viernes, 12 de octubre de 2012

Parashá 01 BeReshit


Parashá 01 BeReshit
Génesis 1:1 – 6:8 
Aliyás de la Torá:
1.   1:1-13
2.   1:14-23
3.   1:24 – 2:3
4.   2:4 – 3:21
5.   3:22 – 4:26
6.   5:1-24
7.   5:25 – 6:8
Haftará: Isaías 42:5-21
Brit Hadasha (Pacto renovado) , los Escritos Apostólicos:  Marcos 1:1-45
BeReshit
Significa “En el principio del” o “Por causa del Principal”
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Primera aliyá, 1:1-13
1:1    “En el principio creó Elohim los cielos y la tierra.” – La Torá empieza mostrando a Israel y el mundo que el universo tiene un principio. Entre las religiones paganas existe la creencia de que el universo es eterno o que las cosas hayan sido creadas por la lucha entre diferentes dioses. La hipótesis de la evolución enseña que todo se ha desarrollado mediante la casualidad. Pero la Torá nos enseña que hay Uno que está por encima del universo, y que ha dado inicio a todas las cosas. Este conocimiento evita toda adoración a las cosas creadas en lugar del Creador, que es la misma esencia de la idolatría, como está escrito en Romanos 1:20-25:
Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa. Pues aunque conocían a Eloha, no le honraron como a Eloha ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Eloha incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por consiguiente, Eloha los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos; porque cambiaron la verdad de Eloha por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, quien es bendito por los siglos. Amén.
El hecho de que Alguien haya dado inicio y existencia a todas las cosas, nos enseña que Él es el dueño de todo lo que existe y que tiene el derecho de gobernar sobre todo lo que es suyo. Este hecho le convierte en el gran Legislador del universo. Si hay Uno que ha dado inicio a todo lo que existe, tanto en los cielos como en la tierra, entonces todo lo que existe tiene que cumplir los propósitos suyos. Este Ser superior dio inicio al tiempo, al espacio, a la materia, la vegetación y a los seres vivos porque tenía una razón muy específica para hacerlo. Por lo tanto Él tiene la plena potestad para hacer lo que le plazca con las cosas que ha creado, para que absolutamente todo sea llevado a cumplir los propósitos suyos. Esto le convierte en el gran Conductor de la creación. Este principio está detrás de los reclamos que Él está haciendo sobre el hombre, al ordenarle a cumplir sus mandamientos. Todas las cosas han sido sometidas a una Torá, una instrucción. Cada cosa creada tiene una ley que cumplir. Esa ley es el propósito del Creador para aquella cosa específica.
El hombre es un ser creado con un propósito muy específico, el de servir a Aquel que le ha hecho y puesto en su plan universal. El propósito del hombre es cumplir aquella Torá que el Eterno le ha designado. Si un hombre no sirve al Creador conforme a la Torá, se rebela contra el mismo principio de existencia de toda la creación y sale fuera del derecho de existir. Todo lo que existe está allí porque el Eterno lo ha hecho y porque Él tiene un plan específico con cada criatura. Ningún detalle en la creación carece de significado.
Este texto habla de un inicio, lo cual nos enseña que el tiempo es una creación y que el Creador está fuera del tiempo. Luego habla de que los cielos y la tierra fueron creados, lo cual nos enseña que el espacio y la materia no son eternos, sino fueron llevados a la existencia en un momento histórico, en el principio del tiempo. ¿Qué había antes del principio? Sólo uno, Elohim. Sin embargo, dentro de Elohim había planes, que estaban allí desde la eternidad, en un estado que carece de tiempo, puesto que a partir de la creación de todo, empezó el tiempo. Todo lo que estaba dentro del Creador antes de la creación, está fuera del tiempo, pero no como algo existente, como nosotros lo entendemos, sino como parte de un pensamiento, un consejo, un plan y un proyecto. El Midrash enseña que ese plan es la Torá, que la sabiduría infinita del Único Eterno ha compuesto desde la eternidad, en un estado fuera del tiempo.
Según el Talmud,[1][1] siete cosas fueron creadas antes que el mundo fue creado:
1.      La Torá, cf. Proverbios 8:22.
2.      El arrepentimiento, cf. Salmo 90:2-3.
3.      El huerto del Edén (el paraíso), cf. Génesis 2:8.
4.      Gehinom (el infierno), cf. Isaías 30:33.
5.      El trono de gloria, cf. Salmo 93:2.
6.      El templo, cf. Jeremías 17:12.
7.      El nombre del Mesías, cf. Salmo 72:17.
El mundo fue creado con relación a estas siete cosas. La Torá es el plan arquitectónico de toda la creación. El hecho de que se hable del arrepentimiento como algo que precede la creación, nos enseña que aunque el Eterno no haya decidido de antemano que el hombre pecara, ya había planeado una solución para el pecado del hombre, como también está escrito en Revelación 13:8b:
El cordero que fue inmolado desde de la fundación del mundo
En 1 Pedro 1:20 está escrito:
Porque él estaba preparado antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a vosotros
La palabra hebrea que ha sido traducida como “en el principio” es “bereshit”. Es una palabra compuesta por dos palabras, “be” que significa “dentro de”, “en”, “con”, “por medio de”, “por causa de” etc.; y “reshít”,[2][2] que significa “primero (en lugar, tiempo, orden o rango)”, “primicia”, “inicio”, “principal”, “lo mejor”
En el principio del crear de Elohim los cielos y la tierra, cuando la tierra era confusión y vacío, con oscuridad sobre la superficie del abismo y el aliento de Elohim planeaba sobre la superficie de las  aguas, entonces Elohim dijo: "Haya luz", y hubo luz.
Según esta interpretación, el primer versículo no explica el orden en que fueron creadas las cosas.
En una de las reglas de interpretación del tercer nivel, en hebreo “drash”, “búsqueda”, se compara y se relaciona una expresión o una palabra que aparece en diferentes textos en las Escrituras. La palabra “reshít” aparece casi 20 veces en el Jumash, y en más de 50 ocasiones en todo el Tanaj.[5][5] Se usa en relación con el inicio de un reinado, cf. Génesis 10:10; con un hijo primogénito, cf. Génesis 49:3; Deuteronomio 21:17; con los primeros frutos de la tierra, las primicias, cf. Éxodo 23:19; 34:26 etc. En Proverbios 8:22, la sabiduría, que es la Torá, es llamada “el principio (reshít) de su camino”. En Jeremías 2:3, el pueblo de Israel es llamado “la primicia (reshít) de sus frutos.
En las Escrituras hay una relación muy íntima entre reshít y el Mesías. El Mesías es el Reshít de todas las cosas, como está escrito en Colosenses 1:15-18:
Él es la imagen del Eloha invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y en él todas las cosas permanecen. Él es también la cabeza del cuerpo que es la congregación; y él es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin de que él tenga en todo la primacía.
El Mesías es también las primicias, el Reshít, de la resurrección, como está escrito en 1 Corintios 15:20, 23:
Mas ahora el Mesías ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron... Pero cada uno en su debido orden: el Mesías, las primicias; luego los que son del Mesías en su venida
El Mesías es el proyecto que está detrás de todas las cosas creadas. El Mesías está en el interior del Padre eterno desde la eternidad, como está escrito en Juan 1:18:
Nadie ha visto jamás a Eloha; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
Aquí no está escrito que el Hijo estaba en el seno del Padre, sino en tiempo presente, está en el seno del Padre. Como el Padre está fuera del tiempo, su Hijo, que es el proyecto Mesías, está fuera del tiempo, dentro del Padre, en la eternidad, en el presente continuo por toda la eternidad, como también está escrito en Juan 17:5, 24b:
Y ahora, glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera... la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.
El Eterno ha decidido gobernar el universo por medio del Mesías. Por lo tanto, la palabra “reshít” está relacionada en las Escrituras con el principio de un reinado. Es más, el proyecto Mesías es la razón por la cual todas las cosas fueron creadas y para quién todo haya sido hecho. El Eterno creó todas las cosas por medio del plan Mashíaj, y para Mashíaj, que más adelante iba a ser manifestado a través de un hombre, como está escrito en 1 Juan 1:1-2:
Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca de la Palabra de vida, pues la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos manifestó.
El prefijo hebreo “be” en la primera palabra de la Torá, “beReshit”, significa “en”, “por”, “en aras de”, “por causa de”, etc. Esto nos enseña que Elohim creó los cielos y la tierra “en Reshít”, o “por causa de Reshít”. Como hemos visto antes, Reshít es la Torá, Israel y el Mesías. En realidad estos tres son uno. La Torá es el plan eterno por medio del cual el mundo fue creado. Israel es el hijo primogénito del Eterno, cf. Éxodo 4:22; Oseas 11:1. El Mesías es la Torá manifestada como hombre, cf. Juan 1:14 y el que reúne en sí a todo Israel, cf. Mateo 2:15, Juan 12:32. Así que, todas las cosas fueron creadas por medio de la Torá y por causa de Israel. Y todo fue creado por medio del Mesías y por causa del Mesías, como también está escrito en Juan 1:1-3:
En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba con Eloha, y la Palabra era Elohim. Ella estaba en el principio con Eloha. Todas las cosas fueron hechas por medio de ella, y sin ella nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
Esta Palabra, esta Torá, este proyecto Mashíaj, fue luego materializado poco a poco por medio de la creación de todas las cosas. Pero aunque el Mesías no había sido manifestado como hombre, todas las cosas fueron preparadas por causa de él, y por causa de que él iba a venir y ser puesto como gobernante sobre todas las cosas creadas. Por esto podríamos traducir el texto de esta manera:
Por causa del Principal creó Elohim los cielos y la tierra.
La primera letra de la Torá es bet, que significa “casa”. Por lo tanto podríamos entender el primer versículo también de esta manera:
Una casa de Reshít creó Elohim los cielos y la tierra.
Esto nos enseña que los cielos y la tierra son la casa de Reshít, que es el Mesías. Casa y ropa es esencialmente lo mismo. La creación es la ropa del Mesías, como está escrito en el Salmo 102:25-27 y Hebreos 1:10-12:
Desde la antigüedad tú fundaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permaneces; y todos ellos como una vestidura se desgastarán, como vestido los mudarás, y serán cambiados. Pero tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin.
¿Por qué el Creador no empezó su historia consigo mismo? ¿No es él el que precede todas las cosas y por lo tanto debería estar puesto en primer lugar? ¿Por qué no escribió “Elohim creó en el principio...”? No empezó a hablar de sí mismo, sino de lo que ha hecho por medio de Reshít. Esto nos enseña dos cosas, primero, que Elohim es muy modesto en relación con la creación. No se presenta primero a sí mismo, sino se coloca detrás de Reshít. Por esta razón un judío no empieza consigo mismo cuando escribe una carta o cuando se presenta junto con otras personas. Siempre empieza a hablar de otras cosas o de otras personas y luego habla de sí mismo.
La segunda cosa que aprendemos de este hecho es que nadie puede conocer al Creador directamente, sino sólo por medio de las cosas que él ha creado, como está escrito en Romanos 1:19-20:
porque lo que se conoce acerca de Eloha es evidente dentro de ellos, pues Eloha se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.
El Creador es invisible e inalcanzable para las cosas creadas. Sólo es posible conocerle por medio de lo que Él revele de sí mismo. En este texto él nos enseña que el camino para conocerle pasa a través de la creación y Reshít. De esta manera el Hijo, el Mesías, es el principal agente por medio del cual el Invisible se manifiesta en el mundo, como está escrito en Hebreos 1:1-3:
Eloha, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo. Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su esencia, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.
En Juan 14:6, 9b está escrito:
Yeshúa le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí... El que me ha visto a mí, ha visto al Padre
El Padre se manifiesta en este mundo a través de su Hijo. Ahora, no podemos caer en la trampa de pensar que el Eterno sea como los hombres o los animales de manera que se pueda reproducir y tener hijos como nosotros, o mezclarse con los hombres y tener hijos. Este pensamiento se encuentra en las religiones paganas entre personas que no conocen la verdad de Torá. Cuando habla del Hijo, se refiere a la función de ser el seguidor y el representante, al igual que un hijo imita y representa a su padre en una familia.
El rey David fue el octavo hijo de Yishai, pero es llamado primogénito, cf. Salmo 89:20, 27. Cuando el shaliaj[6][6] Shaúl escribe en Colosenses 1 que el Mesías es el primogénito de toda creación, no significa que él haya nacido del Padre por medio de una reproducción, sino que él fue destinado para ocupar el lugar de gobernante sobre todas las cosas creadas, tanto las invisibles como las visibles. El hijo primogénito es el que llevará el nombre de su padre y el derecho de gobernar en la familia cuando el padre ya no esté presente. De la misma manera el Mesías es llamado Hijo, no porque el Eterno haya podido parir o se haya reproducido, sino porque el Mesías ha obtenido la posición de gobernante sobre todas las cosas creadas. El Hijo es el que representa al Padre en la creación. El concepto hebreo de Hijo tiene que ver con discipulado, representatividad y delegación de autoridad. En las Escrituras hebreas los discípulos son llamados hijos, a pesar de no haber sido engendrados biológicamente por su maestro, cf. 1 Reyes 2:12; 20:35; 2 Reyes 2:3ss; Juan 8:39, 41; Efesios 5:1. Estos “hijos” luego reciben la autoridad delegada para actuar como representantes de su maestro.
Por lo tanto, cuando las Escrituras hablan de los “hijos de Eloha” se está refiriendo a ángeles u hombres que han recibido poder del Creador para juzgar y gobernar sobre alguna área de la creación, se trata de autoridad delegada, cf. Job 1:6; 38:7; Salmo 82:6; Juan 10:34-38. Por esto a todos los que reciben a Yeshúa les es concedido el poder, es decir la autoridad, de ser hechos hijos de Eloha, como está escrito en Juan 1:12:
Pero a todos los que le recibieron, les dio el poder de llegar a ser hijos de Eloha, es decir, a los que creen en su nombre
Ser hecho hijo de Eloha, significa recibir una posición de liderazgo y un puesto de autoridad en alguna área de la creación.
En el principio creó...” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “creó” es “bará”.[7][7] Esta palabra aparece unas 50 veces en las Escrituras y siempre tiene que ver con la acción de producir o hacer algo que no existía antes. Se trata de traer algo a la existencia. En el sentido estricto sólo el Creador puede crear. Sólo Él puede hacer que algo llegue a tener existencia sin haber existido antes. La expresión “crear de la nada” es una manera de expresar este concepto. Sin embargo esta expresión no explica bien lo que la palabra bará significa, puesto que el Eterno no ha creado las cosas de la nada, porque antes de existir como creación sí existían como un proyecto en la mente del Creador. Por lo tanto las cosas visibles son el resultado de las cosas invisibles, que a su vez están dentro de la mente del Creador, como está escrito en Hebreos 11:3:
Por la fe entendemos que el universo fue preparado por la palabra de Eloha, de modo que lo que se ve no fue hecho de cosas visibles.
Todo lo visible fue hecho de lo invisible. Las cosas visibles son el resultado de las cosas invisibles. Todo lo que sucede en el mundo visible es un resultado de lo que primero sucedió en el mundo invisible.
En el principio creó Elohim...” – La palabra hebrea “Elohim”,[8][8] es la forma plural de “Eloha”,[9][9] que significa “Poderoso”. Viene de “El”[10][10] que significa “poderoso”, “poder”, “fuerza”. Estas tres palabras, “El”, “Eloha” y “Elohim”, son utilizadas en las Escrituras como sinónimas para referirse al Creador. Las tres han sido traducidas como “Dios”[11][11] en la mayoría de las versiones castellanas. La palabra hebrea “El” aparece alrededor de 200 veces en las Escrituras, prácticamente siempre en referencia al Creador. Algunas veces tiene el significado de “poder”, cf. Génesis 31:29; Proverbios 3:27; Miqueas 2:7. La forma plural de “El”, “Elim”, no se usa en referencia al Creador, sino a otros poderes, humanos o angelicales, cf. Éxodo 15:11; Job 41:25; Salmo 89:6. También es usado para referirse a los dioses paganos, cf. Isaías 57:5; Daniel 11:36.
La palabra “Eloha” aparece 56 veces en las Escrituras, mayormente en el libro de Job. Sólo aparece dos veces en el Jumash, cf. Deuteronomio 32:15, 17.
La forma plural de Eloha es Elohim, y aparece alrededor de 2600 veces en las Escrituras. Esta palabra no es un nombre personal, sino un título y atributo que expresa autoridad y juicio. Es utilizada en referencia el Creador en la gran mayoría de los casos, pero también en referencia a los ángeles, cf. Salmo 8:5 y sobre los dioses paganos, cf. Génesis 31:30. Moshé obtuvo el título de Elohim, cf. Éxodo 4:16; 7:1, y los jueces de Israel son también llamados Elohim, cf. Éxodo 21:6; 22:8-9.
El hecho de que la palabra Elohim esté en forma plural, no significa necesariamente que se trate de varias personas o un conjunto de personalidades. Esto vemos en el caso de Moshé que no fue más que una persona, pero obtuvo el cargo de ser Elohim ante el rey de Mitsrayim. El término Elohim tiene que ver con autoridad en abundancia y un conjunto de poderes para poder afirmar su voluntad. Elohim reúne en sí todas las fuerzas infinitas y eternas. Con otras palabras Elohim podría ser traducido como “máximo gobernante” y “juez supremo”. Por lo tanto el atributo Elohim está íntimamente conectado con la justicia.
Aunque el texto de Bereshit dice que Elohim, en plural, creó los cielos y la tierra, el verbo no está en forma plural “crearon”, sino singular, “creó”. Esto nos enseña que Elohim no debe ser entendido como varios dioses o un conjunto de personas o una unidad de personalidades, sino como uno sólo. Esta es también la confesión principal que cada judío practicante hace dos veces por día, al proclamar: “Shemá Israel, Adonai Eloheinu, Adonai Ejad”, “Oye Israel, el Señor es nuestro Elohim, el Señor es uno.”, cf. Deuteronomio 6:4.
¡SHABAT SHALOM!
Fuente: S Blad
Extratado por :
SHIMON BEN YOSEF

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