayim. Pero no fue lo que el Eterno quiso. No pensaba que Moshé lo iba a hacer solo. Él iba a estar con él. Al hacer las cosas con el Eterno salen bien. Moshé tenía que aprender total dependencia del Eterno, y no confiar en sí mismo. Este es el gran secreto en el Reino, depender del Eterno, como está escrito en 2 Corintios 12:10:
Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Mashiaj; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
En 2 Corintios 1:9 está escrito:
De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Eloha que resucita a los muertos.
En 2 Corintios 3:5 está escrito:
no que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Eloha
En 1 Corintios 15:10 está escrito:
Pero por la gracia de Eloha soy lo que soy, y su gracia para conmigo no resultó vana; antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Eloha en mí.
3:14-15 “Y dijo Eloha a Moshé: SERÉ EL QUE SERÉ. Y añadió: Así dirás a los hijos de Israel: "SERÉ me ha enviado a vosotros." Dijo además Eloha a Moshé: Así dirás a los hijos de Israel: "YHWH, el Eloha de vuestros padres, el Eloha de Avraham, el Eloha de Yitsjak y el Eloha de Yaakov, me ha enviado a vosotros." Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación.” – En total encontramos siete diferentes nombres del Eterno en esta revelación extraordinaria. Los siete son:
1.     Seré el que seré – Ehiyé asher ehiyé.
2.     Seré – Ehiyé, forma abreviada del primero.
3.     El Eterno – YHWH (evito escribirlo entero por no estar seguro de su correcta pronunciación).
4.     El Eloha de vuestros padres.
5.     El Eloha de Avraham.
6.     El Eloha de Yitsjak.
7.     El Eloha de Yaakov.
El Targúm de Yerushalayim tradujo el versículo 14 de esta manera: “Y la Palabra del Señor dijo a Moshé: Yo soy el que dijo al mundo ¡Sé!, y fue, y en el futuro le diré ¡Sé!, y será. Y él dijo: Así dirás a los hijos de Israel: “Yo Soy” me ha enviado a vosotros.”
El Midrash[8] dice: “Yo no soy llamado por ningún nombre permanente; Mi Nombre varía de acuerdo con el modo en que Mis acciones son percibidas por el hombre,” El Eterno explicó. “Cuando Yo me siento en juicio Yo libro guerra contra los malvados, Yo soy llamado Tsevaot; cuando suspendo el castigo de un pecador, soy calificado Shadai; cuando Yo soy misericordioso, me presento como YHWH (el Eterno). El nombre “Ehiyé asher ehiyé significa que al igual que Yo estoy con ellos en este exilio; así estaré con ellos en sus futuros exilios.”
El mismo Midrash sigue contando que Moshé preguntó si no tenían suficientes sufrimientos ahora como para ser recordados los sufrimientos futuros. El Eterno le contesta que este nombre sólo le fue revelado a él como su líder, pero a los hijos de Israel sólo debes mencionar el nombre Ehiyé, “estaré”, o “seré” para que sepan que yo estaré con ellos en esta aflicción.
La raíz de la palabra Ehiyé es “hayá”[9] (hey, yud, hey), que significa: ser, estar, existir / haber, tener / hacerse, llegar a ser, convertirse, volverse, ponerse / pertenecer a, servir de.
La raíz del nombre YHWH es “havá”[10] (hey, vav, hey), que significa: ser, estar, existir, devenir, llegar a ser, ocurrir.
La palabra YHWH[11] (Yud, Hey, Vav, Hey) está relacionada con los dos verbos hayá y havá. YHWH es la forma causativa, (hifil), del verbo havá, lo cual implica que él es (eternamente), él vive (y no puede morir) y hace vivir (da existencia a todo ser vivo). Él es el que existe por si mismo, el único ser real, el eternamente presente. Él es la fuente de toda realidad, incomparable, sin límite, autosuficiente, eterno e inmutable.
En Isaías 41:4 está escrito:
¿Quién lo ha hecho y lo ha realizado, llamando a las generaciones desde el principio? Yo, YHWH, soy el primero, y con los postreros estoy.
Esto nos enseña que el Eterno no está dentro del tiempo. Él es el primero y al mismo tiempo está con los postreros. Él está en estos momentos presente en el huerto del Edén cuando Adam toma el fruto prohibido. Él está en estos momentos presente cuando su Hijo está derramando su sangre en el madero. Él está presente en la segunda venida del Mesías y en el juicio eterno. Él está en el pasado, el presente y el futuro al mismo tiempo. No necesita recordar el pasado, él está en el pasado. Él no necesita pronosticar el futuro, él está en el futuro. Él es el primero y con los postreros está.
Esto implica que él no necesitaba ver el futuro y el pasado en el momento cuando el Mesías murió por todos los hombres. Él estaba presente en todas las vidas de las personas que habían vivido, las que vivían en ese momento y las que iban a ser creadas en el futuro. Como él es, él puede trasladar los pecados de todos los hombres del pasado, presente y futuro, y colocarlos en el cuerpo de su Hijo para que él pueda morir por todos, sin excepción. Así que en estos momentos el Padre está viendo la muerte de Yeshúa, sangrando por ti. Su muerte está eternamente presente ante el trono celestial. Por causa de esa muerte tú y yo tenemos acceso a su trono de misericordia. Por causa de que ÉL ES, podemos nosotros estar con él y recibir su vida eternamente y para siempre. ¡Bendito sea su Nombre!
En Revelación 4:8 está escrito:
Y los cuatro seres vivientes, cada uno de ellos con seis alas, estaban llenos de ojos alrededor y por dentro, y día y noche no cesaban de decir: SANTO, SANTO, SANTO, es HASHEM ELOHA, TSEVAOT, el que era, el que es y el que ha de venir.
En 1 Timoteo 6:16 está escrito:
el único que tiene inmortalidad y habita en luz inaccesible; a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A Él sea la honra y el dominio eterno. Amén.
Sólo el Eterno tiene inmortalidad. Es el ÚNICO que tiene inmortalidad. El único inmortal habita en una luz inaccesible. Ningún hombre ha visto ni puede ver al único que tiene inmortalidad. Así que si Yeshúa fuera inmortal no lo podríamos ver, ni podría morir. El único que tiene inmortalidad es el Padre celestial. El Hijo de Eloha pudo morir y lo pudimos ver. Así que aquí no se habla de él, sólo del Padre.
En 1 Timoteo 1:17 está escrito:
Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, único Eloha, a Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.
El único Eloha es el Rey eterno inmortal e invisible. Yeshúa fue mortal y visible. Así que el único Eloha no puede incluir a Yeshúa, sólo el Padre.
En Juan 5:26 está escrito:
Porque así como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le dio al Hijo el tener vida en sí mismo
Originalmente sólo el Padre tenía vida en sí mismo. Luego el Padre dio al Hijo tener vida en sí mismo. Si el Padre no lo hubiera dado, el Hijo no lo tendría. El Hijo recibió del Padre la inmortalidad. No la tenía en sí mismo, la recibió.
En Romanos 2:6-7 está escrito:
el cual PAGARA A CADA UNO CONFORME A SUS OBRAS: a los que por la perseverancia en hacer el bien buscan gloria, honor e inmortalidad: vida eterna.
El alma del hombre no es inmortal. El hombre no es inmortal. Sólo hay uno que es inmortal. El hombre busca inmortalidad. El Eterno comparte su inmortalidad con los que están conectados con él. Él es el dador de la vida y la existencia. No hay vida ni existencia fuera de él. Ningún ser puede existir si el Eterno no le da existencia. Los ángeles viven porque el Eterno los está dando vida. Los demonios viven porque el Eterno les está dando vida. Los hombres viven porque el Eterno los está dando vida. El que se aleja del Dador de la vida se muere, se elimina, deja de existir, desaparece. Fuera del dador de la vida no hay existencia.
La filosofía griega ha engañado a judíos y cristianos con la doctrina de la inmortalidad del alma. Las Escrituras dicen que sólo hay Uno que es inmortal, el que da vida a todo, como está escrito en 1 Timoteo 6:13a:
Te mando delante de Eloha, que da vida a todas las cosas
En Hechos 17:24-25, 28a está escrito:
El Eloha que hizo el mundo y todo lo que en él hay, puesto que es Señor del cielo y de la tierra, no mora en templos hechos por manos de hombres, ni es servido por manos humanas, como si necesitara de algo, puesto que El da a todos vida y aliento y todas las cosas... porque en El vivimos, nos movemos y existimos.
Esa capacidad de dar vida la ha entregado a su Hijo, el último Adam, como está escrito en 1 Corintios 15:45:
Así también está escrito: El primer HOMBRE, Adam, FUE HECHO ALMA VIVIENTE. El último Adam, espíritu que da vida.
En Juan 5:25 está escrito:
En verdad, en verdad os digo que viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Eloha, y los que oigan vivirán.
En Juan 10:27-28 está escrito:
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano.
En 1 Juan 5:11-13 está escrito:
Y el testimonio es éste: que Eloha nos ha dado vida eterna, y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Eloha, no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Eloha, para que sepáis que tenéis vida eterna.
YHWH, el Eloha de vuestros padres, el Eloha de Avraham, el Eloha de Yitsjak y el Eloha de Yaakov..." Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación.
El nombre YHWH (el Eterno) está íntimamente relacionado con los tres patriarcas. Su nombre implica que está dando existencia a estos tres. Los patriarcas habían muerto en el tiempo de Moshé, no estaban vivos. Los patriarcas no estaban vivos sino muertos en el tiempo de Yeshúa.
Los tsadukeos no creían en la resurrección. Tampoco aceptaban otras Escrituras fuera del Jumash, el Pentateuco. Por lo tanto, cuando el Mesías entró en discusión con ellos en cuanto a la resurrección, no usó argumentos de los libros que ellos no aceptaban como inspirados, (donde claramente se habla de la resurrección de los muertos, cf. Job 19:26; Isaías 26:19; Daniel 12:2, 13 etc.), sino usó el Jumash. Citó el texto que estamos estudiando, como está escrito en Lucas 20:37-38:
Pero que los muertos resucitan, aun Moshé lo enseñó, en aquel pasaje sobre la zarza ardiendo, donde llama al Señor, EL ELOHA DE AVRAHAM, Y ELOHA DE YITSJAK, Y ELOHA DE YAAKOV. El no es Eloha de muertos, sino de vivos; porque todos viven para El.
¿Cuál es el argumento del Mesías? Si no hay resurrección, como dicen los tsadukeos, ¿cómo el Eterno puede confesarse a los patriarcas y decir que es el Eloha de ellos, si están muertos? Él no es un Eloha de muertos sino de vivos. Esto nos enseña que los patriarcas estaban muertos cuando Yeshúa habló. Si Yeshúa los hubiera considerado como vivos, no tendría argumentos contra los tsadukeos. Para nuestro Rebe, la resurrección era necesaria para que el Eterno pudiera ser el Eloha de Avraham, Yitsjak e Israel. Si no hay resurrección, ellos siguen siendo muertos, y el Eterno sería un Eloha de muertos. Así que la doctrina que enseña que están vivos los que han dormido en la fe, está equivocada. Los que durmieron necesitan la resurrección de sus cuerpos para estar vivos. Avraham, Yitsjak y Yaakov tienen que resucitar para que puedan ser considerados como vivos y Eloha ser un Eloha de vivos. Según el Mesías Yeshúa, el hombre no puede vivir sin cuerpo. La resurrección es una condición para que el hombre pueda vivir eternamente, como está escrito en 1 Corintios 15:53-54:
Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Pero cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: DEVORADA HA SIDO LA MUERTE en victoria.
La muerte no podrá ser devorada hasta que venga la resurrección, cuando los cuerpos muertos serán vivificados.
¡Shabat Shalom!

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