viernes, 6 de marzo de 2015

Parashá 21 Ki Tisá

Parashá 21 Ki Tisá
Éxodo 30:11 – 34:35
Para ser leída y estudiada en el Shabat del 16 de Adara de 5-775

    Aliyás de la Torah
1.           30:11 – 31:17
2.    31:18 – 33:11
3.    33:12-16
4.    33:17-23
5.    34:1-9
6.    34:10-26
7.    34:27-35 
                                       
Haftará: 1 Reyes 18:1-39 (Ashkenazíes); 18:20-39 (Sefardíes)

Brit Hadasha: Lucas 20:27 – 22:46

Ki Tisá
Significa “Cuando hagas un censo”. Levantar las cabezas, contar.

K:mano abierta, ministrar, recibir 
Y: mano, cerrada, empuje
T:señal, marca, cortar un pacto
 Y:Lamano del ETERNO
S: ciclo completo, El shaday, poderoso
Primera aliyá, 30:11 – 31:17
Cuando los hijos de Israel de veinte años para arriba sean contados, tendrán que dar un rescate de medio siclo por su alma para que no haya plaga entre ellos. Tanto el rico como el pobre tendrá que pagar lo mismo. Esta plata será usada para la tienda de la cita como remembranza para expiación.
Hay que construir una fuente de cobre para lavarse. Será colocada entre la tienda de la cita y el altar. Cuando los sacerdotes entren en la tienda o cuando se acerquen al altar para servir tendrán que lavarse las manos y los pies para no morir.
Moshé tendrá que tomar especias y aceite de oliva y hacer la unción de santidad con la cual serán ungidos la tienda de la cita, todos sus objetos y los sacerdotes. Así serán consagrados. No se puede usar para otros fines ni hacer otra con las mismas proporciones.

Moshé recibe la orden de tomar especias e incienso para hacer un sahumerio sagrado. Molerá un poco de él muy fino para poner delante del Testimonio. El que haga otro incienso igual será cortado de su pueblo.
Betsalel ha sido equipado con el Espíritu de Eloha, con sabiduría, raciocinio y conocimiento en toda artesanía, para idear y para labrar. También Aholiav y otros han recibido sabiduría para construir todos los objetos para el tabernáculo.
Los hijos de Israel tendrán que guardar los Shabats del Eterno a pesar de la obra del tabernáculo porque es un signo para siempre de que el Eterno los santifica. Si alguien hace obra en ese día será cortada su alma de entre su pueblo. Durante seis días se puede hacer labores pero el séptimo día es Shabat de cese completo, sagrado para el Eterno. El que realice obra en Shabat morirá. El Shabat será guardado como un pacto perpetuo entre el Eterno y los hijos de Israel.
Segunda aliyá, 31:18 – 33:11
El Eterno entrega las dos tablas de piedra escritas por su dedo. Cuando Moshé se demora en bajar de la montaña, el pueblo se congrega alrededor de Aharón y le pide que haga dioses que vayan delante. Aharón les dice que entreguen los pendientes de oro de sus esposas y sus hijos. Del oro Aharón forma un becerro de fundición y pueblo dice: “Estos son tus dioses, Israel, que te hicieron subir de la tierra de Mitsrayim”. Aharón edifica un altar y dice que el día siguiente habrá una fiesta para el Eterno. El pueblo se levanta muy temprano para sacrificar, comer y divertirse.
Moshé recibe la orden de bajar porque el pueblo se ha corrompido. Es un pueblo de dura cerviz. El Eterno dice a Moshé que le deje destruirlos y de él hará una gran nación. Moshé suplica que no lo haga por causa de haberlos sacado con poder de Mitsrayim y por causa de la mala lengua de los mitsríes y por causa del juramento que hizo a los patriarcas de multiplicarlos y darlos la tierra. El Eterno desiste del mal que ha pensado hacer.
Moshé desciende de la montaña con las dos tablas del testimonio que han sido hechas por Eloha y están escritas en ambos lados con escritura grabada de Eloha. Yehoshúa oye el sonido del pueblo y piensa que hay batalla en el campamento. Moshé dice que es sonido de aflicción. Cuando ve el becerro y las danzas se enciende su ira y arroja las dos tablas al suelo y las quiebra. Luego toma el becerro y lo quema y lo hace polvo. El polvo es esparcido sobre las aguas que son dadas al pueblo para beber.
Tercera aliyá, 33:12-16
Moshé no está conforme conque el Eterno no vaya con ellos. Pide gracia en los ojos del Eterno para poder conocer sus caminos y conocerle. También pide que el pueblo sea considerado. El Eterno promete que su presencia vaya con Moshé para darle descanso. Eso es lo que Moshé desea y que de esa manera el pueblo pueda distinguirse de toda nación.
Cuarta aliyá, 33:17-23
El Eterno le concede su petición. Moshé le ruega que le muestre su gloria. El Eterno promete que toda su bondad pasará delante de él pero ningún hombre podrá ver su rostro y vivir. Hay un lugar junto con él sobre la roca. Moshé será colocado en una hendidura de la roca y la mano del Eterno le cubrirá cuando pase su gloria. Luego retirará su mano para que pueda ver su espalda, pero no verá su rostro.
Quinta aliyá, 34:1-9
Moshé recibe la orden de hacer dos tablas nuevas como las primeras. El Eterno escribirá en ellas las palabras que estaban en las primeras tablas. Tendrá que subir por la mañana al monte y presentarse sobre la cima. Ningún otro podrá acompañarle ni estar en la montaña, ni animales. Moshé talla dos tablas nuevas y sube temprano. El Eterno desciende en una nube y está con él allí. Pasa delante de él y dice: “ELOHIM,ELOHIM, Eloha misericordioso y dispensador de gracia; tardo para la ira y abundante en bondad y veraz; que preserva la bondad para millares de generaciones; perdona la iniquidad, el pecado rebelde y el error, y que absuelve, pero no absuelve (completamente); que toma en cuenta la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los nietos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación.”
Moshé se inclina rápidamente hasta el suelo y se prosterna pidiendo que el Eterno vaya en medio de ellos perdonando la iniquidad y el error, haciéndolos su heredad.
Sexta aliyá, 34:10-26
El Eterno hace un pacto que consiste en hacer maravillas con Moshé delante de todo el pueblo. Las seis naciones serán expulsadas delante de él. No puede hacer pacto con ellos. Tendrá que demoler sus altares y destruir sus objetos de culto. No puede postrarse ante otro dios porque “Celoso” es el nombre de Eterno. No puede hacer pacto con los moradores de la tierra para que no sea tentado a comer de sus sacrificios y dejar que sus hijos se casen con ellos y caigan en idolatría. Está prohibido hacer dioses fundidos. Hay que guardar la fiesta de los panes ácimos en el mes de la primavera, por causa de la salida de Mitsrayim. Todo macho que abra matriz es del Eterno. Un macho de asno será redimido o matado. Todo primogénito de hombre será redimido. No se puede venir ante el Eterno con manos vacías. Seis días se trabajará, pero en el séptimo día hay que cesar. La fiesta de las semanas se hará con las primicias de la siega del trigo. También se hará la fiesta de la recolección a la vuelta del año. Tres veces al año todo varón se presentará ante el Eterno. Entonces las naciones serán expulsadas y nadie codiciará la tierra. No se puede sacrificar el sacrificio del Eterno junto con sustancia leudada y el sacrificio de Pesaj no puede permanecer hasta la mañana. Hay que llevar las primicias de la tierra a la casa del Eterno. No se puede cocinar la cría en la leche de su madre.
Séptima aliyá, 34:27-35
Moshé tendrá que escribir todas estas palabras porque según ellas el Eterno ha hecho un pacto con él y con Israel. Moshé se queda con el Eterno durante 40 días y 40 noches ayunando. El Eterno escribe sobre las tablas las diez palabras. Cuando Moshé desciende con las tablas la piel de su rostro brilla por haber hablado con Él. Aharón y el pueblo tienen miedo de él. Moshé los llama y les dice todo lo que el Eterno ha hablado en la montaña del Sinai. Después de hablar con ellos pone una cubierta sobre su rostro. Sólo la quita cuando habla con el Eterno y cuando habla delante del pueblo.         
                                           REGALO
¿Regalo? La culminación de los cuarenta días que estuvo nuestro Rav Moshé en el Monte de Sinai – cuando estudió de ELOHA mismo la Torá – son resumidos en la primera mitad del versículo que figura en nuestra Parashá (Shmot 31:18): “Y le entregó cuando terminó de hablar con él en el Monte de Sinai las dos Tablas de la Ley”. Nuestros sabios dijeron – y Rashi lo citó allí: “Cuando terminó – como su novia… la Torá le fue entregada en regalo, como la novia al novio, ya que no podría haber estudiado toda la Torá en un corto plazo de tiempo como ese”. Y explicando más en el Midrash (Shmot Rabah 41:6): “Todos esos cuarenta días que estuvo nuestro Rav Moshé en lo alto (en el monte) estudiaba y olvidaba. Le dijo Moshé a ELOHA: Señor del Mundo, ¡tengo cuarenta días y no sé nada! ¿Qué hizo ELOHA? Cuando terminó los cuarenta días, le entregó ELOHA la Torá en regalo, como dice el versículo ‘y le entregó’”.Y hay que entender: ¿Por qué necesitó ELOHA entregarle la Torá a Moshé en regalo? A fin de cuentas, él se esforzó mucho por estudiarla durante esos cuarenta días, ¿por qué la olvidó? Y por otro lado, si ELOHA sabía desde un principio que los grandes esfuerzos de Moshé no tendrán fruto, ya que olvidó todo lo que estudió, ¿por qué no le entregó la Torá en regalo desde un principio, en vez de esperar cuarenta días en los que estuvo Moshé en el monte, y sólo después se la entregó? Es que aprendemos de ello un gran principio básico en cuanto a nuestra actitud para con la Torá en particular y nuestra vida en general. Por un lado, la Torá, su estudio y su adquisición, es una realidad Divina infinita, una realidad que la persona no puede llegar a alcanzarla en forma natural, con su esfuerzo, porque ella se encuentra muy en lo alto, muy por encima de él… pero por otro lado ELOHA desea y espera que hagamos todo por alcanzarla, que nos esforcemos hasta el límite de nuestras posibilidades, y entonces – y sólo entonces – luego de haber completado “cuarenta días”, y haber abierto por nuestra parte un orificio “como el ojo de una aguja”, ELOHA nos abrirá “portones como los de un salón”, y nos la entregará de regalo. Como el novio que no conoce totalmente a su novia, y no puede estar seguro que ella realmente es la mujer que le fue designada, que ella es su otra mitad en el mundo de las almas, pero tiene la obligación y la responsabilidad de conocerla según los parámetros y medios naturales, racionales,                        sentimentales y de los sentidos – y sólo después que haya hecho su parte, ELOHA se la entregará “en regalo”, en base a la corriente de vida interna del alma mutua entre ellos, que emana del origen Divino. Ese principio no es sólo en cuanto a la Torá y su adquisición, o sólo en cuanto a la relación entre el novio y la novia, sino que es el modelo de toda la vida. Por un lado, debemos hacer todo lo que podemos en forma natural, pero por otro lado debemos saber que nuestros éxitos son un regalo del cielo, de las manos de ELOHA. Por ello, haremos lo nuestro, no nos debilitaremos ni seremos holgazanes, pero sabremos que si alcanzamos ciertos logros en nuestra vida en el kodesh (lo santo) o en nuestra vida material, en la vida particular o en la vida del público general, no nos enorgulleceremos diciendo “mi fuerza y el poder de mi mano han hecho para mí” (Dvarim 8:17), sino que nos colmaremos de satisfacción que hicimos nuestra parte, y le agradeceremos a ELOHA por todo lo que nos entregó en Su bondad y Su misericordia – “y recordarás al Eterno, tu ELOHA, porque Él es el que te da poder para hacer” (Dvarim 8:18).   Por:           “ Rav  Eran Tamir”.
                                        “  EL MISHLOAJ MANOT PROHIBIDO”

En una pequeña aldea de la vieja Rusia Zarista, donde se desarrolla nuestra historia, el Comisario (o Pristav, como se lo llamaba en ruso), era corno un pequeño Zar. La sola vista de su uniforme, con sus relucientes botones de bronce en los que estaba estampado el emblema oficial, y su gallardo sombrero brillando con autoridad, bastaba para aterrar a los pobres residentes y comerciantes judíos. Porque el comisario era un hombre rudo, y decididamente los judíos no le gustaban. Muy adecuadamente, estos lo llamaban “Hamán”.
El Comisario se consideraba el representante personal del Zar. En la aldea no había autoridad superior a la suya. El era La Ley. Amaba su poder e incluso el título que los judíos le habían dado. Más todavía, disfrutaba la oportunidad que su posición le brindaba para obtener dinero de los pobres judíos mediante amenazas e incluso la violencia.
Debemos recordar que el Comisario era muchos funcionarios en uno. El era Jefe de Policía, el Departamento de Sanidad, Inspector de Salud, Inspector de Alimentos, Inspector de Pesos y Medidas, y muchas otras cosas más.

Cuando salía para hacer su paseo de “inspección” por la calle principal, donde a ambos lados estaban todos los negocios, corría un frío sudor. La calle se llenaba de mujeres con escobas, barriendo febrilmente las aceras de sus pequeños comercios. Adentro, los hombres ponían velozmente las cosas en su lugar: cubrían las verduras, quitaban el polvo de los estantes, volvían a tapar los frascos de arenque y los barriles de kerosene, revisaban las fechas de sus “permisos”, y se preparaban para la crisis. De un negocio a otro corría la terrible noticia: “¡Viene Hamán!” ¡Qué batahola , afan,    apuro  se armaba!
Y no era para menos. Desde la madrugada hasta el anochecer los pobres comerciantes estaban en sus apretujados negocios, congelándose en el invierno y transpirando en el verano, apenas ganando su sustento. Y allí venía este “Hamán” y se llevaba el último trozo de pan de la boca de sus niños. Porque si el Inspector encontraba una mota de polvo sobre un estante, o si una mosca aterrizaba sobre la mantequilla ante su augusta presencia, extraía el anotador de violaciones, y todas las difíciles ganancias de una semana o un mes desaparecían más rápido que la mosca. El pobre comerciante lloraba e imploraba:
“¿Puedo estar todo el día con un abanico en mis manos para no permitir que una mosca pruebe un poco de mi mantequilla? ¡Ten piedad de mi mujer y de los niños!”

Pero del mismo modo podría hablarle a la pared. “Hamán” tenía un corazón de piedra; ni se molestaba en contestar. Serenamente llenaba el formulario de violaciones, se lo entregaba al aterrado comerciante y seguía hacia el negocio contiguo, o del lado de enfrente.
Allí encontraba todo en perfecto orden, pero de nada servía. Tomaba el cuchillo, raspaba con su punta un poco de mantequilla y se la ponía en la boca. Hacía una mueca, la escupía, y rugía:
“¡Puaj! ¡Qué mantequilla! ¡Cómo te atreves a vender una cosa tan venenosa!” Y allí extraía su formulario de violaciones.
“Pero Honorable”, protestaba el comerciante, “fue sólo ayer que compré esta mantequilla, fresca, del granjero”.
“Se lo dirás al Juez”, contestaba “Hamán”, quien, casualmente, también era el juez.
Entrando a otro negocio, “Hamán” se ponía a husmear por allí, disfrutando del rostro pálido y tembloroso del comerciante. Luego forzaba una sonrisa y decía, “Lindo negocio; debo decirle a mi mujer que venga a hacer sus compras aquí”, sin dejar acta de violación detrás de sí. Pero el alivio del comerciante duraba muy poco.
Más tarde llegaba la esposa del Comisario y, toda sonrisas, ordenaba una bolsa repleta de verduras. Pero cuando llegaba el momento del pago, descubría de repente que había olvidado su monedero en casa… La próxima vez que vino a hacer compras, resultó que le faltaba cambio. Cuando el comerciante le recordó respetuosamente que no podía darse el lujo de dar crédito, se sintió insultada. El comerciante se enteraría pronto, muy a su pesar, que mejor hubiera sido olvidar la deuda, pues el Comisario apareció y le impuso una multa, y muy pronto otra. El comerciante tuvo que reconocer su derrota. Cuando el Comisario volvió por tercera vez, el comerciante simplemente le dijo: “Honorable Señor, su mujer no me debe nada”. No hubo más multas, y la esposa del Comisario pasó su costumbre a otro negocio…
¿Qué podían hacer los pobres judíos fuera de rezar a Di-s para que los librara de este Hamán?
Los aldeanos más ancianos todavía recordaban al Comisario cuando no era más que un joven bribón. Había sido su shabes goy, que venía los Shabat por la tarde y retiraba las velas de la mesa, agregaba leña al hogar, y hacía algunas tareas menores también durante la semana. Por este servicio suyo era recompensado con una comida, un trozo de pan blanco, o una manzana. Pero Vania (así se llamaba el niño), no sentía gratitud hacia los judíos que le habían mostrado amistad. Los envidiaba, pues en su imaginación sus humildes pero limpios hogares, llenos con la atmósfera del sagrado Shabat, parecían palacios encantados. Su envidia dio lugar al odio y a la codicia. Comenzó a robar chucherías, hasta que fue atrapado con las manos en la masa y se encontró con las puertas de los hogares judíos cerradas a él. Pronto desapareció, y nadie volvió a verlo por muchos años. Cuando regresó, vestía un gastado uniforme militar, y caminaba por la calle principal con su nariz en alto, como si fuera un general. Volvió a desaparecer, sólo para regresar años más tarde como el nuevo Comisario. No tardó mucho en ganarse el título de “Hamán”.

Como se había criado entre judíos, conocía todo lo referente a la vida judía, sus hábitos, sus costumbres, y sus festividades. Sabía, por ejemplo, que Purím era un día en el que los judíos celebraban la caída de Hamán, y cuando comer y beber era la orden del día; era mitzvá beber tanto, hasta no saber la diferencia entre “maldito sea Hamán”, y “bendito sea Mordejai”. De modo que nuestro Hamán decidió arruinar la diversión que los judíos tenían en el día de Purím. En vano buscó judíos borrachos, aunque podía emitir algunas multas por “alterar la paz”. Pero este no lo satisfacía del todo; planeaba algo realmente grande, algo que pusiera realmente furiosos a los judíos.
Antes de que llegara el próximo Purím, el Comisario hizo saber que de ahora en más los portadores de Mishloaj Manot no tendrían permitido hacer “negocios” sin una licencia. Por supuesto, esto era ridículo Quienes llevaban los Mishloaj Manot no podían ganar ni en cien Purím lo que costaba una licencia. Los judíos estaban furiosos y enviaron al Comisario una delegación pidiéndole que retirara su ordenanza. Hasta le ofrecieron una suma de dinero. Pero esta vez el Comisario no estaba interesado en dinero; quería realmente forzar a los judíos a abandonar la mitzvá de Mishloaj Manot y arruinar su Festividad. El Comisario amenazó con arrestar a cualquiera que llevara Mishloaj Manot y confiscar los mismos.
Llegó Purím y todos los judíos se reunieron en la Sinagoga para escuchar la Lectura de la Meguilá. Cuando se mencionó el nombre de Hamán hubo un estallido dé ruidosos pisotones y vueltas de matraca, no sólo por el Hamán de la Meguilá, sino también por su propio “Hamán privado”. Lo mismo se repitió una vez más a la mañana siguiente.
A la tarde, cuando era momento de enviar Mishloaj Manot, algunos bravos portadores de Mishloaj Manot decidieron “romper el bloqueo”, aun si por ello tuvieran que ir a prisión.
El Comisario y su asistente estaban patrullando. No pudieron dar abasto con todos los portadores de Mishloaj Manot pero lograron atrapar a dos de ellos y arrestarlos. Luego, el Comisario y su asistente se sentaron para disfrutar del Mishloaj Manot que habían confiscado a los “criminales”.
El Mishloaj Manot que el Comisario había confiscado estaba dirigido al venerable Rabí de la aldea, quien era muy respetado no sólo por los judíos sino también por los no judíos. Afortunadamente, el viejo Rabí no dependía del Mishloaj Manot para tener su banquete de Purím. Estaba en medio de éste, acompañado por varios invitados, cuando la esposa del Comisario entró corriendo, con lágrimas en sus ojos.
“¡Santo Rabí!”, imploró, “¡mi esposo se está muriendo! Estaba comiendo los Mishloaj Manot que había quitado a los portadores, y una espina de pescado quedó atorada en su garganta. Por favor, ayúdale, reza por él; quítale de encima la maldición…”.
El viejo Rabí le explicó que no eran los judíos quienes habían embrujado a su esposo, sino que Di-s lo había castigado, y también a ella, por ser cruel hacia los judíos y volver miserables sus vidas. “Si ustedes dos prometen dejar de perseguir a los judíos, tu marido se salvará. Ve y dícelo”, concluyó el Rabí.
La esposa del Comisario corrió de regreso a su casa, donde su esposo seguía agonizando aterrado por la muerte. Su mujer le transmitió las palabras del santo Rabí. Con sus últimas fuerzas, el Comisario juró que nunca más haría daño alguno a un judío. Por un momento siguió asfixiándose, pero entonces, de repente, sintió alivio. La espina se había movido de alguna manera y se había deslizado por su garganta. El Comisario supo que se le había hecho un milagro.
Al día siguiente, en Shushán Purím, el Comisario vino a ver al Rabí.
“Santo Rabí”, dijo, “yo sé que tú salvaste mi vida. Quiero volver a prometerte que nunca, nunca jamás, causaré problema alguno a un judío. ¡Te lo juro! Reza por mí”. Mientras se volvía para retirarse, dijo un tanto tímidamente: “Preferiría que no me llamaran más 
‘Hamán’”…
En la pequeña aldea hubo mucha alegría mientras todos se enteraban que “Hamán” —perdón, el Comisario— se había vuelto un hombre distinto. Y cada año, en Purím, el Comisario venía a presentar sus respetos al viejo Rabí, a brindar Lejáim con él, y renovar su promesa de ser bueno con los judíos.

ENSEÑANZA  YIRMIYAHU BEN YISRAEL.

VaideBer YHVH ,el moshe, leamod, ki tisa. Et rosh Benei, yisrael lipqudeihem

-La pregunta que esta en el ambiente es  ¿HAN LLEGADO LOS DIAS DEL MASHIAJ?
-Se están manifestando sus señales, se están repitiendo día a día sus acciones, por medio de sus malaj y hombres santos ”kados”
-cada día  el crecimiento del movimiento judío Mesiánico israelita del pacto renovado, paso a paso aumenta en toda la tierra, trayendo toda clase de controversias y también aceptaciones, creando un mover general, sobre el escuchar, los shofares,  que anuncian el cumplimiento profético consignando  en la Tanak y reafirmado en el Brit ha dasha en  las revelaciones dadas a  Yhoanan,  HACIENDO ELEVAR, LEVANTAR, CONTAR,  las cabezas de los Beney yisrael.

Elevar el conocimiento
Esto será entendido luego de explicar el concepto de la “elevación de la cabeza”. La cabeza implica lógica y comprensión, y elevación de la cabeza significa acceder a un alto nivel de sabiduría y entendimiento. Y esa es justamente la lección innovadora de nuestra Parshá: la negación de la idolatría se alcanza no al elevarse por encima de la cabeza, sino al elevar a la cabeza misma (la comprensión).y darán a cada hombre el rescate de su alma”, que como explica el Midrash, la entrega de la moneda de medio shekel venía para expiar fundamentalmente al pecado del becerro.
Por lo tanto se requiere explicación: cómo se relaciona todo esto con el principio de la Parshá que dice: “cuando eleves (=cuentes) la cabeza de los hijos de Israel”. Elevar la cabeza de los hijos de Israel (así como contarlos que es una expresión de amor) representa la virtud cualitativa de los judíos y la más alta elevación, mientras que a continuación se habla del mayor descenso posible, un descenso a un nivel donde no existe más bajo que ello.
El nivel superior a la cabeza es la fe (emuná), que “es superior a la lógica y la comprensión”. Por ella también los hombres simples, los libertinos de los libertinos e ignorantes, están preparados a entregar sus vidas para santificar el Nombre de ETERNO. Leer  Rev 13..7-9. Leer  LUCAS 23..39-43.   Lucasd 21..1-11.      
Y levantando sus ojos, vio a los ricos echando sus ofrendas en el otzar del Templo.

2 Vio también a una almanah de muy escasos recursos, que echaba allí dos centavos y dijo:
3 "En verdad os digo que esta viuda pobre echó más que todos,
4 porque éstos, de lo que les sobraba pusieron en las ofrendas, mas ésta, de su pobreza, echó todo el sustento con el cual contaba".
5 Y mientras algunos estaban diciendo acerca del Templo: "Ha sido decorado con piedras hermosas y donativos", dijo:
6 "Días vendrán cuando de todo esto que veis no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida".
7 Y le preguntaron, diciendo: "Rabino, ¿cuándo será esto y cuál será la señal cuando todas estas cosas estén a punto de ocurrir?"
8 Y él dijo: "Mirad que no seáis engañados, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: "Ani MashiaJ"' y "El tiempo se ha acercado". No vayáis en pos de ellos.
9 Y cuando oigáis de guerras y rumores de guerras, no os alarméis, porque estas cosas tienen que suceder primero, pero el fin no será inmediatamente".
10 Entonces les decía: "Se levantará nación contra nación y gobierno contra gobierno;
Il y habrá terremotos y hambrunas y plagas horribles en diferentes lugares además de sucesos aterradores y grandes señales que se verán venir desde el cielo.
12 Pero antes de todas estas cosas, os echarán mano y os perseguirán,
entregándoos a las sinagogas de ellos y cárceles, y llevados ante reyes y gobernadores por la causa que mi nombre representa.
Leer lucas11..27-28.
14 Pero Yeshúa regresó a la Galil lleno de espíritu de guevuráh y las noticias acerca de él se extendían por toda la región;
15 y enseñaba en las sinagogas de ellos e iba siendo aceptado y respetado por todos.

El Rábi asiste al servicio de Torah en Netzeret
16 Y fue a Netzeret, donde se había criado y conforme a su costumbre, entró en la sinagoga en día de Shabat y fue llamado a leer la Haftarah.
17 Y le fue entregado un rollo del profeta Yeshayahu y desenrollándolo, encontró el lugar de la lectura para ese Shabat donde estaba escrito:
18 La Rúaj HaKodesh está sobre mí, porque me ungió para proclamar la promesa de la redención a los pobres; a pregonar libertad a los cautivos y devolverle la vista a los ciegos; para publicar a los oprimidos la llegada de su liberación.
19 A proclamar el año aceptable para el Eterno.
20 Y habiendo enrollado el séfer, devolviéndolo al shammash, se sentó en la silla de Moshé. Ytodos en la sinagoga tenían sus ojos puestos fijamente en él.

El Rábi explica la Torah

21 Y comenzó su explicación diciendo: "Hoy, mientras vosotros estabais oyendo la lectura, esta Escritura ha alcanzado el propósito por el cual fue escrita".
22 Y todos daban testimonio de él y se maravillaban de las palabras de gracia que salían de su boca; pero otros
decían: ¿No es este el hijo de Yosef?
23 Y les dijo: Sin duda me diréis este proverbio: "Médico, cúrate a ti mismo" y "todas esas


cosas que hemos oído en
Kefar Najún, hazlas también aquí en tu propia tierra";
24 Y dijo: En verdad os digo que ningún profeta es recibido en su propia ciudad.
 25 Y dijo además: Ciertamente que
muchas viudas había en Israel en los días de Eliyahu, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses mientras
un hambre terrible hubo por toda la tierra,
26 pero a ninguna de ellas fue enviado Eliyahu, sino a una mujer viuda en Tzarfat de Tzidón
27 Y muchos leprosos había en la Casa de Israel en los días de Elisha Hanaví, pero ninguno de ellos fue limpiado excepto Na'amam el sirio.
El Shabat fue dado a los hijos de Israel de una manera especial como una señal de haber sido escogidos, apartados, santificados. Constituye una de las señales del pacto entre ELOHA e Israel. Es parecido al anillo de casamiento. Si una mujer quita su anillo, lo tira al suelo, escupe sobre él y lo pisa, ¿qué significa? Que ya no quiere ser de su marido. Si un hijo de Israel hace  obra melajá en Shabat, ¿qué mensaje está dando?
El Eterno santifica a Israel por medio del Shabat. Esto significa que el Shabat tiene como propósito elevarnos a un nivel espiritual más alto. Es un día para dejar de  intervenir en la creación y reconocer al Creador como soberano. Es un día para dedicarse a la íntima relación con el Eterno junto con la familia y la comunidad a la que 
uno pertenece. Es un día para ser santificado, apartado y elevado. Leer Exodo 31..13-18.
        “Por tanto, habéis de guardar el Shabat porque es santo para vosotros. Todo el que lo profane morirá irremisiblemente; porque cualquiera que haga obra (melajá) alguna en él, esa persona será cortada de entre su pueblo.” – Profanar el Shabat significa tratar el Shabat en público como los demás días de la semana. Cualquier Israelita que cometa ese delito merece ser condenado a muerte por un tribunal, beit din, de 23 jueces, en el caso de que haya sido advertido por un mínimo de dos testigos antes de pecar. Si no han habido testigos, el cielo se encargará de cortar su alma de su raíz espiritual.
Aquí está escrito que el Shabat es santo para nosotros. Esto quiere decir que nosotros debemos considerar el Shabat como diferente a los demás días de la semana. Si no lo hacemos no estamos haciendo que sea santo, apartado, diferente. Esto implica todo, la forma de comer, la forma de vestir, la forma de hablar, la forma de comportarse, la forma de relacionarse etc. En Shabat hacemos las cosas diferentes y así será santo para nosotros.
Aquí está escrito que el Shabat es santo para el Eterno. Esto significa que el Shabat fue creado para que el hombre se dedique al Eterno de una manera especial. Si uno piensa que ha cumplido con el mandamiento por descansar y no hacer nada en el día del Shabat, se equivoca. El Shabat fue hecho para dedicarse al Eterno, como está escrito en Isaías 58:13-14:
Cuando le cumplimos al ETERNO, por medio de la Emuna y Hajaba, la instrucción TORAH, no es una carga, sino  un deleite su cumplimiento, cuando profundisamos en el estudio , doblegando todo nuestro ser, decendemos en nuestro yo, y anuestro hacer cotidiano de lo creado, para levantar, elevar nuestro  nivel en el espíritu, al nivel mas alto el  entendimiento del Olam Haba la ETERNIDAD.

¡Shabat shalom.!

Preparado por :YERMIYAHU BEN YISRAEL


No hay comentarios:

Publicar un comentario