Parashá 27 Tazría
Levítico 12:1 – 13:59
Primer Alía (12:1 - 13:5)
Segunda Alía (13:6 -13:17)
Tercera Alía (13:18 - 13:23)
Cuarta Alía (13:24 - 13:28)
Quinta Alía (13:29 - 13:39)
Sexta Alía (13:40 - 13:54)
Séptima Alía (13:55 - 13:56)
Segunda Alía (13:6 -13:17)
Tercera Alía (13:18 - 13:23)
Cuarta Alía (13:24 - 13:28)
Quinta Alía (13:29 - 13:39)
Sexta Alía (13:40 - 13:54)
Séptima Alía (13:55 - 13:56)
Haftará: 2 Reyes 4:42 – 5:19
Brit Hadasha: Mateo 8:1-4; 11:2-6
Tazría Significa “ella concibe”.
RESUMEN
Una mujer
que da a luz debe hacer un proceso de purificación que incluye sumergirse en
una mikve (una piscina de agua natural) y
traer las ofrendas al Templo Santo. Toda madre tenía prohibido entrar en el
Santuario durante 40 días; si había tenido una hija, el período era de 80 días.
El Eterno. Ordenó: “El niño varón israelita debe tener la Milá (circuncisión) a los ocho días de su nacimiento.
La persona que contraía la enfermedad de tzaráat (similar a la lepra) tenía prohibido entrar en el Santuario. Por consiguiente, cuando el color de la piel indicaba que podría estar aquejada de la enfermedad, era examinada por el sacerdote.
El Eterno. Ordenó: “El niño varón israelita debe tener la Milá (circuncisión) a los ocho días de su nacimiento.
La persona que contraía la enfermedad de tzaráat (similar a la lepra) tenía prohibido entrar en el Santuario. Por consiguiente, cuando el color de la piel indicaba que podría estar aquejada de la enfermedad, era examinada por el sacerdote.
La parasha habla sobre los siguientes
temas:
Primer Alía (12:1 - 13:5)
Nos habla acerca de la ley para la que da a luz a varón o mujer. Da indicaciones acerca de la presentación de la persona que presuntamente estuviere enferma de tzaraát.
Segunda Alía (13:6 -13:17)
El cohen declarará después de un tiempo de observación la enfermedad o limpieza del presunto enfermo con tzaraát.
Tercera Alía (13:18 - 13:23)
Demás recomendaciones para el cohen con el fin de distinguir la tzaraát.
Cuarta Alía (13:24 - 13:28)
Continúan los detalles para declarar la tzaraát en una persona.
Quinta Alía (13:29 - 13:39)
La forma en que el cohen examina en la cabeza y en la barba las llagas.
Primer Alía (12:1 - 13:5)
Nos habla acerca de la ley para la que da a luz a varón o mujer. Da indicaciones acerca de la presentación de la persona que presuntamente estuviere enferma de tzaraát.
Segunda Alía (13:6 -13:17)
El cohen declarará después de un tiempo de observación la enfermedad o limpieza del presunto enfermo con tzaraát.
Tercera Alía (13:18 - 13:23)
Demás recomendaciones para el cohen con el fin de distinguir la tzaraát.
Cuarta Alía (13:24 - 13:28)
Continúan los detalles para declarar la tzaraát en una persona.
Quinta Alía (13:29 - 13:39)
La forma en que el cohen examina en la cabeza y en la barba las llagas.
Sexta Alía (13:40 - 13:54)
Los detalles cuando una persona queda calva y como consecuencia se declarará su limpieza. La plaga en los vestidos.
Séptima Alía (13:55 - 13:56)
La acción del cohen en cuanto la plaga estuviere en alguna ropa.
Los detalles cuando una persona queda calva y como consecuencia se declarará su limpieza. La plaga en los vestidos.
Séptima Alía (13:55 - 13:56)
La acción del cohen en cuanto la plaga estuviere en alguna ropa.
12:2 “Habla a los hijos de Israel y diles: "Cuando una mujer
conciba y dé a luz varón, quedará impura por siete días; como en los días de su
menstruación, será impura.” – No es lo mismo concebir que dar a luz. La concepción
ocurre 38 semanas antes de un parto normal. El momento de la concepción
influirá en el futuro del niño. Si los padres están teniendo su relación íntima
en santidad y pureza, el niño es engendrado en santidad y pureza. Si alguno de
los padres tienen lascivia sexual, ese espíritu es transmitido al feto en el
momento de la concepción y en el futuro es muy probable que ese niño tenga
problemas para dominar sus deseos sexuales. Por esto está escrito en 1
Tesalonicenses 4:3-5:
Después
del parto de un hijo varón, la mujer queda en un estado de impureza ritual, en
hebreo “tamé”, como en el tiempo de su menstruación. La palabra hebrea que ha
sido traducida como “menstruación es “nidá”,[1] que significa “impureza”, “menstruación”, y viene de la raíz
“nadad”,[2] que significa “vagar”, “errar”, “huir”,
“alejarse”, “mover”. La idea es que el tiempo de la “nidá” es un tiempo cuando
la mujer se aleja de su marido para sanarse de su herida interna. Según la Torá , este periodo es de
siete días, cf. Levítico 15:19. Después del periodo de nidá, ella se sumerge en
aguas purificadoras para poder unirse de nuevo a su marido.
En el caso
del nacimiento de un varón, la madre se queda en un estado de nidá durante los
primeros siete días después del parto. El día del parto es contado como el
primer día, aunque sólo quedara una hora o menos hasta la caída del sol. Al
final del séptimo día se sumerge en una mikvé para purificarse. Según la
enseñanza farisea, luego podrá unirse con su marido. Los saduceos y los
caraitas no están de acuerdo con la interpretación farisea, y enseña que ella
no podrá unirse a su marido hasta después de los restantes 33 días.
Seréis circuncidados en la carne de vuestro
prepucio, y esto será la señal de mi pacto con vosotros. A la edad de ocho días
será circuncidado entre vosotros todo varón por vuestras generaciones; asimismo
el siervo nacido en tu casa, o que sea comprado con dinero a cualquier
extranjero, que no sea de tu descendencia. Ciertamente ha de ser circuncidado
el siervo nacido en tu casa o el comprado con tu dinero; así estará mi pacto en
vuestra carne como pacto perpetuo.
Ahora ADONAY, por medio de
Moshé, está reafirmando el pacto que fue dado a los patriarcas, como está
escrito en Juan 7:22-25.
12:4 “Y ella permanecerá en la sangre de su purificación por treinta y
tres días; no tocará ninguna cosa consagrada ni entrará al santuario hasta que
los días de su purificación sean cumplidos.” – Aunque se haya purificado por medio de la
mikvé al final de los siete días, ella no quedará purificada a la caída del sol
ese mismo día sino a la caída del sol del día 40, si ha dado a luz un varón. A
partir del día 41 podrá entrar en el templo y tocar y comer cosas consagradas.
Aquí aprendemos cuáles son las dos prohibiciones en cuanto a una persona tamé:
no le es permitido tocar o comer de las cosas consagradas, como la terumá o
sacrificios de paz. Tampoco podrá entrar en el santuario. No se puede comer del
cordero de Pesaj en Yerushalayim en el estado de tamé. Este texto enseña que aunque haya más
derramamiento de sangre durante los 33 últimos días de su purificación, no Pero si da a luz una niña, quedará impura por dos semanas, como en
los días de su menstruación; y permanecerá en la sangre de su purificación por
sesenta y seis días.” – Tanto el tiempo de nidá como el de tamé dura el
doble después del nacimiento de una niña hará falta añadir más tiempo a los 40 días totales.
REFLEXIONEMOS
Pasa 250
veces por minuto, casi 15,000 veces cada hora. Pasa luego de años de esfuerzo y
preparación, o por accidente”. Ocurre en
cada nivel socio-económico en cada país y pueblo del mundo.
Pero no
importa con qué frecuencia ocurra, no importa el lugar común de este evento,
siempre nos quedamos absortos y exclamamos: ¡Milagro! Y ELOHIM
le habló a Moshé, diciéndole: “Cuando una mujer conciba y dé a luz…” (Levítico
12:1-2)
Ese ser
humano debe dar a luz y debe crear otro. Si hay algún área en que una criatura
emula a su Creador–si hay un acto por el cual expresamos la chispa de divinidad
en nuestro interior es el del milagro del nacimiento.
Es en este
acto, el mayor de nuestros logros espirituales, que también se revelan la
mayoría de las limitaciones de nuestra individualidad. Alimentarnos, dormir,
pensar, producir una obra de arte o construir una casa virtualmente todo lo que
hacemos, podemos hacerlo solos. Pero dar a luz es algo que sólo lo podemos
hacer junto con otra persona. Para dar a luz, debemos dejar de ser una entidad
nosotros mismos y volvernos una parte, un componente de una comunidad de dos.
Porque si
sólo somos lo que somos, somos categóricamente “no tan Divinos”. Como seres
hacia nosotros mismos, somos cosas finitas y ensimismadas, fabricantes en lugar
de creadores. Para crear, debemos ponernos por encima de nuestra
individualidad; para hacer real nuestro ser divino, debemos trascender los
límites de nuestro ser. Es la mujer, tanto más que el hombre que “da a luz”. Es
la mujer la que está más comprometida con la paternidad, y quién más agudamente
siente la falta de ella cuando se la niegan. Es la mujer quien continúa mimando
a su hijo mucho más tiempo después de que el hombre lo ha engendrado Y
fecundado .Es la mujer, según ley de la Torá, quien exclusivamente determina la
identidad espiritual de su hijo.
Porque es la mujer la que en mayor medida
entrega su ser para crear vida. Ella es el elemento pasivo y receptivo en el
proceso de procreación. Durante nueve meses, su cuerpo deja de ser sólo suyo, a
la vez que carga y nutre otra vida. Así que es la mujer, tanto más que el
hombre que “siembra y da a luz” y para quien la maternidad es un estado de ser,
no sólo un “logro” o una “experiencia.” Sin embargo todos podemos volvernos una
“madre”. Lo que viene naturalmente a la mitad hembra de la creación puede
aprenderse y asimilarse por todos, y no sólo dando a luz, sino en cada uno de
las tareas de la vida. Todos nosotros tenemos el poder para reconocer que hay
algo más allá de nuestra existencia confinada a la estrecha identidad
individual. Todos tenemos el poder de volvernos mucho de lo que somos y hacer
más que lo que podemos, siendo receptivos a la divinidad que hay en nuestro ser
y que permea nuestra existencia.por yanki Tauber
Una
conmovedora historia, contada en primera persona por su protagonista. Y la
figura del Rebe como padre de todo judío. Antes de la Guerra, mi papá estudiaba
en la Ieshivá (seminario rabínico) en Hungría. A pesar de que no tuvo una
formación Jasídica, se aseguró de que yo la tuviera. Cuando era un niño, me
llevó a ver al Rebe de Lubavitch, al de Satmar y al de Bobov. Quería que
experimentara todo el espectro del Judaísmo, lo moderno, lo Jasídico, y lo no
jasídico. De esa forma, en donde me encontrara iba a estar cómodo. En 1973, el
año de mi Bar Mitzvá, mis padres me enviaron a un campamento de verano en
Israel. Cuando regresé, me enteré que mi padre iba a tener una operación.
Resultó ser que tenía cáncer de colon, y desde ese momento, su salud comenzó a
empeorar. Dos años más tarde, justo antes de Purim, la condición de mi papá
agravó. Fue al hospital, los doctores lo examinaron, y luego me dijeron: “Mejor
que vuelvas a casa, tu padre se quedará esta noche en el hospital”. Esa noche
vieron que no había mucho para hacer, solamente intentar que el final sea lo
menos doloroso posible.
Por supuesto que no queríamos darnos por vencidos, por lo que fuimos a
varios Rabinos para bendiciones. También intentamos con medicinas alternativas.
Mi padre estaba bajando mucho de peso. Nada estaba funcionando. Luego, un primo
nos dijo: “Deben ir a ver al Rebe de Lubavitch”. Era invierno, la primera
semana del mes de Kislev. Fuimos cinco personas, mi papá y mi mamá, mi abuela,
mi hermana y yo. Mi padre estaba muy enfermo…estaba demacrado, su rostro había
perdido su brillo. Entramos a la oficina del Rebe. Me paré atrás, y mi papá
habló unos minutos con el Rebe. Cuando terminó, comenzamos a irnos, pero de
pronto, el Rebe me dijo: “Tu quédate”. Ya estaba ansioso por todo lo que estaba
ocurriendo. Tenía solo dieciséis años en ese momento, y me puse muy nervioso. El
Rebe me dijo: “Kum…Ven para acá”, haciendo gestos para que me acercara. Se
acercó a su estante y sacó de allí dos volúmenes del Talmud, tratado de
Berajot, y me dijo en Idish: “De acuerdo a las leyes de la medicina, tu papá
está extremadamente enfermo ahora, está cerca del final. ELOHA va a ayudar,
pero tu papá va a estar deprimido, y tú también estarás triste. Vas a necesitar
de fuerzas. Quiero enseñarte algo que te va a ayudar a seguir”. Abrió la página
10a, y comenzó a enseñarme la historia de Reyes II (20:1-6), en donde el Talmud
está discutiendo. El Rey Jizkiau está enfermo, y el profeta Isaiah lo visita.
El profeta le dice al rey que sus días están contados y que debía prepararse
para fallecer, pero Jizkiau se niega a aceptarlo y le dice: “No, yo tengo fe en
ELOHA”. A pesar que el profeta dice que es demasiado tarde, Jizkiau comienza a orar,
porque “Incluso si la punta de la espada está apuntando tu cuello, nunca debes
renunciar a la esperanza”. Yo estaba parado frente al escritorio del Rebe, y él
se encontraba sentado. Pero en el medio de la historia, el Rebe me hizo gestos
para que vaya del otro lado del escritorio, para que veamos juntos. Tradujo el
diálogo lentamente en Idish, palabra por palabra, marcando el lugar, así como
un padre le enseña a su hijo. “Lo que quiere mostrar el Talmud a través de esta
historia, es que no debemos mezclarnos en el trabajo del ETERNO. Tenemos que
hacer lo que debemos hacer, y EL hace lo que Él hace”. Lo recuerdo señalando
las palabras con su dedo, luego me miraba y volvía a señalar. Me hacía
repetirlo hasta que lo entendiera.
Debido a que mi padre no era muy entendido con el Talmud, el Rebe
quería asegurarse de que yo lo entendiera bien para después poder explicárselo:
que incluso ante la puerta de la muerte, nunca debes renunciar a la esperanza,
nunca debes deprimirte, y debes aceptar la voluntad de ÉLOHA. Llevó un tiempo,
como veinticinco minutos. Lo que me queda en mi cabeza más que cualquier otra
cosa, es el amor del Rebe cuando me miraba. Nunca antes había visto este tipo
de amor. Aquí estaba yo, un extraño para él, un joven que venía con su padre
que necesitaba una bendición. El dio su Brajá, pero luego dio mucho más. El vio
que este niño precisaba amor paternal, y se lo proveyó. Cuando salí de la
oficina del Rebe, estaba transpirando. Cuando estábamos volviendo a casa, le
conté a mi papá lo que había sucedido, y comenzó a llorar. Cuando llegamos,
estudiamos esa Guemará por lo menos tres o cuatro veces. Recuerdo mi padre preguntándome
varias veces: “¿Entiendes por qué el Rebe te dijo que estudiaras esto conmigo?
¿Lo entiendes?” Dos meses y medio luego de nuestra visita al Rebe, mi papá
falleció. Era lunes de noche, 18 de Shvat, y lo último que me dijo fue que le
había dado muchos Najes. “Gemidos, Lloros” No tenía parientes. Mi mamá era única hija, la
familia de mi padre había fallecido en la guerra, y yo tenía sólo dieciséis
años. No se cómo agradecerle al Rebe por esto, él me sentó y me dijo los hechos
de la vida. Todos los demás me hubieran dicho: “No, va a estar bien, va a estar
bien”. El Rebe me miró y me dijo cómo estar preparado para ello. Tuve momentos
en que las cosas se ponían difíciles. Dejé la Ieshivá por un tiempo, y me
alejé. Pero luego recordé lo que el Rebe me había enseñado.
A través de esos años, probablemente había estudiado esa parte del
Talmud unas treinta veces, y me puso de nuevo en marcha. El hecho de que soy un
judío religioso y he formado una hermosa familia, es por esa noche que el Rebe
pasó tanto tiempo explicándome que cuando tienes un problema, y sientes que
estás tocando el fondo, recuerda que nunca debes darte por vencido, porque EL
ETERNO, está allí. Abre tu corazón hacia Él, y te ayudará. En el midrash encontramos
el siguiente titulo, “las numerosas bondades del Todo Poderoso para los que aun
no han nacido. Isha ki tazria, si una
mujer concibe descendencia, en esta frase notamos su granbondad. Leer salmo
25..4-7.
ENSEÑANZA “ Yirmiyahu Ben
Yisrael.”
Despues de reflexionar estas dos
lecturas y entender la bondad, pero también la severidad, que mantiene el
equilibrio de lo creado, como nos muestra el midrash, la palabra” Tazria” que
es el nombre de nuestra parasha
Su significado no es solo concebir , es mas profundo donde nos implica
a todos, en este caminar a lo
planificado por EL TODO PODEROSO sembrar, dar simiente , no es solo cualidad de la mujer, es el don de la vida,
donde según el orden de su dador EL ETERNO,
todos cumplimos una función y una participación, para garantizar su cumplimiento,
por el cual fue creado, siguiendo su instrucción ”TORAH”, y cumpliendo los
pasos asignados a cada uno “Mitzvot” mandamientos, antes de concebir hay que dar simiente, sembrar.
Al fecundar, se siembra se da simiente, al dar simiente se engendra,
al crecer y evolucionar perfectamente,
gracias ala intervención divina, se produce el milagro de concebir.
De igual manera en los pasos físicos
y materiales sin la intervención divina no se podría entender, ni
diferenciar, lo malo de lo bueno, lo puro de lo impuro, lo sagrado y lo
profano, lo apartado de lo no apartado.
Cuando hablamos emitimos un enunciado, la palabra
tiene poder, de lo no físico, cumpliendo la instrucción espiritual, con Emuna,
fe, se realiza en lo material, comprobando y reafirmando la
intervención Celestial, para los que han creído, y
entendido , pero también para los que no han creído y no han entendido,
dando tiempo, tanto a unos como a otros, para avanzar, para entrar en el camino
de santidad hacia la perfección en EL. Leer 1 de reyes 13..1-6,Mateo
12..35-37,Mateo 1..18-24.
El nacimiento de Yeshua el Mashiaj fue así: Habiendo sido dada Miriam su madre
en matrimonio a Yosef, antes
de llegar la fecha para la consumación del
matrimonio, y venir juntos, fue sabido que la Rúaj HaKodesh había
causado su embarazo.
19 Yosef, su marido legal, siendo un judío jasídico,
no quería denunciarla exponiéndola a una muerte pública y vergonzosa
y pensando en cómo solucionar la situación, llegó a
la conclusión que lo mejor era darle secretamente un
documento de divorcio.
20 Mientras pensaba cómo hacerlo apropiadamente, se
durmió y mientras
dormía, he aquí un mensajero del Eterno se le
apareció en visión diciéndole: Yosef ben David, no temas recibir a
Miriam como tu mujer, porque su embarazo ha sido
causado por una palabra profética de la Ruaj HaKodesh.
21 Ella dará a luz un hijo y le pondrás por nombre Yeshúa
porque él rescatará a su pueblo de sus pecados.
22 El Eterno decidió que esto fuera hecho siguiendo
el plan anticipado por Él mismo cuando dijo por medio del
profeta:
23 "He aquí que una muchacha virtuosa concebirá
en su vientre y dará a luz un hijo y ella lo llamará
Imánu-El"
24 A1 despertarse Yosef del sueño, hizo lo que el
Eterno le había instruido por medio de Su mensajero celestial y
trajo a Miriam a su casa como su esposa,
25 pero se abstuvo de tener relaciones íntimas con
ella hasta después que dio a luz su hijo y le puso por nombre
Yahoshua.
,Leer.lucas 5..17-26.17 También un día que estaba
enseñando Torah aconteció esto: los perushim y maestros de la ley que
habían llegado de todas las aldeas de la Galil y de Yerushaláyim, estaban
sentados a sus pies y el poder de ADONAY estaba sobre él para sanar,
18 y he aquí unos varones que
llevaban a un hombre paralizado en su lecho, procuraban abrirse paso entre
la
multitud y ponerlo delante
de él.
19 Pero no hallando cómo hacerlo
por causa del gentío, habiendo subido al techo, lo descolgaron con lecho y todo
por entre las tejas, hasta que lograron ponerlo delante de Yeshúa.
20 Y viendo la emunah de ellos,
dijo: "Hombre, tus pecados te son perdonados".
21 Y los escribas y fariseos
comenzaron a razonar entre sí, diciendo: ¿Quién es este que habla blasfemias?
¿Quién puede perdonar esos pecados sino solo Di-os?
22 Pero Yeshúa, conociendo los
pensamientos de ellos, tomando la palabra les dijo: ¿Qué estáis cavilando en
vuestros corazones?
23 ¿Qué es más fácil decir: Tus pecados te son
perdonados o decir: Levántate y anda?
24 Pues para que sepáis que el
Hijo del Hombre ha recibido autoridad en la tierra para perdonar pecados (dijo
al
paralítico): A ti te digo:
"Levántate y toma tu lecho y vete a tu casa".
25 E inmediatamente, habiéndose
levantado a la vista de ellos y tomando aquello en que estuvo acostado, salió
para su casa entonando
bendiciones a ELOHA.
26 Y un profundo sentido de la
Presencia Divina cayó sobre todos y glorificaban a EL ETERNO y fueron lleno de
temor y decían, Hoy hemos visto cosas que si las contamos, nadie las creería.
La pureza, física, como la,
espiritual al igual que el apartarnos, “
santidad “ inciden en lo que nos propongamos para nosotros y los nuestros, en
el propósito predeterminado de
ETERNIDAD, dado por nuestro ABA KADOS. Leer, devarim 10..16-19, leer Jeremias 4..4,9..22-25,
romanos 2..26,
Gal 23..15-8, Tito1..40, Col 2..11.
Por esto en Mashiaj, el sacrificio
es único y para siempre, retomando el pacto de sangre comprometido con nuestros
patriarcas , no solo en el prepucio
material y carnal, sino derramando la sangre de todo su ser para mostrar que lo
mas importante es el circuncidar el prepucio de nuestros corazones y de nada vale corcusida o no circuncidar,
cuando su propósito y plan Eterno de
restauración no ha sido entendido,
puesto que con el no solo se circuncida una tribu, sino a todas las naciones
ordena el circuncidar el prepucio de vuestros corazones. Por que sino se
acepta, ni respeta su entrega como cordero inmolado, para EL ETRNO, todas las naciones, incluidas
juda e Israel son incircuncisas de corazón, y lo demás de nada vale. Por
esto siervos de la queilah Torah shalom Y AM YISRAEL, circuidad
vuestros corazones, siempre en Mashiaj como Torah viva.
SHABAT SHALOM.
Preparado por: Yermiyahu ben Yisrael.
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