miércoles, 20 de marzo de 2013

Parashá 25 Tsav


Parashá 25 Tsav
Levítico 6:8 (6:1) - 8:36

Aliyás de la Torá:

1ª - 6:8-18 (6:1-11 versión hebrea)
2ª - 6:19 - 7:10 (6:12 - 7:10 heb.)
3ª - 7:11-38
4ª  - 8:1-13
5ª - 8:14-21
6ª. - 8:22-29
7ª - 8:30-32


Haftará: Jeremías 7:21 - 8:3; 9:22-23

Brit Hadasha: Mateo 4:1 - 6:34

Tsav

Significa "encomienda".

La perasha habla sobre los siguientes temas:

Primera alía: (6:1-6:10)
El ETERNO habla a Moshe, y ordena, la Torah del korban, es decir sacrificio, que estaría encendido hasta la mañana, mas el fuego permanecería permanente.
La Tora de la ofrenda vegetal, un puñado de sémola de la oblación con el aceite y el incienso se sahumara la mezcla en el altar, olor grato será al Eterno. Porción santísima como el korbanot, ofrenda, expiatoria y el korbanot de culpa.

Segunda alía: ( 6:11-7:10)
Ley perpetua será para las generaciones las korbanot, ofrendas, ígneas al Eterno.
Un décimo de efa, mitad por la mañana y mitad por la tarde, será frita en aceite por Aarón y sus hijos el día de su unción.
La ley del korban, ofrenda, de culpa.

Tercera alía: (7:11-7:38)
La ley del korban, sacrificio pacifico.

Cuarta alía: (8:1-8:13)                                                                                                                   Elohim manda convocar a toda la congregación a la puerta del tabernáculo, Aarón y sus hijos son sumergidos en el mikveh, baño de purificación.
Moshe toma el óleo de la unción y unge el Mishkan, Tabernáculo, y todo lo que estaba en el, unge la cabeza de Aarón y sus hijos santificándolos. (apartándolos)

Quinta alía: (8:14-8:21)
Moshe ofrece korban, ofrenda expiatoria.

Sexta alía: (8:22-8:29)
Moshe ofrece otro carnero destinado a la ofrenda de consagración sacerdotal. Moshe consagra a Aarón y sus hijos.

Séptima alía: (8:30-8:36)
Moshe santifica a Aarón y sus hijos y a sus vestimentas.

Enseñanza

6:9    “Ordena a Aharón y a sus hijos, diciendo: "Esta es la ley de la ofrenda de ascensión: es la ofrenda de ascensión (que permanecerá) sobre la hoguera en el altar, toda la noche hasta la mañana, y el fuego del altar arderá en él.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “ley” es “torah”, que significa “instrucción”. En este caso vemos que la palabra torah está limitada a una instrucción específica acerca de la ofrenda de ascensión, también llamada “holocausto”, (del latín “todo quemado”). En esta sección hay instrucciones específicas para Aharón y sus hijos, los sacerdotes. Las instrucciones que se dieron en la parashá anterior, sobre las diferentes ofrendas, son para el pueblo en general, pero en esta parashá hay instrucciones específicas y complementarias para los sacerdotes en cuanto a los mismos sacrificios que han sido mencionados anteriormente.
De esto aprendemos también que cuando viene la revelación divina a nuestras vidas, no viene toda de una vez. Primero se da una imagen general, y luego el Espíritu vuelve a dar más detalles sobre las cosas que ya han sido descritas de forma general. La Torah ha sido escrita para armonizar con la mente humana. La mente no está trabajando de forma lineal, sino circular. Es decir, cuando un tema se da, no sigue un esquema lineal, sino avanza de forma circular, o más bien como un espiral. Avanza un poco con un tema para luego volver al mismo tema y dar más detalles. Después avanza con otro tema relacionado con el primero, y luego vuelve a dar más detalles sobre alguno de los temas anteriores etc.
En este caso ya en el capítulo 1 de Vayikrá se ha dado una instrucción general sobre la ofrenda de ascensión y ahora este tema es destacado otra vez en esta parashá para dar detalles complementarios sobre esa ofrenda. Lo mismo sucede con las demás ofrendas.
Había varios fuegos sobre el altar. Los rabinos no están de acuerdo en cuanto a la cantidad de fuegos que había en el altar. Se habla de dos a cuatro fogatas diferentes. Una de ellas se mantenía encendida todo el tiempo, como está escrito en este versículo y en los versículos 12 y 13:
El fuego se mantendrá encendido sobre el altar; no se apagará, sino que el sacerdote quemará leña en él todas las mañanas, y pondrá sobre él la ofrenda de ascensión, y quemará sobre él la grasa de las ofrendas de paz. El fuego se mantendrá encendido continuamente en el altar; no se apagará.
La Torah repite tres veces la importancia de no dejar que el fuego se apague sobre el altar. Un fuego necesita tres ingredientes para poder existir: combustible, oxígeno y calor. Si falta alguno de estos tres, el fuego no arde. El fuego que estaba en el altar del tabernáculo había caído desde el cielo. Los sacerdotes estaban encargados de mantener vivo ese fuego constantemente. El calor se mantenía en las llamas y en los carbones encendidos. El oxígeno venía del aire ambiental. Sólo hacía falta añadir la leña.
Esto nos enseña acerca de la importancia de mantener el fuego celestial encendido sobre el altar personal que cada uno de nosotros tiene en su interior. Cada día hay que poner más leña sobre el fuego.  Pero ¿Qué es leña?
La leña física es el producto de la vida y la muerte de un árbol. Está escrito que la Torah es un árbol de vida, cf. Proverbios 3:18. También Mashiaj se compara a sí mismo con un árbol, cf. Lucas 23:31; Juan 15:1. Esto nos enseña que el combustible que alimenta el fuego en nuestro corazón es la Torah a través de el Mesías. La vida y la muerte del Mesías ha creado suficiente leña para que podamos arder eternamente delante de Elohim. Cada día hay que poner más leña en su corazón para arder continuamente delante del Eterno.
La leña es añadida en la oración y el estudio de las Escrituras que cada creyente hace todos los días. La única manera para mantener el fuego celestial ardiendo en nuestra vida es ponerle más leña. Es una tarea diaria. El fuego consume la leña y para mantenerlo hay que usar mas leña.
Querido hermano, si experimentas que el fuego de tu vida espiritual se está apagando, necesitas tomar en serio este mandamiento y orar cada mañana y leer y estudiar las Escrituras santas.
El oxígeno es parte del aire. La palabra aire en hebreo es “ruaj”.[1] Ruaj también se traduce como “Espíritu”. Esto nos enseña que el oxígeno para el fuego celestial es el Espíritu del Eterno. Si falta el Espíritu en la oración y la lectura, el fuego se va a apagar.
Si oramos o leemos las escrituras sin sentir lo que hacemos, siendo solo mecánicos, nuestro fuego se va apagando por falta de oxigeno (Ruanj HaKodesh).
Que tampoco falte el calor en nuestra devoción al Eterno. El calor podría simbolizar el amor y la intensidad de nuestra entrega, en hebreo “kavaná”.
¡Asegúrate que el fuego no se apague en tu vida!
Las personas que pueden entender la Torah, alcanzan prontamente esos niveles de fuego que les permite permanecer encendidos

Todos sabemos que somos almas formadas por el Ruaj de Elohim insuflado en un cuerpo terestre.

El Ruaj insuflado, viene del aliento mismo del Padre celestial. Esta  es la fuerza que mueve y da vida al cuerpo terrestre y sin el Ruaj de Elohim no habría vida y no dejaríamos de ser muñecos de barro inerte.

 Gen 1:26 Y dijo Eloha: "Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves del cielo, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todos los reptiles que reptan por la tierra.

Gen 2:7 Entonces el ETERNO formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente.

Esto es importante entenderlo. El ser humano tiene parte de lo Divino, el Ruaj que es dado por Elohim.

De manera que nuestro cuerpo es parte de nuestro espíritu y viceversa, nuestro espíritu es parte de nuestro cuerpo y que estos hacen el alma que ha sido creada para servir a Eloha.

No podemos separar al cuerpo del espíritu, de manera que no es posible ser seres espirituales sin  que nuestro cuerpo también lo sea. Lo contrario será engaño y falsedad orquestada por espíritus del mal.

El Espíritu que habita en cada ser humano viene de Elohim, de manera que sus atributos y condiciones son divinas, es esto lo que nos hace a imagen y semejanza del Eterno.

Ecc 12:7 y vuelva el polvo a la tierra, a lo que fue, y el espíritu vuelva a Dios, que lo dio.

La carne viene del polvo de la tierra y trae consigo características opuestas al espíritu.
El espíritu es del cielo y el cuerpo es de la tierra

El Alma (espíritu y cuerpo) trae el bien y el mal y es aquí donde establece el Eterno nuestro libre albedrio y nos ofrece dos caminos:

Deu 30:19 Pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra: te pongo delante vida o muerte, bendición o maldición. Escoge la vida, para que vivas, tú y tu descendencia,
Deu 30:20 amando a Yhwh tu Eloha, escuchando su voz, viviendo unido a él; pues en ello está tu vida, así como la prolongación de tus días mientras habites en la tierra que el Eterno juró dar a tus padres Abrahán, Isaac y Jacob.

“pues en ello está tu vida, así como la prolongación de tus días mientras habites en la tierra que Yhwh juró dar a tus padres”

¡En ello está tu vida eterna, como los muchos años sobre la tierra!

La Torah no es otra cosa que el manual de vida para quienes han de vivir de manera integral el alma, apartada para Eloha.

Deu 30:17 Pero si tu corazón se desvía y no escuchas, si te dejas arrastrar a postrarte ante otros dioses y a darles culto,

Cuando el ser humano se desvía asía otros dioses, vive otra cultura y  hace cosas contrarias a la voluntad del Eterno, este lo corta de la vida kadosh, es decir del grupo de los apartados para EL (muerte espiritual)

Deu 30:18 yo os declaro hoy que pereceréis sin remedio y que no viviréis muchos días en el suelo que vas a tomar en posesión al pasar el Jordán.

Sin duda este pasuk  también advierte sobre la muerte en el espíritu y del estado terrenal en la presencia Divina

REFLEXINEMOS. PENCEMOS

Cuando nuestro ABBA nos llama a su servicio nos da su INSTRUCCIÓN =TORAH y al observarla nos hace sus hijos, siendo al cumplimiento (0bediencia) de la Torah la condición para permanecer en EL y El en nosotros

Juan 1:12 Pero a todos los que la recibieron ( LA PALBRA= DABAR) les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; 13 los cuales no nacieron de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre sino que nacieron de Elohim.

Cuando la bendición del conocimiento de la Torah llega a nuestras vidas, nuestra obligación es permanecer en ella, viviendo en espíritu y en verdad (no en apariencia y engaño),  obedeciendo todos los mandamientos, sin olvidar que somos seres integrales con  un alma indivisible.
Por lo tanto el cuidado de nustro cuerpo está sujeto a nuestro espíritu. Y el cuidado de nuestro espíritu está a cargo de nuestro cuerpo.

1Co 6:19 ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Eloha, y que no os pertenecéis? 20 ¡Habéis sido bien comprados! Glorificad, por tanto, a Eloha en vuestro cuerpo.

Si nuestros cuerpos son templo de la Divinidad, no por tiempos especiales o temporadas emicionales, sino que desde el principio de nuestra existencia, desde la fecundación misma, la vida es dada por el espíritu Divino para todo el tiempo de nuestro existir.

Entendiendo este principio fundamental de la existencia humana, no podemos hacer cosa distinta, que cuidar nuestra alma como un todo de nuestro ser. (cuerpo y espíritu)

1 Corintios 6:17 Mas el que se une al Eterno, se hace un solo espíritu con él.

El sacrificio de la oración como vimos en la parasha anterior, es alimento al Ruaj que hay en cada uno de nosotros,  pues por su mediación nos relacionamos y agradamos al Eterno,  permaneciendo en santidad. Pero como podría ser posible permanecer en santidad si nuestro cuerpo está separado del Ruaj que nos dio la vida? (¡esto es muerte!)
Como podría nuestra alma agradar al Eterno si el alimento de nuestro cuerpo es contrario a la voluntad del Creador? (¡el alma estaría dividida!)

Lev 19:26 "No comáis nada con sangre. No practiquéis la adivinación ni la magia

Siendo el tema nuestra alma, tomamos de este pasuk lo relacionado con el cuerpo.

No Debemos Comer la Sangre. Es un mandamiento para mantener en santidad y pureza nuestros cuerpos.  No podremos estar apartados para Elohim si el Dabar, (Palabra,verbo Divino) no habita es nuestro cuerpo pues este es el Espíritu del Eterno manifestado en las escrituras.

 El Midrash dice:
“Está prohibido comer la sangre de los animales incluso después del ritual del sacrificio. Por lo tanto, no se puede procesar y consumir la carne a menos que haya sido previamente salada y que se haya extraído la sangre de acuerdo con las leyes establecidas en el talmud. Las leyes que prohíben que se coma sangre se reiteran varias veces en la Torah.
Una de las razones para esta prohibición radica en que la sangre Constituye un elemento esencial para la vida.”

Conociendo esta mitzva, si no se cumpliere,  contamináramos  nuestro espíritu desde nuestro cuerpo (el alma se daña) y de esta manera se haría una división con nuestro Creador. Habríamos tocado Su espíritu, el mismo que EL nos dio.

Exo 22:30 Sed santos para mí. No comáis la carne despedazada por una fiera en el campo; echádsela a los perros.

(Se refiere a la carne proveniente de animales puros, no sacrificados de acuerdo a la norma KSHER.)

Lev 11:44 "Porque yo soy el Eterno, vuestro Elohim; santificaos y sed santos, pues yo soy santo. No os haréis impuros con ninguno de esos bichos que se arrastran por el suelo.

No olvidemos que Somos nación santa y reino de sacerdotes

Lev 21:6 Santos han de ser para su Eloha y no profanarán el nombre de su Elohim, pues son ellos los que presentan los manjares que se han de abrasar para el Eterno, el alimento de su Eloha ; han de ser santos.

¿ALIMENTO DE SU ELOHA?

Si en el ser humano está el espíritu de santidad dado por el Eterno, lo que hagamos con nuestro cuerpo, ya sea comida  (alimento físico)  o como lo que hagamos exteriormente con el, afecta en forma directa la semejanza con Elohim puesta por Eloha en el ser humano

El Midrash dice sobre la sangre de los animales salvajes.

“Si se ingiere la sangre que es prohibida, la persona instala dentro de sí mismo la crueldad del animal, que puede darle lugar a sus tendencias brutales.

Nosotros, los que recibimos la Torah, debemos cultivar dentro nuestro las
cualidades de la sensibilidad y la compasión. El comer la sangre prohibida o la grasa, desarrolla en nuestras almas características vulgares y bestiales.32
El Israelita que come sangre prohibida por la Tora en forma deliberada incurre en la pena de karet (excisión). (muerte espiritual- separación del pueblo)

Este castigo se lo impone uno mismo. El pecador elige contaminar su alma pura al comer comidas prohibidas. El hecho de contaminar su alma provoca que ésta inevitablemente se separe de  su Fuente verdadera, la shejiná (divinidad): en otras palabras, sobreviene al karet.”

El Karet hace referencia a la historia de Karet (Korat) quien por su rebelión contra la autoridad del Eterno fue muerto junto con quienes lo apoyaban.

En el cristianismo se enseña que la palabra Divina revelada en la Tanak, ya no es valida, como si Elohim ya hubiera pasado y su palabra hubiera caducado.

Pero la verdad es otra:
Isa 40:8 La hierba se seca, la flor se marchita, mas la palabra (Dabar) de nuestro Eloha permanece por siempre."

La palabra o Dabar Divino no pasará nunca pues es eterna como EL lo es.

Yeshúa dijo:
Luk 16:17 "Más fácil es que el cielo y la tierra pasen que no que caiga un ápice de la Torah.

El sheliaj Shaul manifestó en su carta a Timoteo:

1Ti 4:4 Porque todo lo que el Eterno ha creado es bueno y no se ha de rechazar nada si se come con acción de gracias; 5 pues queda santificado por la palabra de Eloha y por la oración.

La PALABRA. La oración que es contraria a la palabra no llega al Eterno. EL no recibe la petición que sea contraria a su voluntad, esto es trasgresión  (pecado = igual violación de la Torah)

En este orden, es importante reflexionar que, nuestro cuerpo es parte de nuestra alma y el alimento para los escogidos no es igual que para lo ajenos al reino de los cielos

Si comemos o hacemos con nuestro cuerpo lo que el Eterno nos ha prohibido,  de hecho nuestro Ruaj es contristado y nuestra relación con el Creador es rota.

Si el Espíritu Santo (Ruaj HaKodesh) está en nosotros, no es posible una relación íntima con Elohim si faltamos a su voluntad.

La armonía del alma está ligada al cuerpo humano como un templo sagrado, donde mora la Shejina (Divinidad Eterna). El rabí Najmán De Breslov en su libro Anatomia del alma dice:


“Cinco Niveles del Alma
Dice el Zohar con respecto al versículo (Génesis 2:7), " Y Dios insufló en su nariz un aliento de vida,": "Aquél que exhala, exhala desde su ser más profundo". Una vez que Dios insufla Su "aliento" dentro del hombre, este "aliento" no puede ser separado del Él. El alma del hombre es una extensión del "aliento" de Dios y está directamente conectada a Él.

Esta conexión interna puede observarse en la etimología de los cinco términos que definen los niveles del alma del hombre.

La palabra IeJiDá proviene del término eJaD y del término IJuD, que significan "uno" y "unidad". En el nivel de la Iejidá el alma aún es una con Dios, con la Fuente.

La palabra Jala deriva de las palabras Jai, "vida," y Jalut, que significa "fuerza vital". Jaiá es la fuerza vital del alma, el nivel en el cual el alma aún se encuentra unida con todas las otras almas. En la Biblia, la conexión con este nivel es llamada "unión con el haz de vida" (Samuel I, 25:29).

1 Sa 25:29 Y aunque se alza un hombre para perseguirte y buscar tu vida, la vida de mi señor está encerrada en la bolsa de la vida, al lado del Eterno tu Dios, mientras que la vida de los enemigos de mi señor la volteará en el hueco de la honda.

La palabra NeSHaMá es como la palabra NeSHiMá que significa "aliento," "respiración". La razón es que Dios nos insufló el alma divina tal como lo hizo con Adán. Además, el intelecto de la persona se refleja en la manera como "respira" — esto es, en la manera como vive SU vida.
 Rúaj se traduce comúnmente como "espíritu," pero la palabra tiene también connotaciones de viento, aire o dirección. Representa el carácter de la persona, su capacidad para elegir una dirección, de hacer decisiones conscientes y de ser responsable de esas decisiones.

La palabra NeFeSH proviene de la raíz NaFaSH, que significa "descansar". Nefesh es la extremidad más baja del alma, identificada casi totalmente con el cuerpo, en especial con el torrente sanguíneo. La Torah afirma (Deuteronomio 12:23),
(Deu 12:23 Pero cuidado con comer la sangre, porque la sangre es el alma, y no puedes comer el alma con la carne.)

 "La sangre es el Nefesh". La palabra hebrea NeFeSH es similar también a la palabra Aramea NaFiSH que significa "crecer" o "expandirse". Así Nefesh corresponde al torrente sanguíneo en la medida en que se expande por todo el cuerpo, llevando vida a todas las diferentes células. Los cinco niveles del alma forman así una cadena que une al hombre con los Universos Superiores y finalmente con Dios.
*
La Analogía del Soplador de Botellas
Los antiguos misticos asemejaban esta relación a un soplador2 de botellas que desea hacer un hermoso recipiente. Así lo describe el Rabí Ari Kaplan (Innerspace ps. 17-20): La "decisión" de hacer la botella emana de la voluntad más interna y corresponde al nivel de Iejidá [Unidad]. Corresponde al universo de Adam Kadmón y al ápice de la Ind. *

Luego vemos al mismo soplador de botellas antes de comenzar a soplar. Este es el nivel de Jaiá [Esencial Viva], correspondiendo al universo de Aztilut, donde la fuerza de vida se encuentra dentro del ámbito de lo Divino. Este nivel es paralelo a la Iud del Tetragrámaton. (las letras del nombre Sagrado)

Luego, el aliento [Neshimá] emana de la boca del soplador y fluye como un viento a presión [Rúaj] a través del tubo de soplado, expandiéndose en todas direcciones y formando un recipiente en bruto. El viento termina por asentarse [Nafash] en el recipiente terminado... El Rabí Kaplan utiliza entonces esta analogía como una meditación para elevarse hacia una percepción cada vez mayor de lo Divino a través de los cinco estados de conciencia. La parte más baja del alma hace interface con el cuerpo físico... Es en el nivel del Nefesh que la persona obtiene conciencia del cuerpo como receptáculo de lo espiritual. Sin embargo, esto sólo es posible cuando uno es capaz de aislarse del constante fluir de los estímulos internos y externos que ocupan el pensamiento. De modo que la conciencia de lo espiritual comienza necesariamente con el aquietamiento de la percepción de lo físico. Es por esta razón que esta parte del alma es esencialmente pasiva y no activa. Antes de poder experimentar la poderosa influencia del Rúaj se deberá eliminar toda la estática. Esto lo sugiere el término Nefesh, que significa literalmente 4'alma en reposo".

El segundo nivel del alma es Rúaj, el "viento" que sopla hacia nosotros proveniente del aliento de Dios... En este nivel, la persona avanza más allá de la quieta espiritualidad del Nefesh y siente una clase de movimiento completamente diferente. En este estado de conciencia puede producirse un pasaje de información; es posible tener visiones, escuchar sonidos y ser consciente de niveles de espiritualidad aún mayores.

 Al alcanzar el nivel de Rúaj, uno siente el espíritu como algo fluido y no estático. En su nivel más elevado, ésta es la experiencia del Rúaj HaKodesh [Inspiración Divina]. Este es el estado profético en el cual la persona se siente completamente elevada y transformada por el espíritu de Dios.

En el nivel de Neshamá, uno experimenta el aliento Divino... En este nivel, no sólo se es consciente de la espiritualidad, sino también de su Fuente. Esta es exactamente la diferencia que existe entre un soplo y el viento. Sentir una brisa en un día caluroso de verano es agradable, pero es muy diferente a tener alguien cercano que sopla en nuestro cuello; esto denota una cierta intimidad. El nivel de Neshamá es, por lo tanto, aquél en que la persona alcanza un estadio de intimidad muy cercana con Dios...

Si uno quiere ir más allá de Neshamá, ¿cuál sería el siguiente nivel más allá del aliento? Volviendo a la analogía del soplador de botellas, tenemos el aliento, el viento y finalmente el aire que se aquieta y forma el recipiente. ¿Qué habría antes del aliento? E l aire que se encuentra en los pulmones del soplador. La fuerza de vida misma del soplador. Esto es lo que se llama Jaiá [Esencia Viva]. Este es el cuarto nivel, que aún no se ha separado del soplador. Esta es la experiencia de encontrarse dentro del ámbito de lo Divino. Finalmente, ¿cuál sería el nivel más allá de éste? Es posible pensarlo como la decisión de soplar, entrando así a la misma psique del Soplador. En el más elevado de los cinco niveles, el nivel de Iejidá [Esencia Unica], estaría la idea única de crear. Más allá, uno se encuentra en el ámbito de lo inimaginable.”

Este estudio debe alertarnos sobre el compromiso con nuestra vida que está escondida en la fuente Divina, Para tomar conciencia de que somos seres sagrados a imagen  y semejanza del Eterno creador DE LOS CIELOS Y LA TUERRA.

¡SHABAT SHALOM!

Estudio realizado por : HOSHEA BEN YISRAEL
COMUNIDAD BIBLICA SHALOM



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