viernes, 28 de abril de 2023

Parashá 29 Ajarei mot – 30 Kedoshim

 

Parashá 29 Ajarei mot – 30 Kedoshim

Levítico 16:1 – 20:27

Para ser compartida en el Shabat del 8 de Siff (Iyyar) de 5.783

Abril 29 de 2.023, hasta la caída del sol

A la caída del sol del viernes, es el día 23 de la cuenta del OMER

Aliyot de la Torá: (cuando se lee Ajarei mot juntamente con Kedoshim):

  1. 16:1-24
  2. 16:25 – 17:7
  3. 17:8 – 18:21
  4. 18:22 – 19:14
  5. 19:15-32
  6. 19:33 – 20:7
  7. 20:8-27

Haftará: Ezequiel 22:1-19 (A); 22:1-16 (S)

Brit Hadasha: Mateo 16:1 – 18:35

 

Matiyahu (Matro)Capítulo 16. 17. 18

1ª. Aliya 16:1-26

 

2ª. Aliya  16:27-17:20

 

3ª. Aliya 17:21-27

 

4ª. Aliya 18:1-14

 

5ª. Aliya  18:15-35

Ajarei mot

Significa “Después de la muerte”.

Kedoshim

Significa “santos”.

Comentarios

“Se Santos como Yo soy Santo”

Primera aliyá,  VaYikra19:1-14

19:2  “Habla a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: "Seréis santos porque yo, YHVH vuestro Eloah, soy santo.” – Según el Midrash,[1] este texto muestra que cuando Moshé transmitió la Torá al pueblo de Israel no solía reunir a toda la congregación de una vez. Por regla general Moshé se reunió primero con su hermano Aharón y le transmitió de manera profunda todo lo que había recibido del Eterno. Luego Aharón se sentó a la mano derecha de Moshé. Después vinieron los dos hijos de Aharón, Elazar e Itamar, y Moshé repetía las enseñanzas a ellos según su nivel de comprensión. Ellos luego se sentaron cerca de su padre Aharón y su tío Moshé. Después fue repetido el mismo pasaje de la Torá a los ancianos de Israel según su nivel de comprensión y, finalmente, Moshé repitió toda la enseñanza a todos los varones del pueblo. Este fue el procedimiento normal para transmitir la Torá al pueblo. Moshé, por lo tanto, escuchó la misma lección cinco veces, una vez directamente de el Eterno y cuatro veces de su propia boca.

Pero en esta ocasión Moshé recibe la orden de convocar a toda la asamblea, inclusive las mujeres y los niños. La razón para hacerlo fue que esta sección contiene muchísimas leyes que tienen que ver con todo el pueblo y, según Rashí, porque la mayor parte de las leyes esenciales de la Torá dependen de esta Parashá. Por ejemplo, en esta sección se encuentra la ley general de amar al prójimo como a sí mismo. También se puede encontrar mandamientos muy similares a las diez palabras que fueron pronunciadas ante todo el pueblo en Sinai.[2] En total hay 51 mandamientos en esta Parashá.

Este versículo también nos enseña que la santidad no es solamente para los sacerdotes y levitas, sino para toda la congregación de los hijos de Israel. La santidad consiste en ser separados de las costumbres que son practicadas por los pueblos que están alejados del Eterno y dedicarse a Él en obediencia a Sus mandamientos.

19:3  “Un hombre ha de reverenciar a su madre y a su padre. Y guardaréis mis shabats; yo soy YHVH vuestro Eloah.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “reverenciar” es “yaré”,[3] y significa “temer”, “reverenciar”. Hay una diferencia entre este mandamiento y el de Éxodo 20:12 donde está escrito: Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que YHVH tu Eloah te da.

La palabra hebrea que ha sido traducida como “honrar” es “kavad”,[4] que significa “ser pesado”, “ser rico”, “tener honra”, “ser una carga”. En Éxodo 20 está escrito que debemos honrar a nuestro padre y a nuestra madre, y en Levítico 19 está escrito que debemos temer a nuestra madre y a nuestro padre. No es lo mismo honrar que temer. Honrar a los padres tiene que ver con dar a los padres los bienes materiales que necesitan y satisfacer todas sus necesidades, como está escrito en Mateo 15:3-6:

“Y respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Eloah a causa de vuestra tradición? Porque Eloah dijo: "HONRA A tu PADRE Y A tu MADRE," y: "QUIEN HABLE MAL DE su PADRE O DE su MADRE, QUE MUERA." Pero vosotros decís: "Cualquiera que diga a su padre o a su madre: 'Es ofrenda a Eloah todo lo mío con que pudieras ser ayudado', no necesitará más honrar a su padre o a su madre." Y así invalidasteis la palabra de Eloah por causa de vuestra tradición.

Aquí vemos que la honra a los padres tiene que ver con una ayuda económica. Honrar a los padres también implica obedecerles en el Señor, como está escrito en Efesios 6:1-3:

“Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo. HONRA A TU PADRE Y A tu MADRE (que es el primer mandamiento con promesa), PARA QUE TE VAYA BIEN, Y PARA QUE TENGAS LARGA VIDA SOBRE LA TIERRA.

En el texto de Éxodo aparece primero el padre y luego la madre en referencia a la honra, pero en el texto de Levítico aparece primero la madre y luego el padre en referencia al temor, o a la reverencia. ¿Por qué aparece primero la madre y luego el padre en este texto? ¿Se debe temer más a la madre que al padre?

Vamos a dar dos explicaciones a esto. Por regla general, es más fácil temer, en el sentido de respetar y reverenciar, al padre, por su forma masculina de ser, que la madre. El niño tiende a aprovecharse de la dulzura y el carácter suave de la madre. Es más fácil faltar el respeto a la madre que al padre. Por esto la Torá pone la madre primero, para que no dejemos de mostrarle respeto a nuestras madres, sino respetar a los dos padres por igual.

Sin embargo, al mirar el contexto vemos que hay una escala de reverencia, madre, padre y el Eterno. Es una escala invertida de autoridad. Según este orden, el niño va aprendiendo durante el desarrollo de su vida quién está por encima de él. Primero aprende a temer a la madre, que es la que más tiempo se dedica a él durante sus primeros años de vida. Luego el niño aprende a reverenciar a su padre y finalmente aprende a reverenciar a Eloha. Este texto nos enseña que una manera de mostrar respeto a Eloha es guardar el shabat. El que no guarda el shabat no teme al Eterno. El que teme al Eterno guarda el shabat.

El Shabat es un mandamiento prueba. Es una Mitsva que determina nuestra verdadera relación como pueblo con el Creador del Universo.

Respetar a los padres implica, entre otras cosas, que un hijo no puede contradecir las palabras de ellos. Tampoco puede decir: “Lo que dice mi padre es correcto”. Si los padres tienen sillas reservadas para ellos un hijo no debe sentarse en ellas.

El texto hebreo dice literalmente: “Un hombre...” Esto nos enseña que el varón casado está más comprometido con sus padres que la mujer casada. Una mujer casada no está obligada a obedecer a sus padres cuando su marido diga algo contrario. En el momento de su boda, la mujer pasa de estar bajo la autoridad de su padre a estar bajo la autoridad de su esposo, como está escrito en 1 Corintios 11:3:

Pero quiero que sepáis que la cabeza de todo hombre es el Mesías, y la cabeza de la mujer (casada) es el hombre (con el cual está casada), y la cabeza del Mesías es Eloah.

19:4  “No os volváis a los ídolos, ni hagáis para vosotros dioses de fundición; yo soy YHVH vuestro Eloah.” – La raíz de la palabra que ha sido traducida como “volváis” es “paná”,[5] y significa “encarar”, “volverse a”, “mirar hacia”. Esto implica que está prohibido mirar con curiosidad y asombro a los ídolos y a las estatuas. Según Rambam,[6] en la práctica también implica que está prohibido leer cualquier libro, escuchar conferencias o involucrarse en cultos, religiones o filosofías que sean extraños a la Torá.

Cuando una persona admira o mira con asombro a los edificios y las imágenes de los dioses paganos se hace culpable de quebrantar este mandamiento.

ni hagáis para vosotros dioses de fundición” – Está prohibido fabricar ídolos, incluso para los no judíos. Esto incluye la prohibición de comerciar con estatuas idolátricas, santos católicos, crucifijos, budas y demás objetos de culto pagano. También está prohibido a un israelita sacar beneficio económico de la idolatría de los gentiles.

19:10 “Tampoco rebuscarás tu viña, ni recogerás el fruto caído de tu viña; lo dejarás para el pobre y para el forastero. Yo soy YHVH vuestro Eloah” – La Torá enseña que hay que tratar a los pobres de manera favorable. El Eterno tiene un corazón muy sensible a las necesidades de los débiles y nos ordena ayudar de forma práctica y económica a los necesitados.

19:11 “No hurtaréis, ni engañaréis, ni os mentiréis unos a otros.” – Este hurto tiene que ver con objetos materiales. Como hay más de un mandamiento que prohíbe el hurto, se entiende que los dos están hablando de dos cosas diferentes. El primer mandamiento contra el hurto se encuentra en las diez palabras, como está escrito en Éxodo 20:15:

No hurtarás.

Como la infracción voluntaria de la mayoría de los mandamientos que están en las diez palabras trae la pena de muerte, también se interpreta que el hurto del cual se está hablando allí no es el hurto de las cosas, sino de las personas, con otras palabras, del secuestro. El secuestro es un delito que merece la pena capital, como está escrito en Éxodo 21:16:

El que secuestre a una persona, ya sea que la venda o sea hallada en su poder, ciertamente morirá.

Así que, en Levítico 19 se habla del hurto de los objetos. Está prohibido apropiarse de cualquier cosa que sea de otra persona. Yaakov vivía con su suegro durante 20 años y cuando salió de allí podía testificar que no había tomado absolutamente nada de lo que pertenecía a Laván, como está escrito en Génesis 31:37:

Aunque has buscado en todos mis enseres, ¿qué has hallado de todos los enseres de tu casa? Ponlo delante de mis parientes y de tus parientes para que ellos juzguen entre nosotros dos.

Esta actitud muy cuidadosa que había en nuestro padre Yaakov de no llevar nada de la casa de Laván, ni siquiera una cucharita o una aguja para coser, es un buen ejemplo para todos nosotros.

Como el Eterno está dando el tiempo a cada persona, el tiempo es algo que cada uno tiene que administrar correctamente y no perder. Por lo tanto está prohibido tomar el tiempo de una persona sin su permiso. Fulano se acerca a Mengano, que es un hombre muy ocupado, y le pide cinco minutos para hablar. Mengano accede y está dispuesto a darle cinco minutos de su precioso tiempo, pero Fulano no respeta los cinco minutos sino que sigue hablando y hablando, sin ser consciente de que no solamente está pervirtiendo su propia palabra, sino realmente está hurtando el tiempo de Mengano.

Otra forma de hurtar es llegar tarde a una cita. El que llega tarde está hurtando el tiempo precioso de las personas que le están esperando. Si uno llega tarde y no cumple con su compromiso para llegar a cierta hora, no solamente ha corrompido su palabra, sino también ha hurtado el tiempo de los demás.

Otra manera de hurtar es trabajar con negligencia. Si el patrón ha contratado a un obrero para trabajar, ese obrero es digno de su salario si trabaja. Pero si es negligente en su trabajo, o toma pausas sin permiso, está hurtando de su patrón. ¿Cómo luego tiene conciencia para cobrar por un tiempo que no ha trabajado, o por un trabajo que ha sido hecho de mala manera? Un hombre santo trabaja igual cuando el jefe esté presente que cuando no está. Si alguien necesita un jefe que le vigile para que trabaje bien y no tome pausas innecesarias en su trabajo, es un ladrón. Un verdadero israelita es uno en quien no hay engaño, como está escrito en Juan 1:47:

Yeshúa vio venir a Natanel y dice de él: He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño.

Otra forma de hurto es cuando Fulano intenta convencer a Mengano, que es miembro de otra congregación, para que deje su congregación para venir a formar parte de la congregación de Fulano.

En esta escritura el mandamiento de no hurtar está escrito de forma plural. Esto nos enseña que cualquiera que sepa de un hurto y no diga nada, también es culpable. El que no habla se convierte en un compañero del que pecó.

19:12 “Y no juraréis en falso por mi nombre, profanando así el nombre de tu Eloah; yo soy YHVH.” – El contexto habla del dinero. Cuando una persona hurta, tiende a esconder su delito engañando al prójimo, cf. v. 11. Si no se arrepiente tiende a mentir. Puede tratarse de un depósito confiado o algo prestado que la persona niega haber recibido. Es posible que también llegue a jurar en falso por el nombre del Eterno delante de una corte de justicia, Beit Din, diciendo que no se apropió de los bienes del otro. Es un delito grave jurar algo por el nombre de Eloha que no es verdadero.

Rashí señala que cuando este texto dice: “no juraréis en falso por mi nombre” se está refiriendo a cualquiera de los nombres de Eloah, puesto que en Éxodo 20:7 sólo se refiere al Nombre sagrado, YHVH. (Tetragramaton)

Esta escritura nos enseña que está permitido jurar por el nombre del Eterno. La prohibición solamente es contra el hecho de jurar en falso por su Nombre. ¿Cómo entonces podemos entender el texto de Mateo 5:33-37 donde el Mesías nos está enseñando acerca de no jurar, como está escrito:

“También habéis oído que se dijo a los antepasados: "NO JURARAS FALSAMENTE, SINO QUE CUMPLIRÁS TUS JURAMENTOS A YHVH." Pero yo os digo: no juréis de ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Eloah; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Yerushalayim, porque es LA CIUDAD DEL GRAN REY. Ni jurarás por tu cabeza, porque no puedes hacer blanco o negro ni un solo cabello. Antes bien, sea vuestro hablar: "Sí, sí" o "No, no"; y lo que es más de esto, procede del mal.”?

Al leer este texto nos da la impresión de que el Mesías prohíbe jurar. En tal caso su enseñanza iría en contra de la Torá que permite jurar, cf. Génesis 21:31; 24:9; Números 30:2. El manuscrito hebreo de Mateo, llamado DuTillet, nos puede traer luz sobre esta cuestión. Allí está escrito: “no juréis por ninguna cosa”, en hebreo “shum davar”. Así que el Mesías no prohíbe el juramento en sí, sino un juramento que se hace por las cosas. El contexto de Mateo 5 confirma esta interpretación, donde habla de que no se puede jurar por el cielo, la tierra, Yerushalayim o la cabeza, que son cosas. Pero sí está permitido hacer un juramento por el nombre del Eterno, con tal que no se haga en vano, sin cumplirlo.

19:13 “No defraudarás a tu prójimo, ni le robarás. El salario de un jornalero no ha de quedar contigo toda la noche hasta la mañana.” – La Torá sigue hablando del dinero. Aquí hay tres prohibiciones acerca de tomar o retener el dinero del otro. La primera implica no tomar ventaja de una posición favorable para retener el dinero del otro. Por ejemplo, si alguien debe dinero a otro, no podrá retenerlo haciendo excusas, o utilizando trucos para seguir reteniéndolo.

La segunda prohibición implica no robar en público con violencia, en contraste con el versículo 11 donde se está refiriendo al hurto que se hace en secreto.

La tercera prohibición implica no demorar el pago de un obrero, más tiempo de lo acordado. Ese delito es considerado como si se tomara el alma del trabajador.

Al ver tantas prohibiciones en contra del hurto entendemos la gravedad de este pecado en los ojos de Elohim. El hurto produce maldición para el que lo practica, como está escrito en Zacarías 5:1-4:

Alcé de nuevo mis ojos y miré, y he aquí un rollo que volaba. Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: Veo un rollo que vuela; su longitud es de veinte codos y su anchura de diez codos. Entonces me dijo: Esta es la maldición que sale sobre la faz de toda la tierra; ciertamente todo el que roba será destruido según lo escrito en un lado, y todo el que jura será destruido según lo escrito en el otro lado. La haré salir--declara YHVH de los ejércitos-- y entrará en casa del ladrón y en casa del que jura por mi nombre en falso; y pasará la noche dentro de su casa y la consumirá junto con sus maderas y sus piedras.

19:14 “No maldecirás al sordo, ni pondrás tropiezo delante del ciego, sino que tendrás temor de tu Eloah; yo soy YHVH.” – Hay una relación entre no maltratar al minusválido, el sordo y el ciego, y el temor al Eterno. Por un lado significa que al maltratar a los débiles se está maltratando al Eterno que los ha creado. Por otro lado tiene que ver con una actitud de desprecio en el corazón que sólo YHVH conoce. Está prohibido menospreciar al débil en el corazón, aprovecharse de él, burlarse de él o fastidiarle. Por eso dice “y temerás a tu Eloah”. Eloha ve la actitud secreta del corazón de cada uno. Y si alguien teme a HaShem no va a pensar mal de los que sufren algún desperfecto.

Si interpretamos este texto en el nivel remez, alegórico, aprendemos que poner tropiezo delante de un ciego también puede significar dar un consejo malo al ignorante. El temor de Eloah es un antídoto contra este delito. El que sabe que el Eterno conoce sus pensamientos no va a aprovecharse de un ignorante para su propio beneficio o para producirle daño.

Segunda aliyá, 19:15-22

19:15 “No haréis injusticia en el juicio; no favorecerás al pobre ni honrarás al grande, sino que con justicia juzgarás a tu prójimo.” – Este texto no está hablando a cualquier ciudadano en Israel, sino a los jueces. El ciudadano no tiene el derecho de juzgar a su prójimo, como está escrito en Mateo 7:1-6:

“No juzguéis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá. ¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: "Déjame sacarte la mota del ojo", cuando la viga está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano. No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose os despedacen.

El texto de Levítico 19:15 nos enseña que la Torá fue escrita, en primer lugar, para los jueces de Israel. Un juez no puede favorecer a un pobre por compasión si ha cometido un delito. El estado social no puede cambiar la justicia. De la misma manera está prohibido para un juez honrar a un hombre que es grande, en el sentido de rico. Si él cambia su conducta o su sentencia ante un rico por el hecho de que tiene dinero o porque pudiera tener el poder para hacerle daño, es un juez perverso. Esta actitud también está prohibida entre los ciudadanos. Si honramos a una persona rica solamente por su estado económico, y no damos el mismo honor al que es pobre, cometemos pecado y hacemos acepción de personas, como está escrito en Jacobo (Stg.) 2:1-9:

Hermanos míos, no tengáis vuestra fe en nuestro glorioso Señor Yeshúa HaMashíaj con una actitud de favoritismo. Porque si en vuestra sinagoga entra un hombre con anillo de oro y vestido de ropa lujosa, y también entra un pobre con ropa sucia, y dais atención especial al que lleva la ropa lujosa, y decís: Tú siéntate aquí, en un buen lugar; y al pobre decís: Tú estate allí de pie, o siéntate junto a mi estrado; ¿no habéis hecho distinciones entre vosotros mismos, y habéis venido a ser jueces con malos pensamientos? Hermanos míos amados, escuchad: ¿No escogió Eloah a los pobres de este mundo para ser ricos en fe y herederos del reino que Él prometió a los que le aman? Pero vosotros habéis menospreciado al pobre. ¿No son los ricos los que os oprimen y personalmente os arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre por el cual habéis sido llamados? Si en verdad cumplís la Torá real conforme a la Escritura: AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO, bien hacéis. Pero si mostráis favoritismo, cometéis pecado y sois hallados culpables por la Torá como transgresores.

con justicia juzgarás a tu prójimo” – Esto puede entenderse de varias maneras. Primero en el nivel peshat, simple, como hemos mencionado antes, de manera que un juez no puede tener en cuenta el estado económico del procesado a la hora de dictar sentencia. Esta oración serviría para reafirmar lo antes dicho.

La segunda manera de interpretación de este texto es que el procesado debe ser considerado inocente hasta que se demuestre lo contrario con pruebas y testigos.

Una tercera manera de entender sería que, en el caso de duda de la conducta de una persona, se debe de interpretar su conducta de la manera más benévola, por no saber exactamente las razones y los motivos detrás de ese comportamiento dudoso que se parece a una conducta pecaminosa. Nunca juzgues una persona sin haber estado en su situación. El que es benévolo en su manera de tratar a su prójimo, recibirá un juicio más misericordioso ante el tribunal del Mesías. 

19:16 “No andarás de chismoso entre tu pueblo; no te quedarás quieto ante la sangre de tu prójimo; yo soy YHVH.” – El chismoso es el que escucha un mal informe de otro y lo pasa a un tercero y luego se dirige al que fue calumniado y le revela lo que se dijo de él. Aunque sea cierto lo que se ha transmitido, se considera como chisme, en hebreo “rejilut”, y está prohibido por la Torá.

La raíz de la palabra hebrea que ha sido traducida como “quedarás quieto” es “amad”,[7] y significa “estar de pie”, “estar quieto”. Entonces el sentido de esta oración es que no se puede quedar quieto ante el peligro de muerte de un ser humano, judío o no, si uno tiene la posibilidad de salvarle. La vida humana es tan valiosa que está permitido quebrantar casi todos los demás mandamientos para salvar una sola alma. Sin embargo, en el caso de que su propia vida esté en peligro, no hay obligación para ayudar al otro.

Esto también implica que está prohibido quedarse callado si uno puede testificar a favor de otro para salvarle de una condena injusta ante el Beit Din.

19:17 “No odiarás a tu compatriota en tu corazón; ciertamente reprenderás a tu prójimo, y no portarás pecado a causa de él.” – El odio en secreto está prohibido. Hay personas que nos caen mal sin que haya una razón lógica que explique por qué. Simplemente no nos gustan. En esos casos es importante no dejar lugar a ese sentimiento engañoso del corazón, sino tomar una decisión de amar al prójimo a pesar de que no nos cae bien. Con estas personas el Eterno nos está poniendo a prueba para ver si estamos dispuestos a amar sin tener sentimientos favorables hacia el prójimo. El amor no es simplemente una emoción, es una decisión de ser benévolo con el prójimo, incluso sin que me dé algo beneficioso a cambio.

El mandamiento de reprender al prójimo es uno de los más difíciles. A nadie nos gusta reprender ni ser reprendido. La carne dentro de nosotros es muy orgullosa y no acepta una corrección, especialmente si viene de uno que es semejante o inferior a nosotros. Sin embargo, es importante tomar en serio este mandamiento para vigilar sobre el bienestar de nuestros hermanos en la fe. Una persona madura y espiritual aprecia una reprensión dada en su justo momento porque sabe que puede equivocarse fácilmente aunque sea madura. Por eso, aprecia la corrección para poder mejorar su conducta y evitar errores que causen daño al nombre de Adonay a sí mismo y al prójimo.

Hay algunas indicaciones generales que nos ayudan a cumplir este mandamiento correctamente:

1.     El que ve a otro israelita quebrantar una norma directa de la Torá debe corregirlo, aún cuando sepa que el otro no acepte la reprensión.

2.     Si el error cometido por el otro no es una prohibición directa de la Torá y el que lo ve está seguro de que no va a aceptar la reprensión, no debe corregirlo.

3.     Si la persona que ve al otro cometer una falta no sabe si el otro le va a hacer caso o no, debe reprenderlo incluso si comete una falta que no sea contra una ley directa de la Torá.

4.     El mandamiento de reprender a otro sólo se aplica cuando el otro es una persona que desea cumplir la Torá. No se aplica sobre un malvado o sobre uno que desprecia abiertamente la Torá, cf. Proverbios 9:8.

5.     Si el Beit Din está en condiciones para castigar al que infrinja una prohibición, está obligado a hacerlo.

6.     El que esté obligado a corregir a otro debe hacerlo hasta que el trasgresor esté a punto de insultarlo o golpearlo, cf. 1 Samuel 20:32-33.

“y no portarás pecado a causa de él” – Este texto nos enseña varias cosas. Primero, si reprendes a tu prójimo, no pecas. Segundo, si no reprendes a tu prójimo, llevarás pecado por causa de él, como está escrito en Ezequiel 3:18-19:

Cuando yo diga al impío: "Ciertamente morirás", si no le adviertes, si no hablas para advertir al impío de su mal camino a fin de que viva, ese impío morirá por su iniquidad, pero yo demandaré su sangre de tu mano. Pero si tú has advertido al impío, y éste no se aparta de su impiedad ni de su camino impío, morirá él por su iniquidad, pero tú habrás librado tu vida.

En Mateo 18:15-17 está escrito:

Y si tu hermano peca, ve y repréndelo a solas; si te escucha, has ganado a tu hermano. Pero si no te escucha, lleva contigo a uno o a dos más, para que TODA PALABRA SEA CONFIRMADA POR BOCA DE DOS O TRES TESTIGOS. Y si rehúsa escucharlos, dilo a la congregación; y si también rehúsa escuchar a la congregación, sea para ti como el gentil y el recaudador de impuestos.

Estos textos nos muestran que tenemos una responsabilidad para corregirnos mutuamente para no llevar pecado por causa del otro, como también está escrito en Hebreos 3:12-13:

Tened cuidado, hermanos, no sea que en alguno de vosotros haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Eloah vivo. Antes exhortaos los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: Hoy; no sea que alguno de vosotros sea endurecido por el engaño del pecado.”

Sin embargo, para no llevar pecado por causa de la reprensión hacia el otro es importante considerar varias cosas. Primero, la reprensión no debe ser hecha en público, para no avergonzar al que peca, como nos enseña el Rebe Yeshúa, “ve y repréndelo a solas”. Sin embargo, hay casos cuando los líderes tienen que ser corregidos en público para que su pecado no sea un mal ejemplo para el pueblo, cf. 1 Timoteo 5:19-20.

En segundo lugar, debemos cuidar nuestra voz y las palabras para que la reprensión no dañe al trasgresor, cf. 2 Timoteo 2:24-26.

Si una persona no hace caso a la primera advertencia, uno debe buscar dos o tres testigos para corregirlo con más peso. Si aún así no quiere arrepentirse el caso debe ser llevado a la corte de justicia, el Beit Din, aquí traducido como “congregación” en el texto de Mateo 18:17. Si el trasgresor rehúsa hacer caso a la sentencia del Beit Din, será considerado como un gentil y un colaborador con un pueblo invasor, con otras palabras, ya no es un miembro de la congregación de los hijos de Israel.

En Mateo 7:3-6 está escrito:

“¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: "Déjame sacarte la mota del ojo", cuando la viga está en tu ojo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano. No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose os despedacen.”

Para poder corregir a otra persona correctamente, uno debe ser cuidadoso de no ser culpable del mismo delito. Si alguien está infringiendo un mandamiento sin haber hecho teshuvá, arrepentimiento, tiene una mala conciencia que le da un sentimiento de culpa. El sentimiento de culpa puede estar basado en una realidad, que uno viva en pecado, o en una mentira, sin que uno viva en pecado. En ambos casos la culpabilidad tiende a buscar errores y pecados en los demás. Como uno se siente acusado por su propia conciencia, por sí mismo o por otros, es fácil proyectar ese sentimiento sobre otras personas y señalar y acusar los errores de los demás. El que se siente acusado acusa a los demás. También hay una tendencia de buscar auto justificación en los pecados de otros que viven una vida peor que uno mismo. Estas dos reacciones, la acusación y la auto justificación son síntomas de un alma enferma que no ha experimentado el perdón de sus pecados.

Sin embargo, el que primero ha tratado con su propia viga, no solamente está en condiciones para corregir al prójimo, sino está obligado a hacerlo, cuando las condiciones sean favorables. Yeshúa nos enseña, que después de sacar la viga del ojo de uno mismo, debemos ayudar al hermano a ser liberado de su paja. Pero si el otro no es un hermano, sino un perro o un cerdo, no vale la pena echarle estas perlas santas, porque las pisotearía y nos haría daño.

Cuando compartamos la palabra del Eterno cuidémonos de que sea con gente sensata y no con tercos e irresponsables que solo quieren imponer su propia opinión, esto sería como tirar las perlas a los cerdos. Pues el valor de la verdad es mas grande que el de cualquier piedra preciosa, pero solo el que sabe de ellas puede dimensionar su pureza.

Solo debemos buscar espíritus que buscan del Eterno dispuestos a desprender lo mal aprendido para aprender de la verdad y esto se consigue con personas de espíritu noble que deseen conocer del dador de la vida.

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Shabat Shalom!!

Preparado por: HOSHEA BEN YISRAEL

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