PARASHÁ 16 BeShalaj | Éxodo 13:17 – 17:16
Aliyás de la Torá:
1.
13:17 – 14:8
2.
14:9-25 (Sefardíes)
3.
14:15-25 (A); 14:26 – 15:26 (S)
4.
14:26 – 15:26 (A); 15:27 – 16:10 (S)
5.
15:27 – 16:10 (A); 16:11-29 (S)
6.
16:11-36 (A); 16:30-36 (S)
7.
17:1-16
Haftará:
Jueces
5:1-31
Brit Hadashah: Lucas 8:1 – 9:62
BeShalaj Significa “cuando envió”.
13:21 “El Eterno iba delante de
ellos, de día en una columna de nube para hacerlos guiar por el camino, y de
noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de día
y de noche.” – En este versículo aparece el verbo guiar de forma hifil,
causativa, para mostrarnos que el Eterno iba delante mediante un emisario que
le representaba (Rashí). La columna de nube fue el representante del Eterno en
este caso.
En Éxodo 14:19 está
escrito:
“Y el ángel de Elohim que había ido
delante del campamento de Israel, se apartó, e iba tras ellos; y la columna de
nube que había ido delante de ellos, se apartó, y se les puso detrás.”
Esto nos enseña que el
representante de El Eterno nuestro Elohim era un malaj, un ángel, que se
manifestaba de manera de columna de nube de día y columna de fuego por la
noche. También había una nube encima del campamento que daba sombra de día y
calor de noche, cf. Éxodo 40:38; Números
14:14; Deuteronomio 1:33; Ezequiel 1:4; Isaías 4:5-6.
14:13-14 “Pero Moshé dijo al pueblo: No
temáis; estad firmes y ved la salvación que Adonay hará hoy por vosotros;
porque los egipcios a quienes habéis visto hoy, no los volveréis a ver jamás. El
Eterno peleará por vosotros mientras vosotros os quedáis callados.” – La
palabra hebrea para salvación es “yeshuá” con el acento en la a. El nombre del
Mesías es Yeshúa, con acento en la u, que significa “él salvará”. El nombre
Yeshúa es la forma abreviada de Yehoshúa, cf. Números 13:16 con Nehemías 8:17 y
Hageo 1:1 con Esdras 5:2. 14:22 “Y los hijos de Israel
entraron por en medio del mar, en seco, y las aguas les eran como un muro a su
derecha y a su izquierda.” – El cruce del mar es visto como una tevilá, un baño
ritual. Contiene el simbolismo de morir de la vieja vida y resucitar a una vida
nueva. En este caso los hijos de Israel murieron de su dependencia de Egipto y
Faraón para depender del Eterno en todo sentido. Pasaron de un dueño a otro y
de un señor a otro, como está escrito en 1 Corintios 10:1-4:
“Porque no quiero que ignoréis,
hermanos, que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube y todos pasaron por
el mar; y en Moshé todos fueron sumergidos en la nube y en el mar; y todos
comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida
Espiritual, porque bebían de una roca
espiritual que los seguía; y la roca era el Mesías.”
Se habla aquí de que
fueron sumergidos en Moshé en la nube y en el mar. El pensamiento es que el
pueblo pasó de un reino a otro, de la autoridad de Faraón a la autoridad de
Moshé. Pasaron por el mikvé, acumulación de aguas, para estar sometidos a las
órdenes de Moshé que era rey en Israel, como está escrito en Deuteronomio 33:4-5:
“Una ley nos prescribió
Moshé, una herencia para la asamblea de Yaakov. Él era rey en Yeshurún, cuando
se reunieron los jefes del pueblo, juntamente con las tribus de Israel.”
De la misma manera la
tevilá mesiánica implica que una persona muere y entierra su vieja vida bajo la
autoridad de hasatán, el pecado y el mundo y resucita para una vida nueva bajo
la autoridad del Mesías Yeshúa, en obediencia a la Torá, sometida al Reino de
los cielos, como está escrito en Romanos 6:1-11:
“¿Qué diremos, entonces?
¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde? ¡De ningún modo! Nosotros,
que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos
los que hemos sido bautizados (purificados) en el Mesías Yeshúa, hemos sido
bautizados (purificados) en su muerte?
Por tanto, hemos sido sepultados con él por medio del bautismo/Tevila para
muerte, a fin de que como el Mesías resucitó de entre los muertos por la gloria
del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida. Porque si hemos
sido unidos a él en la semejanza de su muerte, ciertamente lo seremos también
en la semejanza de su resurrección, sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue
colgado en el madero con él, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido,
a fin de que ya no seamos esclavos del pecado; porque el que ha muerto, ha sido
libertado del pecado. Y si hemos muerto con el Mesías, creemos que también
viviremos con él, sabiendo que el Mesías, habiendo resucitado de entre los
muertos, no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre él. Porque en
cuanto él murió, murió al pecado de una vez para siempre; pero en cuanto vive,
vive para Elohim. Así también vosotros, consideraos muertos para el pecado,
pero vivos para Elohim en el Mesías Yeshúa.”
15:1 “Entonces Moshé y los hijos de Israel
cantaron este cántico a Adonay, y dijeron: Canto a Adonay nuestro Elohim porque
ha triunfado gloriosamente; al caballo y a su jinete ha arrojado al mar.” –
Cantaron al Eterno, no a los hombres.
El cántico de Moshé y del Cordero es
el cántico de la redención final. Al igual que Moshé y los hijos de Israel
salieron del mar, que simboliza la resurrección, así todos los que han puesto
su confianza en el Mesías de Israel, serán redimidos de la muerte para poder
cantar en el otro lado este cántico al Eterno.
El cántico de Shemot (Éxodo) 15 nos
enseña la importancia de expresarse con cantos, danzas e instrumentos al
Eterno. Es parte de nuestra devoción a Él. Es una manera de mantener vivo el
espíritu.
Esta canción tiene tres temas
principales:
1. La grandeza del Eterno.
2. La liberación de los egipcios.
3. La entrada futura en la tierra
prometida, con una alusión al reino mesiánico.
15:2 “Mi fortaleza y mi canción es Elohim,
y ha sido para mí salvación; éste es mi Elohim, y le glorificaré, el Elohim de
mi padre, y le ensalzaré.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “le
glorificaré” es “ve-anvehu” que significa “le embelleceré” y viene de la raíz
“navá” que significa “descansar”, “embellecer”, “celebrar”, “preparar una
habitación”. De aquí aprendemos que nuestro servicio y obediencia al Eterno
debe ser de manera bella. Por esto adornamos el talit, los tefilín, la mezuzá,
los rollos de la Torá, la suká, el etrog y demás objetos que usamos para cumplir
las mitsvás (mandamientos). También aprendemos que nuestras alabanzas preparan
un lugar de morada para el Eterno, como está escrito en el Salmo 22:3:
“Sin embargo, tú eres santo, que
habitas entre las alabanzas de Israel.”
15:3 “Adonay es hombre de
guerra; YHWH es su nombre.” – Hay muchos lugares en las escrituras donde el Eterno es presentado como
guerrero, cf. Isaías 42:13-15; 51:22; Sofonías 3:17; Nehemías 4:20. El no es
pacífico en cuanto a la injusticia y la maldad. El que no hace guerra contra el
pecado y la injusticia que le rodea, no está siguiendo el ejemplo de su Padre
celestial. La apatía de los justos contra el mal en este mundo hace que los
malvados se multipliquen y actúen sin temor. Si callamos ante el mal, somos
cómplices.
15:6 “Tu diestra, oh Elohim,
es majestuosa en poder; tu diestra, oh Elohim, destroza al enemigo.” – La
diestra del Eterno es el Mesías. Él será el que finalmente va a destruir a los
enemigos que se levanten contra el pueblo de Israel, cf. Isaías 63:1-6 donde está
escrito:
“¿Quién es éste que viene de Edom, de
Botsrá con vestiduras de colores brillantes; éste, majestuoso en su ropaje, que
marcha en la plenitud de su fuerza? Soy yo que hablo en justicia, poderoso para
salvar. ¿Por qué es rojo tu ropaje, y tus vestiduras como las del
Que pisa en el lagar? El lagar lo he
pisado yo solo; de los pueblos, ningún hombre estaba conmigo. Los pisé en mi
ira y los hollé en mi furor; su sangre salpicó mis vestiduras y manché todo mi
ropaje. Porque el día de la venganza estaba en mi corazón, y el año de mi
redención había llegado. Miré, y no había quien ayudara, me asombré de que no
hubiera quien apoyara; entonces me salvó mi brazo, y fue mi furor el que me
sostuvo. Pisoteé los pueblos en mi ira, los embriagué en mi furor y derramé su
sangre por tierra.”
¿De quién se está
hablando aquí? Revelación 19:11-16, nos
da la respuesta:
“Y vi el cielo abierto, y he aquí, un
caballo blanco; el que lo montaba se llama Fiel y Verdadero, y con justicia
juzga y hace la guerra. Sus ojos son una llama de fuego, y sobre su cabeza hay
muchas diademas, y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino él. Y
Está vestido de un manto empapado en
sangre, y su nombre es: El Verbo de Elohim. Y los ejércitos que
están en los cielos, vestidos de lino fino, blanco y limpio, le seguían sobre
caballos blancos. De su boca sale una espada afilada para herir con ella a las
naciones, y las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del
furor de la ira de Elohim Todopoderoso. Y en su manto y en su muslo tiene un
nombre escrito: REY DE REYES Y SENOR DE SEÑORES.”
El Mesías Yeshúa ejecuta
la ira del Eterno. El vino la primera vez como Cordero de Elohim, pero la
segunda vez vendrá como el León de Yehudá.
15:8 “Al soplo de tu aliento
se amontonaron las aguas, se juntaron las corrientes como en un montón; se
cuajaron los abismos en el corazón del mar.” – El mar tiene un corazón. En este
caso el significado de la palabra corazón es alegórico. La palabra hebrea es
“lev” que significa “corazón”,
“mente”, “razón”,
“conciencia”, “ánimo”, “memoria”, “atención”, “voluntad”, “interior”. Rashí
dice que se refiere a la esencia y fuerza de algo, cf. Éxodo 3:2 “en el corazón
del fuego”. El corazón de una persona es lo más íntimo de ella, donde toma las
decisiones más importantes, donde se manifiesta lo que realmente es. En la
mente de una persona pueden caber muchas ideas y muchas opciones, pero en el corazón
cabe sólo una opción. Por eso la caja del tefilín de la cabeza tiene cuatro
departamentos con los cuatro textos, pero en el tefilín del brazo, que está
pegado al corazón, sólo hay un departamento que tiene un solo pergamino con los
cuatro textos como si fuera uno. Cuando las cosas bajan al corazón se hace uno
con la persona. Por esto las Escrituras advierten, según está escrito en
Proverbios 4:23:
“Con toda diligencia guarda tu corazón,
porque de él brotan los manantiales de la vida.”
En Proverbios 4:4 está
escrito:
“y él me enseñaba y me decía: Retenga tu
corazón mis palabras, guarda mis mandamientos y vivirás.”
En Romanos 10:10 está
escrito:
“porque con el corazón se cree para
justicia, y con la boca se confiesa para salvación.”
Hay que creer en el
corazón, no sólo en la mente. La fe de la mente no justifica ni salva, sólo la
del corazón, en lo más íntimo de la persona. Querido lector, mira bien que la enseñanza
de la Torá y la obra del Mesías no se queden solamente en tu cabeza, ponlas en
tu corazón, como está escrito en el Shemá, según Deuteronomio 6:6:
“Y estas palabras que yo te mando hoy,
estarán sobre tu corazón”
15:9 “El enemigo dijo:
“Perseguiré, alcanzaré, repartiré el despojo; se saciará mi alma de ellos;
sacaré mi espada, los destruirá mi mano.”” – Los enemigos de Israel son
enemigos del Eterno. Los enemigos del Eterno son enemigos de Israel y el pueblo
judío, cf. Salmo 83:2-3. Es imposible amar
Al Eterno y odiar al judío. El que dice que
ama al Eterno y aborrece a los judíos es un mentiroso.
En el espíritu hay luz
cuando tiene relación con el Espíritu del Eterno. Si no, allí hay tinieblas,
cf. Efesios 5:8; Juan 12:35; 1 Juan 2:11. Si el espíritu no está en contacto
directo con el Eterno se vuelve insensible, como una piedra. Ese es el corazón
de piedra, del cual se habla en los Profetas.
Una persona que estudia
Torá edifica su neshamá, pero si no experimenta la regeneración de su espíritu
no tiene la vida espiritual más alta, la vida eterna, como está escrito en Juan 5:39-40:
“Examináis las Escrituras porque
vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan
testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida (en el
espíritu).”
La vida espiritual, que
produce la regeneración del espíritu del hombre, es administrada por el Hijo,
como está escrito en Juan 3:36:
“El que cree en el Hijo tiene vida
eterna (vida superior espiritual); pero el que no obedece al Hijo no verá la
vida, sino que la ira de Elohim permanece sobre él.” En Juan 6:27, 35 está
escrito:
“Trabajad, no por el alimento que
perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el cual el Hijo
del Hombre os dará, porque a éste es a quien el Padre, Elohim, ha marcado con
su sello... Yeshúa les dijo: Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá
hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed... Entonces Yeshúa les dijo: En
verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis
su sangre, no tenéis vida en vosotros.” En 1 Juan 5:12 está escrito:
“El que tiene al Hijo tiene la vida, y
el que no tiene al Hijo de Elohim, no tiene la vida”.
Así que, no importa
cuánto estudiamos Torá, nuestro espíritu no va a ser regenerado por esto, al
menos que vayamos al Hijo para recibir vida. Muchos de los pensamientos del
judaísmo tradicional son muy bonitos y edifican la neshamá, pero no tienen la
fuerza para dar vida al espíritu que necesita ser regenerado, nacer de nuevo.
Sólo Yeshúa tiene esa capacidad, como
está escrito en Juan 20:22:
“Después de decir esto, sopló sobre
ellos y les dice: Recibid el Espíritu de Santidad.”
15:13 “En tu misericordia has
guiado al pueblo que has redimido; con tu poder los has guiado a tu santa
morada.” – La salida de Egipto es una redención. Fue la primera redención que
anuncia la redención final, cuando Israel va a ser sacado de todas las naciones
de la misma manera como en la primera redención, como está escrito en Jeremías
16:14-15:
“Por tanto, he aquí, vienen
días--declara El Eterno-- cuando ya no se dirá: “Vive Adonay, que sacó a los
hijos de Israel de la tierra de Egipto”, sino: “Vive Adonay, que hizo subir a
los hijos de Israel de la tierra del norte y de todos los países adonde los
había desterrado” Porque los haré volver a su tierra, la cual di a sus padres.”
En Jeremías 23:7-8 está
escrito:
“Por tanto, he aquí, vienen
días--declara Elohim-- cuando no dirán más: “Vive Adonay, que hizo subir a los
hijos de Israel de la tierra de Egipto”, sino: “Vive Adonay que hizo subir y
trajo a los descendientes de la casa de Israel de la tierra del norte y de
todas
Las tierras adonde los había echado”; y
habitarán en su propio suelo.”
15:26 “Y dijo: Si escuchas
atentamente la voz de Adonay tu Elohim, y haces lo que es recto ante sus ojos,
y escuchas sus mandamientos, y guardas todos sus estatutos, no te enviaré
ninguna de las enfermedades que envié sobre los egipcios; porque yo, Adonay,
soy tu sanador.” – Las enfermedades son producto de la maldición que hay en la
naturaleza por causa del pecado que trajo muerte a este mundo. La enfermedad es
el primogénito de la muerte, como dice Job 18:13:
“Devora su piel la enfermedad, devora
sus miembros el primogénito de la muerte.”
La enfermedad es una
alteración del buen funcionamiento del cuerpo. Es un atentado contra la vida.
Según Deuteronomio 28:61 todas las enfermedades son maldiciones. Estas
maldiciones pueden alcanzar al hombre por varias razones:
• Porque vive en un mundo
que ha sido sometido a la maldición y la corrupción por causa del pecado
original.
• Por no cuidar el cuerpo
y exponerlo a peligros pudiendo evitarlos.
• Porque no cumple los
mandamientos del Eterno, y así trae maldición sobre sí que produce ciertas
enfermedades.
• Por un castigo directo
del Eterno por causa de un corazón no arrepentido.
El Eterno puede sanar de
diferentes maneras. En la naturaleza ha puesto mecanismos que producen sanidad
en el cuerpo. Los médicos y la medicina no pueden sanar un cuerpo enfermo, sólo
ayudarlo a sanar por sí mismo. La misma vida tiene poder sobre la muerte. La enfermedad
es un poder que viene de la muerte y la vida que hay en nuestros cuerpos está
superando constantemente ese poder mortal que obra en nuestros cuerpos
mortales. La muerte nos llega cuando la vida que hay en nuestro cuerpo ya no
pueda resistir el primogénito de la muerte o cuando ha llegado el tiempo de
terminar nuestra vida en este mundo. (Hay personas que mueren sin estar
enfermas, sólo entregan el espíritu y su cuerpo muere.) Ahora, el Eterno obra
sanidad indirectamente mediante los mecanismos naturales que ha puesto en
nuestros miembros,
Que constantemente están
combatiendo las enfermedades internas y externas de nuestro medio ambiente. De esa
manera nos sana como Creador. También nos puede sanar de manera sobrenatural,
por medio de intervenciones divinas en nuestros cuerpos. En tal caso nos sana
como Sanador, como dice en este texto. El texto nos enseña varias cosas:
• El Eterno puso sobre
los egipcios enfermedades (directamente e indirectamente).
• El Eterno no pondrá
sobre los hijos de Israel ninguna de esas enfermedades cuando escuchan,
obedecen y guardan sus mandamientos. Así el Eterno actúa indirectamente como
Sanador, pero en función de Protector.
• En el caso de que hayan
desobedecido los mandamientos y a consecuencia de ello están sufriendo alguna
enfermedad, podrán experimentar la sanidad divina por medio de una intervención
sobrenatural, en el caso de que haya teshuvá, arrepentimiento de los pecados.
En ese caso el Eterno actuará como Sanador. En Jacobo (Stg.) 5:15 está escrito:
“y la oración de fe restaurará al
enfermo, y el Señor lo levantará, y si ha cometido pecados le serán
perdonados.”
Vemos en este texto que
no todos los enfermos de los santos están enfermos por causa de pecados. El
pecado personal es una de las muchas razones por las cuales una persona puede
enfermar. Pero en todo caso, las enfermedades no son una bendición, aunque el
Eterno es capaz de tornar cualquier maldición en bendición. Las enfermedades
son un ataque contra el propósito de vida que el Eterno tiene para mi cuerpo.
Mi cuerpo no fue creado para estar enfermo sino para estar sano. Por esto el
Mesías vino no solamente para morir para quitar nuestros pecados, sino también
para quitar nuestras enfermedades y así crear una base para que estas promesas
de sanidad completa puedan ser efectivas en el pueblo de Israel, como está
escrito en Isaías 53:4-5:
“Ciertamente él llevó nuestras
enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Elohim y afligido. Más él fue herido por nuestras
transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz,
cayó sobre él, y por sus heridas hemos sido sanados.”
En Deuteronomio 7:15 está
escrito:
“Y El Eterno apartará de ti toda
enfermedad; y no pondrá sobre ti ninguna de las enfermedades malignas de Egipto
que has conocido, sino que las pondrá sobre los que te odian.”
En el Salmo 103:3 está
escrito:
“Él es el que perdona todas tus
iniquidades, el que sana todas tus enfermedades”
16:2 “Y toda la
congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moshé y contra Aarón en el
desierto.” – La razón fue que ya no tenían nada para comer. Rashí dice que el
pan que sacaron de Egipto duró 30 días. Sin embargo, en Deuteronomio 8:2-3 está
escrito:
“Y te acordarás de todo el camino por
donde Adonay tu Elohim te ha traído por el desierto durante estos cuarenta
años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón,
si guardarías o no sus mandamientos. Y te humilló, y te dejó tener hambre, y te
alimentó con el maná que no conocías, ni tus padres habían conocido, para
hacerte entender que el hombre no sólo vive de pan, sino que vive de todo lo
que procede de la boca de Elohim.”
16:4 “Entonces Adonay dijo a
Moshé: He aquí, haré llover pan del cielo para vosotros; y el pueblo saldrá y
recogerá diariamente la porción de cada día, para ponerlos a prueba si andan o
no en mi ley.” – Normalmente el pan viene de la tierra. Aquí vemos como el
Eterno cambia el orden de lo
Natural y les da pan del
cielo, para enseñarles acerca del Mesías que es el pan del cielo, como está
escrito en Juan 6:31-35:
“Nuestros padres comieron el maná en el
desierto, como está escrito: “LES DIO A COMER PAN DEL CIELO.” Entonces Yeshúa
les dijo: En verdad, en verdad os digo: no es Moshé el que os ha dado el pan
del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque
el pan de Elohim es el que baja del cielo, y da vida al mundo. Entonces le
dijeron: Señor, danos siempre este pan. Yeshúa les dijo: Yo soy el pan de la
vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá
sed.”
16:6-8 “Entonces Moshé y Aarón
dijeron a todos los hijos de Israel: A la tarde sabréis que Adonay os ha sacado
de la tierra de Egipto; y por la mañana veréis la gloria de Elohim, pues él ha oído
vuestras murmuraciones contra El Eterno; ¿y qué somos nosotros para que
murmuréis contra
Nosotros? Y Moshé dijo:
Esto sucederá cuando Adonay os dé carne para comer por la tarde, y pan hasta
saciaros por la mañana; porque Adonay ha oído vuestras murmuraciones contra Él.
Pues ¿qué somos nosotros? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino
contra El Eterno.” – Aquí hay dos cosas que revelan secretos en cuanto a
Mashíaj, la tarde y la mañana. En el versículo 12 se repite este mensaje, pero
allí se dice explícitamente que va a ser entre las dos tardes que van a comer
carne. El Mesías murió entre las dos tardes, como vimos en la parashá anterior.
Este texto nos revela que el Mesías tenía que resucitar con la luz del día para que pudiéramos ver
la gloria del Eterno y ser totalmente saciados.
16:23 “él les respondió: Esto
es lo que ha dicho Adonay: “Mañana es día de reposo, Shabat consagrado a Elohim.
Coced lo que habéis de cocer y hervid lo que habéis de hervir, y todo lo que
sobre guardadlo para mañana.”” – El mandamiento del Shabat no viene de Sinaí,
vino antes. Es una herencia desde la creación. La esencia de guardar el Shabat
es cesar de toda actividad creativa. En ese día el hombre deja de intervenir en
la creación en reconocimiento de su Creador. El principal enfoque del Shabat no
es el descanso, sino el cese de actividades creativas o productivas. En primer
lugar cesar y también descansar. Aunque una actividad no constituya un esfuerzo
físico puede ser considerado un trabajo, en hebreo “melajá”, que viole el
Shabat. Cuando se cocina hay una transformación de los alimentos, lo cual es
una violación del mandamiento si se
Hace en el Shabat. Además
hay que encender fuego para cocinar, lo cual es una melajá, trabajo de intervención
en la creación, cf. Éxodo 35:3.
“Shabat consagrado a El Eterno nuestro Elohim” – El propósito del
Shabat es dedicarse al Eterno, no hacer lo que a uno le guste, como está
escrito en Isaías 58:13-14:
“Si por causa del día de reposo apartas
tu pie para no hacer lo que te plazca en mi día santo, y llamas al día de
reposo delicia, al día santo de Adonay, honorable, y lo honras, no siguiendo
tus caminos, ni buscando tu placer, ni hablando de tus propios asuntos,
Entonces te deleitarás en Elohim, y yo
te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te alimentaré con la heredad
de tu padre Yaakov; porque la boca de El Eterno ha hablado.”
16:25 “Y Moshé dijo: Comedlo
hoy, porque hoy es día de reposo para El Eterno; hoy no lo hallaréis en el campo.”
– Hay varias razones por las cuales el Eterno ha creado al hombre con la
necesidad de comer:
• Para aprender a
depender de su Padre celestial.
• Para aprender que el
Padre celestial es bueno.
• Para tener una
ocupación diaria y no caer en la ociosidad.
• Para poder relacionarse
con otros de manera profunda.
• Para poder suplir las
necesidades nutritivas del cuerpo.
• Para poder aprender las
verdades eternas del cielo.
• Para aprender a
obedecer los mandamientos.
Las Escrituras nos
muestran que nuestra relación con la comida está conectada con nuestra relación
con el Eterno. El primer pecado fue por una comida prohibida. La comida fue
creada para que el hombre aprenda a obedecer al Eterno.
16:26 “Seis días lo recogeréis,
pero el séptimo día, Shabat, no habrá nada.” – Este es el ciclo de la semana,
seis días de trabajo y un día de cese, para dedicarse al Eterno en la congregación
y también descansar en casa junto con la
familia.
¡SHABAT SHALOM!
Tomado de: Stefan Blad
Recopilado y
adaptado por: SIMON BEN YOSEF.
(Mario Hernández)
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