Parashá
01 BeReshit
Génesis
1:1 – 6:8
Aliyás
de la Torá:
1.
1:1-13
2.
1:14-23
3.
1:24 – 2:3
4.
2:4 – 3:21
5.
3:22 – 4:26
6.
5:1-24
7.
5:25 – 6:8
Haftará: Isaías
42:5-21
Brit
Hadasha (Pacto renovado) , los Escritos Apostólicos: Marcos 1:1-45
BeReshit
Significa “En el principio
del” o “Por causa del Principal”
Comentarios
Primera
aliyá, 1:1-13
1:1
“En
el principio creó Elohim los cielos y la tierra.” – La Torá
empieza mostrando a Israel y el mundo que el universo tiene un principio. Entre
las religiones paganas existe la creencia de que el universo es eterno o que
las cosas hayan sido creadas por la lucha entre diferentes dioses. La hipótesis
de la evolución enseña que todo se ha desarrollado mediante la casualidad. Pero
la Torá nos enseña que hay Uno que está por encima del universo, y que ha dado
inicio a todas las cosas. Este conocimiento evita toda adoración a las cosas
creadas en lugar del Creador, que es la misma esencia de la idolatría, como
está escrito en Romanos 1:20-25:
“Porque desde la
creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se
han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de
manera que no tienen excusa. Pues aunque conocían a Eloha, no le honraron como
a Eloha ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y
su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se volvieron necios,
y cambiaron la gloria del Eloha incorruptible por una imagen en forma de hombre
corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por consiguiente, Eloha los
entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron
entre sí sus propios cuerpos; porque cambiaron la verdad de Eloha por la
mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, quien es
bendito por los siglos. Amén.”
El
hecho de que Alguien haya dado inicio y existencia a todas las cosas, nos
enseña que Él es el dueño de todo lo que existe y que tiene el derecho de
gobernar sobre todo lo que es suyo. Este hecho le convierte en el gran
Legislador del universo. Si hay Uno que ha dado inicio a todo lo que existe,
tanto en los cielos como en la tierra, entonces todo lo que existe tiene que
cumplir los propósitos suyos. Este Ser superior dio inicio al tiempo, al
espacio, a la materia, la vegetación y a los seres vivos porque tenía una razón
muy específica para hacerlo. Por lo tanto Él tiene la plena potestad para hacer
lo que le plazca con las cosas que ha creado, para que absolutamente todo sea
llevado a cumplir los propósitos suyos. Esto le convierte en el gran Conductor
de la creación. Este principio está detrás de los reclamos que Él está haciendo
sobre el hombre, al ordenarle a cumplir sus mandamientos. Todas las cosas han
sido sometidas a una Torá, una instrucción. Cada cosa creada tiene una ley que
cumplir. Esa ley es el propósito del Creador para aquella cosa específica.
El
hombre es un ser creado con un propósito muy específico, el de servir a Aquel
que le ha hecho y puesto en su plan universal. El propósito del hombre es
cumplir aquella Torá que el Eterno le ha designado. Si un hombre no sirve al
Creador conforme a la Torá, se rebela contra el mismo principio de existencia
de toda la creación y sale fuera del derecho de existir. Todo lo que existe
está allí porque el Eterno lo ha hecho y porque Él tiene un plan específico con
cada criatura. Ningún detalle en la creación carece de significado.
Este
texto habla de un inicio, lo cual nos enseña que el tiempo es una creación y
que el Creador está fuera del tiempo. Luego habla de que los cielos y la tierra
fueron creados, lo cual nos enseña que el espacio y la materia no son eternos,
sino fueron llevados a la existencia en un momento histórico, en el principio
del tiempo. ¿Qué había antes del principio? Sólo uno, Elohim. Sin embargo,
dentro de Elohim había planes, que estaban allí desde la eternidad, en un
estado que carece de tiempo, puesto que a partir de la creación de todo, empezó
el tiempo. Todo lo que estaba dentro del Creador antes de la creación, está
fuera del tiempo, pero no como algo existente, como nosotros lo entendemos,
sino como parte de un pensamiento, un consejo, un plan y un proyecto. El
Midrash enseña que ese plan es la Torá, que la sabiduría infinita del Único
Eterno ha compuesto desde la eternidad, en un estado fuera del tiempo.
Según
el Talmud,[1][1] siete cosas fueron creadas antes que
el mundo fue creado:
1.
La Torá, cf. Proverbios 8:22.
2.
El arrepentimiento, cf. Salmo 90:2-3.
3.
El huerto del Edén (el paraíso), cf. Génesis 2:8.
4.
Gehinom (el infierno), cf. Isaías 30:33.
5.
El trono de gloria, cf. Salmo 93:2.
6.
El templo, cf. Jeremías 17:12.
7.
El nombre del Mesías, cf. Salmo 72:17.
El
mundo fue creado con relación a estas siete cosas. La Torá es el plan
arquitectónico de toda la creación. El hecho de que se hable del
arrepentimiento como algo que precede la creación, nos enseña que aunque el
Eterno no haya decidido de antemano que el hombre pecara, ya había planeado una
solución para el pecado del hombre, como también está escrito en Revelación
13:8b:
“El cordero que
fue inmolado desde de la fundación del mundo”
En
1 Pedro 1:20 está escrito:
“Porque él estaba
preparado antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos
últimos tiempos por amor a vosotros”
La
palabra hebrea que ha sido traducida como “en el principio” es “bereshit”. Es
una palabra compuesta por dos palabras, “be” que significa “dentro de”, “en”,
“con”, “por medio de”, “por causa de” etc.; y “reshít”,[2][2] que significa “primero (en lugar,
tiempo, orden o rango)”, “primicia”, “inicio”, “principal”, “lo mejor”
“En el principio
del crear de Elohim los cielos y la tierra, cuando la tierra era confusión y
vacío, con oscuridad sobre la superficie del abismo y el aliento de Elohim
planeaba sobre la superficie de las aguas, entonces Elohim dijo:
"Haya luz", y hubo luz.”
Según
esta interpretación, el primer versículo no explica el orden en que fueron
creadas las cosas.
En
una de las reglas de interpretación del tercer nivel, en hebreo “drash”,
“búsqueda”, se compara y se relaciona una expresión o una palabra que aparece
en diferentes textos en las Escrituras. La palabra “reshít” aparece casi 20
veces en el Jumash, y en más de 50 ocasiones en todo el Tanaj.[5][5] Se usa en relación con el inicio de un
reinado, cf. Génesis 10:10; con un hijo primogénito, cf. Génesis 49:3;
Deuteronomio 21:17; con los primeros frutos de la tierra, las primicias, cf.
Éxodo 23:19; 34:26 etc. En Proverbios 8:22, la sabiduría, que es la Torá, es llamada
“el
principio (reshít) de su camino”. En Jeremías 2:3, el pueblo de
Israel es llamado “la primicia (reshít) de sus frutos”.
En
las Escrituras hay una relación muy íntima entre reshít y el Mesías. El Mesías
es el Reshít de todas las cosas, como está escrito en Colosenses 1:15-18:
“Él es la imagen
del Eloha invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron
creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e
invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido
creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y en él
todas las cosas permanecen. Él es también la cabeza del cuerpo que es la
congregación; y él es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin
de que él tenga en todo la primacía.”
El
Mesías es también las primicias, el Reshít, de la resurrección, como está
escrito en 1 Corintios 15:20, 23:
“Mas ahora el
Mesías ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron...
Pero cada uno en su debido orden: el Mesías, las primicias; luego los que son
del Mesías en su venida”
El
Mesías es el proyecto que está detrás de todas las cosas creadas. El Mesías
está en el interior del Padre eterno desde la eternidad, como está escrito en
Juan 1:18:
“Nadie ha visto
jamás a Eloha; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado
a conocer.”
Aquí
no está escrito que el Hijo estaba en el seno del Padre, sino en tiempo
presente, está en el seno del Padre. Como el Padre está fuera del tiempo, su
Hijo, que es el proyecto Mesías, está fuera del tiempo, dentro del Padre, en la
eternidad, en el presente continuo por toda la eternidad, como también está
escrito en Juan 17:5, 24b:
“Y ahora,
glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes que el
mundo existiera... la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes
de la fundación del mundo.”
El
Eterno ha decidido gobernar el universo por medio del Mesías. Por lo tanto, la
palabra “reshít” está relacionada en las Escrituras con el principio de un
reinado. Es más, el proyecto Mesías es la razón por la cual todas las cosas
fueron creadas y para quién todo haya sido hecho. El Eterno creó todas las
cosas por medio del plan Mashíaj, y para Mashíaj, que más adelante iba a ser
manifestado a través de un hombre, como está escrito en 1 Juan 1:1-2:
“Lo que existía
desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo
que hemos contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca de la Palabra
de vida, pues la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y damos
testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos
manifestó.
El
prefijo hebreo “be” en la primera palabra de la Torá, “beReshit”, significa
“en”, “por”, “en aras de”, “por causa de”, etc. Esto nos enseña que Elohim creó
los cielos y la tierra “en Reshít”, o “por causa de Reshít”. Como hemos visto
antes, Reshít es la Torá, Israel y el Mesías. En realidad estos tres son uno.
La Torá es el plan eterno por medio del cual el mundo fue creado. Israel es el
hijo primogénito del Eterno, cf. Éxodo 4:22; Oseas 11:1. El Mesías es la Torá
manifestada como hombre, cf. Juan 1:14 y el que reúne en sí a todo Israel, cf.
Mateo 2:15, Juan 12:32. Así que, todas las cosas fueron creadas por medio de la
Torá y por causa de Israel. Y todo fue creado por medio del Mesías y por causa
del Mesías, como también está escrito en Juan 1:1-3:
“En el principio
existía la Palabra, y la Palabra estaba con Eloha, y la Palabra era Elohim.
Ella estaba en el principio con Eloha. Todas las cosas fueron hechas por medio
de ella, y sin ella nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.”
Esta
Palabra, esta Torá, este proyecto Mashíaj, fue luego materializado poco a poco
por medio de la creación de todas las cosas. Pero aunque el Mesías no había
sido manifestado como hombre, todas las cosas fueron preparadas por causa de
él, y por causa de que él iba a venir y ser puesto como gobernante sobre todas
las cosas creadas. Por esto podríamos traducir el texto de esta manera:
“Por causa del
Principal creó Elohim los cielos y la tierra.”
La
primera letra de la Torá es bet, que significa “casa”. Por lo tanto podríamos
entender el primer versículo también de esta manera:
“Una casa de
Reshít creó Elohim los cielos y la tierra.”
Esto
nos enseña que los cielos y la tierra son la casa de Reshít, que es el Mesías.
Casa y ropa es esencialmente lo mismo. La creación es la ropa del Mesías, como
está escrito en el Salmo 102:25-27 y Hebreos 1:10-12:
“Desde la
antigüedad tú fundaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. Ellos
perecerán, pero tú permaneces; y todos ellos como una vestidura se desgastarán,
como vestido los mudarás, y serán cambiados. Pero tú eres el mismo, y tus años
no tendrán fin.”
¿Por
qué el Creador no empezó su historia consigo mismo? ¿No es él el que precede
todas las cosas y por lo tanto debería estar puesto en primer lugar? ¿Por qué
no escribió “Elohim creó en el principio...”? No empezó a hablar de sí mismo,
sino de lo que ha hecho por medio de Reshít. Esto nos enseña dos cosas,
primero, que Elohim es muy modesto en relación con la creación. No se presenta
primero a sí mismo, sino se coloca detrás de Reshít. Por esta razón un judío no
empieza consigo mismo cuando escribe una carta o cuando se presenta junto con otras
personas. Siempre empieza a hablar de otras cosas o de otras personas y luego
habla de sí mismo.
La
segunda cosa que aprendemos de este hecho es que nadie puede conocer al Creador
directamente, sino sólo por medio de las cosas que él ha creado, como está
escrito en Romanos 1:19-20:
“porque lo que se
conoce acerca de Eloha es evidente dentro de ellos, pues Eloha se lo hizo
evidente. Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su
eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por
medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.”
El
Creador es invisible e inalcanzable para las cosas creadas. Sólo es posible
conocerle por medio de lo que Él revele de sí mismo. En este texto él nos
enseña que el camino para conocerle pasa a través de la creación y Reshít. De
esta manera el Hijo, el Mesías, es el principal agente por medio del cual el
Invisible se manifiesta en el mundo, como está escrito en Hebreos 1:1-3:
“Eloha, habiendo
hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres
por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien
constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el
universo. Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su esencia,
y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo
la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las
alturas.”
En
Juan 14:6, 9b está escrito:
“Yeshúa le dice:
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí...
El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”
El
Padre se manifiesta en este mundo a través de su Hijo. Ahora, no podemos caer
en la trampa de pensar que el Eterno sea como los hombres o los animales de manera
que se pueda reproducir y tener hijos como nosotros, o mezclarse con los
hombres y tener hijos. Este pensamiento se encuentra en las religiones paganas
entre personas que no conocen la verdad de Torá. Cuando habla del Hijo, se
refiere a la función de ser el seguidor y el representante, al igual que un
hijo imita y representa a su padre en una familia.
El
rey David fue el octavo hijo de Yishai, pero es llamado primogénito, cf. Salmo
89:20, 27. Cuando el shaliaj[6][6] Shaúl escribe en Colosenses 1 que el
Mesías es el primogénito de toda creación, no significa que él haya nacido del
Padre por medio de una reproducción, sino que él fue destinado para ocupar el
lugar de gobernante sobre todas las cosas creadas, tanto las invisibles como
las visibles. El hijo primogénito es el que llevará el nombre de su padre y el
derecho de gobernar en la familia cuando el padre ya no esté presente. De la
misma manera el Mesías es llamado Hijo, no porque el Eterno haya podido parir o
se haya reproducido, sino porque el Mesías ha obtenido la posición de
gobernante sobre todas las cosas creadas. El Hijo es el que representa al Padre
en la creación. El concepto hebreo de Hijo tiene que ver con discipulado,
representatividad y delegación de autoridad. En las Escrituras hebreas los
discípulos son llamados hijos, a pesar de no haber sido engendrados
biológicamente por su maestro, cf. 1 Reyes 2:12; 20:35; 2 Reyes 2:3ss; Juan
8:39, 41; Efesios 5:1. Estos “hijos” luego reciben la autoridad delegada para
actuar como representantes de su maestro.
Por
lo tanto, cuando las Escrituras hablan de los “hijos de Eloha” se está
refiriendo a ángeles u hombres que han recibido poder del Creador para juzgar y
gobernar sobre alguna área de la creación, se trata de autoridad delegada, cf.
Job 1:6; 38:7; Salmo 82:6; Juan 10:34-38. Por esto a todos los que reciben a
Yeshúa les es concedido el poder, es decir la autoridad, de ser hechos hijos de
Eloha, como está escrito en Juan 1:12:
“Pero a todos los
que le recibieron, les dio el poder de llegar a ser hijos de Eloha, es decir, a
los que creen en su nombre”
Ser
hecho hijo de Eloha, significa recibir una posición de liderazgo y un puesto de
autoridad en alguna área de la creación.
“En el principio
creó...”
– La palabra hebrea que ha sido traducida como “creó” es “bará”.[7][7] Esta palabra aparece unas 50 veces en
las Escrituras y siempre tiene que ver con la acción de producir o hacer algo
que no existía antes. Se trata de traer algo a la existencia. En el sentido estricto
sólo el Creador puede crear. Sólo Él puede hacer que algo llegue a tener
existencia sin haber existido antes. La expresión “crear de la nada” es una
manera de expresar este concepto. Sin embargo esta expresión no explica bien lo
que la palabra bará significa, puesto que el Eterno no ha creado las cosas de
la nada, porque antes de existir como creación sí existían como un proyecto en
la mente del Creador. Por lo tanto las cosas visibles son el resultado de las
cosas invisibles, que a su vez están dentro de la mente del Creador, como está
escrito en Hebreos 11:3:
“Por la fe
entendemos que el universo fue preparado por la palabra de Eloha, de modo que
lo que se ve no fue hecho de cosas visibles.”
Todo
lo visible fue hecho de lo invisible. Las cosas visibles son el resultado de
las cosas invisibles. Todo lo que sucede en el mundo visible es un resultado de
lo que primero sucedió en el mundo invisible.
“En el principio
creó Elohim...”
– La palabra hebrea “Elohim”,[8][8] es la forma plural de “Eloha”,[9][9] que significa “Poderoso”. Viene de
“El”[10][10] que significa “poderoso”, “poder”,
“fuerza”. Estas tres palabras, “El”, “Eloha” y “Elohim”, son utilizadas en las
Escrituras como sinónimas para referirse al Creador. Las tres han sido
traducidas como “Dios”[11][11] en la mayoría de las versiones
castellanas. La palabra hebrea “El” aparece alrededor de 200 veces en las
Escrituras, prácticamente siempre en referencia al Creador. Algunas veces tiene
el significado de “poder”, cf. Génesis 31:29; Proverbios 3:27; Miqueas 2:7. La
forma plural de “El”, “Elim”, no se usa en referencia al Creador, sino a otros
poderes, humanos o angelicales, cf. Éxodo 15:11; Job 41:25; Salmo 89:6. También
es usado para referirse a los dioses paganos, cf. Isaías 57:5; Daniel 11:36.
La
palabra “Eloha” aparece 56 veces en las Escrituras, mayormente en el libro de
Job. Sólo aparece dos veces en el Jumash, cf. Deuteronomio 32:15, 17.
La
forma plural de Eloha es Elohim, y aparece alrededor de 2600 veces en las
Escrituras. Esta palabra no es un nombre personal, sino un título y atributo
que expresa autoridad y juicio. Es utilizada en referencia el Creador en la
gran mayoría de los casos, pero también en referencia a los ángeles, cf. Salmo
8:5 y sobre los dioses paganos, cf. Génesis 31:30. Moshé obtuvo el título de
Elohim, cf. Éxodo 4:16; 7:1, y los jueces de Israel son también llamados
Elohim, cf. Éxodo 21:6; 22:8-9.
El
hecho de que la palabra Elohim esté en forma plural, no significa
necesariamente que se trate de varias personas o un conjunto de personalidades.
Esto vemos en el caso de Moshé que no fue más que una persona, pero obtuvo el
cargo de ser Elohim ante el rey de Mitsrayim. El término Elohim tiene que ver
con autoridad en abundancia y un conjunto de poderes para poder afirmar su
voluntad. Elohim reúne en sí todas las fuerzas infinitas y eternas. Con otras
palabras Elohim podría ser traducido como “máximo gobernante” y “juez supremo”.
Por lo tanto el atributo Elohim está íntimamente conectado con la justicia.
Aunque
el texto de Bereshit dice que Elohim, en plural, creó los cielos y la tierra,
el verbo no está en forma plural “crearon”, sino singular, “creó”. Esto nos
enseña que Elohim no debe ser entendido como varios dioses o un conjunto de
personas o una unidad de personalidades, sino como uno sólo. Esta es también la
confesión principal que cada judío practicante hace dos veces por día, al
proclamar: “Shemá Israel, Adonai Eloheinu, Adonai Ejad”, “Oye Israel, el Señor
es nuestro Elohim, el Señor es uno.”, cf. Deuteronomio 6:4.
¡SHABAT
SHALOM!
Fuente:
S Blad
Extratado
por :
SHIMON
BEN YOSEF
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