Parashá 21 Ki Tisá
Éxodo 30:11 – 34:35
Para
ser leída y estudiada en el Shabat del 16 de Adara de 5-775
Aliyás de la Torah
1.
30:11 –
31:17
2.
31:18 – 33:11
3.
33:12-16
4.
33:17-23
5.
34:1-9
6.
34:10-26
7.
34:27-35
Haftará: 1 Reyes
18:1-39 (Ashkenazíes); 18:20-39 (Sefardíes)
Brit Hadasha: Lucas 20:27 –
22:46
Ki Tisá
Significa “Cuando hagas un censo”. Levantar las cabezas, contar.
K:mano
abierta, ministrar, recibir
Y: mano, cerrada, empuje
T:señal, marca, cortar un pacto
Y:Lamano
del ETERNO
S: ciclo completo, El shaday, poderoso
Primera aliyá, 30:11 – 31:17
Cuando los hijos de Israel de veinte años para arriba sean contados,
tendrán que dar un rescate de medio siclo por su alma para que no haya plaga
entre ellos. Tanto el rico como el pobre tendrá que pagar lo mismo. Esta plata
será usada para la tienda de la cita como remembranza para expiación.
Hay que construir una fuente de cobre para lavarse. Será colocada
entre la tienda de la cita y el altar. Cuando los sacerdotes entren en la
tienda o cuando se acerquen al altar para servir tendrán que lavarse las manos
y los pies para no morir.
Moshé tendrá que tomar especias y aceite de oliva y hacer la unción de
santidad con la cual serán ungidos la tienda de la cita, todos sus objetos y
los sacerdotes. Así serán consagrados. No se puede usar para otros fines ni
hacer otra con las mismas proporciones.
Moshé recibe la orden de tomar especias e incienso
para hacer un sahumerio sagrado. Molerá un poco de él muy fino para poner
delante del Testimonio. El que haga otro incienso igual será cortado de su
pueblo.
Betsalel ha sido equipado con el Espíritu de Eloha,
con sabiduría, raciocinio y conocimiento en toda artesanía, para idear y para
labrar. También Aholiav y otros han recibido sabiduría para construir todos los
objetos para el tabernáculo.
Los hijos de Israel tendrán que guardar los Shabats
del Eterno a pesar de la obra del tabernáculo porque es un signo para siempre
de que el Eterno los santifica. Si alguien hace obra en ese día será cortada su
alma de entre su pueblo. Durante seis días se puede hacer labores pero el
séptimo día es Shabat de cese completo, sagrado para el Eterno. El que realice
obra en Shabat morirá. El Shabat será guardado como un pacto perpetuo entre el
Eterno y los hijos de Israel.
Segunda aliyá, 31:18 – 33:11
El Eterno entrega las dos tablas de piedra escritas
por su dedo. Cuando Moshé se demora en bajar de la montaña, el pueblo se
congrega alrededor de Aharón y le pide que haga dioses que vayan delante.
Aharón les dice que entreguen los pendientes de oro de sus esposas y sus hijos.
Del oro Aharón forma un becerro de fundición y pueblo dice: “Estos son tus
dioses, Israel, que te hicieron subir de la tierra de Mitsrayim”. Aharón
edifica un altar y dice que el día siguiente habrá una fiesta para el Eterno.
El pueblo se levanta muy temprano para sacrificar, comer y divertirse.
Moshé recibe la orden de bajar porque el pueblo se
ha corrompido. Es un pueblo de dura cerviz. El Eterno dice a Moshé que le deje
destruirlos y de él hará una gran nación. Moshé suplica que no lo haga por
causa de haberlos sacado con poder de Mitsrayim y por causa de la mala lengua
de los mitsríes y por causa del juramento que hizo a los patriarcas de
multiplicarlos y darlos la tierra. El Eterno desiste del mal que ha pensado
hacer.
Moshé desciende de la montaña con las dos tablas del
testimonio que han sido hechas por Eloha y están escritas en ambos lados con
escritura grabada de Eloha. Yehoshúa oye el sonido del pueblo y piensa que hay
batalla en el campamento. Moshé dice que es sonido de aflicción. Cuando ve el
becerro y las danzas se enciende su ira y arroja las dos tablas al suelo y las
quiebra. Luego toma el becerro y lo quema y lo hace polvo. El polvo es
esparcido sobre las aguas que son dadas al pueblo para beber.
Tercera aliyá, 33:12-16
Moshé no está conforme conque el Eterno no vaya con
ellos. Pide gracia en los ojos del Eterno para poder conocer sus caminos y
conocerle. También pide que el pueblo sea considerado. El Eterno promete que su
presencia vaya con Moshé para darle descanso. Eso es lo que Moshé desea y que
de esa manera el pueblo pueda distinguirse de toda nación.
Cuarta aliyá, 33:17-23
El Eterno le concede su petición. Moshé le ruega que
le muestre su gloria. El Eterno promete que toda su bondad pasará delante de él
pero ningún hombre podrá ver su rostro y vivir. Hay un lugar junto con él sobre
la roca. Moshé será colocado en una hendidura de la roca y la mano del Eterno
le cubrirá cuando pase su gloria. Luego retirará su mano para que pueda ver su
espalda, pero no verá su rostro.
Quinta aliyá, 34:1-9
Moshé recibe la orden de hacer dos tablas nuevas como las primeras. El
Eterno escribirá en ellas las palabras que estaban en las primeras tablas.
Tendrá que subir por la mañana al monte y presentarse sobre la cima. Ningún
otro podrá acompañarle ni estar en la montaña, ni animales. Moshé talla dos
tablas nuevas y sube temprano. El Eterno desciende en una nube y está con él
allí. Pasa delante de él y dice: “ELOHIM,ELOHIM, Eloha misericordioso y
dispensador de gracia; tardo para la ira y abundante en bondad y veraz; que
preserva la bondad para millares de generaciones; perdona la iniquidad, el
pecado rebelde y el error, y que absuelve, pero no absuelve (completamente);
que toma en cuenta la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los
nietos, sobre la tercera y sobre la cuarta generación.”
Moshé se inclina rápidamente hasta el suelo y
se prosterna pidiendo que el Eterno vaya en medio de ellos perdonando la
iniquidad y el error, haciéndolos su heredad.
Sexta aliyá, 34:10-26
El Eterno hace un pacto que consiste en hacer
maravillas con Moshé delante de todo el pueblo. Las seis naciones serán
expulsadas delante de él. No puede hacer pacto con ellos. Tendrá que demoler
sus altares y destruir sus objetos de culto. No puede postrarse ante otro dios
porque “Celoso” es el nombre de Eterno. No puede hacer pacto con los moradores
de la tierra para que no sea tentado a comer de sus sacrificios y dejar que sus
hijos se casen con ellos y caigan en idolatría. Está prohibido hacer dioses
fundidos. Hay que guardar la fiesta de los panes ácimos en el mes de la
primavera, por causa de la salida de Mitsrayim. Todo macho que abra matriz es
del Eterno. Un macho de asno será redimido o matado. Todo primogénito de hombre
será redimido. No se puede venir ante el Eterno con manos vacías. Seis días se
trabajará, pero en el séptimo día hay que cesar. La fiesta de las semanas se
hará con las primicias de la siega del trigo. También se hará la fiesta de la
recolección a la vuelta del año. Tres veces al año todo varón se presentará
ante el Eterno. Entonces las naciones serán expulsadas y nadie codiciará la
tierra. No se puede sacrificar el sacrificio del Eterno junto con sustancia
leudada y el sacrificio de Pesaj no puede permanecer hasta la mañana. Hay que
llevar las primicias de la tierra a la casa del Eterno. No se puede cocinar la
cría en la leche de su madre.
Séptima aliyá, 34:27-35
Moshé tendrá que escribir todas estas palabras porque según ellas el
Eterno ha hecho un pacto con él y con Israel. Moshé se queda con el Eterno
durante 40 días y 40 noches ayunando. El Eterno escribe sobre las tablas las
diez palabras. Cuando Moshé desciende con las tablas la piel de su rostro
brilla por haber hablado con Él. Aharón y el pueblo tienen miedo de él. Moshé
los llama y les dice todo lo que el Eterno ha hablado en la montaña del Sinai.
Después de hablar con ellos pone una cubierta sobre su rostro. Sólo la quita
cuando habla con el Eterno y cuando habla delante del pueblo.
REGALO
¿Regalo? La culminación de los cuarenta
días que estuvo nuestro Rav Moshé en el Monte de Sinai – cuando estudió de ELOHA
mismo la Torá – son resumidos en la primera mitad del versículo que figura en
nuestra Parashá (Shmot 31:18): “Y le entregó cuando terminó de hablar con él en
el Monte de Sinai las dos Tablas de la Ley”. Nuestros sabios dijeron – y Rashi
lo citó allí: “Cuando terminó – como su novia… la Torá le fue entregada en
regalo, como la novia al novio, ya que no podría haber estudiado toda la Torá
en un corto plazo de tiempo como ese”. Y explicando más en el Midrash (Shmot
Rabah 41:6): “Todos esos cuarenta días que estuvo nuestro Rav Moshé en lo alto
(en el monte) estudiaba y olvidaba. Le dijo Moshé a ELOHA: Señor del Mundo,
¡tengo cuarenta días y no sé nada! ¿Qué hizo ELOHA? Cuando terminó los cuarenta
días, le entregó ELOHA la Torá en regalo, como dice el versículo ‘y le
entregó’”.Y hay que entender: ¿Por qué necesitó ELOHA entregarle la Torá a
Moshé en regalo? A fin de cuentas, él se esforzó mucho por estudiarla durante
esos cuarenta días, ¿por qué la olvidó? Y por otro lado, si ELOHA sabía desde
un principio que los grandes esfuerzos de Moshé no tendrán fruto, ya que olvidó
todo lo que estudió, ¿por qué no le entregó la Torá en regalo desde un
principio, en vez de esperar cuarenta días en los que estuvo Moshé en el monte,
y sólo después se la entregó? Es que aprendemos de ello un gran principio
básico en cuanto a nuestra actitud para con la Torá en particular y nuestra
vida en general. Por un lado, la Torá, su estudio y su adquisición, es una
realidad Divina infinita, una realidad que la persona no puede llegar a
alcanzarla en forma natural, con su esfuerzo, porque ella se encuentra muy en
lo alto, muy por encima de él… pero por otro lado ELOHA desea y espera que
hagamos todo por alcanzarla, que nos esforcemos hasta el límite de nuestras
posibilidades, y entonces – y sólo entonces – luego de haber completado
“cuarenta días”, y haber abierto por nuestra parte un orificio “como el ojo de
una aguja”, ELOHA nos abrirá “portones como los de un salón”, y nos la
entregará de regalo. Como el novio que no conoce totalmente a su novia, y no
puede estar seguro que ella realmente es la mujer que le fue designada, que
ella es su otra mitad en el mundo de las almas, pero tiene la obligación y la
responsabilidad de conocerla según los parámetros y medios naturales,
racionales,
sentimentales y de los sentidos – y sólo después que haya hecho su
parte, ELOHA se la entregará “en regalo”, en base a la corriente de vida interna
del alma mutua entre ellos, que emana del origen Divino. Ese principio no es
sólo en cuanto a la Torá y su adquisición, o sólo en cuanto a la relación entre
el novio y la novia, sino que es el modelo de toda la vida. Por un lado,
debemos hacer todo lo que podemos en forma natural, pero por otro lado debemos
saber que nuestros éxitos son un regalo del cielo, de las manos de ELOHA. Por
ello, haremos lo nuestro, no nos debilitaremos ni seremos holgazanes, pero
sabremos que si alcanzamos ciertos logros en nuestra vida en el kodesh (lo
santo) o en nuestra vida material, en la vida particular o en la vida del
público general, no nos enorgulleceremos diciendo “mi fuerza y el poder de mi
mano han hecho para mí” (Dvarim 8:17), sino que nos colmaremos de satisfacción
que hicimos nuestra parte, y le agradeceremos a ELOHA por todo lo que nos
entregó en Su bondad y Su misericordia – “y recordarás al Eterno, tu ELOHA,
porque Él es el que te da poder para hacer” (Dvarim 8:18). Por:
“ Rav
Eran Tamir”.
“ EL MISHLOAJ MANOT PROHIBIDO”
En una pequeña aldea de la vieja
Rusia Zarista, donde se desarrolla nuestra historia, el Comisario (o Pristav,
como se lo llamaba en ruso), era corno un pequeño Zar. La sola vista de su
uniforme, con sus relucientes botones de bronce en los que estaba estampado el
emblema oficial, y su gallardo sombrero brillando con autoridad, bastaba para
aterrar a los pobres residentes y comerciantes judíos. Porque el comisario era
un hombre rudo, y decididamente los judíos no le gustaban. Muy adecuadamente,
estos lo llamaban “Hamán”.
El Comisario se consideraba el
representante personal del Zar. En la aldea no había autoridad superior a la
suya. El era La Ley. Amaba su poder e incluso el título que los judíos le
habían dado. Más todavía, disfrutaba la oportunidad que su posición le brindaba
para obtener dinero de los pobres judíos mediante amenazas e incluso la
violencia.
Debemos recordar que el Comisario era
muchos funcionarios en uno. El era Jefe de Policía, el Departamento de Sanidad,
Inspector de Salud, Inspector de Alimentos, Inspector de Pesos y Medidas, y
muchas otras cosas más.
Cuando salía para hacer su
paseo de “inspección” por la calle principal, donde a ambos lados estaban todos
los negocios, corría un frío sudor. La calle se llenaba de mujeres con escobas,
barriendo febrilmente las aceras de sus pequeños comercios. Adentro, los
hombres ponían velozmente las cosas en su lugar: cubrían las
verduras, quitaban el polvo de los estantes, volvían a tapar los frascos
de arenque y los barriles de kerosene, revisaban las fechas de sus “permisos”,
y se preparaban para la crisis. De un negocio a otro corría la terrible
noticia: “¡Viene Hamán!” ¡Qué batahola , afan, apuro
se armaba!
Y no era para menos. Desde la
madrugada hasta el anochecer los pobres comerciantes estaban en sus apretujados
negocios, congelándose en el invierno y transpirando en el verano, apenas
ganando su sustento. Y allí venía este “Hamán” y se llevaba el último trozo de
pan de la boca de sus niños. Porque si el Inspector encontraba una mota de
polvo sobre un estante, o si una mosca aterrizaba sobre la mantequilla ante su
augusta presencia, extraía el anotador de violaciones, y todas las difíciles
ganancias de una semana o un mes desaparecían más rápido que la mosca. El pobre
comerciante lloraba e imploraba:
“¿Puedo estar todo el día con un
abanico en mis manos para no permitir que una mosca pruebe un poco de mi
mantequilla? ¡Ten piedad de mi mujer y de los niños!”
Pero del mismo modo podría hablarle a
la pared. “Hamán” tenía un corazón de piedra; ni se molestaba en contestar.
Serenamente llenaba el formulario de violaciones, se lo entregaba al aterrado
comerciante y seguía hacia el negocio contiguo, o del lado de enfrente.
Allí encontraba todo en perfecto
orden, pero de nada servía. Tomaba el cuchillo, raspaba con su punta un poco de
mantequilla y se la ponía en la boca. Hacía una mueca, la escupía, y rugía:
“¡Puaj! ¡Qué mantequilla! ¡Cómo te
atreves a vender una cosa tan venenosa!” Y allí extraía su formulario de
violaciones.
“Pero Honorable”, protestaba el
comerciante, “fue sólo ayer que compré esta mantequilla, fresca, del granjero”.
“Se lo dirás al Juez”, contestaba
“Hamán”, quien, casualmente, también era el juez.
Entrando a otro negocio, “Hamán” se
ponía a husmear por allí, disfrutando del rostro pálido y tembloroso del
comerciante. Luego forzaba una sonrisa y decía, “Lindo negocio; debo decirle a
mi mujer que venga a hacer sus compras aquí”, sin dejar acta de violación detrás
de sí. Pero el alivio del comerciante duraba muy poco.
Más tarde llegaba la esposa del
Comisario y, toda sonrisas, ordenaba una bolsa repleta de verduras. Pero
cuando llegaba el momento del pago, descubría de repente que había olvidado su
monedero en casa… La próxima vez que vino a hacer compras, resultó que le
faltaba cambio. Cuando el comerciante le recordó respetuosamente que no podía
darse el lujo de dar crédito, se sintió insultada. El comerciante se enteraría
pronto, muy a su pesar, que mejor hubiera sido olvidar la deuda, pues el
Comisario apareció y le impuso una multa, y muy pronto otra. El comerciante
tuvo que reconocer su derrota. Cuando el Comisario volvió por tercera vez, el
comerciante simplemente le dijo: “Honorable Señor, su mujer no me debe nada”.
No hubo más multas, y la esposa del Comisario pasó su costumbre a otro negocio…
¿Qué podían hacer los pobres judíos
fuera de rezar a Di-s para que los librara de este Hamán?
Los aldeanos más ancianos
todavía recordaban al Comisario cuando no era más que un joven bribón. Había
sido su shabes goy, que venía los Shabat por la tarde y retiraba las velas de
la mesa, agregaba leña al hogar, y hacía algunas tareas menores también durante
la semana. Por este servicio suyo era recompensado con una comida, un trozo de
pan blanco, o una manzana. Pero Vania (así se llamaba el niño), no sentía
gratitud hacia los judíos que le habían mostrado amistad. Los envidiaba, pues
en su imaginación sus humildes pero limpios hogares, llenos con la atmósfera
del sagrado Shabat, parecían palacios encantados. Su envidia dio lugar al odio
y a la codicia. Comenzó a robar chucherías, hasta que fue atrapado con las
manos en la masa y se encontró con las puertas de los hogares judíos cerradas a
él. Pronto desapareció, y nadie volvió a verlo por muchos años. Cuando regresó,
vestía un gastado uniforme militar, y caminaba por la calle principal con su
nariz en alto, como si fuera un general. Volvió a desaparecer, sólo para
regresar años más tarde como el nuevo Comisario. No tardó mucho en ganarse el
título de “Hamán”.
Como se había criado entre
judíos, conocía todo lo referente a la vida judía, sus hábitos, sus costumbres,
y sus festividades. Sabía, por ejemplo, que Purím era un día en el que los
judíos celebraban la caída de Hamán, y cuando comer y beber era la orden del
día; era mitzvá beber tanto, hasta no saber la diferencia entre “maldito sea
Hamán”, y “bendito sea Mordejai”. De modo que nuestro Hamán decidió
arruinar la diversión que los judíos tenían en el día de Purím. En vano buscó judíos
borrachos, aunque podía emitir algunas multas por “alterar la paz”. Pero este
no lo satisfacía del todo; planeaba algo realmente grande, algo que pusiera
realmente furiosos a los judíos.
Antes de que llegara el próximo
Purím, el Comisario hizo saber que de ahora en más los portadores de Mishloaj
Manot no tendrían permitido hacer “negocios” sin una licencia. Por supuesto,
esto era ridículo Quienes llevaban los Mishloaj Manot no podían ganar ni en
cien Purím lo que costaba una licencia. Los judíos estaban furiosos y enviaron
al Comisario una delegación pidiéndole que retirara su ordenanza. Hasta le
ofrecieron una suma de dinero. Pero esta vez el Comisario no estaba interesado
en dinero; quería realmente forzar a los judíos a abandonar la mitzvá de Mishloaj
Manot y arruinar su Festividad. El Comisario amenazó con arrestar a cualquiera
que llevara Mishloaj Manot y confiscar los mismos.
Llegó Purím y todos los judíos
se reunieron en la Sinagoga para escuchar la Lectura de la Meguilá. Cuando se
mencionó el nombre de Hamán hubo un estallido dé ruidosos pisotones y vueltas
de matraca, no sólo por el Hamán de la Meguilá, sino también por su propio
“Hamán privado”. Lo mismo se repitió una vez más a la mañana siguiente.
A la tarde, cuando era momento de
enviar Mishloaj Manot, algunos bravos portadores de Mishloaj Manot decidieron
“romper el bloqueo”, aun si por ello tuvieran que ir a prisión.
El Comisario y su asistente estaban
patrullando. No pudieron dar abasto con todos los portadores de Mishloaj Manot
pero lograron atrapar a dos de ellos y arrestarlos. Luego, el Comisario y su
asistente se sentaron para disfrutar del Mishloaj Manot que habían confiscado a
los “criminales”.
El Mishloaj Manot que el Comisario
había confiscado estaba dirigido al venerable Rabí de la aldea, quien era muy
respetado no sólo por los judíos sino también por los no judíos.
Afortunadamente, el viejo Rabí no dependía del Mishloaj Manot para tener su
banquete de Purím. Estaba en medio de éste, acompañado por varios invitados,
cuando la esposa del Comisario entró corriendo, con lágrimas en sus ojos.
“¡Santo Rabí!”, imploró, “¡mi esposo
se está muriendo! Estaba comiendo los Mishloaj Manot que había quitado a los
portadores, y una espina de pescado quedó atorada en su garganta. Por favor,
ayúdale, reza por él; quítale de encima la maldición…”.
El viejo Rabí le explicó que no eran
los judíos quienes habían embrujado a su esposo, sino que Di-s lo había
castigado, y también a ella, por ser cruel hacia los judíos y volver miserables
sus vidas. “Si ustedes dos prometen dejar de perseguir a los judíos, tu marido
se salvará. Ve y dícelo”, concluyó el Rabí.
La esposa del Comisario corrió de
regreso a su casa, donde su esposo seguía agonizando aterrado por la muerte. Su
mujer le transmitió las palabras del santo Rabí. Con sus últimas fuerzas, el
Comisario juró que nunca más haría daño alguno a un judío. Por un momento
siguió asfixiándose, pero entonces, de repente, sintió alivio. La espina se
había movido de alguna manera y se había deslizado por su garganta. El
Comisario supo que se le había hecho un milagro.
Al día siguiente, en Shushán Purím,
el Comisario vino a ver al Rabí.
“Santo Rabí”, dijo, “yo sé que tú
salvaste mi vida. Quiero volver a prometerte que nunca, nunca jamás, causaré
problema alguno a un judío. ¡Te lo juro! Reza por mí”. Mientras se volvía para
retirarse, dijo un tanto tímidamente: “Preferiría que no me llamaran más
‘Hamán’”…
En la pequeña aldea hubo mucha
alegría mientras todos se enteraban que “Hamán” —perdón, el Comisario— se había
vuelto un hombre distinto. Y cada año, en Purím, el Comisario venía a presentar
sus respetos al viejo Rabí, a brindar Lejáim con él, y renovar su promesa de
ser bueno con los judíos.
ENSEÑANZA
YIRMIYAHU BEN YISRAEL.
VaideBer YHVH ,el moshe,
leamod, ki tisa. Et rosh Benei, yisrael lipqudeihem
-La pregunta que esta en el
ambiente es ¿HAN LLEGADO LOS DIAS DEL MASHIAJ?
-Se están manifestando sus señales,
se están repitiendo día a día sus acciones, por medio de sus malaj y hombres
santos ”kados”
-cada día el crecimiento del
movimiento judío Mesiánico israelita del pacto renovado, paso a paso aumenta en
toda la tierra, trayendo toda clase de controversias y también aceptaciones,
creando un mover general, sobre el escuchar, los shofares, que anuncian
el cumplimiento profético consignando en la Tanak y reafirmado en el Brit
ha dasha en las revelaciones dadas a Yhoanan, HACIENDO
ELEVAR, LEVANTAR, CONTAR, las cabezas de los Beney yisrael.
Elevar el
conocimiento
Esto será entendido luego de explicar el concepto de la “elevación de la cabeza”. La cabeza implica lógica y comprensión, y elevación de la cabeza significa acceder a un alto nivel de sabiduría y entendimiento. Y esa es justamente la lección innovadora de nuestra Parshá: la negación de la idolatría se alcanza no al elevarse por encima de la cabeza, sino al elevar a la cabeza misma (la comprensión).y darán a cada hombre el rescate de su alma”, que como explica el Midrash, la entrega de la moneda de medio shekel venía para expiar fundamentalmente al pecado del becerro.
Esto será entendido luego de explicar el concepto de la “elevación de la cabeza”. La cabeza implica lógica y comprensión, y elevación de la cabeza significa acceder a un alto nivel de sabiduría y entendimiento. Y esa es justamente la lección innovadora de nuestra Parshá: la negación de la idolatría se alcanza no al elevarse por encima de la cabeza, sino al elevar a la cabeza misma (la comprensión).y darán a cada hombre el rescate de su alma”, que como explica el Midrash, la entrega de la moneda de medio shekel venía para expiar fundamentalmente al pecado del becerro.
Por lo tanto se requiere
explicación: cómo se relaciona todo esto con el principio de la Parshá que
dice: “cuando eleves
(=cuentes) la cabeza de los hijos de Israel”. Elevar la
cabeza de los hijos de Israel (así como contarlos que es una expresión de amor)
representa la virtud cualitativa de los judíos y la más alta elevación,
mientras que a continuación se habla del mayor descenso posible, un descenso a
un nivel donde no existe más bajo que ello.
El nivel superior a la cabeza es la
fe (emuná), que “es superior a la lógica y la comprensión”.
Por ella también los hombres simples, los libertinos de los libertinos e
ignorantes, están preparados a entregar sus vidas para santificar el Nombre
de ETERNO. Leer Rev 13..7-9. Leer LUCAS
23..39-43. Lucasd 21..1-11.
Y levantando sus ojos, vio a los
ricos echando sus ofrendas en el otzar del Templo.
2 Vio también a una almanah de muy
escasos recursos, que echaba allí dos centavos y dijo:
3 "En verdad os digo que esta
viuda pobre echó más que todos,
4 porque éstos, de lo que les
sobraba pusieron en las ofrendas, mas ésta, de su pobreza, echó todo el
sustento con el cual contaba".
5 Y mientras algunos estaban
diciendo acerca del Templo: "Ha sido decorado con piedras hermosas y
donativos", dijo:
6 "Días vendrán cuando de todo
esto que veis no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida".
7 Y le preguntaron, diciendo:
"Rabino, ¿cuándo será esto y cuál será la señal cuando todas estas cosas
estén a punto de ocurrir?"
8 Y él dijo: "Mirad que no
seáis engañados, porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: "Ani MashiaJ"'
y "El tiempo se ha acercado". No vayáis en pos de ellos.
9 Y cuando oigáis de guerras y
rumores de guerras, no os alarméis, porque estas cosas tienen que suceder
primero, pero el fin no será inmediatamente".
10 Entonces les decía: "Se
levantará nación contra nación y gobierno contra gobierno;
Il y habrá terremotos y hambrunas y
plagas horribles en diferentes lugares además de sucesos aterradores y grandes
señales que se verán venir desde el cielo.
12 Pero antes de todas estas cosas,
os echarán mano y os perseguirán,
entregándoos a las sinagogas
de ellos y cárceles, y llevados ante reyes y gobernadores por la causa
que mi nombre representa.
Leer lucas11..27-28.
14 Pero Yeshúa regresó a la Galil
lleno de espíritu de guevuráh y las noticias acerca de él se extendían por toda
la región;
15 y enseñaba en las sinagogas de
ellos e iba siendo aceptado y respetado por todos.
El Rábi asiste al servicio de Torah
en Netzeret
16 Y fue a Netzeret, donde se había
criado y conforme a su costumbre, entró en la sinagoga en día de Shabat y fue
llamado a leer la Haftarah.
17 Y le fue entregado un rollo del
profeta Yeshayahu y desenrollándolo, encontró el lugar de la lectura
para ese Shabat donde estaba escrito:
18 La Rúaj HaKodesh está sobre mí,
porque me ungió para proclamar la promesa de la redención a los pobres; a
pregonar libertad a los cautivos y devolverle la vista a los ciegos; para
publicar a los oprimidos la llegada de su liberación.
19 A proclamar el año aceptable
para el Eterno.
20 Y habiendo enrollado el séfer,
devolviéndolo al shammash, se sentó en la silla de Moshé. Ytodos en
la sinagoga tenían sus ojos puestos fijamente en él.
El Rábi explica la Torah
21 Y comenzó su explicación
diciendo: "Hoy, mientras vosotros estabais oyendo la lectura, esta
Escritura ha alcanzado el propósito por el cual fue escrita".
22 Y todos daban testimonio de él y
se maravillaban de las palabras de gracia que salían de su boca; pero otros
decían: ¿No es este el hijo de
Yosef?
23 Y les dijo: Sin duda me diréis
este proverbio: "Médico, cúrate a ti mismo" y "todas esas
cosas que hemos oído en
Kefar Najún, hazlas también aquí en
tu propia tierra";
24 Y dijo: En verdad os digo que
ningún profeta es recibido en su propia ciudad.
25 Y dijo además: Ciertamente
que
muchas viudas había en Israel en
los días de Eliyahu, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses
mientras
un hambre terrible hubo por toda la
tierra,
26 pero a ninguna de ellas fue
enviado Eliyahu, sino a una mujer viuda en Tzarfat de Tzidón
27 Y muchos leprosos había en la
Casa de Israel en los días de Elisha Hanaví, pero ninguno de ellos fue limpiado
excepto Na'amam el sirio.
El Shabat fue dado a los hijos de
Israel de una manera especial como una señal de haber sido escogidos,
apartados, santificados. Constituye una de las señales del pacto entre ELOHA e
Israel. Es parecido al anillo de casamiento. Si una mujer quita su anillo, lo
tira al suelo, escupe sobre él y lo pisa, ¿qué significa? Que ya no quiere ser
de su marido. Si un hijo de Israel hace obra melajá en Shabat, ¿qué
mensaje está dando?
El Eterno santifica a Israel por
medio del Shabat. Esto significa que el Shabat tiene como propósito elevarnos a
un nivel espiritual más alto. Es un día para dejar de intervenir en la
creación y reconocer al Creador como soberano. Es un día para dedicarse a la
íntima relación con el Eterno junto con la familia y la comunidad a la que
uno pertenece. Es un día para ser
santificado, apartado y elevado. Leer Exodo 31..13-18.
“Por tanto, habéis de guardar el Shabat porque es
santo para vosotros. Todo el que lo profane morirá irremisiblemente; porque
cualquiera que haga obra (melajá) alguna en él,
esa persona será cortada de entre su pueblo.” – Profanar el
Shabat significa tratar el Shabat en público como los demás días de la semana.
Cualquier Israelita que cometa ese delito merece ser condenado a muerte por un
tribunal, beit din, de 23 jueces, en el caso de que haya sido advertido por un
mínimo de dos testigos antes de pecar. Si no han habido testigos, el cielo se
encargará de cortar su alma de su raíz espiritual.
Aquí está escrito que el Shabat es
santo para nosotros. Esto quiere decir que nosotros debemos considerar el
Shabat como diferente a los demás días de la semana. Si no lo hacemos no
estamos haciendo que sea santo, apartado, diferente. Esto implica todo, la
forma de comer, la forma de vestir, la forma de hablar, la forma de
comportarse, la forma de relacionarse etc. En Shabat hacemos las cosas
diferentes y así será santo para nosotros.
Aquí está escrito que el Shabat es
santo para el Eterno. Esto significa que el Shabat fue creado para que el
hombre se dedique al Eterno de una manera especial. Si uno piensa que ha
cumplido con el mandamiento por descansar y no hacer nada en el día del Shabat,
se equivoca. El Shabat fue hecho para dedicarse al Eterno, como está escrito en
Isaías 58:13-14:
Cuando le cumplimos al
ETERNO, por medio de la Emuna y Hajaba, la instrucción TORAH, no es una carga,
sino un deleite su cumplimiento, cuando profundisamos en el estudio ,
doblegando todo nuestro ser, decendemos en nuestro yo, y anuestro hacer
cotidiano de lo creado, para levantar, elevar nuestro nivel en el
espíritu, al nivel mas alto el entendimiento del Olam Haba la ETERNIDAD.
¡Shabat shalom.!
Preparado por :YERMIYAHU BEN
YISRAEL
No hay comentarios:
Publicar un comentario