viernes, 25 de enero de 2013

PARASHÁ 16 BeShalaj


PARASHÁ 16 BeShalaj | Éxodo 13:17 – 17:16


Aliyás de la Torá:

1. 13:17 – 14:8
2. 14:9-25 (Sefardíes)
3. 14:15-25 (A); 14:26 – 15:26 (S)
4. 14:26 – 15:26 (A); 15:27 – 16:10 (S)
5. 15:27 – 16:10 (A); 16:11-29 (S)
6. 16:11-36 (A); 16:30-36 (S)
7. 17:1-16

Haftará: Jueces 5:1-31

Brit Hadashah: Lucas 8:1 – 9:62

BeShalaj Significa “cuando envió”.
13:21 “El Eterno iba delante de ellos, de día en una columna de nube para hacerlos guiar por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de día y de noche.” – En este versículo aparece el verbo guiar de forma hifil, causativa, para mostrarnos que el Eterno iba delante mediante un emisario que le representaba (Rashí). La columna de nube fue el representante del Eterno en este caso.

En Éxodo 14:19 está escrito:

“Y el ángel de Elohim que había ido delante del campamento de Israel, se apartó, e iba tras ellos; y la columna de nube que había ido delante de ellos, se apartó, y se les puso detrás.”

Esto nos enseña que el representante de El Eterno nuestro Elohim era un malaj, un ángel, que se manifestaba de manera de columna de nube de día y columna de fuego por la noche. También había una nube encima del campamento que daba sombra de día y calor de noche, cf. Éxodo 40:38; Números 14:14; Deuteronomio 1:33; Ezequiel 1:4; Isaías 4:5-6.

14:13-14 “Pero Moshé dijo al pueblo: No temáis; estad firmes y ved la salvación que Adonay hará hoy por vosotros; porque los egipcios a quienes habéis visto hoy, no los volveréis a ver jamás. El Eterno peleará por vosotros mientras vosotros os quedáis callados.” – La palabra hebrea para salvación es “yeshuá” con el acento en la a. El nombre del Mesías es Yeshúa, con acento en la u, que significa “él salvará”. El nombre Yeshúa es la forma abreviada de Yehoshúa, cf. Números 13:16 con Nehemías 8:17 y Hageo 1:1 con Esdras 5:2. 14:22 “Y los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, y las aguas les eran como un muro a su derecha y a su izquierda.” – El cruce del mar es visto como una tevilá, un baño ritual. Contiene el simbolismo de morir de la vieja vida y resucitar a una vida nueva. En este caso los hijos de Israel murieron de su dependencia de Egipto y Faraón para depender del Eterno en todo sentido. Pasaron de un dueño a otro y de un señor a otro, como está escrito en 1 Corintios 10:1-4:

“Porque no quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube y todos pasaron por el mar; y en Moshé todos fueron sumergidos en la nube y en el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida
Espiritual, porque bebían de una roca espiritual que los seguía; y la roca era el Mesías.”

Se habla aquí de que fueron sumergidos en Moshé en la nube y en el mar. El pensamiento es que el pueblo pasó de un reino a otro, de la autoridad de Faraón a la autoridad de Moshé. Pasaron por el mikvé, acumulación de aguas, para estar sometidos a las órdenes de Moshé que era rey en Israel, como está escrito en Deuteronomio 33:4-5:

“Una ley nos prescribió Moshé, una herencia para la asamblea de Yaakov. Él era rey en Yeshurún, cuando se reunieron los jefes del pueblo, juntamente con las tribus de Israel.”

De la misma manera la tevilá mesiánica implica que una persona muere y entierra su vieja vida bajo la autoridad de hasatán, el pecado y el mundo y resucita para una vida nueva bajo la autoridad del Mesías Yeshúa, en obediencia a la Torá, sometida al Reino de los cielos, como está escrito en Romanos 6:1-11:

“¿Qué diremos, entonces? ¿Continuaremos en pecado para que la gracia abunde? ¡De ningún modo! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados (purificados) en el Mesías Yeshúa, hemos sido bautizados (purificados)  en su muerte? Por tanto, hemos sido sepultados con él por medio del bautismo/Tevila para muerte, a fin de que como el Mesías resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida. Porque si hemos sido unidos a él en la semejanza de su muerte, ciertamente lo seremos también en la semejanza de su resurrección, sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue colgado en el madero con él, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado; porque el que ha muerto, ha sido libertado del pecado. Y si hemos muerto con el Mesías, creemos que también viviremos con él, sabiendo que el Mesías, habiendo resucitado de entre los muertos, no volverá a morir; ya la muerte no tiene dominio sobre él. Porque en cuanto él murió, murió al pecado de una vez para siempre; pero en cuanto vive, vive para Elohim. Así también vosotros, consideraos muertos para el pecado, pero vivos para Elohim en el Mesías Yeshúa.”

15:1 “Entonces Moshé y los hijos de Israel cantaron este cántico a Adonay, y dijeron: Canto a Adonay nuestro Elohim porque ha triunfado gloriosamente; al caballo y a su jinete ha arrojado al mar.” – Cantaron al Eterno, no a los hombres.

El cántico de Moshé y del Cordero es el cántico de la redención final. Al igual que Moshé y los hijos de Israel salieron del mar, que simboliza la resurrección, así todos los que han puesto su confianza en el Mesías de Israel, serán redimidos de la muerte para poder cantar en el otro lado este cántico al Eterno.

El cántico de Shemot (Éxodo) 15 nos enseña la importancia de expresarse con cantos, danzas e instrumentos al Eterno. Es parte de nuestra devoción a Él. Es una manera de mantener vivo el espíritu.

Esta canción tiene tres temas principales:
1. La grandeza del Eterno.
2. La liberación de los egipcios.
3. La entrada futura en la tierra prometida, con una alusión al reino mesiánico.

15:2 “Mi fortaleza y mi canción es Elohim, y ha sido para mí salvación; éste es mi Elohim, y le glorificaré, el Elohim de mi padre, y le ensalzaré.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “le glorificaré” es “ve-anvehu” que significa “le embelleceré” y viene de la raíz “navá” que significa “descansar”, “embellecer”, “celebrar”, “preparar una habitación”. De aquí aprendemos que nuestro servicio y obediencia al Eterno debe ser de manera bella. Por esto adornamos el talit, los tefilín, la mezuzá, los rollos de la Torá, la suká, el etrog y demás objetos que usamos para cumplir las mitsvás (mandamientos). También aprendemos que nuestras alabanzas preparan un lugar de morada para el Eterno, como está escrito en el Salmo 22:3:

“Sin embargo, tú eres santo, que habitas entre las alabanzas de Israel.”
15:3 “Adonay es hombre de guerra; YHWH es su nombre.” – Hay muchos lugares en las  escrituras donde el Eterno es presentado como guerrero, cf. Isaías 42:13-15; 51:22; Sofonías 3:17; Nehemías 4:20. El no es pacífico en cuanto a la injusticia y la maldad. El que no hace guerra contra el pecado y la injusticia que le rodea, no está siguiendo el ejemplo de su Padre celestial. La apatía de los justos contra el mal en este mundo hace que los malvados se multipliquen y actúen sin temor. Si callamos ante el mal, somos cómplices.

15:6 “Tu diestra, oh Elohim, es majestuosa en poder; tu diestra, oh Elohim, destroza al enemigo.” – La diestra del Eterno es el Mesías. Él será el que finalmente va a destruir a los enemigos que se levanten contra el pueblo de Israel, cf. Isaías 63:1-6 donde está escrito:

“¿Quién es éste que viene de Edom, de Botsrá con vestiduras de colores brillantes; éste, majestuoso en su ropaje, que marcha en la plenitud de su fuerza? Soy yo que hablo en justicia, poderoso para salvar. ¿Por qué es rojo tu ropaje, y tus vestiduras como las del
Que pisa en el lagar? El lagar lo he pisado yo solo; de los pueblos, ningún hombre estaba conmigo. Los pisé en mi ira y los hollé en mi furor; su sangre salpicó mis vestiduras y manché todo mi ropaje. Porque el día de la venganza estaba en mi corazón, y el año de mi redención había llegado. Miré, y no había quien ayudara, me asombré de que no hubiera quien apoyara; entonces me salvó mi brazo, y fue mi furor el que me sostuvo. Pisoteé los pueblos en mi ira, los embriagué en mi furor y derramé su sangre por tierra.”

¿De quién se está hablando aquí? Revelación 19:11-16, nos da la respuesta:

“Y vi el cielo abierto, y he aquí, un caballo blanco; el que lo montaba se llama Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y hace la guerra. Sus ojos son una llama de fuego, y sobre su cabeza hay muchas diademas, y tiene un nombre escrito que nadie conoce sino él. Y
Está vestido de un manto empapado en sangre, y su nombre es: El Verbo de Elohim. Y los ejércitos que están en los cielos, vestidos de lino fino, blanco y limpio, le seguían sobre caballos blancos. De su boca sale una espada afilada para herir con ella a las naciones, y las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor de la ira de Elohim Todopoderoso. Y en su manto y en su muslo tiene un nombre escrito: REY DE REYES Y SENOR DE SEÑORES.”

El Mesías Yeshúa ejecuta la ira del Eterno. El vino la primera vez como Cordero de Elohim, pero la segunda vez vendrá como el León de Yehudá.

15:8 “Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas, se juntaron las corrientes como en un montón; se cuajaron los abismos en el corazón del mar.” – El mar tiene un corazón. En este caso el significado de la palabra corazón es alegórico. La palabra hebrea es “lev” que significa “corazón”,
“mente”, “razón”, “conciencia”, “ánimo”, “memoria”, “atención”, “voluntad”, “interior”. Rashí dice que se refiere a la esencia y fuerza de algo, cf. Éxodo 3:2 “en el corazón del fuego”. El corazón de una persona es lo más íntimo de ella, donde toma las decisiones más importantes, donde se manifiesta lo que realmente es. En la mente de una persona pueden caber muchas ideas y muchas opciones, pero en el corazón cabe sólo una opción. Por eso la caja del tefilín de la cabeza tiene cuatro departamentos con los cuatro textos, pero en el tefilín del brazo, que está pegado al corazón, sólo hay un departamento que tiene un solo pergamino con los cuatro textos como si fuera uno. Cuando las cosas bajan al corazón se hace uno con la persona. Por esto las Escrituras advierten, según está escrito en Proverbios 4:23:

“Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida.”

En Proverbios 4:4 está escrito:

“y él me enseñaba y me decía: Retenga tu corazón mis palabras, guarda mis mandamientos y vivirás.”

En Romanos 10:10 está escrito:

“porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación.”

Hay que creer en el corazón, no sólo en la mente. La fe de la mente no justifica ni salva, sólo la del corazón, en lo más íntimo de la persona. Querido lector, mira bien que la enseñanza de la Torá y la obra del Mesías no se queden solamente en tu cabeza, ponlas en tu corazón, como está escrito en el Shemá, según Deuteronomio 6:6:

“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón”

15:9 “El enemigo dijo: “Perseguiré, alcanzaré, repartiré el despojo; se saciará mi alma de ellos; sacaré mi espada, los destruirá mi mano.”” – Los enemigos de Israel son enemigos del Eterno. Los enemigos del Eterno son enemigos de Israel y el pueblo judío, cf. Salmo 83:2-3. Es imposible amar
Al Eterno y odiar al judío. El que dice que ama al Eterno y aborrece a los judíos es un mentiroso.

En el espíritu hay luz cuando tiene relación con el Espíritu del Eterno. Si no, allí hay tinieblas, cf. Efesios 5:8; Juan 12:35; 1 Juan 2:11. Si el espíritu no está en contacto directo con el Eterno se vuelve insensible, como una piedra. Ese es el corazón de piedra, del cual se habla en los Profetas.
Una persona que estudia Torá edifica su neshamá, pero si no experimenta la regeneración de su espíritu no tiene la vida espiritual más alta, la vida eterna, como está escrito en Juan 5:39-40:

“Examináis las Escrituras porque vosotros pensáis que en ellas tenéis vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida (en el espíritu).”

La vida espiritual, que produce la regeneración del espíritu del hombre, es administrada por el Hijo, como está escrito en Juan 3:36:

“El que cree en el Hijo tiene vida eterna (vida superior espiritual); pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Elohim permanece sobre él.” En Juan 6:27, 35 está escrito:

“Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el cual el Hijo del Hombre os dará, porque a éste es a quien el Padre, Elohim, ha marcado con su sello... Yeshúa les dijo: Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed... Entonces Yeshúa les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.” En 1 Juan 5:12 está escrito:

“El que tiene al Hijo tiene la vida, y el que no tiene al Hijo de Elohim, no tiene la vida”.

Así que, no importa cuánto estudiamos Torá, nuestro espíritu no va a ser regenerado por esto, al menos que vayamos al Hijo para recibir vida. Muchos de los pensamientos del judaísmo tradicional son muy bonitos y edifican la neshamá, pero no tienen la fuerza para dar vida al espíritu que necesita ser regenerado, nacer de nuevo. Sólo Yeshúa  tiene esa capacidad, como está escrito en Juan 20:22:

“Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dice: Recibid el Espíritu de Santidad.”

15:13 “En tu misericordia has guiado al pueblo que has redimido; con tu poder los has guiado a tu santa morada.” – La salida de Egipto es una redención. Fue la primera redención que anuncia la redención final, cuando Israel va a ser sacado de todas las naciones de la misma manera como en la primera redención, como está escrito en Jeremías 16:14-15:

“Por tanto, he aquí, vienen días--declara El Eterno-- cuando ya no se dirá: “Vive Adonay, que sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto”, sino: “Vive Adonay, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra del norte y de todos los países adonde los había desterrado” Porque los haré volver a su tierra, la cual di a sus padres.”

En Jeremías 23:7-8 está escrito:

“Por tanto, he aquí, vienen días--declara Elohim-- cuando no dirán más: “Vive Adonay, que hizo subir a los hijos de Israel de la tierra de Egipto”, sino: “Vive Adonay que hizo subir y trajo a los descendientes de la casa de Israel de la tierra del norte y de todas
Las tierras adonde los había echado”; y habitarán en su propio suelo.”

15:26 “Y dijo: Si escuchas atentamente la voz de Adonay tu Elohim, y haces lo que es recto ante sus ojos, y escuchas sus mandamientos, y guardas todos sus estatutos, no te enviaré ninguna de las enfermedades que envié sobre los egipcios; porque yo, Adonay, soy tu sanador.” – Las enfermedades son producto de la maldición que hay en la naturaleza por causa del pecado que trajo muerte a este mundo. La enfermedad es el primogénito de la muerte, como dice Job 18:13:

“Devora su piel la enfermedad, devora sus miembros el primogénito de la muerte.”

La enfermedad es una alteración del buen funcionamiento del cuerpo. Es un atentado contra la vida. Según Deuteronomio 28:61 todas las enfermedades son maldiciones. Estas maldiciones pueden alcanzar al hombre por varias razones:

• Porque vive en un mundo que ha sido sometido a la maldición y la corrupción por causa del pecado original.
• Por no cuidar el cuerpo y exponerlo a peligros pudiendo evitarlos.
• Porque no cumple los mandamientos del Eterno, y así trae maldición sobre sí que produce ciertas enfermedades.
• Por un castigo directo del Eterno por causa de un corazón no arrepentido.

El Eterno puede sanar de diferentes maneras. En la naturaleza ha puesto mecanismos que producen sanidad en el cuerpo. Los médicos y la medicina no pueden sanar un cuerpo enfermo, sólo ayudarlo a sanar por sí mismo. La misma vida tiene poder sobre la muerte. La enfermedad es un poder que viene de la muerte y la vida que hay en nuestros cuerpos está superando constantemente ese poder mortal que obra en nuestros cuerpos mortales. La muerte nos llega cuando la vida que hay en nuestro cuerpo ya no pueda resistir el primogénito de la muerte o cuando ha llegado el tiempo de terminar nuestra vida en este mundo. (Hay personas que mueren sin estar enfermas, sólo entregan el espíritu y su cuerpo muere.) Ahora, el Eterno obra sanidad indirectamente mediante los mecanismos naturales que ha puesto en nuestros miembros,
Que constantemente están combatiendo las enfermedades internas y externas de nuestro medio ambiente. De esa manera nos sana como Creador. También nos puede sanar de manera sobrenatural, por medio de intervenciones divinas en nuestros cuerpos. En tal caso nos sana como Sanador, como dice en este texto. El texto nos enseña varias cosas:

• El Eterno puso sobre los egipcios enfermedades (directamente e indirectamente).
• El Eterno no pondrá sobre los hijos de Israel ninguna de esas enfermedades cuando escuchan, obedecen y guardan sus mandamientos. Así el Eterno actúa indirectamente como Sanador, pero en función de Protector.
• En el caso de que hayan desobedecido los mandamientos y a consecuencia de ello están sufriendo alguna enfermedad, podrán experimentar la sanidad divina por medio de una intervención sobrenatural, en el caso de que haya teshuvá, arrepentimiento de los pecados. En ese caso el Eterno actuará como Sanador. En Jacobo (Stg.) 5:15 está escrito:

“y la oración de fe restaurará al enfermo, y el Señor lo levantará, y si ha cometido pecados le serán perdonados.”

Vemos en este texto que no todos los enfermos de los santos están enfermos por causa de pecados. El pecado personal es una de las muchas razones por las cuales una persona puede enfermar. Pero en todo caso, las enfermedades no son una bendición, aunque el Eterno es capaz de tornar cualquier maldición en bendición. Las enfermedades son un ataque contra el propósito de vida que el Eterno tiene para mi cuerpo. Mi cuerpo no fue creado para estar enfermo sino para estar sano. Por esto el Mesías vino no solamente para morir para quitar nuestros pecados, sino también para quitar nuestras enfermedades y así crear una base para que estas promesas de sanidad completa puedan ser efectivas en el pueblo de Israel, como está escrito en Isaías 53:4-5:

“Ciertamente él llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores; con todo, nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Elohim y afligido. Más él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre él, y por sus heridas hemos sido sanados.”

En Deuteronomio 7:15 está escrito:

“Y El Eterno apartará de ti toda enfermedad; y no pondrá sobre ti ninguna de las enfermedades malignas de Egipto que has conocido, sino que las pondrá sobre los que te odian.”

En el Salmo 103:3 está escrito:

“Él es el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades”

16:2 “Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moshé y contra Aarón en el desierto.” – La razón fue que ya no tenían nada para comer. Rashí dice que el pan que sacaron de Egipto duró 30 días. Sin embargo, en Deuteronomio 8:2-3 está escrito:

“Y te acordarás de todo el camino por donde Adonay tu Elohim te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no sus mandamientos. Y te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con el maná que no conocías, ni tus padres habían conocido, para hacerte entender que el hombre no sólo vive de pan, sino que vive de todo lo que procede de la boca de Elohim.”

16:4 “Entonces Adonay dijo a Moshé: He aquí, haré llover pan del cielo para vosotros; y el pueblo saldrá y recogerá diariamente la porción de cada día, para ponerlos a prueba si andan o no en mi ley.” – Normalmente el pan viene de la tierra. Aquí vemos como el Eterno cambia el orden de lo
Natural y les da pan del cielo, para enseñarles acerca del Mesías que es el pan del cielo, como está escrito en Juan 6:31-35:


“Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: “LES DIO A COMER PAN DEL CIELO.” Entonces Yeshúa les dijo: En verdad, en verdad os digo: no es Moshé el que os ha dado el pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Elohim es el que baja del cielo, y da vida al mundo. Entonces le dijeron: Señor, danos siempre este pan. Yeshúa les dijo: Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed.”

16:6-8 “Entonces Moshé y Aarón dijeron a todos los hijos de Israel: A la tarde sabréis que Adonay os ha sacado de la tierra de Egipto; y por la mañana veréis la gloria de Elohim, pues él ha oído vuestras murmuraciones contra El Eterno; ¿y qué somos nosotros para que murmuréis contra
Nosotros? Y Moshé dijo: Esto sucederá cuando Adonay os dé carne para comer por la tarde, y pan hasta saciaros por la mañana; porque Adonay ha oído vuestras murmuraciones contra Él. Pues ¿qué somos nosotros? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra El Eterno.” – Aquí hay dos cosas que revelan secretos en cuanto a Mashíaj, la tarde y la mañana. En el versículo 12 se repite este mensaje, pero allí se dice explícitamente que va a ser entre las dos tardes que van a comer carne. El Mesías murió entre las dos tardes, como vimos en la parashá anterior. Este texto nos revela que el Mesías tenía que resucitar con la luz del día para que pudiéramos ver la gloria del Eterno y ser totalmente saciados.

16:23 “él les respondió: Esto es lo que ha dicho Adonay: “Mañana es día de reposo, Shabat consagrado a Elohim. Coced lo que habéis de cocer y hervid lo que habéis de hervir, y todo lo que sobre guardadlo para mañana.”” – El mandamiento del Shabat no viene de Sinaí, vino antes. Es una herencia desde la creación. La esencia de guardar el Shabat es cesar de toda actividad creativa. En ese día el hombre deja de intervenir en la creación en reconocimiento de su Creador. El principal enfoque del Shabat no es el descanso, sino el cese de actividades creativas o productivas. En primer lugar cesar y también descansar. Aunque una actividad no constituya un esfuerzo físico puede ser considerado un trabajo, en hebreo “melajá”, que viole el Shabat. Cuando se cocina hay una transformación de los alimentos, lo cual es una violación del mandamiento si se
Hace en el Shabat. Además hay que encender fuego para cocinar, lo cual es una melajá, trabajo de intervención en la creación, cf. Éxodo 35:3.

 “Shabat consagrado a El Eterno nuestro Elohim” – El propósito del Shabat es dedicarse al Eterno, no hacer lo que a uno le guste, como está escrito en Isaías 58:13-14:

“Si por causa del día de reposo apartas tu pie para no hacer lo que te plazca en mi día santo, y llamas al día de reposo delicia, al día santo de Adonay, honorable, y lo honras, no siguiendo tus caminos, ni buscando tu placer, ni hablando de tus propios asuntos,
Entonces te deleitarás en Elohim, y yo te haré cabalgar sobre las alturas de la tierra, y te alimentaré con la heredad de tu padre Yaakov; porque la boca de El Eterno ha hablado.”

16:25 “Y Moshé dijo: Comedlo hoy, porque hoy es día de reposo para El Eterno; hoy no lo hallaréis en el campo.” – Hay varias razones por las cuales el Eterno ha creado al hombre con la necesidad de comer:

• Para aprender a depender de su Padre celestial.
• Para aprender que el Padre celestial es bueno.
• Para tener una ocupación diaria y no caer en la ociosidad.
• Para poder relacionarse con otros de manera profunda.
• Para poder suplir las necesidades nutritivas del cuerpo.
• Para poder aprender las verdades eternas del cielo.
• Para aprender a obedecer los mandamientos.

Las Escrituras nos muestran que nuestra relación con la comida está conectada con nuestra relación con el Eterno. El primer pecado fue por una comida prohibida. La comida fue creada para que el hombre aprenda a obedecer al Eterno.

16:26 “Seis días lo recogeréis, pero el séptimo día, Shabat, no habrá nada.” – Este es el ciclo de la semana, seis días de trabajo y un día de cese, para dedicarse al Eterno en la congregación y  también descansar en casa junto con la familia.

¡SHABAT SHALOM!

Tomado de: Stefan Blad

Recopilado y adaptado por: SIMON BEN YOSEF.
(Mario Hernández)

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